Esta historia contiene spolier, solo es mi versión de la historia de Reiner y Berthold.
Todos los derechos son de Hajime Isayama, yo solo hago locuras con sus personajes creando mis historias.
-Berthold.- El nombrado se giro hacia Marcel.- ¿Podemos parar un poco?
-Ya nos falta menos para llegar. Y si nos paramos demasiado tiempo podrían aparecer titanes.
-Está bien...- Murmuro Marcel antes de seguir el paso a Berth.
Mire alrededor nuestro, no había un solo titán a la vista, a este paso podríamos llegar sin complicaciones.
-Reiner.- Me gire a ver a Annie.- ¿No sería más rápido si nos transformáramos?
Negué con la cabeza.
-Solo nos faltan unos kilómetros, si nos transformáramos atraeríamos a una gran cantidad de titanes. Eso podría arruinar el plan y Berthold no podría transformarse. Tengo entendido que algunos soldados van por fuera de los muros o algo así.
-No creo que un par de titanes normales puedan hacer nada contra nosotros.- Murmuro Marcel antes de cruzarse de brazos.
-Pero alertarían a los soldados.- Dijo Berthold mientras se subía a una roca que había en nuestro camino.- Y creo que les extrañaría encontrarse con cuatro niños fuera de los muros.
Me subí a la roca también y mire.
-Podríamos subir a algún árbol y esperar a que anocheciera.- Dije señalando un bosque que se veía a lo lejos.
Caminamos los cuatro hasta el bosque. Esperamos a que Annie se transformara y de esa forma subir a las copas de los arboles.
-Si descansamos ahora y caminamos por la noche, calculo que estaremos allí cerca del mediodía. Y con suerte sin toparnos con los titanes.- Dijo Berth mientras se sentaba en una rama.
-Después, solo es seguir el plan. Destruir el muro y encontrar la coordenada. Berth se transformará abriendo una brecha en el muro y Marcel entrará en el revuelo junto a los demás titanes, evita que te noten. Annie tendrás que atraer a los titanes para que entren en el muro y luego, yo destruiré la puerta interior.
Los tres asintieron.
-Después solo es encontrar la llave.
Dejamos que Annie y Marcel descansaran, mientras Berth y yo hacíamos guardia. Oí un crujido que hizo que me girara en su dirección.
-Solo es un titán de cinco metros.- Murmure cuando vi como Berth se disponía a bajar del árbol.- No nos puede hacer nada.
El asintió y hablo.
-Reiner, tu también deberías descansar.
- No, hazlo tu, yo hare guardia. Si eso luego nos cambiamos.- Me cruce de brazos y espere a que Berth se acomodara sobre la rama.
El tiempo fue pasando y una pequeña cantidad de titanes se había acumulado debajo del árbol en el que nos encontrábamos.
-¿Reiner?- Me gire a ver quién me llamaba, era Marcel.- ¿No has dormido?
-Si si, acabo de cambiarme con Berthold.- Mentí.- Vuelve a dormir.
Marcel asintió y volví a concentrarme en los titanes que estaban debajo de nosotros.
Suspire y apoye mi cabeza contra el tronco.
Vi como el paisaje comenzaba a oscurecerse poco a poco, me tape mas con mi chaqueta y volví a mirar a los titanes. La mayoría ya estaban comenzando a quedar inactivos.
En media hora saldremos, si vamos con cuidado, tal vez, no haga falta que ninguno de nosotros se transforme.
Me levante, para luego estirarme. Salte hasta la rama en la que estaba Berth. Despertándole al instante.
-Saldremos en media hora.- Dije mientras iba a despertar a Marcel. Berth asintió y fue con Annie.
Ella tendría que esperar aquí, para luego transformada en titán atraerlos a nosotros.
-Annie, ten cuidado.- Mire como Berth se despedía de Annie, y en cuanto paso la media hora, tratamos de bajar con cuidado, pero era inútil, de una forma u otra, alguno de nosotros acabaría con algún hueso roto. Solo quedaba que uno se transformase y que saliéramos rápido de ahí.
Marcel salto del árbol transformándose a mitad camino del suelo y enganchándose así, en un árbol. Saltamos hacia él y comenzó a correr, por suerte solo se habían despertado dos o tres de ellos.
Subí hasta la cabeza de Marcel, y le señale un claro. Donde al llegar a él, saltamos al suelo y el vapor comenzó a emerger del cuerpo del titán.
-Seguiremos a pie.- Dije comenzando la marcha.
Apenas veía por donde pisaba y oía a Marcel quejarse cada vez que se tropezaba.
-Vamos Marcel, ya queda menos.
-Si vamos corriendo un rato, llegaremos antes.- Dije girándome hacía los otros dos.- Así podríamos descansar antes de que te transformes.
-Si tal vez deberíamos hacer eso. De esa forma, cuando nos transformemos, estaremos en mejores condiciones y el titán será más fuerte. Y contando con que cierta persona no ha descansado nada, deberíamos hacer eso.- Dijo Berthold. Fruncí el ceño ignorándole antes de comenzar a correr.
Corrimos hasta que ninguno de los tres aguanto más, por lo que aminoramos el paso yendo más tranquilos, no había peligro o por lo menos, hasta el amanecer no.
Cuando comenzó a salir el sol, al fondo -muy al fondo- se podía una fina línea en el horizonte, me gire a Berth y Marcel. Y señale el suelo para hacer una pequeña parada.
Nos sentamos respirando hondo, asimilando lo que estábamos a punto de provocar en tan solo, un par de horas. Sonreí.
Soy un guerrero, estoy entrenado para estas cosas. Puedo hacerlo, solo es atravesar una puerta y camuflarme con las personas del muro.
Unos ruidos nos alertaron a los tres, nos giramos a ver la procedencia.
Un titán de unos siete metros se acercaba peligrosamente a nosotros. Me levante inmediatamente llevando mi mano a mi boca, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, Berthold tiro de mi y de Marcel, para comenzar a correr.
El titan abrió su boca repleta de colmillos cuando estuvo peligrosamente cerca de nuestro y sus enormes garras cada vez estaban más cerca de atraparnos. Más cerca de coger a uno de nosotros.
En algún momento, me debí de tropezar con alguna piedra que había en el camino cayendo al suelo. Me gire sobre mi mismo para encarar a la bestia que se iba atrever a devorarme, vi sus afilados dientes abalanzarse sobre mí. Por inercia cerré los ojos esperando que llegara el final.
No llego. Abrí un ojo para ver el porqué.
Marcel.
Marcel se encontraba entre las garras de ese titán, me gritaba pero yo no reaccione hasta que sentí como Berth me agarraba.
-¡CORRER!
Me levante y comencé a correr, me gire justo para ver como ese titán devoraba a Marcel.
-¡Vamos!- Berth volvió a tirar de mi, esta ver reaccione por completo, mi cerebro acababa de asimilar que Marcel se encontraba en el estomago de ese monstruo y no volvería.
Los dos, corrimos hasta que dejamos de ver al titán. Marcel había dado su vida por nosotros.
No. Por la misión.
Cuando por fin llegamos a ver el enorme muro que protegía a los humanos de los titanes –o de nosotros- nos escondimos detrás de unos arbustos hasta que un grupo de personas salieron, esperamos a que se alejaran para dar comienzo con el plan.
Berthold se transformo en su titán, me sentí tan pequeño cuando lo hizo, espere a que destruyera la puerta y corrí hacia el interior.
Me puse entre una separación de dos casas y espere a que Berth volviera a ser humano, para ocultarnos los dos hasta que llegara Annie. Al poco, los titanes comenzaron a entrar por el agujero y con ellos, Annie. Que entraba corriendo. Nos dejamos ver y ella corrió hacia nosotros.
-¿Y Marcel?
-Muerto.- Dice mientras me asomaba por nuestro escondite.- Tenemos que salir ahora, están distraídos con los humanos. Vosotros tratar de ir a donde los refugiados, destruiré la puerta del muro.
Los tres comenzamos a correr, había un montón de soldados. Espere un rato y cuando supuse que ellos Ya habían pasado puerta, me mordí la mano.
A los segundos mi cuerpo se encontraba en la nuca de mi titán. Moví los brazos antes de correr la calle que me faltaba. Cuando quede enfrente de la puerta, los soldados comenzaron a dispararme con los cañones, me cubrí la cara y cogí velocidad para destruir la puerta.
Sentí como mi cuerpo se llevaba por delante la puerta y algunos cañones que estaba delante de mí. Nada mas estar al otro lado, vi un montón de gente tratando de subir a unos barcos.
Al salir del titán, un montón de vapor cubrió mi escape ayudándome a salir de ahí sin ser visto. Me reuní con Berth y Annie y al hacerlo un soldado nos empujo a los tres a un barco que nos llevaría al interior de segundo muro.
Ya solo faltaba encontrar la coordenada para volver a casa.
