Summary: Aunque siempre hayan peleado, se aman por el simple hecho de ser hermanas. (Serie de momentos sin orden cronológico entre Lin y Suyin.)
Disclaimer: LOK no me pertenece. God me a de Bryke y Nickelodeon.
N/A: Quería estrenar a Suyin en el fandom hispano. Este es un Drabble, otros serán viñetas y otros pasar and e las 1000 palabras (:
Pequeña rata rosada
Ella no era envidiosa. Si algo la definía, era su actitud estoica e indiferente hacia el que dirán. Ella prefería ser un lirio salvaje que iba de lado a lado, sin importar si aquello era del agrado de los demás. Lin era conocida por nunca ser una niña común, trayendo el ejemplo que siempre cuando jugaba con Tenzin a ser padres, ella tomaba el rol paterno.
Por supuesto; las cosas cambiaron cuando Suyin nació.
Sólo tenía tres años, y lo único que pudo hacer era fruncir la nariz ante esa criatura diminuta de color rosado. En los brazos de su madre, la pequeña bebé se removía de lado a lado, enterneciendo a los presentes. Pero no a ella.
—Mira, Lin —dijo su madre con una sonrisa en su rostro. Acariciaba la mejilla de su hija con cariño a pesar de no poder verla, pero sentía sus latidos y eso era suficiente—; es tu hermana.
Lin enarcó una ceja, en su rostro sólo cabía la curiosidad y el desconcierto. En sus pequeñas manos pálidas acarició la diminuta mano del ser rosado con un rizado mechón de cabello cayendo por su cabeza. Arrugó los labios. Definitivamente no quería tener bebés, eran demasiado feos para su gusto.
—Pequeña.
Satoru, o mejor conocido como el hombre que estaba con su mamá, soltó una pequeña risa. Su rostro se veía embelesado ante su hija, con los ojos brillando como dos canicas.
—Sí, es muy pequeña —respondió el hombre que salía con su mamá— y linda.
—Parece una rata rosada —musitó la niña, obteniendo una mala mirada de Satoru y la risa de los presentes, incluyendo a su madre.
—Que agria. Esa es mi niña.
Sonrió un poco, pero decidió apartar la mirada de su nueva hermana. En el fondo de la habitación estaban los amigos de su madre y sus familias. Aang y Katara, con Bumi, Kya y Tenzin en brazos. También Zuko con Mai embarazada, tomando la mano de Honora. Sin olvidar a Sokka, Suki y su hija, Yue.
Una punzada de dolor cursó por su pecho. Los recuerdos se arremolinaron en su pequeña mente, y recordó cuando Sokka era su padre. Pero el nacimiento de Yue lo había alejado de ella, y dejó de ser papá. Ni siquiera podía decirle tío como a su tío Aang, o a su tío Zuko.
Era difícil verlo de pie con una sonrisa, cargando a una bebé de tan sólo cuatro meses. Se seguía convenciendo de que los bebés eran feos, y decidió internamente dejar de jugar con los bebés de juguete de Kya.
El llanto de Su fue lo que la devolvió al mundo terrestre. Su mirada se fijó en el delicado rostro de su hermana, y pudo notar que su piel no era tan clara. Acarició su mejilla, y la bebé rió con una voz cantarina, haciendo que se sobresaltara.
Al ver los dos ojos verdes brillantes de su hermana menor, supo que quizás tener una hermana no sería tan malo.
