Uf, hace tanto tiempo que no subo una historia aquí, llegue a olvidar como se hacía todo. ¿Cuanto fueron?, ¿Unos... dos años, tal vez? Bueno, estoy intentando recordar como era todo. Bueno, los dejo con su lectura.
Disclaimer: Detective Conan no me pertenece en lo absoluto, todo el crédito es para Gosho Aoyama. La foto de la portada tampoco es de mi creación, no recuerdo el nombre del artista pero claramente, el crédito es suyo yo solo la tome prestada.
Advertencia: Basado en los files 972 al 974. Puede contener spoilers y faltas de ortografía que se me hayan pasado.
Palabras: 420 según Word
Stronger
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Masumi lo observa. Observa a esa enorme figura de ojos verdes y marcadas ojeras, de aspecto estoico y de rostro serio, preguntándose,«¿Podré ser como él?» No lo sabe, pero el orgullo le dice que lo intente. Quiere convertirse en un ser fuerte y listo, pero sobre todo valiente. Tan fuerte para proteger a su madre de aquellos hombres de negra vestimenta que la persiguen. Tan listo para poder descifrar los misterios que la rodean y así ser feliz. Tan valiente para enfrentarse al peligroso mundo en que vive. Quiere ser eso y mucho más.
Quiere convencerse a si misma que lo logrará, que podrá hacerlo pero en el fondo no es más que una cobarde. Una cobarde a comparación con aquel muchacho que tiene el mar en los ojos y arena sobre la piel. Sabe que no es más que un extraño, pero aún así pareciese que fuera más cercano a su hermano que ella misma. Le sigue los movimientos con ojos curiosos, se desenvuelve con tal soltura y magia que le recuerdan al vaivén de las olas y, por primera vez en su vida siente envidia. Aquel niño es el reflejo de todo en lo que quiere convertirse y eso la hace sentir pequeña, más de lo que ya es. No lo culpa, no puede hacerlo.
La impotencia recorre cada centímetro de su cuerpo, haciéndole estremecer. Por supuesto que quiere ayudarle, pero no puede. Sabe que aquel niño le será más útil a su hermano que ella misma y la tristeza la invade. Desea correr a los cálidos brazos de su madre y llorar, pero algo la detiene: Es la voz de su hermano hablar a lo lejos. La hipnotiza de manera abrumadora, la dureza de sus palabras le cala fuertemente en su corazón de una manera tal que le parece dolorosa, aún así lo escucha atenta.
Igual que una chica obediente...
Y no quiere serlo.
No quiere convertirse en alguien sumiso, aunque su mente le diga cruelmente lo contrario. Mueve la cabeza un poco, intentado alejar esos pensamientos tan absurdos.
《Masumi》
Se siente triste, esta aún más cerca de llorar y no quiere hacerlo, no rodeada de tantas miradas extrañas, unas cuantas gotitas se acumulan en el borde de sus ojos verdes.
《Masumi》
No oye, está concentrada en no llorar, eso sería muy débil de su parte y es lo menos que quiere demostrar en esos momentos. Debilidad
Un zarandeo en un hombro la trae a la realidad.
—Es hora de ir a casa.
