Hola, me llamo Flor alias Dark Lady este es primer fic de HP que publico. Sobra decir que me encantan los fics Dark-Angst, cabe mencionar que es un UA(universo alterno) por aquello de las recriminaciones tardias JJJJ. Tengo aprox. 5 capitulos avanzados y que los publique dependera de la aceptacion que tenga. Por cierto tmb tengo otro fic aun sin publicar llamado Destiny, este fic es de un genero semejante y 16 chap, 1/4 de lo que tengo programado para este. Por lo pronto publico este para ver como me va con los fan de HP, porque ke somos los seudoescritores sin sus reviews. Chao


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Del azul del cielo al negro de la nada

Se despertó en medio de un silencio que se clavó en lo más hondo de su ser. Ningún grito, ninguna sudorosa explosión fuera del reino de la pesadilla; ningún espasmo muscular que le sacase de las profundidades del sueño, sino simplemente la tranquila oscuridad su habitación y la luz de la luna que trazaba dibujos sin sentido en el techo. Desde abajo, llegaban murmullos apagados y ocasionales chasquidos de metal; seguramente el molesto ruido provenía de las mazmorras, donde las asquerosas sangres sucias trabajaban para Èl

Contemplo la belleza etérea de alba; aun persistía el terrible dolor de cabeza que se había adueñado de él la noche anterior durante la reunión que había tenido con Èl, sus planes no eran para nada de su agrado; se levanto en dirección al cuarto baño, una buena ducha fría quizás menguaría su enojo y esas molestas punzadas en su cabeza.

Salio después de cuarenta minutos, sintiéndose como si hubiera salido de un encierro, purificado, de algún modo. Con un movimiento perezoso de sus manos, un baúl empezó a llenarse, soltó un bufido al darse cuenta lo que estaba empacando no era precisamente lo que un muchacho de diecinueve años de una familia de gran tradición llevaría a su casa, y que además estaba de lado de la Luz; empezó a escoger entre todas las cosas lo que se llevaría, no se sorprendió al notar que pocas eran las apropiadas para su nueva vida como un simple squib

A pesar de que no le gustaba la idea de dejar a su padre, era gratificante el saber que era un gran plan, los estupidos no sabrán de donde vendrá el golpe; y lo mejor de todo es que allí estaría a su merced Albus Dumbledore y no solo él sino su familia, torció la boca que simulaba una sonrisa.

La luz empezó a entrar a raudales por la ventana. Miró su habitación, con sus nuevos estantes llenos de libros, regalo de cumpleaños de su padre y miró la playa, el agua que había tomado el brillo de la esmeralda clara, partido por una estrecha senda de oro batido. Hechizo el baúl y se redujo a una pequeña cajilla, se la metió en la bolsa de su chaqueta. Cuando separo su mirada verde de la hipnotizante agua marina, sintió la sensación de que jamás volvería a ver nada de todo eso, que era un muerto ambulante, no le importo.

Ahora vuelvo al hogar –susurró el joven para si. Vuelvo al hogar, no te defraudare padre.

Cerró la puerta y el picaporte desapareció con un chasquido de sus dedos; observó pensativo el lugar donde había estado el picaporte y sintió, una vez más, ese extraño sentimiento de deja vu, que fácilmente que había caído en una grieta insospechada de una vida aparentemente sólida, la facilidad con que se volvió al lado oscuro, pasando del azul del cielo al negro de la nada.

Abandono la gran mansión aparentemente abandonada, sin voltear atrás no se despidió de él, cursilerías se dijo a si mismo. No tenia ánimos de trasladarse a su país natal de forma mágica, así que sin prisa camino por la orilla de la playa, con la intención de que el fresco aire veraniego despejara sus pensamientos

Es necesario

Pero…

No-murmuro con esa voz que el muchacho ya conocía y que no admitía replica-Estarás con ellos hasta que yo vuelva. Le ha llegado el momento a ese chico Potter

Yo lo haré si tu quieres padre- Voldemort le miro con sus ojos refulgentes y murmuro un Crucio, el joven se retorció de dolor mas nunca grito, se mordió la lengua y cuando sintió que no aguantaba mas apretó con mas fuerza, tragándose el sabor dulzón de su propia sangre, sin embargo su padre no quito la maldición sobre él hasta que se sumergió en la oscuridad.

Esa fue la última vez que lo vio, y la última vez que lo vería hasta dentro de tres años. Después de vagabundear ese día, se dirigió a hacer algunas visitas de cortesía sus tíos y al Ministerio de Magia Americano, para cobrar algunos favores.

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- El Sr. Ministro esta ocupado-Dijo con voz aburrida una bruja rechoncha detrás del lujoso mostrador, y siguió atendiendo sus asuntos, se giro cuando no pudo soportar esa penetrante mirada azul medianoche

-Dígale que le busca Aldhrik-ordeno, la mujer despego los labios para protestar la majadería del joven de cabellos castaños claros-Cállese-advirtió

- No hay necesidad que te ofusques mi querido muchacho-dijo una voz trémula a su espalda, era el ministro- Vamos pasa

- El ministro no pudo reprimir su incomodidad ante esos ojos azules oscuros, juraría ver destellos rojos en ellos cada vez que se atrevía a mirarlo a los ojos, sus manos temblaban sobre sus rodillas, el joven embozo una media sonrisa al descubrir los pensamientos del viejo, entrecerró los ojos y se recargo en el asiento sin dejar de sonreír; una sonrisa que dejaba sin aliento, una sonrisa que reflejaba autosuficiencia de una gran sabiduría, siempre daba la sensación que el era el conocedor todos los misterios del mundo; a cualquiera que se encontrara enfrente a él lo hacia sentir como un autentico idiota.

- El motivo de mi visita es para pedirle un gran favor Sr. Ministro-dijo con voz profunda, el hombre movió la cabeza afirmativamente

- Lo que Usted quiera, mi señor-el hombre coloco los brazos sobre su escritorio atento a la petición de joven, la manga de su túnica verde se corrió y dejo ver una pequeñísima parte de la marca tenebrosa en su brazo izquierdo, con nerviosismo rápidamente la oculto.

- Debería tener mas cuidado, Sr. Ministro, tiene suerte que sea yo el que esta frente a Usted-susurro riendo ligeramente pero no se reflejo en sus ojos-No querrá echar a perder todo ¿verdad?-siseo con voz intimidatorio, el hombre negó con la cabeza-Bien iré al grano, quiero que me consiga un puesto dentro del Ministerio de Magia Ingles, nada ostentoso, digamos como para un squib- el hombre canoso abrió la boca sorprendido-Si, como ayudante de algún funcionario de baja categoría

- ¡¡Pero Señor eso es imposible‼-el joven frunció el entrecejo, el Ministro inmediatamente guardo silencio ante la mirada centellante del muchacho, el chico se agarro fuertemente de los descansabrazos de su asiento, tratando de reprimir sus furiosos deseos de lanzarle un sus hermosos cruciatus.

- Claro que es posible.-Dijo tranquilamente-Y mas cuando provengo de una familia de gran prestigio-el hombre le vio con temor reverencial

-A que se refiere mi señor

-Dirás que me conociste hace un año, aquí en el Ministerio durante los registros de Squibs y me tuviste simpatía…… que se yo, alguna bobada y que me dieron trabajo aquí y ahora quiero que me transfieran a mi amada patria,.- Silencio- Supongo que puedes hacerlo-el hombre asintió

- No sospecharan de Usted?

- No, quien va a sospechar de un squib-dijo con el odio impregnado en sus palabras-Y mas si ese squib, tiene un apellido de renombre-susurro con sorna

- Nadie señor

- Me alegro que hayas entendido Smith-dijo con burla, se levanto de su asiento, -Estaré Maine, arreglado un par de asuntillos-sonrió a medias, dejando claro que dichos asuntillos no eran de recuerdos muy gratos- Tendrás noticias mías en estos días, te enviare instrucciones-le extendió un trozo de pergamino que saco de entre sus dedos.-Estaré aquí

- Tendrá un traslador a…- dijo Smith

- No-le corto-Esperaras hasta que tengas noticias mías-dijo ya en la puerta

- Señor-hablo con voz temblorosa-Su nombre, solo necesito su nombre completo, s..si Us..usted d..dice q..que no va ver problema su nombre estará en los registros internacionales-el joven estiro los labios en una mueca-Aldhrik…que

- Harry James Potter-murmuro indiferente

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Cambió de nuevo de posición y miró al cielo. Detrás de una capa de inquietas nubes, el sol se ocultaba para dar paso a la oscuridad de la noche de un verano extremadamente caluroso. El viento del norte empezaba a soplar con más fuerza. Las nubes adquirían un feo color purpúreo que presagiaba lluvia.

En ese momento se hallaba donde convergen el agua y la tierra, con las manos en los bol­sillos de sus pantalones vaqueros, contemplando el sereno rió que atravesaba esa ciudad. El viento apartaba sus cabellos castaños, probablemente demasiado largos, de la frente noble y despejada. Permanecía allí, pletórico de las emociones vagas. Con un esfuerzo borró de su mente todas las ideas que se apañaban en su mente; su padre algo planeaba y le preocupaba, no eran alucinaciones suyas, acaso no confiaba en su hijo?, porque no le había dado motivos, porque lo apartaba de él justo cuando iba a llegar el momento de su anhelada venganza. Camino rumbo a su supuesto hogar adoptivo, aun poseía la apariencia de Aldhrik, se aposto en el puentecillo viendo correr el agua clara.

Si no hubiera sido por la luna, que comenzaba a salir, y por las primeras estrellas, la visibilidad habría sido mala. Las nubes, que una hora antes eran muy densas se habían despejado por el momento las estrellas iluminaban la escena con su luz suave y calida, y la luna convertía el río en una cinta de plata.

Los reflectores de un auto ilumino su figura, era Vernon Dursley, Harry lo sabia, lo sentía; inmediatamente su rostro se tenso, era una técnica que dominaba y había empleado en muchas ocasiones. Su cara era una máscara, impasible e inexpresiva, como tallada en piedra.

Cuando Vernon cruzó el puente de piedra que daba al camino de entrada su residencia se sintió una extraña agitación al ver joven delgado, de cabellos castaños claros y de piel pálida, estaba de pie en el puente, apoyado sobre el parapeto, contemplando el lento paso del agua. Su cabeza giro cuando paso a lado del joven, el muchacho volteo al mismo tiempo.

Los ojos de Aldhrik, azul medianoche, adquirían un matiz de púrpura intenso cuando se encendían de ira, como en ese momento.

El hombre sintió la mirada helada de ese jovencito y murmuro una grosería, acerca de la educación de los jóvenes ahora en día, no había nadie mejor que su pequeño Duddy. No le perdió la vista por el espejo retrovisor hasta que era un pequeño puntito en la lejanía.

Continuara...La muerte tiene ojos verdes