La Ley de la Máscara.

(POV Shaina de Ofiuco)

La Ley de las Máscaras es sencilla, vive toda tu vida tras la máscara, si esta logra romperse tendrás que matarlo si es un enemigo y si no la opción es amarlo.

¿Sin embargo que tipo de amor puede existir en el Santuario?

Mientras entrenas todo el día, mientras superas pruebas inhumanas, mientras se te enseña que el único camino es el de Atenea, pero al mismo tiempo tienes que enfrentarte al hambre, a la burla, a la soledad.

Su Maestra no fue amable, igual que ella no fue amable con su discípulo, sus compañeras tampoco lo fueron, como ella no lo era con las demás, no recordaba a su familia como su familia tal vez no la recordaría a ella…

Pero si lo recordaba a él, ese mocoso estúpido que se atrevió a ver su rostro, sonreírle y decirle que era bonita.

Y ella no reaccionó al principio, ya que a ella no le sonreían de diario y cuando lo hizo, cuando recordó su máscara y la Ley que venía con ella lo odio.

Odio a Marin por impedirle atacarlo al principio, se odio a si misma por saber que ella tenía razón y tener que esperar hasta que el joven se ganara su armadura para poder enfrentarse justamente a él, odio a Seiya por volverse lo suficientemente fuerte para evitar su homicidio por sus garras…

Y entonces recordó que no tenía opción, si no podía matar, más que amarlo. E intento hacerlo, se interpuso en la vía de ataques y perdió a su Discípulo Cassius al no ser lo suficientemente fuerte… A pesar de eso siguió persiguiendo al Pegaso, y a su propia vocación de Santa de Atenea a Asgard, al Santuario de Poseidón…

¿Cuántas veces se había roto su máscara en el proceso?

Cuantas veces ya no le había importado.

Porque finalmente había entendido.

Al ver a Seiya pelear junto con los otros, y más importante al ver a Seiya vivir lo que realmente implicaba la Ley de Máscaras.

Por eso ahora, años más tarde podía mostrar su rostro a Kouga, a Seiya o a los jóvenes Santos sin complicarse a sí misma, porque el significado de la Ley de las Máscaras no era el vivir encadenada a esa Máscara, desviviéndose por matar o amar a alguien, sino defender su propio orgullo de Santa frente al enemigo y al mismo tiempo amar y proteger a aquellos que eran su familia, sus amigos y sus compañeros.

Y si algo había aprendido de los compañeros perdidos (los Santos Dorados, Cassius…), y de toda su vida como Santa, es que la Máscara estaba ahí para representar su dedicación y lealtad como Santa a Atenea, pero no su amor u odio.

Ya que esos sólo le pertenecían a ella y no al pedazo de metal.

Fin.

Gracias por leer.