Este fic participa en el reto "Criaturas Míticas" del foro "Canciones del Antiguo Berk".
✴La cadena irrompible
Mi primer FanFiction de Como Entrenar a tu Dragón.
Disclaimer: los personajes pertenecen a Cressida Cowell y DreamWorks, así como a todos sus respectivos dueños: yo solo los tomo un rato para compartirles la historia que inventé.
Otra nota: imaginense que la historia sucede en algún momento entre la primer y la segunda película, para no entrar en confusiones con los libros.
—:(:3)(:3)(:3):—
Hasta la lejana aldea de Berk, había llegado un mal que había destruido ya muchas tierras... Desde la aldea mas débil hasta la que tuviera la mejor defensa, les resultaba inútil cualquier intento de actuar en su contra. Esa amenaza sin embargo, no era la falta de lluvias, la pobreza, o inclemencias del clima. El nombre de aquella amenaza era Fenrir .
Los Gamberros Peludos se encontraban asustados, precavidos y sin conocer una manera de defenderse... Sin embargo, no daban crédito a usar la inteligencia para solucionar éste problema. Por lo cual, mientras los últimos rayos de sol abrazaban la aldea, ellos discutían sobre la mejor manera de usar la fuerza:
—: ¡Debemos reforzar la aldea! -. Dijo el lider de la aldea, Estoico el vasto.
—: ¡No, no no! Lo que debemos hacer es entrenar a nuestros hombres para estar prevenidos -. Informó Bocón el rudo
—: ¡No, debemos hacer una estrategia de ataque! No dejarlo entrar y ahogarlo en el mar -. Exclamó el señor Hofferson.
—: ¿¡Estás loco!? ¡Debemos defender la aldea! -. Defendió el señor Thorston.
Los adultos no se podían poner de acuerdo, ni tampoco sus hijos, que los escuchaban desde afuera de la pequeña choza donde celebraban las reuniones de carácter urgente.
—: Estoy de acuerdo con mi padre, deberíamos atacar al lobo y no quedarnos de brazos cruzados esperando la destrucción -. Dijo Astrid
- ¿¡Saben lo que deberíamos hacer!? Creanme, es mucho más importante e ingenioso que lo que planean ellos. -. Exclamó Brutacio Thorston.
—: ¿Ah si? ¿¡Qué idea tienes!? -. Preguntó desesperado Patapez Inverman
—: ¡Yo sé cual es! Ir a comer un sándwich de cordero -. Aseguró Patán.
—: ¡Callense! No dejan escuchar -. Les respondió Hipo Horrendo Abadejo III —... Ni tu tampoco Chimuelo, estate quieto -. Le aseguró a su dragón furia nocturna.
—: Hay que discutirlo después, estoy escuchando voces tras la puerta, y no me sorprenderían que fueran los hijos... -. Advirtió Bocón.
—: ¡Ay Thor mio! ¡Corran! -. Gritó Brutilda mientras todos los jóvenes corrían.
Hipo no estaba de acuerdo con quedarse sin hacer nada, sabía que como buen hijo de su padre debía de ayudar a proteger la aldea de esa terrible amenaza disfrazada de lobo, pero no sabia como.
—: ¡Hipo! Ven aquí, ¿a donde vas? -. Preguntó Astrid alcanzándolo y tomando su hombro para detenerlo.
—: Quiero ir a la biblioteca, al igual que ustedes quiero ayudar, pero no pienso hacerlo a lo idiota -. Le respondió a la chica.
—: Pues bueno, te acompaño -. Respondió a su vez la chica.
Ya en la biblioteca, buscaron de todo. En libros de hechizos, historia, leyendas sin encontrar nada que les sirviera para prepararse o idear un plan medianamente sabio, hasta que en un viejo libro de mitología y leyendas encontraron lo que buscaban:
—: ¡Oye Astrid! Encontré lo que necesitábamos -. Avisó Hipo a Astrid mientras abría el antiguo ejemplar
—: ¿¡A si!? A ver, pero sigo sin pensar que un estúpido libro nos sirva para luchar -. Aseguró la chica con aires de arrogancia.
—: El libro no es estúpido, el lector sí -. Le respondió el vikingo entre dientes —: Pero aun así, ven, esto te explicará lo que necesitamos saber sobre Fenrir-. Y comenzó a leer mientras entrelazaba su mano con la de Astrid:
Al principio sólo era un cachorro, pero conforme se alimentó y empezó a crecer llegó un punto que fue imposible controlarlo. Dos veces fallaron los dioses en su intento por apresarlo: primero con la cadena Leding y después con la todavía más fuerte Droma, de las que se liberó fácilmente.
Los dioses del Asgard pidieron la fabricación de una ligadura irrompible a los enanos. Éstos les fabricaron una cinta liviana, dulce, sedosa y fina, que sin embargo nadie podría romper, pues estaba fabricada con el sonido de la pisada del gato, la barba de la mujer, las raíces de la montaña, los nervios del oso, el soplo de los peces y la saliva del pájaro. La llamaron Gleipnir. Lo encadenaron en la isla Lyngvi, en el lago Ámsvartnir.
Sólo Tyr –el dios con cuernos– se ofreció a realizar la proeza. Para ello, los dioses idearon un juego en el que Fenrir debía dejarse amarrar para probar si podía romper la cinta, algo que ellos no podían. Desconfiado, debido a sus anteriores experiencias, el lobo consintió para no pasar por cobarde, a condición de que uno de ellos pusiera la mano en su boca durante todo el tiempo que durara la prueba. Tyr, entonces, con valentía y sencillez extendió su mano derecha y se la metió en la boca. Los otros dioses ataron a Fenrir, quien empezó a debatirse cada vez más ferozmente, y los dioses se rieron al ver a su enemigo reducido. Sólo Tyr no se rio pues sabía a lo que estaba expuesto. En efecto, Fenrir al darse cuenta de que le habían tendido una trampa, cerró su boca y le cortó la mano al dios.
La razón de este encadenamiento es que los Ases saben que será causante del fin del mundo. En el Ragnarök, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de sus cadenas, el fuego y el agua subterráneas invadirán la Tierra. Matará a Odín y lo matará Vidar.
—: ¿Ves Astrid? ¡Aqui esta lo que necesitábamos! Y tú que seguías sin admitir que los libros sirven de mucho... -. Le regañó Hipo a la chica, pero se cayó al recibir un golpe en el hombro por parte de ésta.
—: Ok, ok tenias razón. Pero ahora hay que saber cual es nuestro siguiente paso. Dice que la primera y la segunda fueron destruidas, y no sirvieron de casi nada. Entonces tenemos que ir a hacer directamente la tercera ¿no? -. Preguntó la chica. —: ¡Oh hipo, eres un genio! -. Agregó mientras lo abrazaba.
—: Oh, mmm si, tal vez oh mmm eso creo -. Respondió inseguro el joven mientras se soltaba de la chica —: Pero hay un problema, no sabemos donde hay enanos en la isla. -. Agregó Hipo.
—: Pues, creo saber donde hay. Cuando era pequeña, escuché un cuento que decía que en la cueva de la isla, que tapa la marea al caer el sol, vivia un conjunto de enanos, pero se decía que eran muy engañosos y no debíamos confiar en ellos -. Respondió Astrid con rubor en las mejillas al decir semejante tontería. —: Pero Hipo, eso es Un cuento de NIÑOS, no es un manual de batalla ni un libro con hechos reales, no hay que fiarnos de eso... -. Dijo la muchacha descartando toda importancia de aquel asunto —: Mejor hay que unirnos a los grupos de defensa de la aldea, eso es lo mas seguro -.
—: Pues hay que intentar ir, es la mejor idea de la que disponemos -. Le dijo Hipo, tomando su mano para tranquilizarla, y fingiendo que no escuchó la protesta de Astrid, mientras él mismo se preguntaba si habían llegado a una buena conclusión. Ambos jóvenes partieron para sus respectivas casas pensando en lo que harían despues, y cuestionando si todo esto no era una locura... Pero admitamoslo ¿acaso el amor, que es la base de toda existencia, no es una locura?
—: ¡Hipo despierta! ¡Despierta! ¿¡Y si hacemos un mu...!? Espera, eso no es de aquí. ¡Han destruido la aldea de Noicanigami! -. Dijo sin aliento Astrid, mientras intentaba despertar a Hipo de un profundo sueño.
—: ¡Astrid! Tu, ¿qué? ¿¡Qué haces en mi cuarto!? ¿Y si solo hubiera estado en calzoncillos? -. Reclamó el joven con un tono que denotaba somnolencia... Hasta que comprendió la gravedad de lo que decía la chica —: ¿¡Qué!? ¿¡Qué ha pasado!? ¡Repitelo! -. Imploró Hipo
—: ¡Han-destruido-la-aldea-de-Noicanigami! -. Repitió la muchacha perdiendo la paciencia, mientras jalaba las sábanas de la cama de Hipo. Que para suerte de ambos, usaba un piyama de cuerpo completo —¡Y tu dormiendo como si fuera tiempo de invernar! -. Reclamó.
—: Pero... ¿¡Como, cuándo, por qué...!? -. Empezó Hipo.
—: Toma, leelo tu mismo -. Respondió entregándole una hoja del periódico arrugado de Berk "El profeta de los dragones"
Ayer por la noche, en la cercana aldea de Noicanigami, el terror de el siglo
llamado Fenrir, ha devastado la aldea sin piedad alguna, asesinando animales,
destruyendo viviendas, e incluso desgarrando personas.
La pobre aldea intentó defenderse con una cadena de Leding, fabricada por
las hadas. Pero desgraciadamente todo el esfuerzo fue en vano, dado
que el licántropo recobró su libertad en pocos segundos; la cadena fue
una sabia herramienta, pero no tuvo éxito alguno.
Los habitantes de Berk esperamos recibir sobrevivientes de esta devastación
en barcas que...
Y la noticia continuaba por varias lineas más, pero Hipo había perdido interés: ya sabian lo que necesitaba saber.
—: «La cadena de Leding» -. Repetia Hipo para comprender —: ¿Astrid entiendes esto? La leyenda lo dice, en el libro que leímos ayer «primero con la cadena Leding» ¿lo entiendes no? -. Preguntó el muchacho con ojos emocionados, orgulloso de comprobar que su teoría estaba confirmándose.
—: Pero Hipo -. Respondió Astrid con impaciencia y petulancia —: eso es solo Un-cuento-de-niños ¡entiendelo! -. Empezaba a perder la paciencia con éste chico. ¿De verdad el hombre del que se había enamorado era aun tan infantil? Esperen ¿qué había pensado? ¿Amor? «Hay cosas mas importantes» se reprendió mentalmente. «Si, como los músculos que salen por debajo de su pijama, o los de su abdomen, o...» ¡Astrid controlate! Se gritó a si misma.
—: Pero Astrid ¡aqui está la prueba! Compruebalo por ti misma -. Debatió Hipo.
—: ¡No, no y No Hipo! Piensalo un poco ¿quieres? -. Suplicó Astrid tomándolo de ambas manos y mirándolo a los ojos.
—: Bien ¡¿Sabes qué!? Mejor que cada quien tome el camino que quiera. Ya una vez demostré que llegabamos a equivocarnos por no intentar algo que aunque pareciera bien fundamentado, era descabellado. Tú puedes ir a luchar. Yo iré a buscar a los enanos -. Concluyó Hipo perdiendo la paciencia, soltando sus manos y dejándolas caer, sin saber muy bien si estaba de acuerdo con lo que dijo.
—: ¡Pues... Bien! -. Respondió Astrid molesta, mientras salia de la habitación. —: ¡Y por al te lo preguntabas, te ves sexy con tu pijama de dragones! -. Añadió Astrid, no tan en broma, saliendo hecha una furia de la casa.
Ambos estaban confundidos, y se arrepentían de haber dicho lo que dijeron. Pero la flecha estaba en el aire y ya había dado en el blanco: no había vuelta atrás.
Astrid había llegado ya al centro de la ciudad; donde además de empezar a acoplar a los refugiados estaban repartiendo indicaciones de batalla, protección y ataque. Se metió entre un ruidoso grupo de personas hasta encontrar a sus amigos, y Brutilda, a modo de saludo le dijo:
—: ¿¡Qué y tu novio Hipo!? -. Con su ya normal altanería.
—: ¡Él no es mi novio! -. «todavia no» gritó —: ¡y por si lo preguntaban, el niño pequeño esta leyendo cuentos de hadas! -. Escupió las palabras, quedándose sin aliento.
—: Hm, ni modo. No me esperaba más de Hipo -. Respondió Patán —: Oye Patapez ¿si o no que mi lanza es mucho mas larga que la tuya? -. Preguntó en tono burlón el chico.
—: No, no, no se. ¿Ah? ¿Qué me decían? -. Preguntó Patapez, que en ese momento había puesto mayor atención a un sonido que se escuchaba a sus espaldas:
—: Schh! ¡Patapez! Chshh! -. Decía un joven castaño que se escondía detrás de una pared.
Patapez se dirigió hasta donde estaba su amigo y pregunto en susurros:
—: Oye Hipo ¿qué haces aquí escondido? -. Mientras se tapaba la boca.
—: No estoy escondido, y solo vine a avisarte que me voy a la cueva que hay en el lado noreste de la isla -. Explicó también entre susurros.
—: Pero Hipo ¡En esa cueva hay enanos! -. Avisó asustado el joven Invernan —: y dicen que no son nada amigables. Un día mi tío abuelo Alfredo fue a verlos para pedirles un favor ¡y regresó hablando al revés! -. Añadió Patapez.
—: Lo sé Pata, prometo que tendré cuidado -. ¡Qué todo el mundo pensaba que era idiota! Sabia cuidarse solo -: y además, tiene que ver con salvar a la aldea de Fenrir... -. Pero no pudo terminar, porque en ese momento iba llegando un mensajero, que corría presuroso:
—: ¡Esta cerca! ¡Acaba de destruir la aldea de Ainacrec! -. Gritan mientras sostenía una hoja en la mano
—: ¿¡Qué!? ¿Qué sucede Gijón? -. Le preguntó Estoico acercándose a ver el alboroto
—: ¡Es Fenrir! Ya esta cerca de la aldea. ¡Acaba de destruir Ainacrec! ¡Ellos intentaron defenderse con una Droma! ¡Pero no dio resultado! -. Repitió el mensajero.
—: ¿¡Ainacrec!? Tienes razón, eso esta a menos de dos horas en barco de aquí... ¡QUE ESPERAN! ¡Preparen todo! ¡Guarden las provisiones! ¡Liberen a los dragones! -. Estoico demostró su liderazgo gritando e órdenes a diestra y siniestra, mientras la gente lo obedecía sin rechistar.
Todos menos su hijo, que ya había volado poco mas de medio kilometro en su furia nocturna Chimielo, para llegar a la cueva de la que hablaba la leyenda. Los rayos de sol se comenzaban a perder por el ocaso, puesto que habían pasado 24 horas desde el dia de ayer, cuando habian escuchado la conversación tras la puerta; la única persona se notó su ausencia fue una muchacha de pelo rubio mientras se preguntaba que tan estúpido era su novio.
Hipo encontró rápidamente la cueva, y entró en ella.
La humedad rondaba las paredes, y una gotera misteriosa se escuchaba desde la profundidad de la caverna. Se aventuró presuroso y preocupado; la aldea estaba en sus manos, (si es que estaba por el camino correcto) y él era el único que sabia que tenían que hacer. Lo que pensaba quedó confirmado en el momento que mencionaron la Droma: la leyenda lo marcaba, no había duda alguna. Bueno, si había una: ¿cual era el precio de los enanos por construir la cadena que él y todos los que conocía necesitaba?
—: Chimuelo, talvez deberías quedarte aquí, el túnel comienza a ser mas angosto -. Sugirió el muchacho, a lo cual el dragón hizo ryuidos quejumbrosos y de negación
—: ¡Oh vamos! ¡¿Pequeño bebé dragón!? ¿¡O te da miedo!? -. Respondió bromeando para convencer a su dragón...
Y tal vez se hubiera quedado sentado en la entrada, de no ser porque el piso se desmoronó dejando caer a jinete y mascota.
Había una entrada, un túnel en vertical que descendía por miles de metros. El dragón no podía volar, estaba amarrado con una cuerda salida de la nada; Hipo y Chimuelo descendían en picada si poder detenerse... Hasta que cayeron en tierra firme.
No dolió, no fue suave, no fue nada. Y si embargo, ahora estaban frente a una oscuridad impenetrable, de la que solo provenía una voz:
—; Intruso, presenta tus intenciones -. La voz era monótona y monocorde, sin sentimiento alguno.
—: EH, yo... -.
—: Intruso, presenta tus intenciones -. Repitió la voz.
—: Deseo que fabriquen una cadena irrompible. La aldea... Esta siendo amenazada por un licántropo. Se llama Fenrir y necesito esa cadena para vencerlo -. Estaba exhausto, la caída y el recorrido habían acabado con el.
—: El Gleipnir será fabricado para usted y su aldea. Pero como precio, deberá salir vivo de la cueva: se te pondrá un acertijo, si lo resuelves, eres libre. Si no, tu cadáver y tu dragón yacerán aquí. Para siempre -. Repusó la voz.
Como había ocurrido antes, todo se oscureció y solo se podía distinguir a Chimuelo de entre las sombras.
—: ¿Chimuelo? -. Preguntó el muchacho mientras acariciaba con delicadeza el lomo de si furia nocturna. (Querido lector: a continuación se presentará un acertijo, si gustas puedes intentar resolverlo, no es difícil. Te dejo otra vez con la historia) La estancia se iluminó, un anillo de fuego pareció recorrer la estancia, hasta que se detuvo. Había antorchas colocadas en intervalos regulares y dos puertas. Una a la derecha y otra a la izquierda, y todo estaba en silencio: menos su respiración y la de Chimuelo.
La voz que no salia de ninguna parte comenzó a hablar otra vez:
—: Un explorador se encuentra con dos indígenas pertenecientes a dos tribus distintas. Una tribu es la de los falsos, que siempre mienten, y otra la de los auténticos, que dicen siempre la verdad. Uno de los indígenas es alto, y el otro bajo. El explorador les pregunta: «¿En cual puerta esta el camino correcto para salir de aqui?». El indígena bajo le dice: «En la izquierda». Y el indígena alto le responde: «En la derecha». Pero, ¿cuál de los dos miente y cuál dice la verdad? Para saberlo, el explorador les hace dos nuevas preguntas. Al más alto lo interroga así: «¿Eres de la tribu que siempre dice la verdad?». Y el indígena alto le contesta: «Sí». Entonces pregunta al más bajo: «¿Ha dicho la verdad?». Y el más bajo le responde: «No». ¿A cuál hay que creer, al alto o al bajo? Si lo sabes, sabrás cual puerta es la correcta.
Ahora si estaba la flecha en el aire, y solo había que dar en el blanco. No había recorrido todo ese camino para dejarse morir en una prueba de inteligencia; había demostrado tener de sobra esa virtud y era su elemento.
—: ¿Qué opinas Chimuelo? -. Le preguntó a su dragón sin esperar respuesta alguna. Pero para sorpresa de Hipo, su singular mascota se movió hacia la puerta de la derecha.
—: ¿¡Qué!? Pero Chimuelo... No deberías moverte sin saber que hacer o... -. Pero todo estaba quedando claro: la respuesta era la derecha y su dragón lo había resuelto primero.
Así pues, jinete y dragón traspasaron la puerta derecha, dejando atrás la cueva de las antorchas mientras sentían como si pasaran por debajo de una cascada. Cuando salieron otra vez, no estaban el la caverna, si no en la parte de arriba de la montaña y, a sus pies, estaba la cuerda que necesktaban para vencer a Fenrir.
—: ¡Lo, Lo logramos Chimuelo! -. Le dijo Hipo a su dragón alegre y conmocionado, mientras lo montaba y dejaba que lo regresara a casa. Recogieron la Gleipnir y observaron que había una nota con una caligrafía muy pulcra y estilizada que decía: «usala bien» e hizo a Hipo pensar que esto era lo mas raro que había hecho.
Llegaron a la aldea y la encontraron hecha un caos: había gente corriendo de un lado a otro, casas en llamas y provisiones esparcidas por el suelo. Los dragones volaban asustados y, de entre todos los dragones, alcanzó a ver una trenza de pelo rubio volando sobre un dragón azul
—: ¡Astrid! -. Gritó para hacerse oír por encima de la multitud. La chica se detuvo y volteó a ver quien la había llamado. Su expresión era una mezcla de alivio, enojo y alegría, sin decidirse por alguna emoción en particular.
—: ¡Hipo! ¡Que horas crees que son éstas de llegar! -. Lo reprendió la muchacha mientras éste levantaba el vuelo en su furia nocturna.
—: Tenia que conseguir algo -. Respondió Hipo y le tendió la cuerda a modo de respuestas.
—: ¿¡Eso es...!? Oh Hipo ¡eres un idiota! -. Dijo con una expresión muy confusa, que sólo sirvió para con fundir al muchacho.
—: ¡Alejate bestia inhumana! ¡Nunca podrás acabar con la aldea de Berk! -. Hasta ellos llegó un grito de una voz potente, gruesa y ruda: Estoico.
Fenrir estaba de pie frente a el, dos metros mas grande de lo que se imaginaban, e incapaz de recibir daño alguno, ni siquiera por parte de los dragones. Mucho mas feroz y salvaje que cualquier lobo o parecido que hubiera visto en su vida.
Transmitía miedo con solo mirarlo.
Pero ninguno de los jinetes se acobardó: Patán, Brígida y Brutacio, Patapez, Astrid y desde luego, Hipo; descendieron en sus dragones en vertical, un vuelo en picada para ponerse frente a la bestia.
—: ¡Chicos , alejense! ¡No saben lo que hacen! -. Gritó Estoico.
—: ¡No papá! Tu eres el que no sabes como combatirlo. Hay que usar la inteligencia, no la fuerza -. Explicó Hipo con tranquilidad.
—: Ah si ¿¡y como planeas hacerlo pequeño!? -. Preguntó Fenrir. Su voz era rasposa y era a la vez: sin compasión alguna.
—: Vamos a jugar a un juego-. Explicó Patapez con una ligera sonrisa de valentía. Todos los amigos conocían lo principal de la manera de acabar con el: lo único que no sabían era el final.
—: Si, apuesto a que eres tan cobarde y débil ...-. Comenzó Patán.
—: Que no podrás permitirte atar a ese poste de ahí... -. Continuó Brutilda señalando el poste.
—: y liberarte usando solo ti fuerza -. Concluyó Brutacio.
—: ¡¿Qué!? ¿¡Tan facil!? -. Respondió con arrogancia el licántropo y accedió por no pasar de cobarde. Fue atado por los miembros mas fuertes de Berk al poste centro de la isla, con la cadena irrompible que había conseguido Hipo: era suave al tacto, pero dura al contacto y sorprendentemente fuerte.
—: Pero esperen -. Pidió Fenrir —: Quiero que alguno de los mortales ponga su mano derecha en mi hocico, para mas diversión -. Añadió con una macabra sonrisa en la cara: parecía abierta con un cuchillo.
—: Yo lo hago -. Se ofreció Hipo con sencillez mientras ponía su mano dentro (literalmente) de la boca del lobo. Sabía lo que sucedería, pero todo tenia un precio.
—: ¡Hipo! ¡No lo hagas! -. Suplicó Astrid, recordando la leyenda. Comenzaba a creer en ella, y se arrepentía de haber dudado.
—: Shhh Astrid, sonríe, te vez mas bonita -. Le respondió Hipo para hacerla callar, mientras la besaba lentamente, por un segundo, antes de colocar su mano; era una sensación molesta e incomoda, pero lo haría por su pueblo.
—: Tienes 60 segundos Fenrir, si te liberas, todos seremos tuyos. Si no, entonces ya lo hablaremos -. Añadió Estoico.
La lucha comenzó. Fenrir se retorcía y movía. Mordía. Arañaba y desgarraba. Pero todo era en vano.
Los enanos habían cumplido su promesa: la cadena era indestructible, para todo mortal y dios; por siempre imposible de romper.
Fenrir se dio cuenta de esto. Se dispuso a crear su boca, cortando la mano de Hipo.
—: ¡No!
Pero Astrid lo impidió; la muchacha empujó a Hipo lejos de esa amenaza viviente, y ambos cayeron sanos en el suelo. Se miraron. Ella se arrepentía de haber dudado, y él de no haber tenido la paciencia y el cariño para explicarlo.
Se besaron. Ya nada importaba, solo ellos y su mundo. Un mundo en el que aunque estuvieran vestidos con pijamas de dragones, o pensaran que los libros eran estúpidos, era su mundo. Un mundo bello y hermoso.
Porque ellos y sus amigos. Sus amigos y sus familias. Sus padres, hermanos , amigos, familia; estaban unidos por una cadena mas fuerte que cualquier dios hubiera podido crear la amistad y el amor.
¡Gracias por leer!
Es mi primer fanfic con un personaje tan polémico como lo es Hiccup/Hipo pero aun asi, ahí reside lo que quiero comentar. Nunca había sabido que existían los libros, era otra persona perdida (y amando) las películas pero aun asi, utilizé la Wikia de CEATD para estar mas segura; así que si tuvo alguna incoherencia disculpenme.
¡Hasta pronto! :3
