¡¡Hola!! ¡Vuelvo con otro fic! Es otro AU, pero muy diferente al anterior. Parece que me estoy aficionando a los AU… son divertidos. En fin, espero que le deis una oportunidad y que os guste ¡claro!
Sin más os dejo con la historia…
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I. ¿Qué haría yo sin ti?
-Te lo digo y te lo repito… -comentaba un chico de cabellos anaranjados y penetrantes ojos color ámbar- ¡¡estoy totalmente en blanco!! Creo que necesito unas vacaciones…
-Vale… vale… -le contestó una chica de movimientos felinos mientras le ignoraba.- ¿Desde cuando tu excentricidad te hace tan exagerado, Ichigo?
Y así comenzó otra vez la misma conversación que mantenían desde hacía ya semanas, Kurosaki Ichigo y Shihouin Yoruichi, acerca del trabajo del muchacho, que últimamente escaseaba.
-¡Desde nunca! –se volvió a acomodar en su sofá, y puso cara de amargado.- Es sólo que trabajar durante dos años sin descanso agota a cualquiera.
-¡Debes trabajar duro ahora Ichigo! ¿Sino cuando lo vas a hacer?
-Ya te salió la vena de editora… con tal de llevar tus trabajos a tiempo harías cualquier cosa…
-Porqué no me dejas… -puso voz seductora y levantó una ceja. El chico simplemente bufó.
Hacía ya tiempo que Yoruichi veía claro el problema, y sí, era cierto que Ichigo necesitaba descansar, pero también era necesario que antes de hacerlo escribiera una novela corta que tenía ya firmada desde hacía tiempo y el plazo de entrega acababa pronto. Así que urdió un plan. Y si bien era cierto que Shihouin era conocida entre el mundo de los escritores como una gran editora, también lo era por sus métodos poco ortodoxos, y ésta no iba a ser una excepción.
-Tienes mucho talento –comenzaba suavemente para poder conseguir su cometido: darle la vuelta a un chico diez años más joven que ella, al menos en apariencia.- Pero realmente esperaba mucho más de ti…
-¿A qué te refieres? –el chico se le quedó mirando esperando con el ceño fruncido.
-Es sencillo, alguien con tu potencial no debería tener problemas para escribir una novela corta… ¡con todo el tiempo que has tenido!
-Va a ser la primera vez desde que empecé, que voy a pedir una prórroga… no exageres…
-¡No exagero! Pero alguien que con su primer libro fue número uno, y las siguientes no decepcionaron a la crítica en absoluto, debería ser más profesional –se levantó y le puso un dedo en la frente- Kurosaki Ichigo.
-¿Y –le quitó bruscamente la mano- qué propones? –sabía que alguna loca idea se le estaba pasando por la cabeza.
En ese momento, lo tuvo todo ganado, sonrió maliciosamente sabiendo que la primera fase de su plan estaba más que acabada, ahora tan sólo tenía que ejecutar la segunda y más fácil.
-Te daré libre este fin de semana –a Ichigo se le abrieron los ojos de par en par- pero con una condición –la chica se sentó ágilmente a su lado- lo pasarás donde yo te diga, y tendrás que escribir la novela.
-¡Tú estás loca!
-Tómatelo como una apuesta –el chico puso los ojos en blanco- sí tu me escribes el libro, yo te doblo la cantidad pactada.
-¿Qué?
-Si haces el trabajo te doblo la cantidad, pero sino lo haces… -achicó los ojos y se puso seria- dejaré de ser tu editora, y créeme pocos te aguantarían… chico.
-En el fondo –dijo con voz burlona- gano con los dos.
-Lo que quieras –bufó- ¿pero qué dices?
-A donde tengo que ir…
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-Nunca has sido el hombre más normal del mundo, Urahara… ¡pero aún así esto te supera! Sabes que nii-sama no me dejará, es muy escrupuloso para el trabajo.
-¿Crees que le parecerá mal? –se hizo el sorprendido, cuando sabía desde el principio qué ese sería el gran obstáculo a salvar.
-Es que no es normal, -hizo una pausa mientras dejaba el té en la mesa- teniendo tantos sitios a los que puedo ir a meditar, tener que irme tan lejos y a casa de un amigo tuyo… sola.
-Bueno, si –sacó su abanico y se lo puso en la cara- pero créeme, valdrá la pena la experiencia, te servirá para tomar nuevas ideas.
-¿Tan mal está yendo el libro?
Rukia era una persona muy cumplidora, y puntualmente, cada dos semanas le daba un nuevo capítulo a su editor: Urahara Kisuke, que era de los mejores de su editorial, impuesto por el hermano mayor de la chica, que era el accionista mayoritario. La verdad es que el editor no tenía fama de ser muy normal, pero aún así sabía como motivar a sus escritores, además de sacarles el mejor partido.
-No, no, Kuchiki-san ¡ni mucho menos! Pero no te vendría nada mal un cambio de aires, y salir de esta mansión de vez en cuando. ¿No crees?
-Desde luego –suspiró- eso nunca viene mal.
-Entonces ¡decidido! Yo hablaré con tu hermano…
-Muy bien, ¿cómo has dicho que se llamaba tu amigo, el qué tiene la mansión a la que voy a ir?
-Ukitake Jyuushirou.
-¿Estará él todo el fin de semana?
-Si, de hecho acaba de comprar la casa… y quiere arreglarla. Pero no te molestará Kuchiki-san, tendrás un ambiente tranquilo para preparar el final de tu libro.
-Y después tendré vacaciones –afirmó con una sonrisa.
-Y después –asintió con la cabeza- tendrás vacaciones, sin lugar a dudas.
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Ichigo estaba listo y preparado el viernes por la mañana, a la espera del coche que lo llevaría la estación de trenes, ya que Yoruichi insistió que era mucho más cómodo, pero lo que realmente Kurosaki intuyó en todo el asunto del tren era que lo pagaba ella y le saldría a mejor precio, sin lugar a dudas.
A las cinco en punto, como un clavo, estaba el coche abajo esperándolo, el tren salía de la estación a las once menos veinte, así que tenían tiempo de sobra, pero su editora insistió en que estuviese listo a las diez, y no le dio más importancia.
Al bajar, una limusina negra le esperaba ¿por qué tanto lujo? Levantó una ceja y dejó que el hombre vestido con traje, que debía ser el conductor, cogiera su maleta y la guardara en el maletero. Todo sin mediar palabra. Se sentó, y al ver que el hombre no quería hablar con él no tuvo más que mirar por la ventana de cristales tintados como la ciudad pasaba rápidamente ante sus narices. Hasta que cayó en la cuenta.
No estaban yendo a la estación.
-¿A dónde vamos? –preguntó como si fuera una orden. El hombre miró por el espejo retrovisor a un muchacho joven con el ceño fruncido, y lentamente decidió contestarle.
-Vamos a hacer una parada antes de llegar al destino final, señor –y acto seguido decidió ignorarlo.
El coche se metió por uno de los barrios más lujosos de la ciudad, parándose en un edificio donde un portero oteaba las calles a la espera, al parecer, de la limusina. Gracias a que tenía los cristales tintados, Ichigo pudo ver la escena sin ser visto, ya que del portal salió una chica bajita, morena, que sonrió al portero y dejó que el chofer le cogiera la maleta. Al chico le alegró que el hombre fuera igual de maleducado con ella, que con él mismo, y no supo saber bien porqué.
Al ver que la chica se acercaba se hizo a un lado y esperó a que entrara. Se extrañó al ver que ella también se extrañaba.
-¿Quién eres tú? –le dijo al antes de sentarse.
-¿Yo? –levantó una ceja, y espero a qué se sentara.- Si eres el amigo de Yourichi, no tienes la pinta que me había imaginado.
-¿Yourichi? –se extrañó al escuchar su nombre.- Creo que debe haber un error…
Pero cuando Rukia se intentó dirigir al conductor, éste la miró con desdén, y decidió explicar lo poco que sabía del asunto.
-Yourichi-sama y Urahara-sama me mandó recogerlos, y que les entregara esto –acto seguido, le dio a un botón que abrió una guantera donde había una carta, dirigida a ambos.
Al parecer ambos editores habían decidido hacer que sus dos escritores pasaran un buen fin de semana, y decidió mandarlos a casa de un amigo común para que pudieran acabar ambos sus novelas. Pensando quizá que así sería más productivo a su vez. Pero Ichigo creyó firmemente que sería mil veces más barato.
-Bueno, siendo así… -comenzó a decir la chica.- Me llamo Kuchiki Rukia –le extendió una mano.
-Kurosaki Ichigo –se la estrechó el muchacho.- Un placer.
-Al parecer tenemos por delante hora y media de tren, Ichigo.
-Si.
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Bueno ¿qué os ha parecido? ¿Bien, mal, regular, fatal…? Me voy retirando ya…
Ya me diréis…
Ahora sobre el capi, ¿¿Ichigo y Rukia escritores?? ¿Cómo se me ha ocurrido? Es cosa de leer tantos libros que al final se te ocurre casi de todo –casi, nada de IchiOri- pero en fin, me pareció curioso.
En el siguiente capítulo… (Si os gusta lo sigo, claro):
II. La extraña pareja.
"-¿De verdad no sois pareja?
-¡No! –gritó Ichigo sin bajar el periódico, que evidentemente no estaba leyendo.
-Es un amor… -dijo Rukia irónicamente, y ambas mujeres se rieron.
-Bueno, bueno, Rukia-chan…"
