Buenas tardes mis queridos lectores. Este será mi tercer Fanfic y ahora usaré a dos personajes muy queridos en el ámbito Yuri. Igual que mi anterior Fanfic, cambiaré muchas cosas, y en sí solo usaré a las personajes principales, pero en un mundo alterno por así decirlo. Bueno, sin más aburrirles, aquí está la historia. Visiten mi Twitter /ShiosakuNewgate.

Los personajes de la serie Maria-sama ga miteru son propierdad de Oyuki Konno y solo los uso para fines de este fic.

Seis y media de la mañana, la hora en que la rutina empieza. Yumi se levanta con pereza, como todos los días, se aclara la vista, se estira y con movimientos lentos se levanta de su cama; va al baño a lavarse la cara y los dientes, y baja a prepararse su desayuno y su bentou del día. Como siempre, en la casa no había nadie más que ella, por lo que no tenía que preocuparse por nada más que atenderse a sí misma.

Oyendo el noticiero, se enteró de que llovería, por la tarde, así que cargó su paraguas (que era más grande de lo normal), y como de costumbre se retiró rumbo a la escuela, primero cerciorándose de que todas las puertas y ventanas estaban cerradas.

Caminó el mismo tramo de todos los días, pasando por los mismos árboles, la misma tienda, la misma frutería… se encontró con sus compañeras de clase al pie de la colina; sabía sus nombres (Sakuya, Ami y Chikage), siempre caminaba con ellas ese mismo tramo, pero no las conocía del todo bien; había escuchado antes sus problemas, sus historias, sus chismes, pero fuera de ello…

- Oigan, ¿ya saben el nuevo rumor?- dijo de pronto Ami.

- ¿Hablas de la nueva profesora de artes?- inquirió deductivamente Chikage-. Dicen que es atleta olímpica, muy exitosa.

- ¿De verdad va a darnos clases alguien así?- preguntó Sakuya incrédula- ¿No debería estar dando clases de deportes o algo así?

Yumi había escuchado esos rumores antes, y compartía la postura de Sakuya, pero, como de costumbre, se sentía fuera de lugar con respecto a la charla.

- Al parecer será entrenadora de primero, y profesora de artes en segundo- explicó Ami, quien parecía haber investigado a fondo el tema.

Llegaron al salón de clases con los "Dimes y diretes" acerca de la nueva profesora, e Yumi, igualmente por rutina, sacó su libreta de matemáticas, antes de que Ami pudiera terminar la frase "Pásame la tarea".

Las clases fluyeron como normalmente lo hacían, y Yumi tomaba nota de todo lo que decía el profesor como lo hacía siempre, y durante el receso, el titular le pidió que la acompañara a la sala de maestros por unas copias para el grupo. De regreso, Yumi se perdió en sus pensamientos, recordando detalles de una novela romántica que había leído antes de dormir, y por accidente tropezó con una persona, que al parecer estaba igual de distraída.

- ¡Aw!- exclamó la mujer de pelo negro largo.

- Lo-lo siento… ¿está bien?- se disculpó Yumi, y empezó a recoger las hojas que estaban regadas por todo el suelo.

- Descuida, ha sido mi culpa- se disculpó aquella mujer con una voz amable, y le ayudó a Yumi a recoger las hojas.

Cuando ambas terminaron de recoger todas las hojas, la mujer se levantó, y le tendió una mano a Yumi con una gran sonrisa.

- Me llamo Sachiko… profesora Sachiko Ogasawa- se presentó la profesora y Yumi quedó irradiada por su bella sonrisa-. Soy la nueva entrenadora de primero, y profesora de artes de segundo.

"- Así que ella es la nueva profesora-" se dijo a sí misma Yumi, irradiada "-. No me la imaginaba tan joven, y bella…

- Etto… ¿cómo te llamas?- le preguntó Sachiko-sensei sacando a Yumi de sus pensamientos.

- Ah, lo siento… yo me llamo Yumi, Fukuzawa Yumi, del grupo 2-A

Yumi tomó la mano de la sensei, y ésta le ayudó a levantarse.

- Bien, Yumi-san, creo que me ayudarás mucho, ya que mi primera clase es en tu grupo, y estoy un poco perdida.

Yumi sintió la calidez de la mano de ella, y sintió latidos fuertes en su corazón, y como hipnotizada asintió con la cabeza, y guio a la desorientada profesora hasta su salón.

Al llegar al salón, sus demás compañeras quedaron igual de impresionadas al ver la belleza de la nueva profesora, y casi no notaron que Yumi les estaba entregando unas hojas (ni la misma Yumi se daba cuenta de qué estaba entregando). La profesora solo se presentó al grupo, y explicó que los motivos por los que ella estaba ahí, era para entrenar a las nuevas generaciones. Yumi ponía y no atención a las palabras de la sensei, hasta que ella se retiró del aula, y leyó la hoja que les había entregado a todas; era un citatorio para los padres de familia… Yumi se quedó petrificada, y no supo cómo reaccionar ante lo que sus ojos leían, y se quedó así hasta el final del día.

Por primera vez Yumi rompió su rutina; normalmente saldría junto con sus compañeras del salón, y se irían de la escuela juntas, como siempre lo hacían, pero en lugar de eso, Yumi salió sola del salón, y en lugar de salir por la entrada principal, se fue directo al patio, y se recargó en uno de los árboles apoyando sus rodillas a su rostro, presionándolas con fuerza. Entonces sintió que alguien se sentó a su lado.

- ¿Estás bien?- le preguntó la ya conocida voz de Sachiko-sensei.

Yumi no supo cómo responder, solo se limitó a quedarse callada, y forzarse a sí misma a no llorar, a impedir que las lágrimas salieran de sus ojos.

Sachiko-sensei suspiró y entonces cerró los ojos.

-Bien, me quedaré aquí hasta que decidas hablar- dictaminó con una voz autoritaria, y se puso cómoda para esperar a que Yumi hablara.

Yumi levantó la cabeza y miró a la sensei, con los ojos hinchados y un par de lágrimas en sus mejillas.

- ¿De verdad me escuchará?- dijo Yumi con la voz entrecortada- ¿De verdad escuchará lo que tengo que decir?

Sachiko-sensei puso una mano en la cabeza de Yumi, y la acarició con ternura.

- Claro que si- afirmó con una sonrisa en sus labios, que ayudó a Yumi a calmarse más.