How the Mighty Fall (In Love)
Summary: Cada fan de Victor Nikiforov tiene tres cosas en común: 1. Tiene una expectativa irreal del amor, 2. Marca su calendario con las fechas de la publicación de su nuevo libro y de los estrenos de su última adaptación, 3. Siente un apasionado amor/odio hacia su gran rival, un misterioso autor cuyo seudónimo responde a sólo dos letras: "KY" (AU).
Fandom: Yuri! on Ice.
Pareja: Victor Nikiforov x Yuuri Katsuki.
Disclaimer: Yuri! on Ice es propiedad de estudios MAPPA y de sus respectivos creadores. Así como la trama de este fic. Yo sólo me adjudico su traducción. Este fanfic pueden encontrarlo en su idioma original en la plataforma de AO3.
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Fic escrito por: braveten
Traducido por: lilaluux
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Capítulo 1: Detroit
Cada fan de Victor Nikiforov tiene tres cosas en común.
Tiene una expectativa irreal del amor.
Marca su calendario con las fechas de la publicación de su nuevo libro y de los estrenos de su última adaptación.
Siente un apasionado amor/odio hacia su gran rival, un misterioso autor cuyo seudónimo responde a sólo dos letras: "KY"
(Irónicamente, cada fan de KY comparte estas mismas características.)
– ¿De nuevo? –sisea Victor, actualizando su Twitter por enésima vez, porque ciertamente, ciertamente esto no puede estar pasando. Él anunció el lanzamiento de su siguiente novela tan sólo ayer, y por supuesto KY había elegido el día de hoy para anunciar el lanzamiento de su siguiente novela. Los fans estaban de los nervios decidiendo cuál de los libros deberían pre-ordenar y escribiendo tweets que los 140 caracteres apenas y alcanzaban.
Yakov aparece por detrás de la computadora de Victor. La oficina editorial de Yakov es pequeña pero eficaz –hay una docena de empleados bajo su supervisión. Yurio Plisetsky hace sus prácticas allí, y a menudo es una de las primeras personas en leer los borradores de las novelas de Victor. Sus ideas negativas del dulce romance son bien conocidas por todos, pero Victor en verdad aprecia las opiniones objetivas.
Aunque ahora mismo, Yurio está riéndose de él desde el escritorio de Yakov, con las piernas apoyadas sobre el mueble mientras se reclina en la silla. Masticando y haciendo bolas con su chicle –Victor sospecha que ya ha masticado por lo menos cinco unidades– mirándolo divertido. – ¿Qué es lo gracioso? –Victor inquiere, tocándose la punta de la nariz.
Yurio se encoge de brazos. – ¿Crees que KY está sentado ahora mismo en su computador pensando exactamente lo mismo que tú estás pensando?
Yakov dirige su mirada al rubio. Victor también lo mira.
El interno cambia de posición, deleitándose con responder. –Piensa en eso. No es como que KY escoge ese preciso día para anunciar su libro. Estoy seguro que es algo planificado previamente, una desafortunada ironía. Apuesto que él está tan molesto con ustedes por haber planificado el lanzamiento para mediados de marzo como ustedes están con él por haber planificado su lanzamiento para la misma fecha.
Ambos miran al rubio por un instante, luego Victor resopla y regresa la vista a la pantalla del computador. Abre los comentarios de Facebook de su última publicación.
¿Cómo decidir cuál libro comprar? ¿Por qué ellos hacen esto? lol
Trata de sofocar la urgencia de responder con un simple: Compra mi libro. Por supuesto que eso sucederá, por supuesto. Sucede cada vez, sin falla. En este punto, innumerables fans han de acusarlos de coordinar los lanzamientos de sus libros para lograr máximas ganancias. KY ha permanecido en silencio sobre el asunto, como en todos los otros asuntos, porque nadie sabe quién demonios es.
Victor ya ha conocido a su editor con anterioridad –un hombre llamado Celestino. Yakov y él son viejos amigos, pero incluso Celestino no revelara ninguna información de su tan preciado autor. Victor, por otro lado, se toma fotos, da entrevistas, y hasta asiste a las premiers de las películas adaptadas, por amor de Dios. Pero nadie sabe nada de KY más que las siglas del nombre.
(Victor siempre ha pensado en KY como un él. No está seguro del por qué. De hecho, hay quienes se dirigen a KY como una cosa).
Se lame los labios mientras desliza la página hacia abajo. El anuncio oficial de la novela de KY, cortesía de la página en Facebook de la editorial de Celestino, está ahí. Victor le da un clic y lee el resumen de la próxima novela de su rival, History Maker.
Marcus Lloyd había, por todo el tiempo que podía recordar, amado el hielo. Aquello se sentía como un segundo hogar para él, incluso en el momento en que colapsa, después de su gran fallo en el Grand Prix Final. ¿Puede un desconcertante e imprevisible campeón mundial conducirlo hacia el amor y la victoria?
–Me parece de lo más cursi –murmura Yurio.
Yurio tiene su colección de edición limitada de todas las novelas de KY escondida debajo de su cama. Victor lo sabe, pero Yurio no sabe que Victor lo sabe. Así que mantiene la boca cerrada. Es algo que guarda para una ocasión especial.
(Además, Victor también, posee cada novela de KY. Como mera investigación hacia a la competencia)
(Es mera investigación, se había dicho a si mismo mientras lloraba sobre la última que había leído, la cual titulaba On Love: Eros. Es mera y simple investigación, se repetía mientras conducía al Wal-Mart más cercano para comprar cinco cajas de Kleenex y aferrarse a su mascota por el resto de la noche, pensando sobre la evolución del personaje, y el argumento, y la perfecta descripción, y…)
Mera investigación, ya saben.
–Así que ha escrito sobre patinaje artístico –medita Victor, cerrando los ojos.
(¿Por qué no se le había ocurrido primero a él?)
Yakov parece ser capaz de leer sus pensamientos, le toca el hombro y le ofrece una simpática sonrisa. –Le ganaras, Vitya.
–No lo hice el año pasado.
–Este año es un seller, te lo aseguro.
La ultima y nueva novela de Victor se titula Stammi Vicino, o, alternativamente, Stay Close to Me. Es sobre un hombre que está perdido en la vida, sin objetivo, y conoce a alguien en una fiesta que cambia su vida para mejor. Es algo fantasiosa, con un toque poco realista, pero Victor figura que quizás ese es el por qué parece haber sido escrita directo desde el corazón.
De cualquier forma, por ahora él no puede lidiar con esto. Tiene una firma de libro de su última novela, Fragile as Glass, mañana. Se llevara a cabo en una gran librería en Detroit, de todos los lugares, y necesita estar en el aeropuerto a primera hora de la mañana. Por consiguiente, no tiene tiempo para pensar en el increíble resumen de la novela de KY, lo cual todavía provoca espasmos en el corazón de Victor. Puede que sea algo cursi, como bien Yurio dio a entender, pero todos son conscientes de las habilidades de KY para desbordar los sentimientos con palabras, para hacer que los personajes cobren vida.
~•~●~•~
Victor regresa al apartamento, arroja su maleta sobre la cama y empieza de manera desordenada a lanzar dentro sus ropas. Una firma de libros es siempre larga –ya está anticipando los calambres en las manos. Ama conocer a sus fans, sí, pero este amor a menudo es una guerra de nunca acabar
Primero, empaca su pequeña libreta. Es negra, llena hasta el borde de notas adhesivas e ideas. Yurio, quien le había echado una hojeada en una ocasión, había comentado que parecía a lo que un mono escribiría si estuviera encerrado en una caja con nada más que lápiz y papel a mano. Luego, empaca su laptop de alta gama. Victor siempre escribe con monospace. Nada más que con monospace. Doce puntos. Doble espacio.
(Se pregunta, brevemente, como escribe KY)
Luego continúa.
Camina hacia su estante de libros. El vuelo es de quince horas, necesita abastecerse de libros y películas. Una familiar e interna guerra se produce, resultado del hecho que sucede que la mitad de su estante está ocupado por los libros escritos por su archirrival. El hombre que eclipsa cada lanzamiento de sus libros, cada adaptación de película, el hombre que nunca aparece en público, quien nunca comenta sobre Victor.
Se decide y saca Stay by My Side de KY del estante. Uno de sus favoritos.
(Simple investigación)
(Pero en el momento en que lo tiene en sus manos, no puede esperar hasta el vuelo, así que se sienta con las piernas cruzadas sobre la cama, abriendo las gastadas hojas y empezando con el capítulo uno).
Exhala, no puede evitar la sonrisa que se forma en sus labios. La manera en la que KY describe las cosas es melódica, relajante en una manera en la que Victor se esfuerza por emular. Es como si el lector fuera cautivado por él, como si uno estuviera leyendo experiencias genuinas del autor y no sólo fantasías.
De algún modo, a lo largo del camino, KY se las ingenia para hacer que los lectores se enamoren de sus personajes. Victor siente al protagonista, a sus amigos, a su interés romántico –hace que se sienta envuelto en su totalidad por el mundo que el autor ha trazado. Ha leído ese libro varias veces antes, pero siempre se las arregla para encontrar algo nuevo en cada ocasión, como pequeños trozos de dialogo en los que no había reparado la primera vez.
Lo termina esa noche, a las tres de la mañana.
Tanto para leer en el avión.
Victor gime y rueda fuera de la cama. Son las siete de la mañana y aun no se ha bañado. Su vuelo es en una hora. Fue una terrible, terrible idea. De la cual no lamenta nada.
Saca sus ropas fuera de la maleta, revelando el llamativo borde de su laptop. Se detiene, cambia su peso de un pie a otro. Después de una breve vacilación, toma su laptop. Coloca la ropa sobre la maleta y abre el computador, sentándose en el suelo con su espalda apoyada contra el borde de la cama, para evitar caer dormido por accidente. La pantalla es ridículamente luminosa, hace una mueca de incomodidad bajando el brillo de inmediato.
Victor le satisface leer, lo disfruta. Tal vez es inevitable, él es un autor a fin de cuentas.
Por consiguiente, tiene dos blogs para eso.
Primeramente, está su blog oficial. Donde postea reviews de las novelas escritas por colegas y otros desconocidos, responde a las preguntas de sus fans y escribe reseñas de lo que piensa, cuidadosamente y usando la gramática apropiada. Lee cada post una, dos, tres veces, antes de postearlo para el deleite de sus fans.
Y luego está su otro blog.
KY-fan1990.
Es… bueno…
No tiene una explicación para eso, la verdad.
Aquel blog, basta decir que, es para mantener el equilibrio.
De cualquier manera, se registra en él. Escribe una larga reseña de como acaba de releer Stay By My Side, enumerando los pensamientos acerca de los personajes, la trama, la escritura, sus partes favoritas, acerca de cómo él no puede imaginar una vida sin haber leído esta novela. KY-fan1990 tiene dos mil seguidores. No está mal, piensa Victor. Sin embargo, no lo hace por la fama, nunca lo ha hecho –no, este blog en realidad es para su propio placer personal.
En el momento en que sube el post, las respuestas comienzan a acumularse.
Hay personas que se emocionan al igual y junto con él, y él empieza a escribir las respuestas, ya no presta atención a la hora. Se encuentra sonriendo mientras discute sobre los personajes, el por qué habían hecho lo que habían hecho al final de la novela, el cómo KY había elaborado tan perfectamente la historia alrededor del tema central de la intimidad.
Un comentario en particular es como una piedra en el zapato. No es que sea molesto, no necesariamente, pero es una constante presencia que es siempre prominente, que parece no desaparecer sin importar cuan duro uno lo evada. Ya ha pasado por eso antes, por supuesto. Muchas veces. A diario, a cada hora.
¿Quién crees que es KY?
Parpadea, sus dedos deambulan sobre las teclas. Normalmente las palabras vienen fáciles hacia él, pero ahora sólo frunce sus labios, piensa. ¿Quién es KY? Obviamente es algo que ha pensado en incontables ocasiones, algo en lo que ha reflexionado. Imagina…
Imagina una linda sonrisa.
Por alguna razón, es la parte más fácil de retratar. Del resto no está tan seguro. Atractivo, obviamente. Cuan atractivo, Victor no sabe. Pero apuesta que es hermoso de la misma forma en que su mente es hermosa, en la manera que crea escenarios e ingeniosamente crea personajes tan reales, no de fantasía. En la forma que es un artista, fusionando, mezclando y creando un escape puro de la realidad.
Victor reflexiona quien es KY, sí, pero no reflexiona su respuesta para comentar.
Creo que es un genio.
Cuelga el post, entonces va por una ducha.
~•~●~•~
Victor casi pierde el vuelo.
Algunos admiradores lo detienen en el aeropuerto, y él apresurado se toma selfies con ellos antes de abordar el avión, con el sudor evidente en la frente. La señora a su lado en el asiento del avión está atrapada en su propio mundo, con una almohada rosa detrás del cuello y auriculares en los oídos, viendo una película delante de ella.
Victor coloca su mochila debajo del asiento en frente de él, se agacha y saca A Dream Too Large to Bear Alone. Por un segundo, observa alrededor, acomplejado, ya que sería difícil explicar las fotos de Victor Nikiforov leyendo una novela de su archienemigo en pleno vuelo. Pero en minutos es devorado por las ya gastadas páginas, raídas con amor y admiración.
Cuando toma un descanso, saca su laptop y se pone al corriente con el progreso de su trapajo. Es bueno, pero no tan bueno como el contenido de KY. Lo escrito por Victor tiene un buen dialogo, solidas descripciones, pero sólo eso: es normal, es lo esperado.
En cambio KY siempre se las arregla para sorprenderlo.
~•~●~•~
Detroit es frío.
(Esa es su primera impresión, en fin)
Se le ocurre que la editorial de Celestino está en algún sitio de la ciudad. Se pregunta si eso significa que KY vive cerca también. Empujando ese pensamiento, se dirige a la terminal de equipaje, busca su maleta azul oscuro hasta que la ve acercarse. Victor la toma y la hace deslizarse por el suelo, escrudiña a la multitud de conductores en busca de un letrero con su propio nombre.
Hay un hombre sosteniendo un letrero donde se lee Nikiforov quien también resulta ser un fan, así que prácticamente estalla de emoción mientras habla con entusiasmo sobre el trabajo de Victor durante el trayecto. Aunque a Victor no le importa. Está acostumbrado a la atención, así que toma los cumplidos de sus grandes logros, y le da algunos detalles sobre su próxima obra. Él los llama detalles exclusivos, pero, en realidad, les dice "detalles exclusivos" a todo aquel que pregunta. Una estrategia de marketing, si se le puede llamar así.
Victor se dirige al hotel, encuentra su habitación y se acuesta en la cama al instante. Apenas lleva cinco minutos en el lugar y ya se siente exhausto.
Por otra parte, los viajes largos siempre lo dejan agotado. Bosteza, saca su laptop y revisa la actividad de KY-fan1990 otra vez. Hay una docena de comentarios nuevos. Uno en particular le llama la atención.
¿Has leído algunas de las obras de Victor Nikiforov?
Ya ha recibido este tipo de comentarios antes. Los borra. La última cosa que quisiera hablar en aquel blog es de sí mismo. No, este blog es dedicado entera y descaradamente a KY. Y eso es todo. Entonces responde a otros comentarios, hablando y hablando sobre el mejor amigo del protagonista en Stay By My Side.
Antes de ir a la firma de libros, sale del blog y cierra la cuenta, como es su costumbre. La última cosa que quiere es dejar rastros y que alguien descubra su placer culposo.
Luego se marcha. No ha traído a Makkachin a Detroit, ya que el vuelo en avión hubiera sido mucho para el caniche, pero es consciente que Yakov y Yurio lo están cuidando muy bien en casa. Victor se ha vestido de manera formal para la firma de libros –una chaqueta negra que hace juego con los pantalones, camisa blanca y una linda y llamativa corbata. Los gemelos plateados en su camisa brillan a la luz del sol, y mientras camina puede ver como los ojos se giran hacia él.
Se escuchan silbidos y gritos cuando él entra a la enorme librería, sacude la mano saludando a todos, deslumbrando con una de sus mejores sonrisas. Hay filas y filas de individuos esperando conocerlo lo que le provoca vértigos a su corazón. Se sienta listo para firmar libros, con marcador sharpie en la mano. Él es amable con cada admirador suyo, saludándolos y tomándose fotos con ellos. Según el de seguridad, no se supone que deba dar abrazos –se perderá demasiado tiempo– más él lo hace de todos modos.
La mayoría de las personas son jóvenes de veinte, aun así, hay una larga fila tanto de jóvenes como adultos. Lo mejor, es que todos están sonriendo y disfrutando de compartir su amor por las novelas de Victor. Su mano duele, pero de la mejor manera posible.
Y luego termina, pone la tapa al marcador, estirando sus adoloridos huesos.
El dueño de la librería está hablándole a mil por horas, hablando sobre esto y aquello, Victor sólo sonríe poniéndose de pie y arrojando su chaqueta sobre el hombro. Está por girar en una de las esquinas hacia la salida del edificio cuando de repente, alguien que también está girando por el lado opuesto, choca.
Se produce una colisión pero Victor no cae, sólo aterriza contra la pared de un golpe. Sin embargo, la persona con la que choco tuvo menos suerte. El hombre ha aterrizado en el suelo, aturdido. Se pone de pie de un salto, con los ojos muy abiertos. Victor se sumerge en sus ojos –él es absolutamente impresionante.
(Impresionante hasta el punto que se siente como una de las escenas de las novelas de KY, donde el protagonista se congela, con el corazón bombeando en sus oídos)
El hombre tiene el cabello negro, alborotado debido al impacto y a la impresión, sus gafas son grandes, enmarcando unos preciosos ojos marrones. Sus pupilas están dilatadas al tal grado increíble. Él es más pequeño que Victor pero no por mucho. Su respiración se atora en su garganta –Victor escucha su dificultad al respirar– y después está esa mirada de reconocimiento que cruza sus facciones, cambiándolas.
–Tú eres… eres… eres tú –el joven musita.
Victor sonríe. Un admirador.
Luego, otra persona dobla la esquina, de inmediato choca con la espalda del otro muchacho. Lo sostiene por los hombros antes de que pudiera caer, y luego los dos fans están mirando fijamente a Victor con incredulidad. No es que sea un escenario poco familiar para Victor. Sin embargo, es raro que él encuentre a un fan tan…
Interesante.
–Nos despertamos tarde –dice el segundo chico sin pensar, él también tiene el cabello negro, pero no gafas. Su piel es morena, sus ojos chispeantes. Distinto al primer chico, él parece seguro de sí mismo, aunque sorprendido–. Lo siento mucho.
Victor parpadea. El primer muchacho, el tímido, se esconde detrás de su amigo, como si hubiese visto un fantasma. El segundo, el único que ha hablado, está balbuceando. Victor se vuelca a mirar a los guardias de seguridad quienes les están dando unas miradas de desaprobación, entonces busca la copia de su libro en las manos del primer hombre. –No me importa dar dos autógrafos más.
El segundo se gira hacia el muchacho con gafas, quien se ha sonrojado violentamente, sosteniendo su libro en un fuerte agarre mientras en silencio se lo extiende hacia Victor. Después de que Victor ha firmado el primer libro, su amigo le da su copia, la cual también firma. Sus nombres son Pichit y Yuuri. Se toma su tiempo escribiendo su lacónico y usual 'xx Victor´–Amamos sus libros –dice el que responde al nombre de Pichit, haciendo una conversación casual.
Yuuri lo mira, luego parece darse cuenta que Victor lo había visto, así que sonríe en su lugar, con la conmoción apenas escondido detrás de esos iris de caramelo. –Sí… soy… um, un gran fan.
–Estoy halagado –responde Victor, mientras le da un giño.
Yuuri retiene la respiración, sus ojos inmediatamente bajan hacia el libro, y Victor encuentra ese acto adorable. –Mi parte favorita fue el final –dice Pichit, cambiando el peso de los pies–. En verdad me encantó la manera en que unió los hilos. Era como… había tantas cosas pasando en la novela, tantas que me olvide de ciertas cosas que estaban sucediendo, pero eso sólo hizo que el final fuera mucho más que satisfactorio, se puede decir que estaba muy bien pensado.
Victor sonríe, mientras se acomoda su corbata, una combinación de llamativos colores.
Pero luego para su sorpresa, Yuuri habla.
–No estaba bien pensado.
No estaba seguro de quien era el más sorprendido por el comentario espontaneo –si Victor, Pichit o el mismo Yuuri.
Incluso uno de los guardias de seguridad inhala bruscamente, como anticipando la reacción de Victor.
– ¿Qué? –pregunta, manteniendo el tono curioso, ya que así es como él está. Curioso, no ofendido, no, es evidente que Yuuri no quiso ser ofensivo. Fue más como una observación.
Yuuri mira alrededor, percatándose que la atención de todos está enfocada exclusivamente en él. Él está portando encima una bufanda, la jala con fuerza en lo que Victor supone, un gesto distraído. Al hacer eso, la jala a un lado, cubriendo su boca. –Um… no quise decirlo de esa manera. El libro es genial. Pero no está bien pensado.
Ahora la atención de Victor está totalmente capturada. Enarca una ceja, mete las manos a los bolsillos y se inclina sobre la pared. – ¿A qué te refieres?
Él se vuelve a sonrojar, con los ojos pegados al suelo de la librería. –Me refiero a que… um… si lo lees, es evidente que descubres la historia a lo largo. Fragile as Glass es una historia con tanta espontaneidad, y creo que al escribirla, tú también estabas siendo espontaneo. Los hilos del argumento aparecen de la nada, pero funciona, porque encajan con el tema de la historia. Es como… como si hubieras empezado con una idea básica, que exploraste a medida que avanzabas. Algo que funcionó.
Hay un gran silencio por un rato.
Luego Yuuri se acomoda las gafas y se muerde el labio tan fuerte que parece a punto de sangrar. –Lo siento, eso fue estúpido.
–No –murmura Victor con incredulidad, luego sonríe–. Eso es… tienes razón.
– ¿La tiene? –dice Pichit sin pensar.
–Yo no sabía hacia donde estaba yendo el argumento –Victor explica, y es que él nunca antes lo había admitido a alguien, ni siquiera a Yakov, ni siquiera a sí mismo –. Pero lo descubrí a medida que avanzaba.
–Eso… eso es lo que me pareció –Yuuri comenta.
– ¿Cómo lo supiste?
Yuuri al parecer no ha anticipado esa pregunta. Mira a Pichit, como si esperara que su amigo respondiera por él. –Yo… yo he leído bastante, es todo.
–Correcto –Victor lo da por hecho, chasqueando la lengua.
–Gracias por los autógrafos –Yuuri añade, horrorizado. Victor ve como Pichit sutilmente toca el brazo de su amigo, tranquilizándolo.
Pero Victor no quiere dejarlo ir.
– ¿Has leído las obras de KY? –pregunta, intentando mantener una conversación casual.
Si Victor no hubiera puesto su atención únicamente en Yuuri, quizás hubiera notado la manera en como Pichit se tensaba ligeramente, con sus ojos parpadeando yendo de uno hacia el otro. Pero no –en su lugar sólo ve a un Yuuri muy pálido, morderse el labio. Un gesto nervioso. Victor lo encuentra atractivo. – ¿KY? –Yuuri pregunta después de una anormal larga pausa, tan larga que Victor casi se había olvidado de la pregunta.
El chico sostiene su libro con ambas manos, jugando con una de las esquinas de la cubierta. Victor observa. KY es uno de los autores más famosos del mundo, junto con Victor, por supuesto. Ambos tienen la misma buena reputación, la misma fama. – De seguro has oído sobre él –Victor agrega, remarcando la pregunta.
–Sí, por supuesto –Yuuri dice sin pensar, asintiendo–. KY ¿Acaso ustedes dos no son…?
Victor espera por un segundo. – ¿No somos qué?
Luego hay otro pausa.
Pichit se aclara la garganta, rompiendo la tensión. –Es mejor que nos vayamos. Gracias otra vez por los autógrafos, Señor Nikiforov. Su trabajo es admirable.
Yuuri hace contacto visual con su amigo, y Victor jura que mil palabras no expresadas pasan entre los dos en una centésima de segundo. Pero para entonces Yuuri está musitando un adiós, y luego ambos se dan la vuelta, y Victor necesita hacer algo, algo, él no sabe por qué o cómo o qué pero necesita…
– ¿Qué tal un café mañana?
(Palabras precipitadas, soltadas y vertidas como un grifo que derrama sin control)
Ambos se detienen a la par. Yuuri gira sobre sus talones, luego mira de izquierda a derecha, como para estar seguro de que Victor no está hablando con algún otro fan que ha interrumpido en la firma de libros. Victor lo deslumbra con su mejor sonrisa de oreja a oreja, tratando de lucir tentador, cruza sus brazos sobre su pecho. Di que sí, di que sí, di que sí, él canta internamente, intentando de convencerlo con la mirada.
Luego recuerda a Pichit.
Hace una mueca mentalmente.
–Oh, esto… la invitación se expande para ambos. No regreso a Rusia sino hasta dentro de unos días, y, pues… –regresa la mirada hacia Yuuri–. Me gustaría tener buena compañía.
Pichit mira a Yuuri por un segundo, perplejo, y luego instantemente sonríe, inclinando su cabeza hacia Victor, a manera de confianza. –Lo siento, de hecho tengo algo que hacer mañana por la mañana. Aunque Yuuri está libre.
– ¿Algo? –Yuuri repite, dándole una mirada a su amigo.
–Tú sabes, ese algo.
Le da una mirada a Victor lleno de disculpa, luego se gira hacia su amigo. Su voz es baja pero no lo suficiente. – ¿Cuál algo?
–Ese algo que… ese algo del que te he hablado por semanas –Pichit explica–. Además, tú adoras el café.
–Yo… –Yuuri empieza, y suena como si estuviera a punto de discutir, pero entonces se percata de Victor, y se sonroja fuertemente, y Victor piensa en escribir sobre él, piensa en todos los pequeños gestos tan peculiares con lo que podría describirlo, piensa en cuan perfectamente él encajaría en una novela. No conoce su apellido, no conoce una sola cosa sobre él, más si sabe que podría escribir sobre él.
De hecho, ha pasado un largo tiempo desde que sintió una inspiración tan pura como esta.
–De acuerdo –Yuuri dice, como si no creyera en lo que está diciendo.
– ¿De acuerdo?
–Puedo… quiero decir, conozco un lugar –Yuuri responde, y se siente a sí mismo en modo automático, con su cuerpo actuando antes de que su mente se ponga al tanto de lo que hace–. Supongo que te hospedas en el Marriot.
Victor asiente.
Yuuri mira a Pichit otra vez, como transmitiéndole una confidencia. –Um, puedo escribirte el nombre del lugar, por si tú…
–Lo recordare.
Entonces Yuuri le da el nombre.
Y Victor lo recuerda.
Y después parten.
~•~●~•~
Cuando Victor regresa a su habitación en el hotel, toma su laptop y la deja caer sobre el escritorio de madera y acerca la silla giratoria para poderse sentar. Luego, abre su trabajo aun en progreso, y al instante sus dedos están volando sobre las teclas, alzándose, tipiando y creando. Y es bueno, piensa mientras lee lo que ha escrito muy rápido. Genial, de hecho. Probablemente mejor que cualquier otra cosa que ha escrito en años.
El tiempo pasa, las palabras aumentan.
Y piensa en Yuuri, piensa en sus gestos tan peculiares, piensa en una manera de esforzarse para conseguir escribir tal realismo, esforzándose para dar vida a los personajes de la misma forma en que Yuuri está vivo, lleno de color y, por encima de todo, sorprendente. Victor no quiere crear personajes desesperados por destacar, no, él quiere crear personajes que destaquen más allá de las páginas.
Personajes que vencerán las ventas de KY. Que le costaran al otro autor su valía.
Sin embargo, al mismo tiempo que escribe, se siente como Tántalo, el fruto siempre demasiado lejos y el agua siempre demasiado baja, un insaciable deseo de hacerlo mejor, de hacer más, de mejor, de más, deseos que se clavan en sus pensamientos. No está seguro de ese más que necesita, sólo sabe que lo necesita y que puede conseguirlo.
~•~●~•~
Yuuri ya se encuentra en la cafetería cuando Victor llega.
El lugar está lleno a rebosar, por lo que está sentado en una de las mesas más altas, con su chaqueta reposando en el taburete de al lado. El corazón de Victor da un vuelco cuando se da cuenta de que Yuuri hizo eso en un claro gesto de reclamar ese asiento para él. Se apresura a comprar un café, entonces recuerda que él no bebe café. Así que mira fijamente el menú, inseguro, hasta que un hombre detrás de él se aclara la garganta, obviamente molesto. Victor ordena un latte. ¿Seguro que es una bebida normal?
Una vez que la bebida es preparada, se sienta al lado de Yuuri, mirando por la ventana.
En su visión periférica Yuuri no lo reconoce, sólo reacciona a la figura que toma asiento. –Oh, disculpe, pero estoy guardando ese asiento… ¿Victor?
Brevemente se le ocurre que Yuuri lo está llamando por su primer nombre. Pichit, por otra parte lo había llamado señor Nikiforov. Nunca ha tenido sentimientos particularmente fuertes respecto a su propio nombre, pero cuando Yuuri lo dice, parece que la palabra se desprende de su lengua de una manera a la que él no está acostumbrado. Le gusta.
–Buenos días –Victor saluda, sosteniendo su latte con ambas manos. El suave líquido marrón amenaza con derramarse por los bordes, un poco de espuma se arremolina en el medio. Está caliente pero no demasiado, así que se lo lleva a sus labios y le da un sorbo experimental. Sin quererlo, frunce la nariz ante el sabor desconocido.
Yuuri deja salir una risa irónica. –A ti… ¿A ti no te gusta?
–No soy mucho de beber café, de hecho.
Hay una pregunta no expresada en los labios de Yuuri, y le toma a Victor un momento el darse cuenta de lo que puede ser: ¿entonces por qué estamos en un café? Se alegra de que la pregunta no sea verbalizada, porque no está seguro de que respuesta le daría. Victor toma otro sorbo, inclina su cabeza de un lado a otro, tratando de adaptarse al sabor. –Es un gesto adquirido –Yuuri señala.
–Quizás luego la adquiera.
–La mayoría de los escritores beben café.
Victor asienta la taza. – ¿Eso quiere decir que has conocido a muchos escritores?
Él está usando una bufanda azul, diferente de la gastada del día de ayer, la que uso para cubrirse, y las mismas gafas. Unos pantalones gastados cubren sus piernas y un suéter gris le cubre el torso.
Victor, por otro lado, está vistiendo una camisa blanca de mangas largas, dentro de unos pantalones negros. Tiene una reunión más tarde, así que supuso que podría matar dos pájaros de un tiro luciendo bien tanto para Yuuri como para la reunión. Se alisa el pantalón con las manos y luego se inclina para tomar otro sorbo. Poco a poco le está tomando el gusto a su bebida.
–No, pero es un estereotipo –Yuuri responde.
–Mmm. Tiene sentido.
Yuuri lo mira, con una mirada penetrante. Victor hace contacto con sus ojos y se sorprende cuando Yuuri no aparta la mirada, manteniendo el contacto visual. – ¿Puedo preguntarte algo? No quiero sonar rudo o algo.
Victor asiente, señalando su aprobación.
– ¿Por qué me invitaste a tomar un café contigo?
–Aprecio una mente intuitiva –Victor responde con simpleza, porque es la verdad–. Pensé que podríamos hablar más. Disfrute de nuestro pequeño debate de ayer.
Yuuri se lame los labios, luego toma un sorbo de su propia bebida, la cual contiene crema y caramelo en la superficie. –Yo también.
– ¿Qué novelas de KY has leído? –pregunta cordialmente.
– ¿No preferirías hablar de tus novelas?
Victor ríe, remueve su latte con una cuchara. – ¿Por qué lo haría? ¿Crees que te invite aquí sólo para tocar mi ego?
Por un segundo, Yuuri luce aterrado, pero luego parece darse cuenta que es una broma y la tensión abandona sus hombros. Se inclina y da sorbos a su pajilla, ajustándola con dos dedos cuando ve que no sale el líquido. –No lo sé, como dije, no he conocido a muchos escritores… perdón, no quise decir que…
– ¿Entonces el estereotípico escritor bebe café y es arrogante?
Yuuri ríe, y eso hace a Victor detenerse, el sonido es tan conmovedor, destacándose sobre el ruido del resto de la habitación, sobre el zumbido y el parloteo. –Supongo que sí. Pero tú no bebes café y prefieres hablar de KY que de ti.
Por alguna razón, se siente a la defensiva. –Él es talentoso.
– ¿Él?
Victor se encoge de hombros. –Pienso en él como un él. Por supuesto, todos tienen sus teorías…
– ¿Y por qué piensas así? –Yuuri pregunta, mirando alrededor del local. Luciendo un tanto acomplejado ahora. Victor hace una nota mental para meditar sobre la potencial razón detrás de esa actitud más tarde.
–La manera en que escribe –responde–. Puedo estar equivocado. Pero es sólo… que se siente correcto.
Yuuri asiente, lentamente, asimilando la respuesta. Luego parece recordar la primera pregunta de Victor. –He leído todas sus obras, de hecho. –tiene cuidado en remarcar sus*.
– ¿Has leído todas las mías?
(Sí, se supone que debe intentar no ser arrogante, pero no puede evitarlo.)
Y ahí está ese rubor otra vez. Victor piensa que debería ser ilegal. –Yo… sí. Lo he hecho.
La siguiente pregunta no necesita ser dicha –no, ambos saben cuál es. Victor se inclina hacia delante, con una provocativa sonrisa en los labios y con sus codos apoyados sobre la mesa. La cafetería es pequeña y ellos se encuentran escondidos en una de las esquinas, con unos grandes ventanales que los rodean. La luz del sol se filtra adentro, acentuando la luz de los muebles y las personas. Hay algunos individuos enfocados en sus MacBooks, con sus auriculares bien metidos en sus oídos y con la música tan fuerte que son ajenos al mundo y al bullicio que los rodea.
Victor reconoce sus expresiones. Escritores, piensa.
–Me gustan más las tuyas –Yuuri admite, posando una mano sobre la mesa y examinando sus uñas. –Tus argumentos son más creativos.
–KY tiene mejores personajes, mejor desarrollo de personaje.
–Tú tienes mejor construcción de escenarios.
–Mejor dialogo.
–Discutible –Yuuri declara firmemente, sin más rastros de timidez, y eso le recuerda a Victor de cómo había estado la noche anterior cuando había estado hablando de la belleza de la espontaneidad con respecto a una trama. Un brillo en sus ojos. Victor dirige su mirada entre un iris y otro y ve la forma en que están ardiendo, listo para discutir.
(Entonces Victor también discutirá.)
– ¿Dijiste que has leído todas sus historias? –incita.
Yuuri asiente.
Victor se mueve en su asiento. – ¿Recuerdas Stay By My Side? ¿La escena en el callejón?
–No fue una mala escena –Yuuri comienza–, pero las motivaciones de Liam cambian en esa escena para avanzar en la trama. Al principio, él es impulsado completamente por su amor por Eli, pero de repente está haciendo lo que está haciendo por miedo.
–Es posible para un personaje tener más de una motivación.
–Lo sé, lo sé, pero Liam era… la manera que, um, en que KY lo escribió, se suponía que tenía ese aire de confianza, por tanto no le correspondía estar motivado por el miedo, no lo creo –una pausa mientras Victor espera que continúe–. Es sólo que parece como si Liam estuviera basado en alguien de la vida real de KY. Era un personaje muy dinámico, pero en esa parte no se siente correcto.
Victor saca su teléfono.
Yuuri observa, curioso.
Oprime en el botón de Nuevo Contacto, y desliza el teléfono hacia Yuuri.
En silencio, Yuuri ingresa su información.
Luego Victor pulsa en la aplicación de Notas y tipea algo. –Voy a releer esa parte y luego te responderé. Necesito refrescar mi memoria.
–Estaré esperando. ¿Ustedes no…? ¿Tú no…? –Yuuri empieza, pero luego se calla.
– ¿Qué?
– ¿Tú has leído todas las novelas de KY?
Victor lo ha hecho, varias veces. Asiente. Normalmente él no admitiría ese hecho a nadie, pero Yuuri parece alguien digno de confianza, y no es como si él estuviera admitiendo en función de fan elogiando sus novelas como si de una deidad se tratara.
La mirada de Yuuri baja hasta posarse en su bebida, sus ojos siguen el trayecto del caramelo. Él luce pensativo, con el ceño fruncido. – ¿Por qué?
–Él es un buen autor. No importa que pronombres uses, KY es un buen autor. No hay duda de ello.
– ¿Pero ustedes dos no son…? –Yuuri comienza.
(¿Rivales?)
(¿Enemigos?)
(¿Némesis? ¿En constante esfuerzo por superar al otro?)
Desde que Victor había llegado al mundo de la escritura con su novela debut hace años, KY había estado ahí. Siempre siendo una fuerza imparable en la vida de Victor, ambos yendo en paralelo, sacando a la venta un libro nuevo y siendo una influencia uno para el otro sin proponérselo. Es cierto que nunca antes se han visto, aun así Victor siente que lo conoce –lo conoce a través de sus historias y de la manera única en que su mente trabaja, la manera en que elabora mundos que a menudo se siente más real que cualquier otro que Victor haya vivido.
(Victor supone que él es una incuestionable verdad, una constante presencia. KY es KY como el frio es el frio, como el calor es el calor, como el sol se alza en el este y se pone en el oeste, como una difícil ecuación matemática. Pero sobre todo: KY simplemente es.)
–Él es un buen autor –Victor tan sólo repite. En las entrevistas, nunca ha elogiado al otro autor de esta manera. Nunca le ha arrojado su odio, no, pero siempre evitaba el tema. Por el hecho de que KY nunca dice nada respecto a Victor, nunca dice nada públicamente en lo absoluto…
Es por eso que no se sentiría correcto hablar de él.
Es como si hubiera un silencio, un mutuo acuerdo entre ellos.
–Estoy seguro que él también lee tus obras –musita Yuuri.
Victor vacila ante el pensamiento, mirando fuera de la ventana. Hay gente caminando ajetreada al otro lado –todo el mundo parece ocupado en Detroit, todos tienen una hora límite y un lugar al que ir. Le gusta el ajetreo de todo aquello, pero también le gusta la calma de San Petersburgo, la cual también es una gran ciudad sin embargo más tranquila. Quizás es un consuelo.
– ¿Eso crees? –pregunta, manteniendo un tono ligero.
Yuuri se encoge de hombros. –Probablemente, tiene sentido si lo piensas. Fuiste el autor bestseller numero uno del año pasado.
Yuuri parece conocer muy bien sus pasos.
Victor se da cuenta que gran cantidad del café ya se ha ido, y considera el gusto exitosamente adquirido. –KY fue el autor número uno el año anterior a ese.
–Y tú lo fuiste el año anterior a ese.
–Y él lo fue… y luego yo lo fui… y luego él otra vez lo fue… si seguimos ese patrón, él debería ser el autor bestseller numero uno este año. He escuchado que ya tiene un acuerdo para una película por History Maker, y eso que ese libro aún no ha salido a la venta.
–También escuche sobre eso, pero escuche que él mismo quiere escribir el guión –hay algo raro en la forma en que Yuuri está hablando. Victor aun no lo conoce muy bien, evidentemente, así que al principio asumió que es la forma en la que él habla, pero ahora ciertamente… él está conteniendo algo. Como si realmente no quisiera hablar de eso, más lo está, de todas maneras.
– ¿Un guión, huh? ¿Por qué haría eso?
–Probablemente esté muy encariñado con sus personajes.
–Eres muy observador.
Todo lo que recibe en respuesta es un encogimiento de hombros. – ¿No es por eso por lo que me invitaste a tomar un café contigo? ¿O le pides salir a tomar un café a todo aquel que llega tarde a tus firmas de libros?
Sin perder un segundo, Victor responde. –Sólo a los lindos.
La noche anterior, no había obtenido una buena vista del sonrojo de Yuuri. Pero ahora, con la luz del sol reluciendo sobre él, Victor puede ver el hermoso matiz de ese sonrojo –que se extienden hasta la punta de sus orejas, atravesando sus pómulos. Yuuri mueve su barbilla y se muerde su labio inferior. Un hábito nervioso, supone Victor. Lo observa con cuidado, viendo los movimientos inconscientes que provoca sus dientes, sutiles si los mira a detalle.
–Yo no, um… –Yuuri empieza, después desiste, frotando con sus manos su regazo, mueve sus dedos entre sí. Luego agarra su bebida, como si de repente recordara que está ahí, y toma un gran sorbo. Cuando vuelve a encontrar los ojos de Victor se asusta de ver que lo está mirando. – ¿Tú crees…?
– ¿Que eres lindo? –pregunta Victor casualmente, tomando entre sus manos su latte y dando un gran sorbo. Ahora ya está completamente vacío, y empuja la taza y el plato lejos de él, enfocando su atención totalmente en Yuuri. Apoya un codo sobre la mesa enfrente de ellos, y se gira de un lado para que sus piernas estén frente a él. Un común consejo de sus redactores suena en sus oídos. El lenguaje corporal lo es todo. –Eso dije, ¿no?
Yuuri asiente, jugando con la pajilla. La empuja hacia el lado del caramelo y bebe. Su expresión es pensativa, como si estuviera procesando la información. –Gracias, entonces.
– ¿Eso es todo? ¿Sólo un gracias? –no lo dice de modo demandante, sino curioso, porque él es… bueno, es curioso. Curioso por Yuuri y sus bebidas con caramelo, sus interesantes expresiones y su rubor adorable.
– ¿Qué quieres que diga? –Yuuri pregunta, sincero.
Victor se encoge de hombros. –Bueno, por lo que sé de ti hasta ahora, pareces una persona bastante dogmática. De una buena manera, de una excelente manera, de hecho. Ha pasado mucho tiempo desde que conocí a alguien con opiniones tan interesantes. Sólo pensé que tendrías una opinión al decirte que eras atractivo.
– ¿Qué el gracias no cuenta como mi opinión?
– ¿Halagado es tu opinión, entonces?
Yuuri parece ligeramente precavido. –Halagado –confirma.
La mirada penetrante de Victor se dirige hacia los ojos de Yuuri, intentando descubrir que es lo que está pensando. Pero no insiste en el tema. – ¿Quieres que repitamos esto mañana? ¿Cuando refresque mi conocimiento de Stay By My Side y pueda tener un adecuado debate contigo acerca de la escena del callejón?
El cambio de tema parece aliviar la tensión de Yuuri. Una suave sonrisa cruza sus facciones, y la habitación se ilumina, envía fuego al sol, hace que Victor sienta que podría mover una montaña si le dijeran el momento y el lugar. –Me encantaría.
– ¿En serio? –pregunta tontamente. Porque es evidente que sí, ¿Por qué sino le dijera que le encantaría? Pero esa sonrisa hace que las rodillas de Victor se debiliten y que su respiración se detenga, si tan sólo, si tan sólo pudiera escribir un personaje como él, si tan sólo pudiera capturar una esencia como la de Yuuri con simples palabras, si tan sólo pudiera retratar algo tan vivo.
–Sí –Yuuri simplemente responde, y ríe, y eso tiene a la cabeza de Victor girando, más su mente y cuerdas vocales no son suyas cuando dice las palabras a continuación. – ¿Misma hora, mismo lugar?
Victor se aclara la garganta, no rompe el contacto visual, porque si su risa y sonrisa son hermosas, entonces sus ojos son de otro mundo, pertenecientes al mismo cosmos. –Suena perfecto.
–Idílico –Yuuri añade, y su sonrisa se torna ligeramente provocativa una vez más. Hace unos pocos minutos Victor estaba ahí, cortejándolo, dispuesto a tomarle el pelo, pero ahora está siendo cautivado por un hombre que no parece ser consiente de ser un cautivador en primer lugar, que no parece ser consiente del efecto que tiene–. Eso es lo que diría un escritor, ¿cierto?
–Plácido –Victor dice automáticamente, confiando en su subconsciente vocabulario sobre su consciente mente.
–Esplendido.
–Paradisiaco.
Yuuri ríe, dando otro sorbo a su bebida. –Es un poco extremo para una cita en una cafetería, ¿no crees?
(Oh.)
Le toma a Yuuri un segundo.
Y luego su mano cubre su boca, como en un intento de detenerse a sí mismo de decir algo más. –No quise… um… lo siento, no quise decir eso. Es que yo… no de esa forma. Apenas nos conocemos. No de esa forma –busca a tiendas la pajilla, sorbiendo una parte del vaso que ya no tiene mucho líquido, el horror se trasmite en su postura.
– ¿Has oído sobre el lapsus linguae? –Victor bromea.
Yuuri espurrea su bebida. –Eso no es… –entonces, otra mirada de reconocimiento cruza sus facciones– ¿Estás… me estás tomándome el pelo?
–Parcialmente –Victor admite–. Pero tú te metiste en el juego.
–Lo hice –Yuuri concuerda, luego le dedica otra sonrisa. Aliviado–. Te veo mañana, entonces.
Adentro y afuera, Victor se repite a sí mismo, porque Yuuri parece haber cerrado sus funciones anatómicas. Adentro y afuera, adentro y afuera.
Tendrá de nuevo un café con Yuuri mañana.
(Él, Victor Nikiforov, tendrá un café con Yuuri…)
Yuuri…
– ¿Cuál es tu apellido?
Hay una breve vacilación. Tan breve que si Victor no hubiera estado mirando con cuidado no la hubiera notado. –Katsuki.
Victor lo murmura, permitiéndose asimilarlo. –Yuuri Katsuki. ¿YK? Eso es irónico.
Yuuri ríe, pero más breve está vez, menos animado. –Quizás es por eso que soy su fan.
Se produce el silencio, y le toma a Victor un momento el percibir que ninguno de los dos quiere irse. Él ciertamente no, así que espera hasta que Yuuri agarra su vaso, el japonés se pone de pie y da el último trago antes de arrojar el vaso vacío al cesto de basura más cercano. –Fue un verdadero gusto el conocerte, Yuuri Katsuki –le dice Victor, degustando el cómo suena su nombre completo en su lengua. Quiere escribirlo, se da cuenta. Quiere escribirlo sobre algo sólido y ver como luce en letra cursiva, en imprenta, en ruso.
–También fue un gusto conocerte, Victor Nikiforov –cuando Yuuri dice su nombre completo, hace a su estómago retorcerse–. Esto puede sonar raro –añade Yuuri de pronto–, pero siento como si ya nos conociéramos. A través de tus libros, supongo.
No puede explicar el motivo, pero él se siente de la misma manera respecto a Yuuri.
Hay algo familiar con él, sobre la forma en que habla. Se encoge de hombros y le regala su sonrisa más brillante, pero ni de cerca se compara con la de Yuuri. –Me has conocido antes que yo a ti –es tan injusto– ¿Te veo mañana?
–Mañana –Yuuri promete.
Victor camina a lo largo de la calle, dirigiéndose a su hotel, pero antes de girar en la esquina mira sobre su hombro. A la distancia ve a Yuuri caminando en la dirección contraria, su amigo que lo acompañaba el día de ayer se le une. Pichit, recuerda Victor. Sonríe ante la vista para después meter las manos a sus bolsillos y seguir caminando.
Acelera el paso al caminar.
Tiene una llamada vía Skype con Mila más tarde, y ella lo nota, por supuesto que lo nota.
–Luces terriblemente feliz –señala, golpeando el escritorio con su lapicero, a un ritmo irregular, el tipo de hábito que normalmente molestaría a Victor si estuviera enfocado, pero justo ahora no le importa en lo absoluto – ¿Qué sucedió?
Para ser honesto, estaba esperando una excusa para traer el tema a colación. –Conocí a alguien.
Los ojos celestes de Mila se iluminan y se inclina más cerca de la cámara. – ¿Qué tú qué? –luego, su expresión titubea–. Oh, Victor ¿Pero en Detroit?
Él sabe que es inevitable el tener que partir de Detroit al final, pero eso no significa que no pueda hacer una visita al menos. No significa que esto no pueda funcionar. Quizás está apresurándose con las conclusiones, porque sí, tan sólo tomaron café una vez, pero Yuuri había sido tan encantador, y Victor se descubrió a sí mismo queriendo hablar con él por más tiempo, queriendo pasar con él más tiempo. Si hubiera podido permanecer en esa cafetería todo el día lo hubiera hecho.
No quiere ser pegajoso.
(Al menos que Yuuri quiera.)
–Sí, en Detroit –responde.
– ¿Quién es él?
Le cuenta todo a Mila –desde la bufanda azul hasta sus ojos, los cuales Victor aun intenta descubrir como describirlos, su cabello, su risa. Mila escucha atentamente, interrumpiéndolo cuando es necesario. Sin embargo, en algún punto de la conversación, Yurio abre la puerta de golpe y arruina el momento. –Mila, quisiera –oh, ¿con quién estás hablando?
Al segundo, Yurio se encuentra detrás de la pantalla del computador, mirando a Victor. Mila le revuelve el cabello. –Victor conoció a alguien en Detroit. ¿No es genial?
Yurio suelta un gemido y después un gruñido, al parecer Mila le ha pateado en la espinilla. Suelta una sonrisa falsa. –Bien por ti, supongo.
–Genial por él –corrige Mila, colocando su brazo alrededor de los hombros de Yurio. Él rueda sus ojos pero no hace movimiento alguno para soltarse del agarre, y Victor sonríe. Básicamente Mila adopto a Yurio como su hermanito desde que ella vino a trabajar con Yakov.
–KY vive en Detroit –le recuerda Yurio–, deberías ir a la editorial de Celestino mientras estás allá. Descubrir quién es de una vez por todas. Toda esa cosa del anonimato es una reverenda mierda, si me lo preguntas. Es decir, ¿Para qué esconderte si puedes ser famoso?
–Porque no todo el mundo quiere saber quién es –señala Mila–, eso es inteligente. Ganas atención y publicidad.
Victor niega con la cabeza. –No, ese no es el por qué lo hace.
Ambos lo miran, confundidos.
Suspira. –KY no está escondiendo quien es él –o ella– por mera artimaña. Es sólo una persona reservada, quizás el tipo de personas que no quiere ser señalado en las calles por sus fans.
– ¿Y tú como lo sabes? –Yurio pregunta.
–Sólo es una intuición –Victor murmura, tomando otra almohada posicionándose encima. Se encuentra recostado en la cama, para estar más confortable–, siento que lo conozco, después de todos estos años. Quizás es por eso.
Yurio suelta un bufido. –Yo jamás he leído los libros de KY como tú, Nikiforov. ¿Dices que lo haces a modo de investigar a la competencia? Aja, como no. Más bien yo creo que estás enamorado de una persona que ni siquiera conoces.
– ¿Enamorado de él? –Se mofa Victor–. Eso es ridículo.
A pesar de que rechaza la idea, la considera por un momento.
(Enamorado de los escritos de KY quizás)
(¿Pero enamorado de KY?)
(No –imposible. Victor jamás se enamoraría de una persona que nunca ha conocido.)
~•~●~•~
–Releí la escena del callejón –le dice Victor a Yuuri la mañana del día siguiente.
Otra vez ordeno un latte.
Yuuri también ordeno la misma bebida con caramelo. Hoy, viste un suéter blanco, y el mismo tipo de pantalones. No hay bufanda está vez, Victor nota feliz. Porque eso significa que podrá tener una mejor vista de su rostro. – ¿Y? –pregunta.
–Estoy en desacuerdo contigo con respecto al carácter de Liam. Veo a lo que te refieres cuando dices ser basado en alguien de la vida real, pero es precisamente eso –todo el mundo tiene miedos. Sólo porque exista otro lado del personaje no hace la escena forzada. Él todavía está enamorado de Eli, y ese amor lo llevó a un sentimiento subyacente de rechazo. Mira, el amor y el miedo estaban entrelazados. Tal vez se sentía fuera de personaje para ti porque el mismo Liam se sentía a si mismo fuera de sí.
Yuuri lo mira sorprendido, abre la boca para después cerrarla otra vez. –Eso… tiene sentido.
Victor no puede evitar sentirse orgulloso. Con altivez, da otro sorbo a su latte. – ¿Lo tiene?
–Sí porque cuando se trata de ello, todas las emociones más fuertes de Liam giraban en torno a Eli, la única persona que lo hacía sentirse fuerte.
–Exactamente –Victor añade–. Es dulce, un amor como ese ¿no crees? KY lo expresa tan bien. Me pregunto si él está enamorado.
Yuuri se encoge de hombros. –T-tal vez. No lo sé.
–Yo creo que lo está –Victor agrega, trazando su dedo alrededor de su taza. Yuuri observa el movimiento, y eso hace a Victor sentirse poderoso, el capturar su atención así. Lo hacen sentir mareado por la excitación. –O, al menos debe entender algo con respecto al amor. Adoración tal vez.
– ¿Qué hay de ti? –Yuuri exclama, y luego se ruboriza profundamente, como si lamentara las palabras que salieron de sus labios–. No, lo siento, no quería decir… me refiero a si lo estás… por tu escritura…
– ¿Qué si estoy enamorado? –Victor aprieta los labios, coloca su codo sobre la mesa y posa sus ojos en Yuuri, mirándolo fijamente–. Supongo que eso depende.
Yuuri luce sorprendido. – ¿Depende de qué?
– ¿Crees en el amor a primera vista?
Yuuri ríe, evitando el contacto visual con Victor, tanto como el físico. –Oh, ¿Quién…? ¿Has…? ¿Viste a alguien y te enamoraste? ¿Es eso?, um. Estupendo. –un gesto nervioso, alza su bebida y le da un largo trago.
Encantador, piensa Victor. Puede escribir sobre él por horas, elaborara prosas sobre cada minúsculo detalle de sus acciones, apariencia. ¿Quién necesita de las canciones instrumentales como inspiración cuando Yuuri Katsuki existe? Él es alguien torpe pero elocuente, confiado pero tímido, una auto-contradicción intrigante, la perfección en su forma imperfecta.
–Yo estaba flirteando contigo –Victor le dice, puramente para ver como reaccionara.
(Él reacciona, claro que sí, atragantándose con su café)
– ¿Conmigo?
–Sí.
– ¿A… a propósito?
– ¿Parezco el tipo de persona que lo haría por accidente?
Para su sorpresa, Yuuri no parece estar nervioso como hace unos instantes. En su lugar, parece interesado, como si estuviera intentando descubrir algo en el rostro de Victor. Victor quiere ver lo que sea que Yuuri está viendo, aunque no esté seguro de lo que es, así que mantiene su expresión impasible. –Lo haces, de hecho.
(Es el turno de Victor de estar sorprendido)
Trata de descubrir a que se refiere con eso –intentar soltar una respuesta ingeniosa, pero su mente falla, quedando con una mirada de aturdimiento frente a Yuuri, intentando descifrar lo que acaba de decir. – ¿Hacer qué?
–Sí pareces el tipo de persona que flirtearía por accidente –aclara Yuuri, como para matizar su declaración, agrega un encogimiento de hombros poco entusiasta. El matiz es algo con lo que Víctor está íntimamente familiarizado –Yakov siempre le había dicho que podía saber cuándo Víctor no estaba apasionado por una escena por sus constantes matices en cada acción o dialogo.
Así que podía leer a través de ese semblante.
– ¿A qué te refieres? –pregunta.
Yuuri vuelve a encogerse de hombros. –Es sólo que, tú eres tan… um… ¿extrovertido supongo? Y yo puedo ver como las personas –no yo, esto es sólo una observación– pueden tomar eso por, um, coquetismo.
–Coquetismo –repite Victor, pronunciando cada silaba– ¿Alguna vez alguien te ha dicho que tienes un excelente vocabulario?
–No lo creo.
– ¿Has considerado el escribir?
–No, no realmente.
Una pausa.
Una traviesa sonrisa del hombre sentado a su lado.
Algo pesado se cierne entre ellos.
(Algo pesado que tiene que ver con palabras y gotas de café, con títulos de libros y contactos visuales.)
Y Victor lo está viviendo, amando cada segundo de ello, porque puede afirmar que Yuuri está en la misma página del libro que él está. En el mismo campo. –Bueno, me gustaría aclarar, para que conste, que nunca coquetee contigo por accidente.
Yuuri trata de contener su nerviosismo. – ¿Fue intencional, entonces? No debo de haberme dado cuenta.
– ¿Decirte que quizás me enamore de ti a primera vista no fue obvio?
–Me refiero a antes de eso –Yuuri añade.
Victor sonríe, se inclina hacia adelante. – ¿El llamarte lindo? ¿Invitarte a un café? Oh, Yuuri Katsuki, para alguien tan inteligentemente dotado como tú lo eres, esperaba más de ti. Por supuesto que estaba flirteando contigo.
–Oh –simplemente dice, sorbiendo su bebida.
– ¿Oh?
–Un oh de que no me había dado cuenta –entonces vacila–. No es un mal oh, sólo un oh.
Luego Yuuri toma otro sorbo de su bebida, cierta cantidad de crema batida se le queda en rostro. Entonces Victor alarga su mano y la quita con el pulgar para después llevarse el dedo a la boca, degustándolo. Vale la pena sólo para ver la forma en como las pupilas de Yuuri se dilatan tanto que abarcan todo el iris. – ¿Crees en el amor a primera vista, Yuuri?
Yuuri niega, y cuando habla parece que ni siquiera está pensando en ello, como si todos sus pensamientos estuvieran capturados por completo por algo que está tratando de encontrar en los ojos cristalinos de Victor. –Creo en la atracción a primera vista.
– ¿Y has experimentado tal atracción?
El muchacho vacila, luego asiente.
– ¿A menudo? –Victor pregunta, porque no puede controlarse.
Una negación con la cabeza.
Su corazón está golpeteando, doliendo, más necesita que Yuuri haga el siguiente movimiento, necesita saber a ciencia cierta que él también se siente de la misma manera, que él también piensa las mismas cosas. Por suerte, Yuuri habla a continuación, apaciguando las repentinas preocupaciones de Victor. – ¿Aun estarás en la ciudad mañana?
–Sí –Victor responde sin vacilación.
Yuuri se levanta. – ¿Misma hora, misma lugar?
–Suena a una cita.
No le toma mucho tiempo a Yuuri el darse cuenta a lo que se está refiriendo, entonces tartamudea, tratando de encontrar las palabras para defenderse a sí mismo pero fallando miserablemente, por ultimo opta por arrojar su vaso de café vació para tener una excusa de cruzar el lugar. –Te veo mañana –determina, y a Victor le divierte un poco el ver como las puntas de sus orejas están rojas.
–Nos vemos, YK.
– ¿YK? –Yuuri pregunta, manteniendo la puerta abierta con una mano.
Victor ríe y pasa por su lado, rozándole los hombros. El contacto es eléctrico. –Es un sobrenombre. Al igual que KY ¿comprendes?
–Entiendo –dice, pero su sonrisa se ha desvanecido, no parece genuina. Al instante, sin embargo, ese aspecto es remplazado. Hace una señal con la mano–. Nos vemos, VN.
*sus: en esta parte Yuuri hace uso del adjetivo posesivo their que, como en este caso, se emplea al hablar de una tercera persona de la cual no se sabe el género. De hecho, Yuuri emplea mucho esa palabra porque se niega en darle la razón a Victor xD
Hola a todos los que están leyendo esto. Es un gusto traerles una nueva traducción con un argumento muy singular. Me atrapó ya que yo al igual que los chicos de esta historia siento una gran afición cuando de libros se trata. La historia es súper corta, consta de sólo tres capítulos.
Espero la disfruten y nos vemos en el siguiente capítulo. :)
