Bien, como les dije en el final de "Entre el frío y los colores brillantes", este es el fanfiction de TalaxJulia, ahora adultos. Para poder entender esta historia deben leer el fic antecesor, ya que algunos hechos de esa historia serán nombrados aquí.

Esta vez voy a utilizar el nombre "original" de Tala, el de Yuriy Ivanov. Para estos efectos será útil y necesario.

La actualización será cada dos semanas. Hoy, siendo las 1:05 am., del 7 de Octubre del presente año, doy comienzo a esta historia. La próxima actualización será el 21 de Octubre.

Todos los derechos e izquierdos de Bakuten Shoot Beyblade le pertenecer a Takao Aoki.


Derrite el hielo.

I

Volgogrado.

En una ciudad histórica de la Federación Rusa estaba un hombre de 30 años, alto, de cuerpo atlético, ojos liliáceos y cabello rojo. Era invierno, nevaba y el frío calaba hasta los huesos. Aquel hombre estaba acostumbrado a ese clima, después de todo, su vida había sido en esas condiciones.

Vio a unos niños correr y jugar con la nieve. Eso le agradaba, porque pequeños recuerdos de su infancia llegaban a su mente Él era un niño alegre, que vivía con sus padres y disfrutaba del calor de su hogar, pero toda esa vida color de rosa se acabó cuando cayó la URSS.

Llegó a una pequeña plaza. Allí escuchó los sollozos de un niño. Llegó hasta él y vio que estaba arrodillado, llorando, mientras miraba su beyblade.

-¿Qué te sucede? -, pregunto el pelirrojo.

-Mi beyblade no puede girar en la nieve-, contestó mientras lloraba.

-Así que ese es el problema. Yo creo que si puede hacerlo. -, dijo mientras tomaba el beyblade.

-¿De verdad, señor?

-Sí, sólo tienes que ser perseverante en esto. Hay que trabajar duro para obtener resultados. Sigue intentándolo día a día y lo vas a lograr. -, le contestó con seguridad y determinación.

-¡MUCHAS GRACIAS!

-De nada, chico. Bueno, recuerda que sólo debes seguir trabajando. Adiós. -, dijo el pelirrojo mientras se retiraba del lugar.

-¡ESPERE! -, gritó el niño. –Se ve que usted sabe mucho de beyblade, ¿me podría decir su nombre para algún día enseñarle mis avances?

El pelirrojo esbozó una pequeña y ligera sonrisa. –Yuriy, Yuriy Ivanov.

-Gracias. Soy Aleksandr, Aleksandr Schénnikov.

Yuriy siguió por Volgogrado. Aquella ciudad tenía una carga histórica importante, primero, porque aquí se había librado la batalla que puso fin al régimen Nazi, ese suelo, en esa época, era conocido con el nombre de Stalingrado; segundo, su abuelo fue un soldado de esa batalla, según los relatos de su padre.

Yuriy amaba su tierra, siempre que tenía la oportunidad visitaba lugares y leía sobre la historia de su país.

Siguió su camino y llegó hasta el Museo Panorama. Entró a ese lugar y se encontró con una recopilación completa de uniformes, armas mapas con las estrategias militares de la URSS. –Imagino que alguno de estos uniformes fue de mi abuelo -, pensaba.

Decidió subir al segundo piso del museo. En ese nivel había más personas que en el primero, todo por una representación panorámica de la batalla de Stalingrado en 360°. Se veía muy real. Todos los visitantes estaban impactados con esa representación y sacaban fotografía de esa panorámica, hasta selfies.

Miró hacía la ventana, en dirección al río Volga. Todavía estaba nevando. Desde su ubicación la ciudad se veía tranquila ese día, parecía imposible que en aquel lugar se haya librado una batalla.

En la sala había una chica, que por su apariencia se notaba que era extranjera. Se percibía fácilmente, porque a pesar de estar abrigada, sentía frío, lo que se daba a entender cada vez que se frotaba las manos. Usaba una larga capa gruesa, con capucha, ideal para resistir bajas temperaturas. Era de color morado y los guantes que llevaba eran negros, al igual que sus botas, que era lo único que dejaba ver esa larga capa.

La joven miraba esa representación de 360°. Estaba muy interesada en el tema. En tanto, Yuriy seguía observándola. Había algo atrayente y familiar en ella. Lo sentía.

La mujer extranjera se retiró del lugar y el pelirrojo decidió seguirla sin que ella se diera cuenta. Se detuvo en cada lugar en que ella lo hacía. La mujer entró en una panadería y compró pan negro. Una cosa que le llamó la atención a Yuriy era su manejo con el idioma. Manejaba con el ruso, se nota que había aprendido.

La extranjera misteriosa seguía su camino. De pronto se encontró con un grupo de niños que jugaba con sus beyblades. Se acercó y los observó. De pronto uno de los beyblades salió del plato, girando. Giraba en el aire frente a ella y la chica estiró su mano para recibir el trompo. Cuando lo hizo, este se mantuvo girando en la palma de su mano. Los chicos miraban sorprendidos, felices por esa habilidad.

La chica dejó a los niños y continuó con su camino, y Yuriy, seguía sus pasos. Llegó a un pequeño hostal de la ciudad y entró en el lugar. Yuriy observó detenidamente y decido esperar unos minutos para entrar. Finalmente lo hizo.

En la recepción ya no había rastro de ella. Uno de los trabajadores se acercó a él. –¿Desea algo, señor? –le preguntó. –Necesito una habitación, por favor -, contestó Yuriy.

El hombre concretó la transacción con Yuriy, entregándole las llaves de una habitación ubicada en el tercer piso. Cuando llegó a su cuarto, que era bastante acogedor y con rica temperatura, se quitó el abrigo y se tendió sobre la cama. Ahí se relajó, quedándose dormido profundamente.

Horas más tarde.

Yuriy se despertó de su sueño reparador. Decidió darse un baño, así que se quitó la ropa para entrar en la regadera. El agua caía directamente sobre su cabello lleno de champú y su cuerpo lleno de jabón.

Después de darse aquel baño se puso su ropa. Se miró al espejo –Que guapo me veo -, pensó.

Tenía hambre, así que bajó al comedor del hostal. Ahí pidió un Rassolnik, que era una sopa de pepinillos, cebada y riñones de cerdo. Con buen aroma y calor, ideal para esa noche de frío. Después de comer rassolnik se sirvió una taza de chocolate caliente, acompañada de sushka. –Esto lo cocinaba mamá -, recordó.

Satisfecho con la comida regresó a su habitación. Encendió la televisión que había en el lugar para ver algún programa. Se encontró con que era la hora de las noticias.

-Rusia revela cuál es el objetivo final de sus acciones en Siria.

-Estados Unidos llama a Rusia no obstaculizar la misión de la coalición en Siria.

-Así se ve en Damasco la intervención de Rusia en la guerra en Siria.

Esos eran algunos de los titulares. Todo giraba en torno al Estado Islámico. –Pensar que antes las noticias se trataban de la reestructuración del país o sobre la letra y música del himno nacional. Los tiempos cambian.

-¿A qué hora darán el bloque deportivo? Para ver algo de beyblade o de fútbol, por último -, dijo aburrido.

Miró por la ventana, ya no estaba nevando y la ciudad estaba iluminada por las luces de la ciudad. Se veía movimiento en la ciudad. Parece que Volgogrado recuperaba su vida cuando la nieve cesaba.

Al ver tantas personas le dieron ganas de salir, así que tomó su abrigo y bajó hasta el primer piso. Eso sí, le dijo al hombre de la recepción que saldría por un momento. De pronto vio pasar a la mujer de la capucha, la cual salió del hostal. La siguió, otra vez, sigilosamente.

La mujer tomó un taxi. No sabía a donde se dirigía, así que él también tomó uno. –Siga a ese auto –le dijo al conductor. -¿Qué? -, dijo el hombre. –Sólo sígalo y nada más -, respondió el pelirrojo.

El taxi que abordó la mujer se detuvo en el parque en donde estaba el monumento a la Madre Patria. En ese lugar se bajó la mujer. Yuriy también se bajó en ese lugar.

La mujer comenzó a subir hasta donde estaba el monumento. Por su parte, Yuriy hizo lo mismo, siempre tras ella. Con esa mujer tenía un presentimiento y una curiosidad, por eso la seguía.

La chica llegó a los pies del monumento. Yuriy la observó desde lejos, desde unos árboles. La mujer sacó algo de su bolsillo y de ese algo Yuriy se dio cuenta de inmediato de lo que era: un beyblade. La extrajera se puso en la posición correspondiente y lanzó su beyblade, el cual hizo subir al monumento, recorriéndolo completamente. Giraba, se movía de un lugar a otro. Hasta que la extranjera hizo una acrobacia artística en dirección a la punta de la espada del monumento.

Desde lejos, Yuriy vio este movimiento. Sabía que ese tipo de cosas las había visto en alguna parte. Tomó su beyblade y salió rápidamente de su escondite, lanzando a su Wolborg para interceptar el paso del beyblade de la chica a la punta de la espada.

-PERO… ¡QUÉ PASA! -, gritó la mujer mientras miraba lo que sucedía con su beyblade. En ese momento su capucha se cayó, dejando al descubierto su rostro, su cabello.

Yuriy llegó a los pies del monumento. -¡NO PUEDE SER! -, dijo cuando llegó al lugar. La mujer ya no tenía la capucha y se podía apreciar su cabello bicolor, castaño y anaranjado.

Apenas escuchó la voz del pelirrojo la mujer lo miró-¿Eh? ¿Acaso eres tú, Ta…? -, dijo asombrada.

Yuriy la miró a los ojos -Julia, tanto tiempo sin verte. -, dijo el pelirrojo.

Los dos se miraron fijamente, quedando en un silencio absoluto. Ninguno de los dos se movía, ninguno reaccionaba después de ese encuentro tan repentino. En la atmosfera proliferaba el frío y comenzaba a nevar nuevamente.

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ.


Se aceptan todas las críticas y comentarios, igual que siempre.

Espero que este capítulo haya sido de su agrado. Nos leemos el 21 de Octubre.