Título: Como el Fénix… desde las cenizas
Sinopsis: Katherine: Lo he perdido todo, ya no me queda nada, porque lo digo… porque es la verdad… tengo el corazón hecho pedazos. Simplemente ya no quiero estar aquí…
Katherine lo ha perdido todo, incluso también la esperanza, sus amigas y su hermana no saben qué hacer, después de que perdió a su bebé y la muerte de Martín, ella esta desecha… la única solución que se le ocurre a Elena es internarla, podrá ella como el fénix resurgir de las cenizas.
Disclaimer: Los derechos de los personajes, no son míos, estos pertenecen a L. J. Smith y la CW.
Aviso: Este fic participa del Reto "Juguemos al Universo Alterno" del foro "The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons".
Advertencias: Todos humanos, AU
Rated: M
Primer capítulo 1000 palabras exactas...
Capitulo 1 Cenizas
Desperté esta mañana, sola en la cama, ha sucedido lo que más temía, Martin no ha llegado, había dicho que su viaje terminaba ayer. Me temo que ha sucedido lo peor… este año definitivamente no es mi año…
Hace dos meses me entere que estaba embarazada tenía casi dos meses, cuando se lo dije a Martin se puso feliz, incluso compro una carriola y un mameluco que ahora no llegare a usar, también comenzó a hacer planes para el cuarto del bebé. Pero hace un mes y medio tuve un aborto espontaneo, y fui a dar al hospital, Martin no se separó de mi ni un minuto, bueno solo cuando entre al quirófano. Fueron días muy tristes para ambos, pero poco a poco nos estábamos sobreponiendo.
Me inundan los recuerdos, el charco de sangre en la cama y en mi camisón, aquella mañana, el dolor que tenía en el vientre. El doctor diciéndome que no se escuchaba el latido del bebé, y después de que hiciera un ultrasonido diciéndome que el pequeño bebé ya no estaba vivo. Me realizaron un legrado. Y luego nos preguntaron si queríamos al pequeño. Martin dijo que no, que tener una tumba para algo tan doloroso, no era conveniente para nuestra salud mental.
Y ahora esto, Martin tenía que regresar ayer por la tarde, pero no lo hizo, creo que ya no va a regresar. Desde que se fue yo tuve esta terrible sensación en el pecho, se lo dije pero no me hizo caso. Dijo que el viaje era solo rutina, que todo iba a salir bien.
Suena mi teléfono, me emocionó debe ser él…
– Katherine – me dice, la voz del otro lado de la línea, tardo en reconocerla, es Ivo mi cuñado y compañero de trabajo de Martin.
–Hola, Ivo ¿Cómo estás? – respondo pensando que es una llamado social, y seguramente como otros fines de semana llama para decirme que prepare maletas con ropa para mí y para Martin; que pasaran por mí y Martin nos alcanza en donde vayamos. Valeria, él, Martin y yo solemos divertirnos mucho. Sé que muchas veces esos viajes son relacionados con alguna investigación, pero está bien aun así son muy divertidos.
– Katherine, – me dice poniéndose serio, demasiado diría yo, y por un momento se queda en silencio – ¿estás en tu casa? – me pregunta finalmente.
– Sí, aquí estoy. –
– Estoy ahí en 10 minutos– me dice finalmente. Su tono serio y solemne no me gusta nada. Y el hueco que estoy sintiendo en el pecho ciertamente no ayuda. Antes de los 10 minutos, tocan mi timbre, Sandra la muchacha que me hace el aseo abre la puerta después de preguntar quién es…
–Katherine–me saluda Ivo con ojos vidriosos.
– ¿Qué ha pasado? – pregunto alarmada.
– Ha salido todo mal… – comienza a decir mi cuñado.
– ¿Qué quieres decir? ¿Qué ha pasado? – vuelvo a preguntar ansiosa, mientras Ivo se acerca a abrazarme.
– Los recibieron a punta de bala, eran más que los nuestros. – Dice él casi sin aliento, pareciera que ha venido corriendo hasta aquí – Martin falleció– dice finalmente.
– ¿Qué dices? –chillo. No puedo creer lo que me está diciendo…
– Mi hermano está muerto Kath, – me repite, incluso suena a que él tampoco puede creerlo. – El operativo fue un fracaso, los narcotraficantes huyeron y nosotros perdimos a muchos. Nos envían el cuerpo de Martin en tres días.
Siento que me voy a desmayar, esto no puede estar pasando, primero pierdo mi bebé y ahora esto… no pude ser. Las lágrimas no me salen, trato de gritar, tampoco puedo, simplemente no puedo llorar ni gritar, estoy total y absolutamente en shock, cuando me case con el Agente Especial de la DEA Martin Hristov sabía que en cualquier momento esto podía pasar, su trabajo era peligroso. Pero el saber que en cualquier momento puede pasar no es lo mismo que darse cuenta que está pasando en realidad.
– Dijo que solo era una detención de rutina, que ya lo tenían todo planeado, llegar con la orden de arresto y ya, no me dijo que era un operativo…–dije casi sin aire, tratando de respirar.
– Kath, no te atormentes así, sabíamos que podía pasar. Te preparare un té, recuéstate un rato. Val viene para acá a hacerte compañía. Y también llame a Elena… ella y Bonnie también vienen. –
Me tome el té, pero no me recosté. Me deje caer sobre el sillón, Ivo paso su brazo sobre mis hombros tratando de reconfortarme. Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos y no solo las lágrimas. También comienzo a gritarle a Ivo, definitivamente estoy histérica.
– Eres un imbécil, ¿Por qué no lo acompañaste? ¿Por qué lo dejaste ir solo? No debiste dejarlo solo, ¿A quién iban a detener? ¿Era un narcotraficante peligroso? ¿Quiénes estaban con él en el operativo? ¿En dónde fue el operativo? – Escupo todas estas preguntas sin darle la oportunidad de contestarme incluso casi sin tomar aire, para finalmente, acabar diciendo – ¿Ivo, ahora que voy a hacer? – no tengo idea de que voy a hacer. Desde que lo conocí Martin siempre ha estado ahí para mí. Una sonrisa, no más bien, una mueca se forma en mis labios al recordar aquel día.
Esa fue una mañana como cualquier otra después de una fiesta con mis amigas, desperté sintiendo el cerebro dentro de mi cabeza como si estuviera en medio acuoso. Me giro en la cama, vi mi reloj, se me había hecho tarde, tenía una cita con un cliente en menos de cuarenta y cinco minutos. Me puse lo primero que encontré, un pantalón de vestir gris, y una blusa de encaje palo de rosa, tacones no muy altos. Fui a la cocina para buscar algo de desayunar, no había nada en el refrigerador que pudiera yo desayunar. Tome mi carpeta con papeles, salí de mi casa y decidí ir a la cafetería. Ordene café y un baguette, me di la media vuelta, ahí estaba el con una camisa tan blanca, y una mancha enorme de café en el centro, lo siento dije, él sonrió…
