Disclaimer: Saint Seiya NO me pertenece a mí sino a ese ser superior que es Kurumada.
Advertencias: CRACK
Pareja/Personajes: Aioria + Dita + Shura + DM
Acotaciones:
¡Hola! :D
Hoy les contaré un cuento: Hace mucho mucho tiempo, se me ocurrió completar un meme musical con los dorados como personajes principales, peeero como en ese entonces tenía cosas muy curiosas en mi carpeta de reproducción, una de las canciones que saltó completamente al azar era ni nada más ni nada menos que el Maru Kaite Chikyuu de España (Hetalia).
Fue entonces cómo escribí este delirio divagante que va dedicado a mi pollito porque sé que le encanta la interacción de estos muchachones cuando son chiquitines.
Entretención
Afrodita colocó al pequeño bultito de ojos verdes en su regazo, cuidando siempre que su cabecita se apoyara bajo su mentón para mantenerlo quietecito.
Hacía un par de horas que Aioros les había dejado cuidando de Aioria, para así poder ir a comprar unas cuantas cosas al pueblo y traerles bollos y bocadillos de colores. Al terminar su entrenamiento más temprano de lo esperado, no encontraron ninguna otra entretención para el mini castaño y se sentaron en el pasto a vigilarle y evitar que el pequeño pudiese meterse en los problemas de siempre en los que solía inmiscuirse de cuando en cuando.
-¿Ya terminaste con eso, Shuriwiwis?-preguntó el pescadito, con voz extremadamente melosa.
El aludido, por su parte, asintió con un suave suspiro y acompañado por las cuerdas de la pesada guitarra que sostenía en las manos.
-Ya está, pero te advierto que soy pésimo para esto.
A la distancia escucharon a Death resoplar después de soltar una sonora risotada. El muy dejado estaba descansando bajo la sombra de un enorme árbol, pero no por ello estaba menos pendiente de la conversación y se burlaba de cuando en cuando. Ah, pero Dita no iba a permitir que el pesado italiano desanimara a su insegura cabrita, así que calmó al muchacho español con una sonrisa cálida y voz amable.
-Sólo toca cómo te diga tu corazón que toques, Shuris. Yo sé que a Aioria le gustara, sea cual sea el resultado, ¿verdad pequeñín?
El aludido asintió enérgicamente, con una sonrisa de oreja a oreja y la cara embarrada de puré de manzana.
Shura suspiró una segunda vez y acomodó el instrumento bajo sus brazos, volvió a tantear las cuerdas con suavidad y no muy seguro de recordar con exactitud cómo era que tenían que tocarse. Sin embargo, el bultito le sonrió, dándole ánimos y la confianza necesaria para que, por lo menos, pudiese intentarlo.
-Muy bien, Aioria. No soy muy bueno, pero haré lo que pueda... Es una canción que escuché una vez en España.
