-I beleve I can fly- Canto para si Afuro Terumi. No lo izo muy fuerte ya que le avergonzaba un poco que lo escucharan –I Belive I can touch the sky- Era una suave interpretación de la versión original. Se introdujo lentamente en Raimon, no había escuela, pero buscaba a sus amigos en caso de que estuvieran practicando.
El aire soplo cuando llego junto a la cancha –Hm- Exclamo. Estaba vacio, pero por lo menos se había tomado una caminata agradable –Oh- Dijo casi en un suspiro al divisar a alguien sentado en el borde de la colina junto a la cancha. Se acerco a aquella persona solitaria, para descubrir que era aquel chico que una vez deseo ayuda –Hola Fubuki- Saludo con su melodiosa voz.
-Oh… Hola Aphrodi- Dijo al ¿Deprimido?
-Dime… ¿Dónde están todos?- Pregunto con una sonrisa.
-Pues… ellos… fueron a hacer un recorrido en bicicleta- Respondió triste.
-Ya veo- Se sentó junto a el –Originalmente venia para pasar un rato con ustedes. Supongo que será en otra ocasión.
-Sí, tal vez.
-Pero lo que me intriga en realidad- Dijo mirándolo –Es por que no estas con ellos.
-Mmm… pues yo…- Suspiro –No se andar en bicicleta- Ese comentario le abrió los ojos con asombro al rubio.
-Vaya… eso es algo- Comento intrigado. Se mantuvo unos segundos pensando, mientras que Fubuki abrazaba sus piernas y miraba al lejano río –Ven- Dijo con sencillez parándose.
-¿A a dónde?- Pregunto extrañado.
-A mi casa claro. Párate- Ordeno ya algo lejos del alvino –Que mi casa no esta tan cerca de la escuela- Se alzo rápidamente para poder seguirle el paso.
-¿Pero para que vamos allí?- Pregunto con cierta curiosidad, sin entender el porque.
-Tu solo sígueme…
-Gracias por traerme a tu casa Aphrodi- Dijo desanimado, pero con sinceridad –Creí que estaría solo todo el día.
-Oh, tu descuida- Contesto con amabilidad, mientras seguía buscando algo en el garaje.
-Vaya tu casa es realmente grande- Dijo Fubuki admirando el enorme lugar.
-A juzgar por la enorme familia que tengo era de esperarse- Dijo desde adentro del garaje.
-¿Tienes muchos hermanos?- Pregunto curioso ante la inmensidad de la mansión.
-Am… de hecho, soy hijo único. Pero cuando era pequeño, la familia acostumbraba a vivir toda junta. Tú sabes… tíos, abuelos, primos, si no cuentas que los secundarios también. Pero las cosas cambiaron con el tiempo… y ahora solo somos mis padres y yo- Concluyo saliendo del lugar, cubierto de polco por toda sus pantalones y camiseta blanca.
-¿Y que es lo que buscas?- Pregunto curioso asomándose adentro.
-Esto- Dijo jalando algo con bastante dificultad.
-¿Un una una bici?- Pregunto atónito.
-Eso parece- Complemento divertido, le dio el objeto a su amigo, para introducirse nuevamente al polvoroso lugar.
-¿Pe pero para que?- Pregunto confundido.
-Fubuki- Dijo firmemente mientras salía con otra bicicleta -…voy a enseñarte a andar en bicicleta.
-¡¿Qué?
-¡No puedes enseñarme a montar una bicicleta! ¡Me niego, no puedes obligarme!- Grito de explicito ya que estaban en la cochera de la mansión.
-¿Y quien dice?- Pregunto con plena tranquilidad, pero que transmitieron a Fubuki un escalofrió de temor.
-Pues… pues… No me voy a subir- Trato de sonar desafiante, pero era mas como inseguro.
-Tiempo- Alzo sus dedos para tronarlos –Celestial- Para Fubuki lo que sucedió fue que de la nada, una cinta adhesiva apareció en las manos de Afuro, tensándole los nervios –Mira Fubuki, no quieres obligarme a pegarte las manos al manuvlio- Dijo de la manera más suave y seria que existía. Definitivamente sabía como ser ambiguo.
-¿Y los frenos?- Pregunto como excusa de saber como pararía.
-Supongo que se lo dejaremos a la suerte- Respondió con una sonrisa. El más joven de los dos, se acababa de enterar que Aphrodi era capas de muchas cosas, y no quería contradecirlo.
-Vamos Fubuki, pedalea- Animo el rubio empujando la bicicleta, en la cual su amigo ya se había montado.
-Eso ago, eso ago- Respondió nervioso, bamboleándose por todas direcciones. Recordó lo que Afuro le dijo…
-Mira, la bicicleta se parece al fútbol. Te puedes caer y lastimar, pero lo importante es que te pares enseguida. Además, confía en mi, yo estaré detrás de ti por si pierdes el equilibrio.
Una vez el termino en una camilla de hospital por culpa del fútbol, eso quería decir que le podía pasar lo mismo. Sacudió la cabeza para concentrarse en el camino.
-Fubuki, pareces una gelatina, estate mas firme- Exigió. Realmente Iván muy lento. Después de una larga hora, el principito del hielo logro mantener el equilibrio. Sin temblar, pedaleando constantemente, y en línea recta.
-¡Aphrodi! ¡Mira no me tambaleo!- Exclamo cual niño pequeño.
-Me alegra Fubuki… ahora tu solo- Dijo soltándole la espalda.
-¡Nonono espera!- Se tambaleo un poco y puso los pies en la tierra. El alto rubio suspiro.
-Descuida, así se aprende- Cayo en la cuenta de que iba a ser un largo día.
El atardecer ya los acompañaba, estaba anocheciendo. Fubuki ya había aprendido a andar por su cuenta. Pero solo en terrenos planos y rectos, mañana seria un nuevo nivel.
-Eres una persona muy desconfiada- Complemento riendo Afuro.
-Hey, es más difícil aprender a mi edad.
-Sí, ya lo creo- Suspiro complacido –Es todo por hoy. Si mañana no estas aquí a las 10 te voy a ir a buscar- Amenazo sonriente.
-Aphrodi, tu modo de amenazar da miedo- Le confeso Fubuki.
-Supongo que así es mejor- Se pararon de el suelo de la cochera –Te veo mañana- Se despidió sonriente.
-Si, claro- Meneo su mano al mismo tiempo que se alejaba.
Abril: Solo les digo que mañana Fubuki sufrirá jaja. Bueno, es un decir. ¿No les fascina como se pone Aphrodi? Jaja.
Comenten por favor!
Asta pronto!
