Disclaimer: Naruto no es mío.
Capítulo 1.
El chico misterioso.
Es Martes y en la TV han anunciado que hay probabilidad de lluvia. Suspiro con agotamiento. Últimamente me he quedado despierta hasta tarde estudiando, especialmente Matemáticas. Sé que no tengo porque quedarme despierta hasta tempranas horas, tengo un promedio bueno, sin embargo…
Tengo una meta que cumplir. Un sueño que alcanzar, por eso tengo que esforzarme.
Me miró al espejo de nuevo y notó mi cara. Nada de maquillaje, no me gusta ponerme, muchas de mis compañeras lo hacen, pero yo no porque me siento incómoda. Además ¿Por qué tendría que estar bonita? ¿Qué razón tengo para maquillarme? A nadie le gusto, siempre paso desapercibida en la escuela.
Cepillo mi cabello un poco más, hasta que este quede ordenado. Sonrió un poco en ver que tiene el mismo tono que mi querida madre. Negro azulado. Me siento bien en ver que me llega hasta la espalda. «Lo he cumplido, oka-san. Me he dejado el cabello largo, como tú siempre los has querido» me repito en mi mente y volteó precisamente hacia donde se encuentra el retrato de mi madre, en donde ella aparece sonriendo a la cámara con un pequeño bultito en sus manos y conmigo tomándome de la mano.
Veo el reloj y notó que debo apresurarme.
Tomó mí bolso que está colocado a un lado de mi cama y abro la puerta apresurada. Hoy no desayunaré, no tengo apetito. Bajo de las escaleras, ¿Por qué tienen que ser tantas? ¿Acaso otou-san no pudo comprar una casa más pequeña? Oh, lo olvidaba. Somos ricos, y como tal tenemos que tener una casa reluciente, llena de servidumbre y caprichos.
Paso por el comedor y veo como mi hermana pequeña se encuentra, sola y sentada en aquella mesa tan grande, cubierta por un fino mantel y con cubiertos de plata, debajo de un candelabro que cuesta mucho.
No puedo dejarla asi. Es mi hermana, y a pesar que Hanabi y yo no nos llevemos bien, que al contrario nuestra relación es distante, es mi hermana y la amo.
Estoy retrasada, bueno, solo unos minutos, pero no importa.
Mi hermana, es primero.
—Ohayo, Hanabi-chan –saludó como siempre y sonrió.
Hanabi levanta la mirada y me mira con sus aperlados ojos. Tan parecidos a los de mi padre. Sin nada de sentimientos, siempre ocultos de tras de aquella seriedad impenetrable.
—Buen día –contesta y de nuevo se fija en su desayuno.
Yo solo suspiro en darme cuenta que ni aun cuanto lo intente, Hanabi me dejara entrar. La influencia de mi padre es más fuerte.
Corro lo más rápido que puedo. ¡Llegaré tarde si no me apresuro! Y yo, Hinata Hyuga, no puedo tener un retraso. Mi padre se enfadaría tanto.
Sueno paranoica, lo sé, pero los estudios me importan mucho. Es una de mis prioridades. Tengo una meta que cumplir después de todo.
En la distancia puedo ver mi instituto. La preparatoria Konoha. Afuera todavía hay chicos y chicas, esto me saca una sonrisa mientras sigo corriendo, esto quiere decir que no voy tan retrasada y es que, en verdad no quiero toparme con Baki-sensei. Es uno de los profesores más estrictos de todos.
Justo a tiempo, me encuentro ya adentro de la reja y suelto un suspiro de alivio. Ya mi corazón comienza a latir de manera normal ¡que susto me he dado! Por un momento pensé que no la libraría. Camino con mi mochila colgada y veo el edificio número 1.
Ahí es a donde voy, específicamente en el salón 1-C. El lugar en donde pasó todo mi tiempo todos los días. Como lo he mencionado, no soy una chica social, por lo que no cuento con muchos amigos. Por eso estudio tanto y soy tan solitaria.
Niego con la cabeza. No tengo porque pensar más en eso, duele, lo sé. Duele siempre estar sola, pero lo he soportado. Lo he soportado siempre. No tiene por qué afectarme ahora.
La chicharra suena y yo aún estoy fuera del edificio. ¡Rayos, olvide que en el primer periodo me toca Asuma Sarutobi! ¡Él no soporta que un alumno llegue tarde!
Por segunda vez tengo que correr y lo milagroso de todo es que no he tropezado con nada.
Llegó y abro las puertas y de inmediato voy hasta mi casillero para sacar mis zapatillos. Ahí es cuando me doy cuenta que he olvidado mi sombrilla y hoy probablemente llueva. Ay no. Pero tal vez más tarde deje de llover, después de todo no me iré temprano a casa.
Meto mis zapatos en el casillero y me pongo rápidamente mis zapatillas. Una vez lista, corro de nuevo hasta donde están las escaleras.
Inevitablemente paso por los salones 1-A y 1B.
No puedo controlarme y miró por un segundo el salón A, en un principio quise estar ahí, pero por haberme enfermado una semana antes de comenzar el primer semestre y faltar por tales motivos, la directora Tsunade-sama no me dejó de otra que colocarme en el salón 1-C.
Por el momento, esto no debe importarme.
En el último segundo, ingreso al salón antes de que Asuma-sensei entre y me siento aliviada. Le doy una mirada al salón por un microsegundo, solamente para ver como todos están platicando con sus amigos, seguramente platicando de lo genial que la han pasado este fin de semana.
De nuevo me digo a mí misma «Esto no debe afectarte». Camino hasta mi lugar. El penúltimo de la primera fila. Me siento en silencio y dejó mi mochila a un lado, no sin antes sacar mis cuadernos de la clase de Historia de Japón.
No puedo evitar y miró a todos los demás, dándome cuenta que siguen la misma rutina.
En la parte del frente, o mejor dicho, a cuatro sillas delante de mí se encuentran Sakura Haruno e Ino Yamanaka. Son unas chicas bastantes bonitas y muy sonrientes. Las veo pelearse, como siempre, pero después se ríen. Ambas son hermosas.
Sakura Haruno es una chica inteligente y buena para los deportes. Está en el equipo de voleibol. La admiro de verdad, tiene esa espontaneidad al hablar con las personas y su cabello es lindo. De color rosa y además es muy femenina.
Mientras tanto, Ino Yamanaka no se queda atrás. Ella tiene muchos pretendientes, incluso mayores que ella. Siempre vienen a la hora de descanso a dejarle un presente o a invitarla a salir. Es miembro del comité estudiantil, por lo que es muy popular. Tiene un largo cabello rubio y unos hermosos ojos azules. Eso les quita el aliento a los chicos.
No sé cuánto tiempo las estuve mirando, pero cuando los azules ojos de Ino-san me miraron me sonroje por haber sido pillada. Rápido tomo mi libro y fingí leerlo. Al cabo de unos minutos, lo baje y de nuevo ellas estaban platicando.
Suspire.
Mire a mi costado, topándome con un grupo de chicos. Se tratan de Kiba Inuzuka, Shino Aburame, Shikamaru Nara y Choji Akimichi. Kiba, como siempre se encuentra hablando, o mejor dicho relatando historias de él como el protagonista. Rio un poco. Es gracioso y lindo a la vez. Me sonrojo por lo que pienso, pero no me siento avergonzada.
Shino por su parte siempre se mantiene en silencio, con sus gafas negras siempre puestas. A veces me pregunto ¿de qué color serán sus ojos? Él me causa algo de curiosidad porque no es muy platicador a menos con Kiba. Deben de ser grandes amigos.
Shikamaru está dormido. Sí, dormido sobre la banca. Siempre ha sido asi y le gusta decir "Problemático" a cualquier cosa. Pero es un genio. Ha ganado varios campeonatos de ajedrez y pertenece al club. Nos representa en las olimpiadas.
Y por último esta Choji. Choji siempre come algo, no se puede estar quieto, pero es un chico agradable. Siempre está al lado de Shikamaru, deben de conocerse desde mucho antes porque nunca los he visto separados.
Todos aquí tienen con quien juntarse; Sakura con Ino; Kiba con Shino y Shikamaru con Choji. Todos tienen con quien platicar, reír y pasarla bien.
Me gustaría poder sentir eso. Experimentar yo misma esa sensación de sentirte rodeada de personas que te quieren y que quieres. Estoy segura que debe ser genial.
—Chicos, dejen de hablar y vayan a su lugar.
La puerta se recorre y Asuma-sensei aparece. La encargada del salón nos pide que nos levantemos y hagamos una reverencia con nuestra cabeza. Después nos pide con nos sentemos.
Todos se sientan en sus respectivos lugares y ven al pizarrón, claro, algunos ya que otros se han dispuesto a seguir con su plática mientras que Asuma-sensei se está escribiendo en el pizarrón sin sospechar nada.
Los asientos están llenos, a excepción el que está a mi derecha. Desde que ingrese a mi primer año aquí, ha estado vacío, incluso después de que llegue una semana después del comienzo de clases.
Muy pronto presentaremos los parciales y en unos cuantos meses llegarán las vacaciones de invierno, y con ella el cierre del primer ciclo escolar. Nadie habla del misterioso alumno, nombre que yo le he puesto, seguramente al igual que yo nadie sabe de quien se trate.
Bueno, eso no es de mi importancia.
Pongo atención a lo que Asuma-sensei dice y bajo la mirada solamente para toparme con la extensa explicación sobre el periodo Nara.
La chicharra suena y de nuevo nos ponemos de pie para despedir al profesor de la segunda clase. Una vez que sale, cada uno toma su almuerzo y sale del aula.
Yo no. De hecho, no tengo mucho apetito.
Al contrario que mis compañeros, yo decido quedarme aquí, entre estas cuatro paredes y con el resto de los bancos vacíos. Saco de mi mochila dos libros y los abro. Algebra I. Tengo que prepararme para los parciales. Para mis primeros parciales de bachillerato.
He escuchado de parte de mis compañeras que aquí esta Sasuke Uchiha.
Uchiha.
¿Por qué me altero?
Porque conozco a Sasuke Uchiha desde la secundaría, no, mejor dicho, desde mi niñez. La familia Uchiha es importante como la mía, por eso veo todo el tiempo a esa familia cada vez que tengo que asistir a esas reuniones aburridas con mi padre.
Lo conozco, no profundamente, pero sé lo necesario de él.
Es un genio. Un genio de verdad. Supera fácilmente a Shikamaru.
Ha tenido las mejores calificaciones desde siempre. Es un chico nato que no tiene por qué esforzarse con tal de conseguir lo que quiere.
Por eso tengo que estudiar si quiere ser el primer lugar.
Después de unos minutos, me encuentro concentrada en los problemas que realizo. La mano me duele un poco, pero no le doy relevancia. Notó que el sol ha cambiado de posición, muy pronto la hora del almuerzo terminará.
—Hinata-san.
— ¡Kya!
Grito, y no es para menos. Estaba yo tan concentrada, sin mirar a mi alrededor cuando una mano se posa en mi hombro. De inmediato pensé en lo peor.
Veo que se trata de Iruka-sensei. Mi profesor de Biología.
—Oh, sensei.
—Gomen por asustarte –se disculpa y sonríe avergonzado. Niego con la cabeza y trato de sonreír yo también y que mi corazón deje de latir apresurado.
—N-No se preocupe. ¿Necesita algo? –preguntó pues que un profesor se te acerque solo significa una cosa.
Que van a pedirte un favor.
—De hecho, sí. La verdad me siento avergonzado por pedirte esto, pero eres la única salida que tengo.
Las palabras de Iruka-sensei suenan serias y esa mirada preocupada suya solo me confirma que el asunto es grave.
— ¿Podrías hacer que Naruto Uzumaki vuelva a la escuela? He intentado buscarlo pero él se rehúsa a verme. Cada vez que me ve, huye. Si no logro que regrese a la escuela lo antes posible, lo expulsarán y… yo bueno, no me sentiría contento si eso pasara.
« ¿Por qué nunca puedo decir que no?» pensé mientras caminaba por otra dirección que no era para ir a mi casa.
En estos momentos me debería de encontrar en la escuela, no, en la biblioteca de la escuela estudiando para mis exámenes, para asi superar a Sasuke Uchiha, lo cual si me ponía a pensar sonaba ridículo y para poder alcanzar mi sueño.
Pero no.
Ahora debo de encontrar a un chico y convencerle, yo, la chica tímida que no habla con nadie que no sea el retrato de su madre, la que no tiene amigos, la que no posee autoestima, de regresar a la escuela si no quiere ser expulsado.
Suelto otro suspiro. Vaya, nuevo record. Este día solo he soltado suspiros.
Y como si esto no fuese suficiente siento como una gota cae en mi cara. Miro al cielo y notó como muchas más gotas empiezan a bajar y yo sin sombrilla.
Genial.
Corrí hasta donde había un callejón para refugiarme de la lluvia. Tendría que esperar un poco, no quería mojarme y pescar un resfriado.
Bajo mi mirada y veo el pedazo de papel que Iruka-sensei me ha entregado con la dirección del chico misterioso.
Conocería al chico misterioso que nunca asistía a la escuela.
Me pregunto… ¿Cómo será?
No. Paró mis pensamientos. Hinata, esto no tiene que interesarte, tú solo ve a su casa, dile lo que tienes que decirle, si no quiere ir a la escuela, esto no tiene por qué preocuparte ni porque quitarte el sueño. Es solo otro alumno más que está dejando escapar su futuro.
Me asomo y me doy cuenta que la lluvia ha parado, pero las nubes no se van todavía. En fin, tengo que apresurarme.
Sigo caminando hasta que veo un negocio llamado "Centro de bateo Akatsuki". Miro la dirección apuntada en el papel que sostengo, solo para darme cuenta que he llegado a mi destino. Asiento con mi cabeza y respiro hondamente.
Solo es cuestión de llegar, entrar, saludar y preguntar por Naruto Uzumaki. Nada más. Un niño de primaria lo podría hacer ¿Por qué yo no?
«Porque eres muy tímida y únicamente hablas con el retrato de tu madre. Con nadie más» me contesta a mi mente.
Buen punto.
Camino de nuevo hasta el lugar, rogando porque mis palabras salgan fluidamente y no sonar como una tonta. Odio mi tartamudeo. Incluso mi padre me ha enviado con un especialista, el cual me aconsejo dejar de sentir nervios.
¡Claro! Es fácil decirlo. Me gustaría que el doctor Kabuto-san estuviese en mis zapatos.
Bien, no es momento de culpar gente.
Empujo la puerta y veo a un apuesto hombre joven leyendo el periódico. No se da cuenta de mi presencia. Trago saliva antes de hablar…
—B-Buenas…
Pero antes de que complete mi oración, salto de mi lugar solo para ver como un chico cae a mis pies, balbuceando incoherencias y quejidos de dolor.
Parpadeo un par de veces y levanto mi mirada, asustada.
¿Qué…? ¿Qué pasa aquí?
—Ah –escuchó como el joven hombre suspira — ¿Por qué siempre tienes que hacer lo mismo, Naruto?
¿Naruto? ¿Naruto Uzumaki?
¡¿Dónde?!
Miró hacia donde el apuesto hombre mira y ahí me topo con un par de ojos azules. De un intenso azul oscurecidos por la ira que me dejan sin aliento.
He leído partes como estás en libros. Libros que mi madre me dejo antes de morir. Libros que me leía desde que yo estuve en su vientre.
Recuerdo como los escritores describían estos momentos. Cuando vez a tu alma gemela, al amor de tu vida o la persona que cambiaría tu vida en un abrir y cerrar de ojos.
Pero esto que sentí yo cuando vi sus ojos no se comparó en nada a lo que he leído.
Me perdía en su mirar.
Me perdía en su cabello rubio como los rayos del sol, sus hebras doradas eran alborotadas, pero eso en lugar de hacerlo ver desalineado lo hacían ver… lindo. Vi su rostro, su piel era ligeramente tostada pero perfecta que hacía que su par de zafiros sobresalieran y fuera lo primero que vieras. Note sus marcas en sus mejillas. Un pequeño zorrito me vino a mi mente.
Dios, nunca me puse a ver nadie como él de esta manera. Ni si quiera a fijarme en las partes de nadie.
¿Por qué con él sí?
Y tampoco sentir lo que siento.
Cuando desperté, noté que él me miraba. Sentí mi rostro arder ¿Por cuánto tiempo me estaba mirando? O mejor dicho
¡¿Por cuánto tiempo estuve mirándolo?!
Una especie de cosquilleo inundo mi estómago.
—El empezó primero, Yahiko. Además, me debe dinero.
—Te he dicho como mil veces que este es un lugar para batear, no para que tengas tus peleas internas.
No fue hasta que el joven hombre de cabello color… ¿casi naranja? Me miró y se dio cuenta que estoy aquí y que no se trata de un fantasma.
— ¡Bienvenida! –me da la bienvenida y yo solo bajo la mirada —. Ah, me disculpo si viste esto –alce la mirada y vi como el más alto de los dos tomaba del cuello al poseedor de ese par de zafiros —, Naruto no sabe controlarse.
— Yo… –intento hablar pero me doy cuenta que parece que estoy susurrando. Vamos, Hinata, no temas. El chico se ve violento, pero no vas a pegarle ni a buscar problemas. Solo tienes que decirle que si no regresa a la escuela lo expulsarán, y listo —. Yo… soy Hinata Hyuga y… vengo de parte de… Iruka-sensei para…
Demasiado tarde, el chico rubio que antes se encontraba atrapado en el brazo del hombre de cabello casi naranja ha saltado por la… ¿ventana? Sí que es rápido.
—Siempre huyendo –escuche susurrar al viento.
— ¿D-Dije algo malo? –pregunte.
— Ah, no, no, Naruto es asi cuando se trata de la escuela –ahora veo que Iruka-sensei no mentía cuando decía que Naruto Uzumaki huía cada vez que lo veía —. Me llamo Yahiko y soy el encargado de ese lugar –se presenta ante mí mientras toma al chico que aun esta inconsciente en el suelo para sentarlo en uno de los sillones.
—Un gusto… –contesto como puedo.
— ¿Asi que Iruka te ha mandado en su lugar? no lo culpo, cualquiera se daría por vencido. Naruto es un hueso duro de roer.
—Al… parecer sí –le contesto —. Ano… ¿p-puede decirle que, si no regresa a la escuela puede ser expulsado?
Yahiko-san saca un cigarrillo de sus pantalones y lo enciende. Después de unos segundos y soltar el humo contenido en sus pulmones, asiente.
—Yo le digo. Y gracias por venir hasta acá.
—No hay de que –respondo sincera, de hecho no me afectado en nada venir aquí salvo perderme una tarde de estudio, pero esta noche repondría el tiempo perdido.
Hago una reverencia corta y me voy por donde vine.
Una vez más el cielo esta nublado, más de lo que recuerdo. Siento frío y me froto las piernas con una y la otra para poder subir la temperatura de mis piernas descubiertas por la falda tableada.
No cumplí con lo tratado, pero antes de que hablara el chico ya había huido. Lo intente. Es lo que le diría el día de mañana a Iruka-sensei, además le he dejado el mensaje a Yahiko-san, y prometió decírselo a Uzumaki-kun. No había porque sentirme culpable.
Estaba a punto de dar mi primer paso para poder ir a casa cuando sentí una mano cubrir mi boca y sentir como mi cuerpo era arrastrado hacia atrás. Abrí mis ojos sorprendida y sentí pánico.
¿Acaso me estaban secuestrando?
—Si gritas o algo por el estilo, te violo aquí mismo.
Eso lejos de tranquilizarme me altere más, y me sonroje cuando sentí su voz y sus labios cerca de mi oído.
Nadie se me ha acercado de esta manera.
Me quedo quieta, no puedo moverme.
La lluvia comienza a caer, pero al encontrarme escondida en otro callejón no me he mojado.
Estoy atrapada entre los brazos de un desconocido que ha amenazado con violarme si pido ayuda. Bonito día el de hoy, ¿no?
—Bien, voy a soltarte, pero si piensas en escapar, voy a cumplir con lo que te dije, ¿de acuerdo?
Yo asiento aun con su mano tapando mi boca.
Él me quita su mano y yo no me giro, no quiero ver su cara. Capaz de que se trate de un asesino suelto que me perseguirá si logro escapar por haber visto su rostro. Y peor sería si reconociera que soy una Hyuga.
No sé qué fue lo que paso, tal vez estuve pensando en todas las posibilidades de quedar tirada ahí en medio del callejón muerta o que mi padre me recibiera cortada en miles de cuadritos, que no me di cuenta hasta que sentir lo duro de la pared y después su aliento muy cerca de mi rostro.
Al darme cuenta de quien se trataba mis ojos se abrieron aún más.
— ¿N-Naruto Uzumaki?
Él no reaccionó, solo me miró con su par de zafiros. Me sonroje. ¡¿Por qué me sonrojaba?! Ese chico me tenía atrapada entre la pared y su cuerpo. No podía escapar. Podría hacerme daño. Yo no tenía por qué andarme sonrojando, y mucho menos en una situación como esta.
En mi mente solo pude maldecir el momento en que acepte hacerle ese favor a Iruka-sensei.
Esta historia continuara…
Hola a todos. Soy Miss Caos y esta es mi pequeña historia, obviamente de mi pareja favorita: NaruHina.
Es la primera que hago, asi que solo pido que sean lindos conmigo en cuanto a dejar comentarios se trata. He venido a probar suerte en esto de los fanfics.
Asi que bueno, dejen sus comentarios.
