TRIPOLARIDAD
Disclaimer: Katekyō Hitman Reborn!, tanto sus personajes, como respectiva personalidad, diseños, poderes, astucias, historia (original de la serie), entre otra información destacada le pertenecen a su creadora Akira Amano quien ha creado esta maravillosa obra. Ha de aclarar que tanto personajes como referencias básicas se sacaran del anime/manga para vuestro entendimiento, cabe mencionar que lo único que me pertenece es la idea de la historia que leerán a continuación; aunque ya quisiera que alguno de sus personajes me perteneciera exclusivamente a mí. Lo único que tomaré en mi poder son los personajes OC (original character) que serán de mi creación, el resto es todo para la diosa anterior mencionada.
Título: Tripolaridad.
Parejas principales: 1827 [Hibari Kyoya and Sawada Tsunayoshi] — 6972 [Rokudo Mukuro and Hyper Tsuna].
Parejas secundarias: RL [Reborn and Bovino Lambo] — D00 [Cavallone Dino and Kozato Enma] — B26 [Belphegor and Fran] — 10051 [Byakuran and Irie Shoichi] — 8059 [Yamamoto Takeshi and Gokudera Hayato] — 1039 [Xanxus and Superbi Squalo] — 8996 [Miura Haru and Chrome Dokuro] — M95 [M.M and Sasagawa Kyoko] — 3387 [Sasagawa Ryohei and Kurokawa Hana] — 5666 [Colonello and Lal Mirch] — 571 [Gamma and Uni]
Anuncios:
—Hablan los personajes.
(Intervención para dar detalles)
—Hablando por teléfono.
» Mensajes de texto, cartas, textos misteriosos «
« Recuerdos de diálogos pasados y/o recuerdos de algún personaje »
Pensamiento de los personajes —.
—Otro idioma (Traducción)
Ranting: M. (mature)
Género: Yaoi, shonen ai, yuri, hetero.
Summary: La batalla final ha llegado a su fin y, con ella, la paz de Namimori. Aun así, eso no significa que el Décimo Vongola haya llegado al final de su camino, él, viajará a Italia para convertirse en el digno sucesor de la famiglia, volviendo diez años después con una extraña y tripe personalidad junto a esta, nuevas amenazas; entre ellas su… ¡¿hermano gemelo?!
Advertencias: La primera vez que subí Tripolaridad era un manojo de lagos oscuros en mi cabeza, esta vez decidí terminarlo definitivamente con ideas nuevas, renovadas y, que estoy segura que terminaré. Los cambios van a ser realmente grandes, la idea es dejar atrás la vieja idea de la otra historia para darle una nueva aura a esta. Los personajes que utilice con anterioridad se volvieron una sombra de algunos anime/manga, esta vez, me gustaría traer ante ustedes personajes OC (original character) que iré creando a través de la narración. Toshiyuki Sawada es uno de los personajes originales que más me gustan porque es un amor, ¡así que espero que lo reciban con toda la dulzura del mundo!
Los personajes de esta historia comenzaran a tener algo de off character en, reitero, repetidas ocasiones con respecto a sus personalidades para adaptarlas (no sólo a la historia) sino al crecimiento que han tenido desde el último arco. Al ser un universo alterno me tomé la libertad de jugar un poco con ellas adaptándolas a la historia misma, espero de todo corazón que disfruten de la nueva versión de Tripolaridad (que planeo terminar).
Sin nada más que decir y no se aburran de tanta palabrería:
DISFRUTEN DE LA LECTURA,
De lo contrario, Kyoya los morderá hasta la muerte.
[Universo Alternativo, después de la batalla final]
PRÓLOGO: FAMIGLIA
"SÍ EL ORGULLO ES ALGO A LO QUE NO SE PUEDE RENUNCIAR, ESTOY SEGURO AL DECIR QUE MI ORGULLO SON MIS AMIGOS, MI FAMILIA"
HACE DIEZ AÑOS ATRÁS
JAPÓN, Prefectura de Nagano | Namimori
[Casa Sawada / Habitación de Tsunayoshi | 16:40 p.m.]
Con la batalla de los Arcobalenos ya culminada, la ciudad de Namimori volvía a respirar ese tranquilo aire que tanto la caracterizaba, hacía dos meses atrás que todo había vuelto a la normalidad, meses en los cuales los involucrados estuvieron hospitalizados, descansando con grandes heridas en la concurrida y famosa casa Sawada, dejando que todo lo pasado se borrara con el tiempo y, para tranquilidad de todos los habitantes de la ciudad –sobre todo para el Décimo– regresaban a sus respectivos países. Reborn había desaparecido una semana después de lo ocurrido, dejando al próximo heredero sin protección alguna –después de aquella gran discusión–; regresando así, después de varios días, a Japón con la excusa de convertir al Décimo Vongola (Sawada Tsunayoshi) en el Neo Vongola Primo, que prácticamente era lo mismo que lo anterior mencionado, sólo que con un nombre mucho más cool a palabras del todavía bebé y, estúpido de quien lo portaría.
Sawada Tsunayoshi, más conocido como Tsuna; se encontraba en su habitación. Delante de él se encontraban un montón de papeles regados en la mesa de madera que centraba su dormitorio, con varios libros a los alrededores y algunos puff de colores a los costados. Leía atentamente una carta que Timoteo le había enviado a través de su tutor, su rostro no era para nada compasivo, estaba lleno de dudas y, rascándose la cabeza con fastidio, intentaba interpretar las palabras en italiano que el anciano le había escrito con perfecta elocuencia. Levantó tímidamente su mirada en dirección a Reborn, quien, cruzado de piernas, observaba a su discípulo con la típica inexpresión que su rostro de bebé portaba, con todavía ese extraño pacificador colgado en su pecho.
Tsunayoshi tragó seco, regresando de nuevo la mirada hacía la carta—. No pensé que la fuese a enviar tan rápido —pensó en voz alta, llamando la atención del Décimo quien con curiosidad elevó de nuevo su mirada hacía el ex Arcobaleno.
— ¿Sabías de esto, Reborn? —Cuestionó, intentó ordenar sus pensamientos antes que la respuesta de su tutor llegase con un simple asentimiento—. ¿Por qué no me lo comentaste? Es decir… no tienes que decir todo lo que vas a hacer, pero esto me concierne… ¡es mi vida, Reborn!
—No sabía que el Noveno haya decidido hacer esto en estos momentos —respondió por fin, con esa extraña sinceridad que a veces poseía—. Fui a hacer otros encargos para la familia, pero jamás se me pasó por la cabeza que el entrenamiento se llevaría a cabo a partir del próximo año en Italia.
—Dejar Namimori… —intentó visualizar todo lo que le concernía, fuera de su casa, lejos de su mamá, sus amigos… su familia.
—Tsuna —intentó llamarle, suspiró—. Escucha, sé que va a ser difícil. No solamente lo digo por el entrenamiento, tienes tu vida aquí, tu familia: mamma, tus estúpidos guardianes, amigos (también estúpidos) pero sólo será en un corto periodo, estaremos en Italia, más cerca de descubrir la maldición que todavía está en mi cuerpo y de paso entrenar para que te conviertas en un buen líder para la familia.
— ¡Ya te lo dije, Reborn! ¡¿No estamos discutiendo esto desde hace años?! ¡No, no me voy a convertir en el jefe de la mafia!
— ¡Deja de ser tan egoísta, Tsunayoshi! —El castaño guardó silencio de golpe al escuchar la fuerte voz que el bebé había usado con él—. ¡Ya esto no sólo lo vas a hacer por la Familia Vongola! ¿No lo dijo, Primo? Lo vas a hacer por tú familia. Lo que has convertido a tu alrededor, es probable que comiencen a aparecer tipos más fuertes que tú, más fuertes que tus guardianes y, con el actual poder que tienes es probable que mueras. No tuviste el poder necesario para salvar a Chrome cuándo casi sucumbía, tampoco tienes el poder necesario para defender a todos tus amigos, necesitas estar preparado para lo que venga. No fuiste capaz de derrotar solo a Jäger, mucho menos de hacerle frente a Bermuda, todos cayeron ante sus fuerzas y, fue necesario que dos guardianes colaboraran para detenerlos. Esto es importante, Tsunayoshi. En este mundo existe gente más fuerte que tú, más fuertes que tus guardianes, más fuertes que yo.
—Nadie es más fuerte que tú, Reborn…
El ex Arcobaleno lanzó un largo suspiro de sus labios—. Existen, porque este mundo hace lo imposible, sí no es capaz los crea. Por esa razón el Noveno quiere que tú vayas a entrenar a Italia, porque existen los tipos perfectos para entrenarte, educarte en el arte de la batalla. No sólo para convertirte en el próximo heredero, sino, para defender lo que más amas.
—La escuela, ¿mamá?
—Todo eso lo arreglaran en Italia, no debes de preocuparte por detalles tan mínimos; tus guardianes también lo entenderán, hablaremos con mamma —el castaño lanzó un largo suspiro de sus labios—. Kyoko también lo entenderá, estoy seguro que te esperará.
Reborn lo esperó, los colores en el rostro del castaño, el fuerte sonrojo que cubriría sus mejillas y sus labios estúpidos temblando como un mocoso de no más de doce años que conoce lo que es un beso por primera vez, pero jamás estuvo preparado para la mirada perdida del castaño, este chico ni siquiera estaba pensando en ella y lo notó al ver sus ojos. Curvó sus cejas con algo de molestia, tuvo ganas de golpearlo, había sido la primera vez que no pudo leerlo tan fácilmente como antes, estaba pensativo, en otro mundo. Sonrió, mostrando sus dientes detrás de aquel angelical rostro de bebé.
— ¡Hey, Dame-Tsuna! —El castaño no reaccionó, Reborn se cansó de esperar, levantando así su cuerpo para golpear su rostro de una patada—. ¡Escucha, Tsunayoshi!
— ¡Te estoy escuchando, Reborn! Estabas diciendo algo que los chicos iban a entender… —susurró, sobándose su mejilla que sentía que poco a poco estaba hinchándose. El ex Arcobaleno sintió que toda su sangre estaba hirviendo, pero decidió tranquilizarse. Lo descubriría más tarde.
—Iremos a hablar con mamma primero —avisó—, con los guardianes después, ¿de acuerdo? —Tsunayoshi asintió—. Es una buena oportunidad, Tsuna.
Sawada mordió su labio inferior—, sí lo dices tú, Reborn.
—Entre más rápido terminemos, más rápido regresaremos.
— ¿Regresar, huh? —Contestó sumergido en sus más profundos pensamientos.
[—]
JAPÓN, Prefectura de Nagano | Namimori
[Casa Sawada / Salón principal | 18:15 p.m.]
La gran fiesta de despedida que se había planeado en la casa de los Sawada había alborotado de forma extraña todo el barrio dónde ellos vivían. Todos sus amigos habían acudido, desde compañeros de clase, hasta vecinos cercanos. El rumor de que Sawada Tsunayoshi iría a estudiar a Italia por petición de su padre había recorrido cada callejón de Namimori, no existía una sola criatura en toda la ciudad que no sabía. Nana jamás había tenido tanta gente en su casa (que ella supiese) desde la familia Simon, hasta el grupo Kokuyo. Cada líder, compañero, amigo se encontraban comiendo, charlando entre ellos, disfrutando de la música suave que había invadido cada rincón de esa casa que tanto recuerdos les traía a cada uno. Natsu se encontraba en las piernas de Enma sin querer separarse ante la mirada de su amo quien no podía evitar reír con timidez. Uri se había aliado con Rokudo, separándose de su amo que no paraba de moquear recibiendo pañuelos blancos por parte del beisbolista quien intentaba tranquilizar al bombardero.
Todo, en pocas palabras, era una locura total.
—Tsuna-kun —la suave voz de Sasagawa llamó su atención, giró su rostro hacía dónde la mujer se encontraba, sonriéndole con la expresión más agradecida y dulce del mundo—. ¿Podemos hablar?
—Seguro, huh… ¿Te quedas con Natsu, Enma? —Le preguntó a su mejor amigo, quien alargó una sonrisa entre sus labios haciéndole una pequeña seña para que prosiguiese en lo que fuese a pasar.
Ambos caminaron en silencio hacía el patio de la casa, los niños se encontraban jugando en los columpios que habían colgado cuando su padre se había quedado para la batalla de los Arcobalenos, algunos vecinos pasaban saludando así al chico quien les devolvía el saludo con una sonrisa mucho más fuerte, valiente; a diferencia de cómo se veía dos años atrás cuándo todo ese asunto de la mafia había comenzado. Tsunayoshi se sentó a un lado de Kyoko, quien observaba el cielo con bastante interés, las estrellas estaban comenzando a asomarse en el firmamento, mientras que él, no observaba nada más que el borde del vaso dónde estaba bebiendo una extraña soda que había hecho su madre (se había asegurado de que no hubiese sido Bianchi).
—Han pasado dos años —Tsunayoshi giró a ver a Kyoko por fin, ella también estaba viéndolo—. Reborn-kun vino y, todo esto comenzó —no pudo evitar soltar una pequeña risa de sus labios—. Has cambiado, Tsuna-kun. Todos aquí hemos cambiado, siempre fuiste tímido, ahora eres mucho más valiente, más hombre… has madurado en muchas maneras.
—De hecho, Kyoko-chan… presiento que soy el mismo —una pequeña carcajada se escapó de los labios de ambos—. No creo que ser diferente o más maduro me hubiese guiado a tomar una decisión personal, todavía no soy capaz de controlar mi propia vida, tengo mis dudas, soy débil… quiero ser fuerte, para defenderlos, a todos, a ti… —cerró sus labios, apretando el vaso que tenía entre sus manos.
—Sé que te gustaba, Tsuna-kun —el castaño saltó con sorpresa—. Siempre lo supe, pensé que cuándo estuviera lista sería capaz de confesarme y te colocarías todo rojo de la vergüenza. Pero ahora siento que todo esto es diferente, comenzó a desaparecer… no, me corrijo, cambió. Has dejado de verme con amor, es diferente… se volvió un amor fraternal, has olvidado como verme, ¿cierto? Lo he visto, cada vez que nuestras miradas se encuentran simplemente la desvías por ver a alguien más. Haru intentó hacer esto que estoy haciendo yo pero sentía que todo se derrumbaría sí hablaba…
—Kyoko-chan…
—Te amo, Tsuna —se confesó mirando esta vez el cielo—. Haru te ama —volvió a sonreír—. Pero tú amas a alguien más.
—También te amo, Kyoko-chan, te amo a ti, como amo a Haru… pero es diferente —admitió—. No era el amor que sentía tan fuerte, no era esa conexión que pensé que tendríamos… es… algo más.
Kyoko se apoyó besando la mejilla del castaño ante un asombrado Tsunayoshi—. Es un amor fraternal, Tsuna-kun —sonrió—. Un amor fraternal que se volvió tan fuerte que lo malinterpretaste —cerró sus ojos intentando retener sus lágrimas—. ¿Ya te has confesado? —Negó, ante la atenta mirada de la castaña—. ¿Qué esperas, Idiota? ¿Regresar a Namimori después de no sé cuántos años? ¡Ve a confesarte!
—Kyoko-chan… —él se levantó de dónde estaba girando a verla—. Sí antes hubiese tenido el valor, te hubiese propuesto ser mí novia.
—Sí antes hubieses tenido el valor y, te hubieses enamorado de alguien más… mandaría a mi Oniichan a romperte la cara —la sonrisa que el castaño mostró le hizo reír a ella también. Movió sus manos cómo sí estuviera corriéndole de dónde estaba, sujetando con fuerza la madera en dónde se encontraba sentada. Tsunayoshi dio media vuelta y comenzó a correr, sabía dónde encontrarlo.
— ¿Estás segura de esto, Kyoko-chan? —El sollozo de alguien más llamó su atención, Haru cayó sentada en el frío suelo de la salida al jardín con las lágrimas deslizándose por su rostro—. Haru no hubiese tenido el valor de animar a Tsuna-san con alguien que él amara… no lo tendría, Haru quería… Haru… —Kyoko caminó arrodillada hasta dónde su amiga se encontraba sentada y la abrazó con tanta fuerza que entre ambas los sollozos comenzaron a sonar en todo el patio. Detrás del ventanal Chrome las observó en un profundo silencio, observando la dirección dónde su boss había corrido.
¿La escuela? Era él, huh.
[—]
JAPÓN, Prefectura de Nagano | Namimori
[Escuela Namimori / Puerta de entrada | 18:45 p.m.]
» ¿Todavía estás en la escuela? « Había tenido el valor de enviarle aquel mensaje de texto, sus manos estaban temblando así como sus piernas cuándo llegó casi sin aliento a las puerta de la famosa escuela de Namimori. Namicchu seguía abierta para su salvación, la tarde estaba volviéndose oscura, el ocaso poco a poco comenzaba a convertirse en penumbra, mientras él, moviéndose inquieto, esperaba la respuesta de su mensaje. Saltó casi con sorpresa al escuchar el ligero pitido de su celular, leyó: » ¿Qué quieres, Herbívoro? Pensé que era tu fiesta de cumpleaños « no pudo evitar sonrojarse, tragó seco tecleando con suma rapidez en este, intentando explicar suma claridad sus intenciones con el Presidente del Comité Estudiantil. » Olvida eso, Hibari-san. Necesito hablar contigo « sentía que su corazón se iba a salir de su tórax y correría por toda la calle gritando: "¡REBORN!" latía con cada vez más fuerza, levantó su rostro hacía el cielo. Había actuado de forma imprudente siendo impulsado por las palabras de su amiga, nunca pensó tener que estar en esa situación, estaba seguro que ese hombre pensaría que era un estúpido y le golpearía con sus tonfas, pero al menos, sacaría lo que tenía dentro de él que le estaba matando. » Bajaré « sólo lo leyó y ya estaba acobardándose.
—Vamos, vamos Dame-Tsuna, Kyoko-chan tuvo el valor… yo también —se repetía constantemente aquella frase, en sentadillas jugando con la tierra que sobresalía de la acera frente a la escuela. Estaba seguro que el día que él le avisó a cada uno de sus guardianes él estaba presente, sin embargo, esa reunión no iba a ser por el hecho de que se marcharía del país, era por otra razón.
—Herbívoro —le llamó. El castaño saltó de la sorpresa al haber sido tomado desapercibido, se levantó de golpe intentando no caerse, estaba tan sumergido en sus pensamientos que olvidó que la escuela estaba detrás de él—. Cualquier idiota te atacaría sí te viese allí arrodillado sin hacer nada.
— ¿Cierto que sí? —rio nervioso, con una mano en su nuca. El guardián de la nube levantó una ceja curioso—. Hibari-san… ¿le he quitado su tiempo?
—Eso depende, ¿en qué me entretendrás ahora, Herbívoro? Estaba seguro que hoy era tu fiesta de despedida —los ojos de castaño se abrieron con fuerza, estaba seguro que en el mensaje había escrito fiesta de cumpleaños, ¿leyó mal? —. ¿Y bien? ¿Alguna estúpida prueba de valor en la escuela en la noche? No dejaré que jueguen más en ella.
— ¡No, no, no, no, no! ¡No es eso, Hibari-san! —Intentó detenerlo antes de que sacase sus tonfas—. He… he venido a hablar contigo. Es algo que quiero decirte —tragó seco, Hibari levantó una ceja con curiosidad volviendo a enderezar su cuerpo.
—Te escucho.
—Hace casi cinco meses que terminamos la batalla contra Vindice, ¿cierto? —Él asintió—, mi abuelo… quiero decir, Timoteo, el Noveno jefe de los Vongola me invitó a entrenar en Italia para… ¿cómo era?
—Prepararte para convertirte en un digno jefe de mafia. Lo escuché, estaba presente el día en que el Bebé nos dijo —le comentó, cómo sí intentara romper las vueltas que el rumbo de la conversación había tomado—. Ve al grano, Pequeño Animal.
Jugó con sus dedos—, es un viaje… no sé por cuántos años —intentó proseguir—, no estaré aquí en Namimori —Kyoya elevó sus cejas con curiosidad. Tsunayoshi había dejado de temblar (cosa extraña), levantó su rostro con fuerza, observándole así, con aquellos hermosos ojos avellana llameantes—. ¡POR ESO QUERÍA DECIRTE QUE ME GUSTAS!
Kyoya parpadeó un par de veces confuso, observando el sonrojo que se había formado en el rostro de Sawada Tsunayoshi, sintió de golpe como un balde de agua le caía en la cabeza bañándole por completo. El chico de cabellos marrones sacudió su rostro de un lado a otro, había vuelto a temblar, sumergido en sus pensamientos, cómo sí deseara que el más alto le golpeara o dijese algo.
—Me… ¡me iré dentro de dos días, sí quieres despedirte me encontraré en el aeropuerto de Namimori! —se dio media vuelta dispuesto a salir corriendo—. No… no tienes que corresponderme —finalizó antes de comenzar a correr.
El hombre de cabellos negros intentó detenerle, pero entre más estiraba su mano su cuerpo cada vez se alejaba más, parecía que su corazón estaba latiendo con fuerza en esos momentos. Dejó de intentar estirar su mano, dirigiéndola hasta su pecho, permaneciendo en un profundo silencio. ¿Qué había ocurrido? Cubrió sus labios con la palma de su mano, sentía su piel caliente, las mejillas ardiendo cómo sí estuviese sonrojado.
Estúpido… e idiota Herbívoro —pensó—. Sí te confiesas debes de esperar la respuesta de la otra parte —mostró una sonrisa sobre sus labios, justo cuando comenzaba a darse cuenta de los sentimientos que sentía por él, se tenía que ir.
—Así que era Hibari de quien se había enamorado —esta vez fue turno del guardián de la nube de saltar por la sorpresa al sentir una voz detrás de él. Una tonfa se deslizó de su abrigo en dirección al rostro del bebé que estaba en el muro de la entrada de la escuela, esta fue detenida por una sai que tenía Reborn entre sus manos—. ¿Qué vas a hacer?
—A qué te refieres, Bebé —cuestionó, regresando a su posición, aun, con el arma en su mano derecha.
—A Tsuna, a eso me refiero.
—Él lo dijo: « no estaré aquí en Namimori » eso quiere decir que tomó su decisión, ¿Quién soy yo para interponerse en su camino? —Le cuestionó de regreso—. Lo que haga o deje de hacer con Sawada no es tu asunto, Bebé.
Reborn alargó una sonrisa en sus labios—. Lo amas —fue lo último que dijo, antes de desaparecer, dejando a un muy choqueado japonés en aquella posición dispuesto a lanzar un ataque por lo avergonzado que se encontraba al ser un maldito libro abierto.
[—]
JAPÓN, Prefectura de Nagano | Namimori
[Aeropuerto de Namimori / Vuelos privados | 10:25 a.m.]
Ese día había amanecido nublado, la lluvia que envolvió a la ciudad no había sido tan fuerte para detener los vuelos por completo, pero sí, para retrasar alguno de ellos, sobre todo, los vuelos privados, porque necesitaban la pista libre que los aviones particulares ocupaban al no haber partido todavía por la fuerte lluvia. Tsunayoshi se encontraba sentado en la sala de espera del aeropuerto de la ciudad con Reborn entre sus piernas, observaba hacía ningún punto en específico, cómo sí tuviese muchas cosas que decir y a la vez, nada. Ambos esperaban que el piloto de los Vongola les fuese a confirmar que podrían despegar. A su lado se encontraba Nana, cargando a Lambo e I-pin, mientras hablaba animadamente con Bianchi sobre lo contenta que se sentía por la transferencia de su bebé a Italia, ¡una escuela de élite! Bianchi alagaba con burla a través de su pronunciación lo mucho que se divertiría el castaño (pobre desgraciado) casi se podría leer en su idioma natal. Los niños, incluyendo a Fuuta alegaban bajito que no quería que se fuese, pero la mirada del castaño durante esos meses había impedido que ellos lloraran y, también habían sido amenazados por el ex Arcobaleno.
Bianchi tuvo que noquear a Gokudera para que se quedase, Yamamoto se quedó cuidado de él, las discusiones de los últimos meses giraban en que el bombardero quería entrenar también, pero todos concluyeron que eso no era para él, que se quedase quieto y en casa. Ryohei gritó lo extremadamente feliz que se sentía porque Tsuna había sido escogido para ir a una escuela máxima en boxeo (seguía siendo un idiota). Las chicas se sentían tristes, después de haber llorado entre ellas habían logrado entender lo que significaba todo eso. Mukuro le envió varias cajas de piñas, que entre más avanzaba el tiempo, habían logrado hacer que ese viejo parque de atracciones se volviese una casa finca. Chrome era de las pocas que estaban actualmente en el aeropuerto, ella le había dado mucha suerte a su amigo, esperaba que todo saliera bien en su viaje. Enma era el único de los Simon que había asistido, después de estar minutos abrazado con el castaño lo había dejado por fin para ir a llorar a una esquina del aeropuerto, se habían convertido en bueno amigos ¿y se tenía que ir? ¡No podía ser! Lejos de la muchedumbre de fenómenos, se encontraba Hibari Kyoya, cruzado de brazos solamente para despedir a su jefe sin expresión alguna.
—Mis niños han crecido tanto —hablaba Nana con lágrimas de felicidad en sus ojos, abrazando a ambos con una sonrisa entre sus labios—. Debes de cuidarte, Tsu-kun. Dormir temprano, evitar comer mucho dulce, hacer las tareas del hogar.
—Lo haré, mamá.
—Debes de protegerlo, Reborn-kun —Nana abrazó al bebé con una gran fuerza—. Conviértelo en un gran hombrecito.
—Lo haré, mamma.
—Llamada al vuelo privado a Italia – Sicilia, repito, llamada al vuelo privado a Italia – Sicilia —se escuchó una voz femenina por el altavoz—. Reborn-sama, Tsunayoshi-sama; por favor, pasar a la puerta de embarque número 204 B-3.
Los mencionados no tardaron en observarse entre ambos. Reborn pasó de un salto a los brazos de Bianchi para despedirse, quien le recibió feliz con una sonrisa entre sus labios. Discutió unos segundos con Lambo para que se quedara quieto y no comenzara a llorar. Tsunayoshi los abrazó a todos, diciendo que les iba a extrañar, que regresaría para vacaciones, que no los olvidaría y escribiría cartas todos los días. Los niños le pidieron juguetes, intentando olvidar entre su niñez que su casi hermano se iría por años lejos de ellos. El abrazo que le dio a Nana duró mucho más que con el resto, se separaron, mirándose con un gran amor fraternal. Las cuatro chicas le abrazaron (Hana también estaba presente), Kyoko y Haru besaron sus mejillas para la gran despedida, Chrome le sonrió, abrazándole de nuevo esta vez un poco más de tiempo: » Mukuro-sama le desea un buen viaje « Tsuna no evitó reír, regresándole el mensaje con un tono bromista un poco más fuerte del normal.
Reborn se adelantó con un alto hombre en dirección a la sala, Tsunayoshi se separó del grupo acercándose a dónde se encontraba el guardián de la nube, lejos de todos con sus brazos ligeramente cruzados. Todo se detuvo delante de ambos, observándose a los ojos, aquel choque entre un hermoso chocolate avellana y un cielo hecho de grandes diamantes, en esos momentos parecía un mar de sensaciones.
—Hibari-san, gracias por venir.
—Ten un buen viaje, Herbívoro.
—Hibari-san, quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí hasta ahora —habló por fin, mirándole esta vez a los ojos con un gran valor—. Cuándo nos enfrentamos a Mukuro, fuiste tú quien me dio las fuerzas para poder ganas, en la lucha contra Varia en favor a los anillos Vongola; sí no fuese por ti, no sé qué le hubiese pasado a los demás… —apretó su labio inferior—. En el futuro, gracias a ti logramos avanzar mucho e incluso tu yo del futuro me ayudó bastante, gracias a él me volví más fuerte. La sucesión, la batalla en contra de Daemon. Gracias, abrí los ojos por tus palabras… aunque fueron algo rudas —soltó una pequeña risita de sus labios—. La última batalla que tuvimos —Kyoya estiró su mano, tomando la del castaño. Este tenía las mejillas teñidas en un suave rosa, Tsuna se dio cuenta de inmediato y sus mejillas se tiñeron en un rojo de vergüenza—. ¡Quería agradecerte por todo, Hibari-san!
—No es necesario, lo hice para salvaguardar la paz de Namimori —sonrió—, pero ahora que te vas no es necesario —Tsuna alargó una sonrisa divertida entre sus labios—. Todo volverá a ser tan aburrido, será una lástima, Pequeño Animal.
—Hibari-san, ¿puedo escribirte?
—Puedes, pero no te aseguro que te conteste de inmediato —el castaño dudó en proseguir.
—Pero lo harás —afirmó—. Estarás ocupado con la entrada a la preparatoria, ¿cierto? —Este lo vio de reojo, asintiendo de manera automática—. Cuídate mucho, Hibari-san.
—Tú también, Tsunayoshi.
El castaño se detuvo de golpe, sentía que su corazón en esos momentos quería explotar. Desde lo que había ocurrido hace dos días quería escapar de su pecho cada vez que recordaba los sucesos frente a la escuela. Apretó con fuerza sus ojos, mirando hacía la entrada de la embarcación.
—Ky-Kyoya —el de cabellos negros levantó una ceja curiosa, para captar segundo después que utilizó todas sus fuerzas para llamarle por su nombre. El castaño giró a ver a su guardián de la nube antes de apretar fuertemente sus puños—. Te-te extra-extrañaré. Te extrañaré, Kyoya.
Un carro que llevaba grandes maletas había pasado de causalidad delante de ellos, que impidió que Tsunayoshi corriese lejos de él, estiró su mano tomándole de la muñeca con fuerza acercándole. Deslizó su mano por la barbilla ajena obligándole a levantar su rostro lleno de vergüenza, coloreado con un hermoso color rojo como el tomate. Le besó, fue algo casto, que repartía los sentimientos que tenía por el contrario. Eran confusos, pero había sido capaz de aclararlos en ese preciso momento, no quería dejarlo ir, pero él tenía que irse. Duró muy poco, ambos se separaron cuándo el carro dejó de transitar por dónde ambos se encontraban. Tsuna reaccionó antes que el guardián de la nube y salió corriendo en dirección a la puerta de embarcación. Cuándo llegó recibió un golpe de Reborn por haberse tardado tanto, se apoyó de regreso a la pared con una estúpida sonrisa entre sus labios.
» Tienes cómo obligación escribirme, Herbívoro « tecleó su celular, observó que el castaño revisaba su bolsillo sacándolo. El sonrojo que invadió sus mejillas fue sin duda, el más lindo.
— ¡JUUDAIME! —Tsuna antes de contestar el mensaje se distrajo con el fuerte grito que había ocasionado que todos los que estaban en el aeropuerto giraran a ver al bombardero quien entró corriendo y, detrás de él, a Yamamoto—. ¡NO ME OLVIDE, YO NO LO OLVIDARÉ! ¡IRÉ A VISITARLO!
—Gokudera-kun…
— ¡Ten un buen viaje, Tsuna! —Se despidió Yamamoto, sujetando por el cuello de la camisa a Hayato antes de que saliese corriendo en dirección a la puerta de embarcación. Salvado por Bianchi quien se acercó a ellos para que Hayato le viera a la cara y se desmayara. Tsunayoshi elevó su mano despidiéndose de sus dos mejores amigos, observando por última vez en dirección dónde el guardián de la nube se encontraba.
» Lo haré todos los días, Hibari-san « sonrió, al recibir una respuesta rápida: » Llámame, Kyoya. Tsunayoshi «
¿Por qué? ¿Por qué le dio que le iba a extrañar? ¿Por qué se besaron? Sus corazones latían tan rápido en esos momentos que no entendían realmente lo que estaba ocurriendo. Gustarse era una palabra simplemente banal para expresar un sentimiento que no estaba del todo claro entre ellos. Había una razón, existía un motivo por el cual ambos se habían comunicado con tantos pensamientos erráticos en sus mentes. ESTABAN ENAMORADOS, Kyoya de Tsunayoshi y viceversa. Él no se quería separar del guardián al descubrir sus verdaderos sentimientos, el hombre de la nube intentó reprimir las ganas de ir a quitárselo de las garras del Bebé para tener por fin a quien había estado esperado durante años. Pero eso era imposible, el destino había movido los engranes del futuro, debían de ir conectándolos para volver a encontrarse en el futuro.
Desvió su mirada hacia atrás, todos estaban despidiéndose efusivamente, pero de nuevo, chocó su mirada con los del guardián de la nube quien le hizo una pequeña reverencia con su cabeza antes de marcharse. Tsunayoshi hizo exactamente lo mismo, antes que las puertas de embarcación se cerraran con él atravesando esta.
El avión despegó treinta minutos después.
"ES LA ÚLTIMA FIESTA. VAMOS A DISFRUTAR TANTO DE LA VIDA COMO DE LA MUERTE"
Diez años habían concurrido, diez para que él se convirtiera en el jefe que todos sus guardianes deseaban que fuese, para que los subordinados de la familia Vongola entendieran lo mucho en lo cual había trabajo y, para que las demás mafias temieran en lo que él se había convertido. Él se había convertido en el perfecto Vongola Decimo, tomaba decisiones autónomas sin quejas algunas, no se arrepentía jamás de lo que decidía. Se enfrentó en esos años a tantos enemigos que veía la victoria a través de sus ojos. Pero Tsunayoshi jamás antes se había arrepentido tanto, nunca antes había visto que todo en lo que había trabajado para proteger a su familia fracasaba en segundos. Tragó seco, no podía hablar, gritar que se detuviera lo que sea que eso fuese, pensar que todo iba a estar bien era una ilusión dentro de otra, él se entregaría con tal de que la vida de sus guardianes estuviera a salvo, pero no, no había más decisiones para él. La última, había acabado.
Ellos le observaban desde dónde se encontraban, levantados en el aire por una especie de sombra sujetándoles, impidiendo que cada uno de ellos se moviera. Tsunayoshi gritó con fuerza, rasgándose la garganta en el acto, porque no podía hablar, estaba sellado con algún truco de magia que impedía que sus cuerdas vocales emitieran algún tipo de sonido, pero sus ojos se abrieron de golpe, sus manos temblaron con fuerza.
¡¿POR QUÉ?! —Los pensamientos bramaron con fuerza, en una gran oleada de fuego puro que se extendía por toda la habitación. El cuerpo de cada uno de sus guardianes había sido atravesado por una mano, destruyendo cada una de sus almas. Caían uno a uno: Lambo, Gokudera, Yamamoto, Ryohei, Mukuro… e incluso Hibari.
¡¿POR QUÉ LOS ASESINASTE?! ¡ME QUERÍAS A MÍ! ¡A MÍ, MALDITA SEA!
La sonrisa de la sombra creció como los dientes del Gato de Cheshire, mostrándose astuto, intimidante. Voló alrededor del cuerpo del castaño quien se encontraba de rodillas en el centro de una gran casa, dónde no existían nada más que paredes de mármol. No había salida, no había entrada, lo único que se escuchaba era el latido de su débil corazón. La sombra volaba a su alrededor, impidiéndole que se moviera, que abriera sus labios, que le golpease. Quería llorar, huir, pero sobre todo… quería morir—. Eres débil —la voz por fin, habló.
NOTAS DESPUÉS DE LA LECTURA:
—Siento cómo sí hace años no escribiera nada 1827, ¿fue hace años cierto? He regresado con esta pareja con mi historia: Tripolaridad, que planeo, en serio, terminarla (aunque me tarde siglos). Será localizada en una nueva estratosfera con datos totalmente nuevos. ¡Espero que les guste!
— ¿El fandom sigue con vida? Sí no es así, es mi deber revivirlo :v
—La historia no sé porque volvió a revivir, estaba acostada en mi cama y pensé: Tripolaridad era chévere, debería escribirla de nuevo… y ayer, con algo de tiempo, lo hice.
—Es un regalo para Mr. Rogers-Stark; Te amo, Idiota.
—Recibo tomates, cebollas, entre otras cosas~
Besos.
An.
