Disclaimer: Naruto no me pertenece.
Advertencia: Yaoi. Violencia. Palabras feas.
A/N: Re-editado por segunda vez en pocos meses. Porque me niego abandonarlo y era necesario cambiar un par de dialogos. Nada verdaderamente importante. Es que soy muy tiquismiquis.
Hubo un tiempo en el que yo era igual que tú. Inocente, atrevido e impulsivo. Un crío en toda regla. Con solo 13 años, es lo que todo niño debe ser, supongo. Mi vida giraba alrededor de tres cosas: diversión, comida y mas diversión. Y era feliz. O por lo menos todo lo feliz que se puede ser viviendo en un orfanato repleto de niños como yo, pero era lo único que conocía, y como tal, era lo único que me importaba.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Cualquiera diría que estoy hecho un viejo por como hablo, pero no es así. Aun soy joven, increíblemente joven como algunos se empeñan en recordarme, pero no es como si la edad importase mucho en este mundo.
Mi mundo.
He visto cosas increíbles, espeluznantes y repulsivas. He luchado contra cosas que prefiero olvidar y he sobrevivido. Podría decir que es un milagro, pero estaría mintiendo. Los milagros no existen, créeme, sé de lo que hablo.
Llevo suficiente tiempo metido en esto como para poder asegurarte algo. Algo que muy pocos privilegiados conocen. Así que siéntete afortunado de ser uno de ellos.
Seguramente creas que estoy loco, y no te lo voy a negar, es muy posible que lo esté. Sé que hay gente que te dirá que solo son chorradas, estupideces de gente inculta.
Que ingenuos.
Podrías seguir su camino. Ser tan ignorante como ellos. Seguramente sea el camino más fácil y no te lo reprocharé si lo eliges.
O podrías no hacerlo.
Sea cual sea tu elección, espero que elijas bien.
Espero que continúes adelante, que habrás bien los ojos y seas capaz de ver lo mismo que vi yo. Espero que sigas los pasos que yo seguí y que no cometas los errores que yo cometí. Espero que, a pesar de todo lo que te espera, seas feliz como lo he sido yo y que luches como hice yo.
Espero que no te detengas ante nada.
Espero que sobrevivas.
Espero que tengas buena suerte.
Y, sobre todo, espero que mi vida haya servido para algo.
Mi nombre es Naruto Uzumaki y esta es mi historia.
1- Error Humano.
13 de noviembre de 2011. 2:00 a.m. Konoha.
El viento helado silbaba a su alrededor, corriendo entre calles y rodeando esquinas, azotando a la poca gente que a esas horas de la noche aun deambulaba por la ciudad y amenazando con helarles si no se apresuraban en llegar a algún sitio cubierto.
Naruto luchó la pequeña sonrisa que amenazaba con salir adelante cuando vio a aquella pobre mujer peleando con su desvencijado paraguas y perdiendo estrepitosamente.
El invierno siempre había sido duro en Konoha, y en sus años de ausencia parecía haberse encrudecido mas que nunca.
Naruto gruñó cuando otra ola de frío sopló en su dirección, calándole hasta los huesos. Nunca había sido especialmente aficionado al frío, y ni siquiera después de los últimos cinco años de asfixiante calor seco y continuo le habían hecho cambiar de opinión. Ni un solo día llegó a echar de menos el frío que ahora le recorría sin piedad.
Lentamente cerró los ojos y dejó a su mente recordar las mismas sensaciones que había sentido entonces. El calor en la nuca, la arena bajo sus pies y las prisas de la gente por refugiarse del sol abrasador y usar hasta la más mínima hoja de papel como abanico.
Era justo en esos instantes cuando mas disfrutaba él. El sol en la cara y aquella placentera sensación de calidez recorriéndole por todo el cuerpo como si-.
¡Flap!.
Otra bocanada de aire y la capucha que cubría su cabeza se vio parapetada hacia atrás, amenazando con descubrir su rubio pelo. Naruto ni siquiera se molestó en ponérsela de nuevo, mas ocupado como estaba en apresurar el paso y cubrir los últimos metros hasta su destino.
"Esquina de Ishikari con Hida"', su informante había dicho en aquella escueta llamada, 'Habrá algo jugoso esperándote'.
Solo eso había hecho falta para que Naruto se levantase de la cama y saliese por la puerta como empujado por un resorte. A veces solía preguntarse que sería de su vida si no fuese lo que era. Que habría hecho. Si habría sido capaz de estudiar en alguna universidad. Si habría encontrado algún trabajo. O si habría alguien esperándole en casa.
A veces se preguntaba si esto merecía la pena.
Naruto se apoyó contra su fría pared y observó con cautela su alrededor. Nadie, excepto algún coche y el pobre portero del ostentoso hotel frente a él tenían el valor de enfrentarse a la gélida noche de Konoha.
El hombre le miró desde su posición tras las grandes puertas de cristal con algo de compasión y Naruto encogió un hombro. Que no le gustase el frío no significaba que no pudiese aguantarlo bien.
Miró su reloj más por costumbre que otra cosa. Sabía con total exactitud que éste no debía pasar más que un par de minutos de las dos de la mañana. Cambió su peso de pie y metió las manos aun mas hondo en los bolsillos del abrigo hasta que el áspero tacto de la tosca Biblia que llevaba siempre consigo, rozó sus dedos de manera segura.
El portero del hotel abrió una de las puertas para dejar entrar a dos de sus inquilinos, y Naruto aburrido como estaba no pudo evitar observarlos mas atentamente.
A pesar de que ambos se encontraban de espaldas a él, Naruto pudo discernir claramente que se trataban de un hombre y una mujer. Jóvenes, ninguno de los dos pasaba de los treinta, Naruto tendría que estar algo mas cerca y preferiblemente encarándoles para poder saber con certeza si siquiera llegaban a ellos. Pelo negro y con una más que probable forma esbelta bajo aquellos abrigos, Naruto habría asegurado que eran hermanos si la mujer no estuviese mostrando tantas confianzas con el hombre en lo que a roces casuales se refería. Ella rió entonces y el sonido de sus carcajadas llegó con claridad hasta los oídos de Naruto. Parecía una buena chica, alta, estilizada y Naruto apostaría un brazo a que si se daba la vuelta, podría deleitarle con una cara tan perfecta como él imaginaba.
Suspiró y acarició el libro con la yema de los dedos.
Esperaba que aquella salida no hubiese sido en vano. Detestaba salir de casa sin más aviso que una llamada desde un número anónimo y un lugar donde encontrarse. Si había aprendido algo con el tiempo era que aquello -su trabajo- requería tiempo, requería destreza y sobretodo, requería cerebro. Y frente a la creencia popular y ciertos rumores mal fundamentados Naruto sí tenía un cerebro. Uno algo lento en ciertos momentos de tensión quizás, pero uno que sabía las Reglas, que recordaba tácticas, planes y estrategias y que le había sacado de bastantes problemas importantes.
Aunque también le había metido en algunos otros, para que mentir.
Volviendo a suspirar y arrepintiéndose de no haber traído su Ipod con él, siguió observando su alrededor. La pareja que había entrado hacia unos minutos aun permanecía en el Hall del hotel, al parecer esperando a que algún ascensor le llevase a su habitación. La mujer debía seguir riendo por como sus hombros se sacudían y Naruto a duras penas pudo suprimir su propia carcajada cuando se dio cuenta de como el hombre hacia todo lo posible por separarse de ella cada vez que intentaba tocarle. No se había fijado hasta ahora, pero por lo altiva de su postura y sus elegantes movimientos Naruto podía apostar su otro brazo a que aquel niño rico no era mas que un bastardo arrogante.
Naruto sonrió para si mismo cuando por fin les vio entrar en el ascensor. Confía en una mujer para enamorarse de alguien así.
El rubio respiró hondo, buscando algo de cobijo en su cómodo abrigo e intentando recordar alguna canción de su disco favorito para poder tararearla, cuando se dio cuenta de algo.
El portero se había esfumado.
Naruto sabia que aquello no tenía porque significar nada, pero muy dentro de su cabeza un extraño presentimiento comenzaba a invadirle, y aunque aun era demasiado pronto para saber de que se trataba, eso no significaba que tuviese que bajar su guardia. Metió la mano discretamente bajo el abrigo y con calma quitó el seguro de la pechera que sujetaba la pistola junto a su axila. Naruto sabía que eso podría ser peligroso para cualquier otro, pero no para él. No cuando la mayoría de las veces tenías que disparar casi antes de sacarla de ahí.
Golpeando su bota contra el asfalto comenzó a contar los segundos que habían pasado desde que había dejado de ver al hombre y maldijo para sí. No podían haber sido mas de un par de minutos lo que había estado observando a la pareja, ¿no?.
... ¿No?.
Mierda.
En su fuero interno, sabía que eso era más que tiempo suficiente para que aquella bestia hiciese lo que le quisiese.
Repasó mentalmente el aspecto del sujeto. Mayor, pelo cano y seguramente entrado ya en la cincuentena, a ningún Cazador le habría encajado dentro del perfil. Pero claro, no todos encajaban en él.
Naruto tomó aire y echó a andar, cruzando la calle en dos zancadas y abriendo la puerta de cristal sin ningún esfuerzo. Con paso determinado (nunca se sabía donde podía haber más) se dirigió a la señorita de recepción, y preguntó con toda la amabilidad que pudo reunir.
"Perdone señorita pero, ¿Sabe donde puedo encontrar al portero del hotel?".
La muchacha le miró con confusión un instante antes de, seguramente recordar que en un hotel de gran prestigio como aquel nunca podías mirar a tus posibles inquilinos con otra cosa que no fuese adoración, y sonreír con calma y contestar.
"No lo sé, caballero. Es posible que haya ido a descansar un rato. Si quiere mientras puedo atenderle para...".
"No, no" Naruto sintió su amabilidad evaporarse con demasiada rapidez "No me ha entendido, señorita. No quiero ninguna habitación. Sólo necesito hablar urgentemente con ese hombre. Se trata de un asunto de... fuerza mayor".
Ante eso ella frunció su bonito ceño con algo de preocupación.
"¿Ha ocurrido algo, caballero?. Si lo desea puedo llamar al director del hotel".
Naruto la miró alarmado. Lo último que necesitaba era a más gente deambulando por ahí.
"Mire, solo necesito tener una charla con él" explicó con toda la calma que fue capaz de reunir "Si me dejase echar un vistazo por ahí, podría ahorrarle la molestia de llamar a nadie".
La chica le observó dubitativa un momento, como sopesando si aquello la haría jugarse su trabajo antes de asentir sin mucha determinación. Naruto le dedicó una de sus sonrisas mas resplandecientes como agradecimiento antes echar a correr.
"...¡Oiga!. ¡Espere!".
La voz de la recepcionista le detuvo y Naruto se volvió para verla medio encaramada la mesa de la recepción.
"¿Si le veo quiere que le diga algo?".
"¡No!" su voz debió sonar demasiado estridente porque ella abrió los ojos con sorpresa "Solo intente mantenerse lo mas alejada posible de él".
"Oh" sus perfilados labios hicieron un pequeño gesto de entendimiento "¿Pero y si...?".
"Disimule" Naruto le dedicó un guiño "Estoy seguro de que sabe mentir muy bien".
Naruto maldijo por enésima vez contra su suerte mientras subía las escalera de dos en dos. Ya se había recorrido cuatro malditas plantas y aun no había rastro de él.
¿Donde cojones se había metido ese cabrón?.
Una idea pasó por su cabeza y el vello de su nuca se erizó solo de pensarlo. Miró al amplio pasillo frente a él y rezó porque ese maldito hijo de puta fuese lo suficientemente indeciso como para darle tiempo a capturarle.
¡Dios, como podía haber sido tan estúpido!. ¡Lo había tenido frente a él hacia un rato y no había sido capaz de darse cuenta!.
Pero claro, ¿Quien habría sospechado del estúpido portero de un hotel?. ¡Pero si era un vejestorio!.
Naruto apretó la pistola con más fuerza aun y siguió avanzando entre las silenciosas puertas.
'Vamos, vamos...'.
Solo necesitaba el más mínimo grito tras alguna de ellas para abrirla de una patada y sacar a sus inquilinos a punta de pistola. Naruto sabía que no era muy buena idea pero suponía que peor era tener al día siguiente al forense levantando un cadáver.
'Solo necesito una pequeña señal, un pequeñísimo-'.
¡Ahh!.
Naruto se detuvo en seco al instante, sus pies plantados contra la limpia moqueta, la pistola rígida en su mano esperando escuchar aquel sonido de nuevo.
Ahh- Hah...
Naruto frunció el ceño. Vale, quizá no era la clase de grito que esperaba oír pero suponía que podía valer. Cosas mas raras había visto y escuchado para que algo así pudiera sorprenderle a esas alturas.
Se acercó lentamente hacia el lugar del que provenía aquello y vio que una de las últimas habitaciones tenía la puerta entreabierta.
Hah... ¡A-Ahhh!...
Naruto se pegó a la pared cuando oyó aquello e hizo un gesto de incredulidad.
Ahhh- Si...
Naruto no pudo evitar que algo de lo poco que había cenado amenazase con subir por su garganta y presentarse en su boca. Conteniendo una arcada, respiró hondo y decidió ignorar los gritos cada vez más escandalosos que provenían de la habitación. Nunca había sido capaz de entender como alguien podía disfrutar algo así y nunca lo sería, así que optó por no pensar, hacer su trabajo y deshacerse de aquella… cosa.
Ah, y evitar que aquella mujer acabase placenteramente muerta.
¡A-Ahh!... ¡S-Si!... ¡Poséeme!... ¡P-Poséeme!...
Vale, ya había tenido suficiente.
Recorrió la distancia restante hasta la puerta en un par de zancadas y alzó la pistola con determinación.
Solo tenía que meterle una bala en la cabeza. Solo una bala en la cabeza. Solo una bala en la cab-.
'¡Oh!. Joder...'.
Naruto hizo todo el esfuerzo posible para no dejar caer la pistola al suelo y que sus piernas fuesen tras ella.
A-Aquello... Aquello no era lo que había esperado. No, exactamente.
Parpadeó varias veces, intentando salir de aquel estúpido trance pero por alguna extraña razón no pudo. Quizás era aquella perturbadora vista lo que se lo impedía.
Otro gemido y Naruto se vio buscando a su autora, antes de darse cuenta de que ésta estaba casi oculta por él.
Él.
Naruto sabía que aquello estaba mal. Horripilantemente MAL. Pero no pudo evitarlo.
Era como si toda su fuerza de voluntad hubiese decidido jugarle una mala pasada y ahora solo le quedase suficiente energía para agarrarse al marco de la puerta e intentar que sus rodillas no temblaran como gelatina.
Entonces se movieron. ¡Blam!. Repentinamente, cambiaron de postura y Naruto se vio rezando por que aquello no le delatase.
Pero no lo hizo.
Ella solo se sentó sobre él, a horcajadas y Naruto pudo observar como las blancas sábanas se escurrían para dejarle entrever su bonita figura. Unas manos la agarraron posesivamente de la cintura y ella dejó salir otro suave gemido, como si su solo toque la hiciese arder.
Naruto se mordió la lengua cuando ella echó la cabeza hacia atrás y dejó entrever algo de su rostro, oculto por su negro pelo.
Fue entonces cuando algo de la sangre que había viajado hacia su entrepierna decidió hacer el viaje de vuelta a su cerebro, y una fulminante imagen le sobrevino.
Y les reconoció
La pareja. Aquellos… E-esos dos eran la pareja.
La pareja que había entrado justo antes de que el portero de esfumara. El arrogante bastardo con la bonita chica colgada de su brazo.
Dios, nunca creyó que sería capaz de pensar algo así pero-.
Tenía que irse.
Los gemidos estaban empezando de nuevo y Naruto sintió como aquello empezaba a pasarle factura. El bulto creciente entre sus piernas así lo atestiguaba.
Y pronto -demasiado pronto- otra embestida le reafirmó.
Tenia que irse de ahí YA.
"¿Ya te vas?".
"Tengo cosas que hacer".
Ella encendió un cigarro, mirando con interés las revueltas sábanas que la envolvían.
"Ya" suspiró, dejando salir el humo "¿Crees que nos ha visto?".
El alzó una ceja con incredulidad.
"Creo que tus gritos le han atraído a él y a media ciudad más".
Ella soltó una risita divertida.
"¿Era lo que querías, no?" dijo, juguetona "Además, no es como si hubiese estado fingiendo o algo. Sabes muy bien que yo siempre proclamo lo que quiero".
El dejó de abrocharse la camisa para mirarla de reojo.
"Hn".
Ella hizo un pequeño mohín de molestia antes de deshacerse de las sabanas y gatear hasta él.
"Oh, vamos. Solo una última vez..." se enderezó sobre el colchón hasta llegar a su altura, jugueteando con la camisa desabrochada. El siguió ignorándola y tratando de terminar de vestirse cuando notó unos fríos dedos contra la piel de su pelvis. Bajó la mirada solo para encontrar una fina e inmaculada clavícula a meros centímetros de su boca.
"Sé que lo estas deseando" susurraron unos labios contra su oreja y los fríos dedos viajaron mas hacia el sur de su pelvis "Esto nunca miente".
"No" solo eso para que ella se detuviese y le mirase, confusa. Y con toda la frialdad que alguien puede reunir sacó su mano de su pantalón y se alejó.
"Pero...".
"Esta noche no, Karin. Tengo cosas más importantes que hacer".
Fue lo único que dijo antes de cerrar la puerta tras él.
"¡No me lo puedo creer!" se llevó las manos a la cabeza "¡Es imposible!. Es... Es... ¡Joder!".
Una nueva patada a la pared y su pie le advirtió que no aguantaría muchas mas como esa. Naruto hizo un gesto de dolor antes de apretar por enésima vez el botón del ascensor.
"¿Pero que coño le pasa a esta cosa?" gruñó, mirando si alguno de los otros dos ascensores podían servirle. Ni uno, todos ocupados. Pues bien, él no pensaba bajar todos aquellos pisos andando. ¡No, señor!.
Siete pisos. Siete pisos se había recorrido y ni rastro del portero. Ni una sola vez. ¡Nada!. ¡Ni por los tres restaurantes, ni por los dos salones de te, ni en el maldito karaoke!. Nada. Todo tan vacío y solitario como debería estar a las dos -casi tres- de la mañana.
Se pasó la mano por la cara con frustración y casi no le dio tiempo a guardar el arma cuando el timbre del ascensor le avisó de que había llegado. Las puertas se abrieron antes de que pudiese cerrarse bien el abrigo y Naruto se volvió a oír rezando porque no hubiese nadie dentro del ascensor.
Una leve tos le confirmó que sus plegarias no habían sido escuchadas.
"¿Bajas?" alguien preguntó y Naruto asintió entrando en el ascensor aun pendiente de terminarse de abrocharse bien el abrigo.
La maldita cremallera se había atascado y si no tenia cuidado cualquiera podría ver la pistola.
"Igual que yo, entonces" aquella fría voz interrumpió sus pensamientos. Dejando la cremallera a un lado por unos instantes alzó la cabeza.
"Lo siento. No sabia que-".
Las palabras rápidamente se atoraron en su garganta cuando vio el rostro frente a él.
'Oh. Joder'.
Era él. Él. El de la habitación. El bastardo arrogante.
"¿Ocurre algo?".
'Tiene una voz sexy. Propia de un bastardo arrogante, pero sexy'.
Naruto tragó saliva, intentando no sonar estúpido.
"... No, no. No es nada" sonrió con nerviosismo "Solo algo de cansancio y eso".
El hombre hizo un ruido gutural y siguió mirando hacia delante, ignorándole completamente. Naruto aprovechó el momento para poder observarle mejor. Pelo negro pulcramente peinado, piel blanca como la porcelana, pómulos altos, nariz respingona, labios finos y suaves, y en suma todo lo que Naruto había imaginado que sería.
Jodidamente perfecto.
Era alto, un par de centímetros más que él, y su figura decía que a pesar de delgado era fuerte. Naruto podía discernir con facilidad los músculos de su espalda bajo la elegante camisa blanca.
Naruto aspiró una bocanada de aire, repentinamente incómodo con las sensaciones que comenzaban a invadir de nuevo su cuerpo y algo de su aroma llegó hasta él.
Dios, hasta su olor le excitaba.
El hombre olía bien. No, olía mejor que bien. Olía a elegancia, y a respeto. Olía a perfección. Y también un poco a sexo.
'Mierda'.
Naruto supo que no debía haberse dejado pensar en aquello, porque en ese mismo instante imágenes de su espalda desnuda volvieron a acometerle con fuerza y se vio mordiéndose el labio para ahogar un gemido.
¿Pero cuanto tardaba aquel ascensor en bajar?.
Otra planta más en la que se paró y en la que nadie entró. Igual que había ocurrido en las tres últimas y Naruto maldijo contra el maldito gracioso al que se le había ocurrido.
Incomodo, hecho una mirada de reojo al moreno solo para verle con la misma mirada impasible fija en la puerta del ascensor. Naruto sintió el silencio asfixiándole y optó por hacer lo primero que se le vino a la cabeza.
Hablar.
"Así que la noche ha ido bien, ¿eh?" aquello salió de su boca tan de improvisto que ni siquiera tuvo tiempo de detenerlo.
El hombre alzó una ceja.
"¿Perdón?" dijo con escepticismo y Naruto sintió su propia cara convertirse en un radiador.
"Ah, no. Era solo- ¡Ahí va, pero si ya hemos llegado!" disimuló con una carcajada nerviosa, consciente de que no se había sentido mas contento en toda su vida de escapar de algún sitio. Y eso era decir mucho.
Salió del ascensor como alma que lleva al diablo y se acercó a la recepción. La misma recepcionista le miró con cara de preocupación y abrió la boca para decirle algo cuando fue interrumpida.
El bastardo arrogante. Otra vez.
Naruto vio como le daba a la recepcionista su tarjeta de crédito y ésta asentía sin palabras, tecleando algo en su ordenador. Naruto echó la cabeza aun lado, curioso por ver el nombre del bastardo pero inconvenientemente la chica lo cubría con su mano.
Unos instantes después ella le devolvía la tarjeta y le deseaba una buena noche. El bastardo solo asintió educadamente antes de salir de su rango visual.
Naruto suspiró con cansancio y se frotó la cara.
"... ¿Señor?".
"¿Hm?".
Ella le miró dubitativa.
"El hombre que buscaba antes, el señor Oshikawa..." dijo y a Naruto le faltó tiempo para prestarla atención.
"¿Donde le ha visto?" preguntó, con la mano ya bajo la chaqueta, preparado.
La chica se acercó a él, conspiradora.
"Está ahí detrás" señaló a la figura sentada en una silla "Ha vuelto hace unos minutos de la calle, empapado y diciendo que no sabe lo que le ha pasado" comentó, llevándose un dedo a la sien "Dice que lo último que recuerda es haber hablado con un hombre moreno y la señorita que le acompañaba".
Naruto entrecerró los ojos al oír eso.
¿Un hombre moreno y una chica?.
"Creo que esta un poco loco, señor" la muchacha continuó susurrando con un tono conspirador pero Naruto apenas la oyó.
¿Un hombre moreno con-?.
'Dios, no...'.
Fue lo único que pasó por su cabeza antes de que todo lo ocurrido en la última hora encajase, y como movido por un resorte se diese la vuelta buscando una figura familiar. Con un poco de suerte aun no era demasiado tarde y...
Ahí estaba. En la calle, tras la puerta de cristal, dándole la espalda como si no supiera lo que ocurría.
Naruto abrió la boca para gritar cuando el hombre se volvió hacia él y sonrió de lado.
Y entonces, ocurrió.
Sangre. Rojo sangre, fue todo lo que Naruto pudo ver antes de que el bastardo se llevase un dedo a los labios con un gesto de silenciosa burla, y se esfumase en la fría noche como si se tratase de un truco de magia barato.
La pobre recepcionista debió asustarse cuando le vio golpear la mesa con tanta fuerza.
"¡Mierda!" gritó, inconsciente de la gente mirándole "¡Mierda!. ¡Mierda!. ¡MIERDA!".
Ahora si que estaba bien jodido.
