Hola! Bueno este es un fic que empecé a escribir hace poco de Raven y Chico Bestia, adoro esta pareja y tenía muchísimas ganas de escribir un fanfic sobre ellos ^^ espero que les guste! Espero reviews con comentarios de lo que les guste o lo que no, alguna crítica constructiva, todo eso es bienvenido :)
Capitulo 1
Una mañana Raven despertó sintiéndose incómoda, al segundo comprendió que era porque Chico Bestia estaba a los gritos afuera de su habitación para despertarla.
- Que insoportable - pensó ella, malhumorada - que quieres Chico Bestia? - preguntó.
- Robin me mando a buscarte - respondió él.
- Y no podías tocar la puerta y esperar a que te responda como una persona normal? - se levantó de la cama, se cambió y salió de su habitación. Allí seguía su verde amigo, esperándola con una gran sonrisa.
- Vamos que ya estamos tardando mucho y Robin va a enojarse, ya sabes cuan exigente es con el tema de la puntualidad.
- No querrás decir cuan exigente es contigo Chico Bestia? Ya que siempre estás llegando tarde.
- No, más bien ustedes son demasiado puntuales - bromeó él, esperando sacarle una sonrisa.
Ella lo ignoró y empezó a caminar hacia la sala de la torre T. El verdecito decepcionado se apresuró para caminar junto a ella tratando sin éxito de hacerla reír con varios chistes malos más.
- Tardaron mucho chicos - los reprendió Robin cuando llegaron.
- Robin no te das cuenta? estos dos tortolitos necesitan tiempo a solas - bromeó Cyborg- entre tantas misiones no les queda tiempo para citas y aprovechan cada momento que tienen libre.
- Sí es cierto, nunca hay tiempo - le siguió la broma Chico Bestia haciendo pucheros.
Pero al ver la expresión demoníaca y el aura oscura que emanaba del cuerpo de la hechicera se quedaron mudos y cambiaron de tema.
- Dinos Robin que ocurre? Algún villano haciendo de las suyas? - preguntó Cyborg.
- No, vamos a dedicar todo el día de hoy para entrenar - contestó el del antifaz, y luego muy serio agregó - y parte del entrenamiento es la velocidad de reacción, esto incluye la rapidez con la que deben llegar al ser llamados.
Al decir esto miraba exclusivamente a Chico Bestia.
Al llegar al gimnasio descubrieron a Starfire ya entrenando con la bolsa de arena.
- Buenos días amigos! que hermosa mañana para entrenar no les parece? - saludó muy animada al resto del grupo.
- Si a ti te parece, para mí es una mañana perfecta para descansar y jugar videojuegos - le respondió el peliverde con cansancio.
- Vamos bestita no seas vago, hagamos una competencia y el que más entrene de los cinco elige lo que haremos a la noche - propuso el mitad robot.
- Acepto! Una cena de todo lo que puedas comer en mi restaurante vegetariano favorito! - dijo repentinamente emocionado Chico Bestia.
- Sigue soñando, será el nuevo local de "toda la carne que puedas comer", tienen una promo en la que si comes 10 platos en 10 minutos tu comida es gratis! - le respondió Cyborg babeando al imaginar toda esa deliciosa comida.
Mientras entrenaban siguieron discutiendo al respecto, pero lamentablemente para ambos la ganadora fue Starfire, quien decidió ir al parque de diversiones.
- Todo esto es tan hermoso y colorido, hay tanto para hacer! - la tamaraneana muy animada agarró a Robin de un brazo y lo arrastró a la montaña rusa de agua - vamos allí parece divertido!
Robin la siguió sonriente, feliz de verla tan animada. Cyborg ya se había ido a ver los puestos de comida, dejando solos a Chico Bestia y Raven. Ésta última era la única que no se veía para nada contenta, más bien todo lo contrario, estaba bastante malhumorada e incómoda ya que no le gustaban los lugares con mucha gente. Miró a su verde amigo, que miraba a todos lados super emocionado tratando de decidir a donde ir primero.
- Vayamos a la montaña rusa nueva, la "monster 3000"! - decidió.
- No pienso subir ahí Chico Bestia - Raven se dio media vuelta dispuesta a ir a un puesto de bebidas a comprarse un té.
- Pero será divertido, vaaamos! - insistió él, ella lo ignoró. El chico verde comenzó a seguirla repitiendo sin parar que fuera con él, hasta que la hechicera harta de sus ruegos se rindió.
- De acuerdo pero solo UN juego - dijo - y luego me dejaras irme en paz.
- Yeahhh! - exclamó el ojiverde feliz - vamooos!
Tomó a Raven de la mano y la arrastró hacia el juego. Sentir la mano del peliverde le produjo una sensación extraña e incómoda, como una electricidad que le recorría todo el cuerpo. Nerviosa se soltó, se alejó un poco y lo siguió lentamente.
- Que pena hay como tres horas de espera - dijo Chico Bestia al ver la larga fila y un cartel que decía el tiempo aproximado de espera - vamos a comer algo y luego a la montaña rusa de agua! allí hay menos gente, más tarde volvemos a esta.
- Ni sueñes que voy a subirme ahí - respondió ella señalando la de agua.
- Allí están los puestos de comida, vamos! - él volvió a agarrarla de la mano, pero la hechicera se soltó bruscamente.
- No me gusta que me tomen de la mano Chico Bestia - dijo fríamente.
- Pero es para no perdernos entre tanta gente - respondió él.
- No importa, no me agrada y si te pierdo me da igual.
- Que mala Raven no te importa que aparezca un malvado villano y me secuestre? Todo porque no estabas allí para rescatarme - bromeó él mientras empezaban a caminar hacia un puesto de comida vegetariana.
- Me estaría haciendo un favor - respondió ella - aunque no creo que ni el villano te soporte demasiado tiempo.
El peliverde se pidió una hamburguesa de soja, mientras Raven se compró un té.
- Me pregunto dónde estará Cyborg, sería más divertido si viniera a los juegos con nosotros - dijo Chico Bestia.
- Sí, así no me molestarías y podría irme a la torre a leer y tener un tiempo para mi sola - respondió ella.
- No Raven si tú te vas tampoco sería lo mismo, me divierto estando contigo - le sonrió él - aunque tú no conmigo - agregó en voz baja.
A la hechicera le empezó a latir el corazón más rápido de lo normal y volvió a sentir esa electricidad que le recorrió todo el cuerpo. No le respondió nada a Chico Bestia, tampoco podía mirarlo a la cara. No entendía que le estaba pasando, sentía un extraño desorden en sus normalmente tranquilas e inmutables emociones, tenía ganas de salir corriendo y alejarse lo más posible de él. Chico Bestia sin embargo no notó este cambio de la hechicera, miraba un juego de básquet en el cual si hacía diez aciertos en un minuto ganaba un premio.
- Vamos a ese! - dijo el cambiaformas de repente, sacando a Raven de sus pensamientos.
«Debe ser el estrés, todo el entrenamiento y estar en este lugar... Encima aguantar a Chico Bestia arrastrándome por todos lados, necesito meditar, seguro cuando llegue a la torre estaré mejor » pensó la pelivioleta.
Chico Bestia pagó en el puesto y comenzó a lanzar. Para sorpresa de Raven era bastante bueno, al minuto había encestado doce veces. El empleado lo felicitó y le entregó el premio, un gato negro de peluche con un sombrero de bruja violeta. El peliverde se lo tendió a Raven con una sonrisa.
- Es para ti Raven - dijo.
- Gracias - ella lo agarró algo nerviosa.
Chico Bestia notó los nervios de la ojivioleta y también se puso algo nervioso. Ambos se quedaron callados unos segundos. Fue Chico Bestia el que cortó ese silencio incómodo al ver que en la montaña rusa a la que quería ir no había casi nada de fila.
- Mira la "monster 3000" está casi vacía vayamos! - muy emocionado la tomó de la mano pero ella se soltó enseguida.
- Te dije que no me gusta que me tomes de la mano.
- Cierto lo siento... Tampoco tienes porque reaccionar de ese modo, después de todo tienes suerte, la cantidad de chicas que quisieran estar en tu lugar - bromeó el peliverde.
Pero dejó de bromear al ver la expresión para nada agradable en el rostro de Raven. Caminaron hacia la montaña rusa, ella resignada subió con él. Se arrepintió al tan solo empezar el juego, sentía náuseas y tenía a Chico Bestia abrazándola y gritando de la emoción. Al bajar el verdecito seguía emocionado, no paraba de comentar lo espectacular que había sido y que subiría un millón de veces más.
- Lo mejor es que te subiste conmigo, no hubiera sido lo mismo solo - le sonrió a Raven.
- No ibas a dejarme en paz hasta que fuese contigo, no me dejaste otra opción - respondió la hechicera - pero ni sueñes con que vuelva a subir allí.
En ese momento divisaron a Cyborg que se acercaba haciéndoles señas para llamar su atención.
- Los estaba buscando hace rato chicos, donde se habían metido? - preguntó al llegar donde estaban ellos.
- Fuimos a la "monster", fue increíble! - empezó a contarle el ojiverde - lástima que no viniste con nosotros.
- Pero no quería interrumpir su cita chicos - Cyborg les guiñó un ojo - ooohh bestita ganaste un premio para Raven! eso es tan romántico! - agregó al ver el peluche que la hechicera tenía en la mano.
Raven le dirigió al mitad robot una mirada amenazadora mientras que Chico Bestia seguía la broma diciendo que finalmente la había logrado enamorar, pero al mirar a la hechicera hecha una furia decidió parar por su propio bien.
- Bueno parejita feliz, voy a buscar a Robin y Star, nos vemos en la puerta - dijo Cyborg, y agregó - a menos que quieran irse solitos.
Se fue riendo a toda voz dejando a la furibunda chica junto al verdecito. Empezaron a caminar hacia la salida sin decir una palabra. Raven se sentía aliviada de que Cyborg y sus bromas se hubiesen ido, y pensaba hacer ella lo mismo antes de que volviera con los demás, ya imaginaba a Robin extrañándose de que estuvieran juntos ya que ella no toleraba mucho que digamos a Chico Bestia y menos estando con él a solas, además ya se imaginaba a Starfire tomándose en serio la idea de que eran una pareja, empezaría a felicitarlos sin parar con una gran sonrisa interminable. No, de ninguna manera.
- Chico Bestia tu espera a los demás, yo estoy cansada voy a irme ahora - dijo.
- Entonces te acompaño - respondió el dulcemente con una sonrisa.
A Raven se le aceleró el corazón por milésima vez en esa noche al verlo sonreír así. Se puso algo colorada sin darse cuenta, pero el peliverde si lo notó.
- Estás bien Raven? Se te puso la cara roja, tienes fiebre? Quieres que te cargue en mi espalda hasta la torre? - ofreció preocupado. A la ojivioleta se le vino a la cabeza la imagen de ella sobre la espalda de Chico Bestia, provocando que toda su cara se ponga roja hasta las orejas. Sentía que perdía el control de sus poderes y por poco estos no derriban el puesto de juegos más cercano.
«Qué me pasa? Es extraño, mis emociones jamás se habían comportado así, podría ser peligroso si mis poderes se descontrolaran en un lugar con tanta gente» pensó la hechicera. «Y estar con Chico Bestia no ayuda en nada... Es tan molesto que no me puedo tranquilizar...»
- Raven que te pasa? Realmente me estás preocupando, parece que vas a desmayarte! - exclamó preocupado el verdecito.
- Déjame en paz Chico Bestia! - gritó ella - Me molestaste toda la noche ahora déjame tranquila...
Raven se elevó hacia el cielo y se fue volando a la torre T dejando muy confundido al peliverde. Él vio el peluche que había ganado para ella en el piso, la hechicera lo dejó caer sin darse cuenta al irse volando. Lo agarró, sintiéndose triste y confundido por la reacción de ella. Vio que Robin y los demás se acercaban, al llegar les extrañó no ver a Raven. Cyborg vio el peluche en manos de Chico Bestia no pudo evitar bromear.
- Donde está Raven? Bestita no me digas que intentaste besarla y se enojó tanto que te devolvió el regalo y se fue? Fue muy compasiva yo pensé que te mataría - se rió el mitad robot.
- No, se veía enferma y solo me ofrecí a llevarla en mi espalda, pero se enojó y se fue... No la comprendo es tan rara, además pensé que no la había pasado tan mal conmigo... - respondió Chico Bestia confundido.
- Por ahora lo mejor es dejarla tranquila, cuando esté lista ella dirá que le sucede - decidió Robin.
- Animo bestita, ya le pasará, porque no vamos todos a comer una pizza? - lo animó Cyborg - pediré una especial vegetariana solo para ti.
- Lo siento pero ya estoy muy cansado mejor vuelvo a la torre, vayan ustedes - respondió él.
- Estás seguro amigo mío? No se te ve muy bien, no quieres compañía? - preguntó sonriente la tamaraneana.
- No Star, estoy bien solo cansado - le respondió devolviéndole la sonrisa.
- De acuerdo, cualquier cosa llámanos - dijo Robin.
Chico Bestia asintió y fue caminando tranquilo hacia la torre T.
«Que será lo que le pasa a Raven... no hice nada para molestarla, quizás está mal por algo más y por eso está tan extraña... bah, más de lo habitual. Cuando llegue trataré de preguntarle» - pensó el peliverde más animado.
Mientras, Raven había llegado a la torre y se había encerrado en su habitación a meditar.
- Azarath, Metrion, Zinthos - repetía su mantra una y otra vez tratando de tranquilizarse. De pronto escuchó ruidos que provenían de la sala, intentó ignorarlos y seguir meditando, pero fue inútil, no podía concentrarse.
«Lo traté mal sin razón debe estar muy molesto conmigo... Creo que debería disculparme mañana... Pero por qué me importa tanto, después de todo es Chico Bestia, quizás ni esté enojado» - pensó la hechicera.
Se tiró a la cama mientras escuchaba pasos que se acercaban por el pasillo. Tocaron a su puerta pero ella no respondió, no quería hablar con nadie.
Volvieron a tocar.
- Raven, estás ahí? - sonó la voz de Chico Bestia al otro lado. Pero no recibió respuesta.
Dejó en el piso frente a la puerta el peluche que le había regalado a la pelivioleta y se fue a su propia habitación.
«Robin tiene razón mejor la dejo tranquila, ya se le pasará, después de todo es Raven, lo raro es normal en ella» - pensó el verdecito.
Ella esperó a escuchar que él cerraba la puerta y se dirigió al baño. Al abrir la puerta vio el peluche en el suelo y su corazón dio un salto.
- ... - sin decir nada volvió a su habitación. Lo pensó un segundo, volvió a abrir la puerta y tomó el peluche.
«No vale la pena que se moleste más de lo que debe estar por algo tan tonto como rechazar su regalo...» pensó ella.
Se encerró en su cuarto y se fue a dormir con esa misma sensación incómoda que estuvo molestándola toda la noche.
A la mañana la hechicera despertó muy temprano, a eso de las 6 a.m. por el calor que no la dejaba dormir bien. Fue a darse una ducha, al salir se hizo un té de hierbas y se sentó a leer un libro en la sala. Estaba disfrutando de la paz y quietud cuando escuchó voces que se acercaban charlando y riendo. Eran Chico Bestia y Cyborg.
- Ya vas a ver, patearé tu trasero como nunca! - dijo animado el mitad robot.
- De que hablas si soy yo el que siempre gana en los videojuegos - respondió el peliverde.
- En tus sueños quizás - Cyborg notó la presencia de la hechicera y la saludó - buen día Raven! Que te pasó anoche? No sabes lo preocupado que tenías a bestita - agregó con una sonrisa pícara.
Ella se puso colorada y su corazón comenzó a latir como loco, tal como la noche anterior. Miró a Chico Bestia, él simplemente sonreía igual que siempre.
- Que alivio... - murmuró ella.
- Que cosa? - preguntó Cyborg.
- Nada - contestó rápidamente la pelivioleta.
No quería que nadie supiera que estaba preocupada por el verdecito. De hecho, no sabía ni por qué le preocupaba, ella no era así. Decidió olvidarse del tema.
- Te importa si jugamos videojuegos? - preguntó él sentándose en el sillón cerca de ella.
- Está bien, yo iré a mi habitación... - respondió Raven y se levantó para irse, pero Chico Bestia la agarró de la muñeca.
- No, quédate prometo que no haremos mucho ruido - le dijo mirándola tiernamente.
- ... Ok - ella se sentó y continuó leyendo.
A unos metros, desde la cocina, Cyborg los miraba con una gran sonrisa traviesa. Raven estaba sentada leyendo, pero se notaba que se sentía incómoda estando tan cerca de Chico Bestia y hacía todo lo posible por ignorarlo; el ojiverde en cambio estaba muy alegre junto a ella eligiendo que jugar, más animado que de costumbre.
«Me parece que Raven al fin se está dando cuenta de sus sentimientos hacia bestita, me pregunto que les habrá pasado anoche... mejor voy a dejarlos solos un rato» - pensó Cyborg.
- Chicos voy a buscar a Robin y Star por si quieren jugar - dijo guiñándoles un ojo.
Se fue y se quedaron en silencio hasta que Chico Bestia eligió un juego.
- Raven quieres jugar? - preguntó el cambiaformas.
- No, estoy leyendo y no me interesan tus juegos.
- Pero es de ninjas! Está muy bueno te creas tu propio personaje y le das las habilidades que más te gusten - explicó el mientras lanzaba patadas y piñas al aire interpretando a un ninja. - además solo se puede jugar si somos dos.
- No. - respuesta final de la hechicera.
- Que aburrida Raven - dijo el verdecito con un puchero - deberías hacer más cosas seguro te gustarían.
- Pero no ves que si estoy haciendo algo? - respondió ella agitando levemente el libro.
- Pero algo más divertido siempre estás leyendo - dijo él.
Chico Bestia encendió la tele y se puso a mirar un programa de comedia. Raven trataba de leer pero no pudo concentrarse con las risotadas que largaba él. Se rindió, dejó el libro a un lado y se puso a mirar la tv con él.
- Jajajaja - el peliverde a cada rato soltaba una carcajada. Miró a su derecha un momento y se sorprendió al ver a la hechicera mirándolo fijamente. Pero eso no era lo más extraño, si no que estaba sonriendo. Al darse cuenta que Chico Bestia la miraba sorprendido, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y desvió la mirada.
- Raven... - él iba a preguntarle si estaba bien, pero interrumpió el resto del equipo que entraba a la sala.
- Oohh sentimos interrumpir - dijo Cyborg picarón al ver al ojiverde que se acercaba a la hechicera, y a ésta última con la cara toda roja.
- Hey chicos a Star se le ocurrió ir al cine más tarde, quieren venir? - preguntó Robin con una sonrisa.
- Claro! - respondió Chico Bestia emocionado.
- Está bien - respondió la hechicera tranquilamente. Ya estaba cansada de estar sola con Chico Bestia, quizás al estar todos dejaría de molestarla.
«Tal vez debería hablar con Robin sobre el descontrol que están sufriendo mis poderes y mis emociones... Después de todo podría ser peligroso... Y aunque no suelo hablar así con nadie sé que hablar con él me hará bien» - pensó Raven y se acercó a Robin que estaba charlando con Starfire.
- Uhmm, Robin... Necesito hablarte de algo - dijo la hechicera - es sobre mis emociones.
- Tus emociones? Espero que no sea nada grave - respondió él.
- Sobre tus emociones? Oh amiga Raven al fin te has enamorado? Quien es él, es Chico Bestia verdad? - preguntó de repente la tamaneana (a quien Cyborg había estado repitiéndole "ya ves Star, esos dos se aman y no quieren admitirlo", cada vez que él cambiaformas y la ojivioleta discutían).
Raven se puso colorada hasta los cabellos.
- NO! - le gritó a la tamaraneana sobresaltándola un poco. La hechicera miró asustada hacia donde estaban Cyborg y Chico Bestia, pero estaban jugando videojuegos tan concentrados que ni siquiera oyeron su grito. Pero Robin sí, también notó como los poderes de Raven se descontrolaban y algunas cosas en la cocina se movían solas durante un par de segundos hasta que la hechicera se aseguraba que el verdecito no había oído nada. El del antifaz se quedó mirándola pensativo.
- De hecho Raven, me parece que una "charla de chicas" con Star sería algo bueno - dijo Robin.
- Genial amorcito - le contestó la tamaraneana a Robin - Ven conmigo amiga ya verás como todo tiene una solución.
Agarró a Raven de la muñeca y se la llevó a su cuarto, allí se sentaron en la cama de la pelirroja.
- Dime Raven que te ocurre? - preguntó la tamaraneana.
- No es nada Starfire no te preocupes - respondió la hechicera. No tenía ganas de decirle a nadie que le pasaba, siempre lograba hallar una solución por si misma, pero... ésta vez no podía. Sabía que los libros de magia que tenía no decían nada, porque ya los había leído todos hacía tiempo. Ninguno advertía de algún cambio que fuera a sufrir ella o sus poderes.
- Vamos dime estoy aquí para ti, te escucharé y te ayudaré en lo que necesites - insistió la tamaraneana sonriente.
La cara amable de Starfire la hizo dudar, después de todo era su amiga, podía contarle... Solo por esta vez, hasta Robin creía que ella podría ayudarle...
- Mmh, no sé cómo explicarte... Starfire tu sabes que cuando mis emociones se descontrolan puede ser peligroso, no? - preguntó la ojivioleta.
- Sí, recuerdas el día que cambiamos de cuerpos? - dijo Starfire.
- Como olvidarlo...
Raven comenzó a contarle a la tamaraneana como se había sentido esos días, en el parque de diversiones, y también ese mismo día. Starfire la escuchaba pacientemente hasta que terminó de hablar.
- Estoy preocupada, jamás me había pasado algo así... no me gusta contarle mis problemas a los demás, pero no logro controlarlo lo cual resulta peligroso, por eso iba a hablar con Robin para advertirle - terminó de contar la pelivioleta.
Para su sorpresa Starfire la miraba muy sonriente.
- Raven tú no tienes nada malo amiga mía! A mí también me pasó hace un tiempo, y todavía lo sigo sintiendo al estar junto a Robin - dijo la pelirroja muy feliz - tu... estás enamorada de Chico Bestia!
Pronto voy a subir el siguiente capitulo, espero que les guste esta historia :D Saludos!
Nanami
