Hola! Ya había publicado esta historia, pero como tenía ciertas contradicciones y fallas he decidido reeditarla, espero que les guste.

Disclaimer:

Rellene los espacios en blanco:Los personjes de _no me pertenece si no es una gran obra de _yo solo busco en mi retorcida imaginación alguna forma de juntar esta parejita.

Capítulo 1: Sentido

"Mi nombre es Hisana Kurosaki, cabello: naranja y largo, ojos: violeta. Sobre mi pasado no recuerdo mucho, solo soy consciente de que desde que tengo memoria he podido ver fantasmas."

— Hisana—le llamó un niño al verla aproximarse — Has venido ¡qué bueno!— un fantasma de 5 años le dirigía la palabra—Mis compañeros y yo estamos muy felices—el niño se acercó y posó su mano sobre la espalda de su amiga.

— Si, yo también estoy feliz Takada — comentó con una sonrisa.

Podía decirlo, pero en realidad se sentía apartada, solo podía jugar con almas que nadie más de los vivos podía ver. Por esa "habilidad" la habían echado de la casa donde vivía, la creían desquiciada por contactar con fantasmas y sencillamente pasaban de ella o le repudiaban.

Sí, Takada era su único amigo.

"Tengo muchos amigos, pero ninguno está vivo, todos son almas."

— Te han echado de nuevo ¿no? Esos… -apretó los puños, pero al poco se calmó. -Me da mucha impotencia el saber que no te podemos ayudar—dijo de nuevo.

— No te preocupes, ya verás que todo se arregla — siempre sonreía, sonreír y decir "estoy bien" era todo lo que podía hacer — ¿Qué tal si empezamos a jugar?, ¿una competencia?—sin más ambos salieron corriendo hasta la parte más alta del cementerio.

"Todas las tardes, como rutina, después de salir de la escuela me dirijo al cementerio."

— Bueno, ya llegamos ¡gané!— dijo Takada con una sonrisa triunfante en su rostro.

El cementerio se encontraba algo apartado de la ciudad sobre una pequeña colina. Hisana lo utilizaba para resguardarse; el pasto, los árboles e incluso las lápidas le otorgaban cierta paz y alegría a su maltratado corazón.

— No es justo- Hisana le miró con ojos desafiantes— Yo me caí…— se recostó en el árbol más cercano, fijando la vista en el hermoso panorama— ¿Acaso no es hermoso?—dijo mientras sus ojos vislumbraban toda la ciudad. Comenzaba a atardecer, dándole ese aire relajado y tranquilo a la vista.

— Sí—Takada también se recostó al lado del árbol.

—Siempre he querido hacerte un pregunta — Habían pasado algunos minutos en silencio hasta que Hisana decidió romperlo. Siempre había guardado la pregunta para sí, pero su curiosidad la agobiaba.

—Dime. El gran Takada resolverá tus inquietudes— se hacía él que más sabía para hacer reír a su amiga.

— Pues… acabo de ver que…la cadena que tienes en el pecho… -Hisana no tenía una idea clara sobre cómo preguntar y tampoco si era correcto.

—Ya me había dado cuenta, se está desvaneciendo, ¿verdad?— al decir esto inclinó su cabeza hacia abajo.

— ¿Qué significa eso?

— La verdad yo tampoco lo sé bien, pero creo que…— antes de que pudiera acabar de hablar, la últimas cadenas entraron en el proceso corrosivo final.

Takada gritó de dolor mientras Hisana solo podía observar atónita a las gruesas cadenas morderse a sí mismas. El niño empezó a transformarse en Hollow sin dejar de gritar, escupió la máscara blanca y Hisana fue apartada por una violenta ráfaga de viento.

— ¡Takada!— ella no sabía cómo actuar frente a esto –"¿Qué hago?, ¿qué hago?" –nunca había visto una transformación de un plus. El Hollow ya trasformado se aproximó hacia la chica, la golpeó dejándola inconsciente, haciendo que saliese de su cuerpo. Volviendo en sí casi al instante, lo primero que notó fue que vestía con una ropa que le parecía extraña; un kimono negro y a su costado una katana.

— ¡Groaaar! — el Hollow gritó y se dispuso a continuar atacándola, ella por puro reflejo desenvainó su zampakuto y la interpuso entre sí y el monstruo, sin saber que había a travesado a su amigo ahora convertido en esa bestia.

Hisana, al sentir el peso del cuerpo del Hollow sobre su katana, se apartó rápidamente y dejó caer su arma. Solo en ese instante notó que su propio cuerpo permanecía tirado junto a una lápida con los brazos en una complicada posición. Las fuerzas la abandonaron y cayó al suelo de rodillas, ¿qué estaba pasando?

El Hollow volvió a rugir, el daño que había recibido no había sido mucho, por lo que se preparó para otro ataque, intentando devorar a la joven.

—¡TAKADA!—cerró sus ojos esperando lo que pasara. Un sueño, quizá todo era solo un sueño.

El Hollow la aprisionó en su mano derecha y la levantó, acercándola a su boca. El dolor era demasiado real como para creer que era un sueño. Hisana supo que iba a morir, solo aguardaba a su destino. En eso sintió que era liberada y caía al piso, abrió los ojos y pudo ver a un joven de cabellera naranja, vestido al igual que ella y con una enorme zanpakuto. Antes de comprenderlo, el joven que había cortado la mano que le aprisionaba, eliminó al Hollow de Takada y enfundó su zanpakuto.

— Tú… ¿Qué hiciste? — estaba atónita, no alcanzaba a asimilar todo- Lo mataste… ¡¿por qué mataste a Takada?!

— Él ya no era más Takada –Hisana se puso en actitud defensiva recogiendo su zanpakuto. El joven bufó antes de acercársele un par de pasos. –Dime, ¿cuándo has visto que un amigo se comería a su propia amiga?— habló con frialdad— Él ya no era tu amigo, era un Hollow.

— ¿Hollow?— realmente ella estaba confundida.

— Soy Hidiki Kuchiki, teniente del sexto escuadrón — le dijo al darse cuenta que ella también era un shinigami— y tú ¿quién eres?

Simplemente ella no podía responder, una vez la adrenalina bajó, entró en estado de shock.

— Oye te estoy hablan…—antes que acabara de decir la oración, ella se desmayó.

Continuará…