Titulo: El juego del amor.

Resumen: Habia empezado como un juego. Ahora no sabia cómo iba a terminar.

Extensión: Serie de drabbles, viñetas y one-shots.

.

.

.

Capítulo 1:

Heroina

.

.

.

Sasuke estaba molesto. Muy molesto. Se suponia que iniciar el segundo año de instituto iba a ser más fácil y llevadero a comparación del primero. Pero conforme iban pasando los días, sentía que todo solamente iba empeorando cada vez más.

—¡Sasuke-sempai!

Cada maldito segundo.

Empezó cuando fue a chequear su curso en la pizarra de anuncios, luego de la ceremonia de inicio de clases. Habia sentido el peso de un par de miradas, pero no le dio demasiada importancia. Fue en el almuerzo de ese mismo dia, cuando una chica de listón blanco —signo de que era una ingresante de primer curso— se acercó y empezó a intentar sacarle conversación —y su número de teléfono en el proceso— que empezó a atar cabos y notar lo que pasaba a su alrededor. Las cartas de amor en el sector de sus zapatos, las risas tontas que escuchaba cuando pasaba a su lado y los bentos* que tuvo que rechazar al día siguiente aclaró completamente su panorama: las ingresantes estaban interesadas en él. Tal vez demasiado.

Ya habia pasado una semana desde que todo el circo habia empezado, y eso no hacia nada más que acrecentar su mal humor. Las bromas de Naruto lo ponía más irascible y no se contuvo de largar una maldición mientras se sentaba en su pupitre. Habia llegado muy temprano, mucho antes que los encargados de la semana, algo que tuvo que empezar a hacer a los pocos días de iniciar las clases. De esa forma evitaba tener que cruzarse con las chicas de primero y sus insistentes ganas de captar su atención.

Emitiendo un cansado suspiro, se recostó en su mesa dando la cara al pupitre de su compañero de la derecha. Si bien habia pasado una semana desde el inicio de clases, la persona que debería estar sentado ahí todavía no aparecia. No sabia si era aburrimiento o hastio —o una conveniente combinación de ambas—, pero se preguntaba quién sería el estudiante que faltaba tanto. Con eso en mente, se puso la tarea de prestar más atención cuando pasaran lista el día de hoy.

Pasaron cerca de veinte minutos hasta que comenzaron a llegar sus compañeros de clase. Tuvo que hacer un esfuerzo muy grande por no cerrar la puerta de un golpe al notar a un par de chicas de primer año asomandose a través de la ventana de la puerta, soltando risitas tontas cuando miraba —con una expresión más de molestia que de encanto— en su dirección. Logró distraerse un poco de su situación hablando con Kiba Inuzuka del club de fútbol, hasta que escuchó que la puerta se abria con un gran estruendo.

En el umbral, una chica de cabello rosa corto y ojos verdes apareció. Sus rosadas cejas se arquearon en una expresión entre confusión y molestia; a través del cubrebocas se notaba que hacía una mueca de disgusto.

—¡Sakura! —Vio a Ino Yamanaka abrazarla y colgarse de sus hombros, y a la chica misteriosa reirse mientras se apartaba la mascarilla.

Sakura Haruno se habia mudado hace poco de la zona norte a la zona sur de Konoha. Entre el estrés de una mudanza imprevista y un examen de ingreso a las apuradas que tuvo que rendir, su cuerpo no resistió el ajetreo y cayó enferma el mismo día de la ceremonia de ingreso, dejandola KO una semana. Lo único bueno que veia en este repentino cambio era que iba a poder cursar con Ino —una amiga que habia hecho en redes sociales hace casi tres años—, por lo menos con un rostro conocido ya no se sentiría tan a la deriva.

El instituto Norte de la Hoja era inmenso, mucho más grande que el del sur en donde estaba ella. Considerando que vivia prácticamente en un pueblo y el norte era la zona más poblada del País del Fuego casi no se sorprendia. Con agrado notó que los profesores de ese instituto eran igual de amables que en la otra filial. Pero los alumnos —por lo menos un par— eran una cosa diferente al parecer.

Se habia puesto como meta que este año iba a estudiar menos y tratar de hacer más sociales fuera de la Internet, pero Dios, el mundo se lo estaba haciendo difícil. Tuvo que chequear varias veces el papel donde tenia anotada la clase a la que pertenecia porque se negaba en redondo a tener que hacerse paso en la marea de estudiantes femeninas que estaban parapetadas en la puerta de su clase. Pidió permiso varias veces, pero entre el cuchicheo y las miradas altaneras que recibió supo que no iba se la iban a hacer fácil. En otro momento hubiera esperado a que el profesor dispersara a las escandalosas alumnas, pero cuando fue empujada por un nuevo grupo de chicas que se sumaron a... lo que sea que estuvieran haciendo, decidió mandar todo a la mierda.

—¡Con permiso! —gritó, y empujando a diestra y siniestra abrió de golpe la puerta del salón.

...Que quizás no habia sido del todo una buena idea.

Sus nuevos compañeros de clases la miraron con una expresión entre asombro e intriga. Aún conservando su cara de molestia por la situación que tuvo que pasar, sintió sus mejillas enrojecerse por toda la atención recibida. Agradeció mil veces la intervención casi inmediata de Ino, quien se colgó de ella en un abrazo asfixiante y comenzó su parloteo inmediatamente.

Al igual que sus profesores, sus nuevos compañeros de clases parecían bastante amables. No dijeron mucho de su torpe presentación y bromearon con el tema de su resfriado logrando sacarse un peso de encima. En su escuela anterior no habia sido muy buena haciendo amigos y se la pasó simplemente estudiando en el primer año; este cálido recibimiento le daba esperanzas de que, tal vez, las cosas serian bastante diferentes.

Casi cerca de la hora de inicio de clases llegó un chico rubio que se presentó como Naruto Uzumaki, quien inmediatamente le cayó bien por su forma tan animada de hablar y bromear. Casi tenía memorizados todos los rostros y nombres de la clase —una de las pocas cosas de las que se enorgullecia era de su memoria fotográfica— a excepción de uno, que le llamó bastante la atención. Era un chico de cabello y ojos negros, bastante atractivo pero con una expresión cansada en su rostro. En el momento que iba a preguntarle a Ino su nombre, Kakashi-sensei apareció haciendo que todos se dispersaran a sus asientos. Parada en la zona de los casilleros, miró alrededor para poder ubicar su lugar rápidamente.

—Aquí —escuchó.

.

Si bien trató de mantener una postura un tanto desinteresada, Sasuke observaba con curiosidad a la chica nueva. Asi que ella es la ausente, pensó. A excepción de las veces que iba a la zona comercial de Konoha, nunca había visto a alguien con un cabello tan extravagantemente rosado, pero que quedara tan normal como en ella. Sin darse cuenta, habia prestado demasiada atención a la charla con sus compañeros, y en pocos minutos ya supo su nombre y por qué había estado tantos días ausente.

No es como si me interesara demasiado, pensó.

Al poco tiempo de llegar Naruto, apareció Kakashi-sensei haciendo que la clase comenzara a ordenarse en sus asientos. Asi aprendió otra cosa, mientras la veía observar frenéticamente el salón en vez de haber preguntado al llegar: Sakura Haruno era despistada.

—Aquí —llamó.

Otra cosa que supo de ella fue que era algo recelosa, porque sin importar que la haya llamado para guiarla a su asiento esperó a que casi todos se sentaran hasta que fue a su lado, dejando el bolso escolar en el gancho derecho.

—Gracias —escuchó, asintiendo la cabeza ligeramente para que supiera que la había oido. Sasuke también era receloso y desde que era pequeño tenía cierta desconfianza de las chicas: cada vez que era amable con alguna, creían que le daba pie para algo más. Y ahora lo menos que necesitaba era más chicas molestandolo.

La clase transcurrió con normalidad hasta hacerse la hora del almuerzo. Aprovechando el buen clima debido a la primavera, Ino, Tenten, Hinata, Kiba y Naruto invitaron a Sakura a almorzar a la azotea. El rubio preguntó a Sasuke si quería ir con ellos, pero él declinó la invitación casi con un gruñido luego de que tres chicas aparecieran con un almuerzo que, aunque rechazó, lo dejaron en su mesa entre risitas cómplices.

Con esa escena y la que la recibió al llegar a su salón de clases, Sakura pudo hacerse una idea de porqué su compañero de asiento estaba tan irascible; aún asi, mientras comian, Ino y los demás le contaron detalladamente lo que estaba pasando en la clase. Asi supo que desde primaria, Sasuke Uchiha habia sido bastante popular —tanto que includo Ino habia admitido que estuvo un tiempo enamorada de él hasta que conoció a Sai, su novio, un chico de la clase 2-1—. Como ese instituto era integral —el pase de primaria a secundaria baja y alta era directo, sin necesidad de examen para quienes cursaron años anteriores en ese instituto—, ya en un momento la euforia que tenían por el chico fue menguando hasta que fueron sólo esporádicas cartas de amor y chocolates de San Valentín. Sin embargo, supieron que este año varios cursos de primero tuvieron ingresantes nuevos. Y eso significó, desde el primer momento, una nueva base de fans para Sasuke. Algo que obviamente no le agradó demasiado.

Sakura estuvo dándole vueltas al asunto mientras se dirigia a una máquina expendedora cercana, caminando por el patio de la escuela. No supo si fue simple casualidad o destino, pero no pudo evitar escuchar a un grupo de tres chicas cuchichear emocionadas sobre una foto que habian conseguido. Será de algún Idol, pensó mientras seleccionaba un jugo de naranja y se disponia a beberlo.

—¡Sasuke-sempai se ve tan sexy! ¿Deberiamos subirlo a Twitter?

Casi se atragantó con su bebida, ¿¡qué demonios!?

.

Sasuke emitió un suspiro luego de guardar su caja de almuerzo. Le habia entregado a Naruto la comida que le habían dado en contra de su voluntad al inicio del receso y no sentía el más mínimo remordimiento por ello. Al contrario, sentía una punzada de molestia que iba creciendo mediante las "muestras de amor" de las ingresantes seguían. Estaban casi bordando el acoso y eso, aparte de ponerlo de un humor de los mil demonios, también lo hacía sentir frustrado, porque notaba que estaba perdiendo el control de la situación. Ya ni siquiera se molestaba en ignorarlas, directamente se mostraba hostil para que entendieran de una maldita vez que sólo lo estaban molestando en vez de conquistarle, pero no habia actitud que valga.

Ya casi terminando la hora del almuerzo y notando que habia poca gente en los corredores, Sasuke se aventuró hacia alguna máquina expendedora para su dosis de cafeina. Despertarse tan tamprano acrecentaba su mal humor y lo hacia sentirse desganado. Lo único que rogaba era no encontrarse con ninguna fanática más. Iba a dirigirse hacia el segundo piso, pero unos gritos en la zona del patio llamaron su atención por unos segundos. Pensando que no era su problema, pensaba seguir su camino, hasta que una parte de la "conversación" llamó su atención.

—¡Solo es una foto, no seas exagerada! ¡Si Sasuke-sempai no sabe de eso, no le molestará!

¿Una foto mia? ¿Qué demonios? Apretando los puños, Sasuke se acercó dispuesto a encarar a sus fanáticas, pero la otra voz lo detuvo en seco.

—Espiar no está bien, ¡y menos sacar fotos a escondidas! ¡Borrenla ahora mismo!

Asomandose ligeramente por la ventana que daba al patio, Sasuke reconoció al instante la cabellera rosada de su defensora.

—Este no es tu problema. ¿¡Quién demonios eres tú para entrometerte!?

Sakura sintió enrojecer sus mejillas debido a la ira. Recordaba haber tenido una época de enamoramiento con algún compañero de clase o sempai, ¡pero sacar fotos a escondidas y subirla a redes sociales era algo totalmente fuera de los límites!

—¡Soy su compañera de clases! ¡Y aunque no fuera nada, se están pasando de la raya con esto! —contestó apretando los puños.

En ese momento supo que no iba a llegar a nada sólo hablando con esas chicas. Por eso apostó al truco más viejo —y básico— para hacer justicia por ese chico.

—¡Oh, Uchiha! —gritó con fingido asombro, mirando detrás de las chicas. Increíblemente funcionó, y le dio los segundos suficientes para lograr su cometido: tomar el teléfono y eliminar la foto.

—¡No! ¡Mi foto! —lamentó la dueña del celular luego de arrebatárselo a Sakura— ¿¡Por qué hiciste eso!? ¡Es mi teléfono! —reprochó.

—¡Cállate! Tomaste esa foto sin el consentimiento de Uchiha, ¡debes aprender que todo tiene un límite!

Del otro lado del cristal, Sasuke soltó una risa seca ante la escena, casi incrédulo por lo que habia presenciado. Notó que las cosas se estaban caldeando, pero en el momento que iba a intervenir apareció Iruka-sensei para regañar y llevarse a las tres chicas de primer año. Vio a Sakura poner las manos en sus caderas con una sonrisa de suficiencia mientras se marchaban hacia su salón, y Sasuke no pudo evitar reirse ligeramente cuando la vio sacarle la lengua a una de las chicas que volteó a verla.

Asi, Sasuke aprendió otra cosa más de Sakura, la alumna nueva: ella tenía cualidades de heroína... pero unas actitudes un tanto infantiles.

.

.

.

Continuará

.

.

.

N/A: Este primer capítulo está inspirado en el manga Hirunaka no ryuusei (capítulo 56).