Mirando fijamente hacia el cielo un triste caballero de Acuario, recordaba viejos acontecimientos que habían cambiado mucho su vida, no solo el hecho de poder saber que no era un tímpano de hielo descorazonado como muchos en el santuario creían, el sabía que no lo era, a pesar de todo no podía olvidar aquella tierna sonrisa de la chica que había derretido su frio corazón, más aun saber que no solo el sufría por su ausencia, aunque nadie lo supiera o se hicieran los desentendidos, el patriarca Arles sufría por la ausencia de dicha chica, ya que aquella persona era su alumna, la única que él había accedido a entrenar, sus recuerdos fueron interrumpidos por una presencia, él se dio cuenta y no tardo en ir a recibir a la persona que en esos momentos pisaba la onceava casa
-Camus
-Oh Milo a que debo tu visita- Dijo un tanto desinteresado Camus
-Solo eh venido a avisarte que en poco tiempo los caballeros de bronce llegaran y como debes haberte enterado traen consigo a una chiquilla que se hace pasar por nuestra diosa
-Lo se Milo y estaré muy atento aunque no creo que ellos logren llegar hasta aquí….-Dicho esto unos pocos segundos después el caballero de escorpio se retiró a tomar nuevamente su posición en la octava casa zodiacal
En un lugar apartado de aquel santuario, para ser más exactos en Delos, un hombre de belleza anormal, no podría ser humano, contemplaba el despertar de una dama que yacía recostada sin hacer movimiento alguno, pronto sus ojos se abrieron de golpe, instantáneamente se levantó y dirigió su mirada a aquel hombre que había estado contemplándola mientras dormía
-¿Quién eres tú?- Pregunto aquella chica algo confundida, aquel hombre se acercó a ella y tomo una de sus manos, sin dejar de verla a los ojos le respondió
-Apolo, el dios de la música y la poesía, además del sol- Aquella joven no pudo ocultar su sorpresa
-Pero que es lo que hago aquí, ¿porque me ha traído?, yo no pertenezco aquí
-Claro que si de ahora en adelante esta será tú casa, mi hermosa doncella
-No lo creo mi lugar está en el santuario de la diosa Atenea, allí varias personas me esperan- Apolo suspiro y soltó la mano de la joven caminando hacia la puerta de la habitación
-Sabes, durante tu sueño, han sucedido muchas cosas en Grecia, algunas no muy gratas para ti, espero que no cambies de opinión cuando te enteres, mi querida dama haz dormido por tres largos años, la mayoría de gente que conoces ya te considera muerta, y bueno si quieres saber la verdad te la contare te estaré esperando en la sala principal, tu decidirás- Dicho esto apolo desapareció y aquella joven no podía creer todo lo que él le había contado, tres años dormida, que había pasado con su vida, por que durmió por tanto tiempo y la pregunta que más le intrigaba ¿cómo había llegado hasta ese lugar?, muerta por la curiosidad la joven no tuvo más remedio que acudir a aquel lugar donde Apolo se encontraba, al verla el sonrió sintiéndose satisfecho de haber sembrado la semilla de la curiosidad en aquella chica, una vez que ella estuvo frente a él, comenzaron las preguntas de su parte
-Quiero que me digas todo lo que ha sucedió durante este tiempo, sin que nada se olvide, necesito enterarme del porque no debo regresar al santuario
-Primero que nada, tranquilízate, tu actitud no me ayuda, mucho y si quieres saber lo que ha sucedido, está bien te lo contare, aunque lo que te diré no te agrade mucho- La joven asintió- Se dé muy buenas fuentes que tú eras discípula del patriarca del santuario de la diosa Atenea, además se también que cuando eras un bebe Saga el caballero de géminis te encentro y decidió adoptarte, aun siendo un niño, además de que tú y el caballero Acuario tuvieron una gran amistad o me equivoco, incluso creo que fue algo mas- La chica tosió- Bueno es algo que no me importa, el hecho es cuando venias de regreso después de visitar a Camus que en esos momentos se encontraba entrenando a sus discípulos, fuiste atacada por alguien desconocido, aun no logro saber de quien se trató, pero eso es caso aparte, durante mucho tiempo trate de hablar contigo, así que dado el acontecimiento decidí traerte a mis aposentos, no pensé que tardaras tanto en despertar
-Al menos ya se cómo llegue aquí, pero aun no me ha explicado por qué yo no querría regresar a mi hogar el santuario
-Bueno que pensarías si yo te dijera que por culpa de Atenea tanto, Saga como Camus perecieron, en una batalla sin sentido- La joven no podía creer aquello que Apolo le decía, simplemente se rehusaba a aceptarlo
-No lo creo, debes estar mintiendo, todo es una broma de mal gusto ¿no?
-Te aseguro que las bromas son algo que no tolero mucho- Dijo seriamente
-Entonces es cierto
-Claro que lo es, Atenea no ha hecho más que tonterías desde que volvió a reencarnar, incluso se ha atrevido a retarnos, todo por los humanos
-Pero aunque no quiera regresar al santuario, que papel juego aquí, más bien que es lo que quiere de mi
-Es fácil saberlo, planeo fervientemente, hacerme del control de la tierra, además de que deseo castigar a Atenea por haberse revelado ante nosotros, y por supuesto quiero que tú me ayudes, sé que eres poderosa, como antes te lo dije llevo años observándote- Esto tomo por sorpresa a la joven- Quiero que te conviertas en una de mis musas, para completar la orden solo faltas tú- A aquella joven solo le bastaron algunos segundos para responder ante la petición de aquel Dios
-Acepto, pero eh de advertirle que no lo hago por que desee esto, solo quiero hacer justicia, quiero saber porque aquellas personas que me fueron especiales para mi perecieron por la culpa de una diosa, además quiero ver si en ella hay un rasgo de culpabilidad, así sabré como actuar
-Claro que sí, si gustas ahora puedes retirarte, es todo por el momento, además de que mañana te presentare a las demás guardianas que me sirven
-Al parecer seremos mujeres quien lo custodien, vaya eso es nuevo para mí- Sin darse cuenta en aquel lugar ya había anochecido, antes de que la joven desapareciera, la voz de Apolo interrumpió su camino- Que pases muy buenas noches Casandra- Ella paro por un momento y lo vio fijamente
-No más Casandra ella murió cuando desapareció hace tres años, por favor llámeme de alguna otra forma
-Muy bien entonces dejaras de ser Casandra y desde este momento te denomino como Jade- La joven siguió su camino, no había expresión alguna en su rostro ante lo que le había contado Apolo, ahora lo único que pensaba en una sola cosa y esa era venganza.
