Hooola, que tal? Justo como había dicho he creado una nueva historia, que promete acción (saben que no puedo vivir sin la acción) y tal vez un final por primera vez agradable. Muajajaja Cerebro-chan es amable y esta historia será para mi gusto demasiado linda (a pesar de la sangre y muertes que generare… muaajaajajaa ) no es cierto, aun no lo sé. Solo lean: 3

Como siempre cerebro-chan y yo esperamos que disfruten de la lectura.


AU. Sin soportarlo más Kyoko decide irse de la casa de los Fuwa para poder ingresar a la academia más prestigiosa Majestic. Con su director Takarada Lory las cosas no serán tan sencillas. ¿Qué es verdad? ¿Podrás sobrevivir sin antes haber caído al camino de la oscuridad? RenXKyoko


Viaje remoto.

El destino puede que en ocasiones nos brinde una nueva oportunidad para seguir adelante. Solo dependerá de nuestras acciones. ¿Escogeremos seguir avanzando o en cambio daremos pasos hacia atrás rechazando el mañana y haciéndonos caer únicamente al vacío?

Esa respuesta aun la desconozco, pero seguiré enfrentándome día con día a los obstáculos que se interpongan en mi camino fiándome únicamente de lo que mi vista me indique verdad. Pero, ¿Es realmente ese el verdadero camino?

No, nuestra vista en ocasiones puede engañarnos…


Y la puerta se abre.

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Pensar en que me estaba mudando era una idea nueva que mi mente apenas captaba poco a poco. Estaba haciendo un cambio de vida. ¿Empezar de ceros? Si, así es como podría llamarse.

Había salido de casa de los Fuwa, realmente apreciaba a esa familia y lamentablemente me había marchado al no soportar más estar junto a su egocéntrico hijo, soportándolo y amándolo al mismo tiempo en que lo despreciaba de la misma forma en que él lo hizo.

Fui una idiota.

De otra manera no se me puede llamar, deposite en el todo mi corazón y toda mi confianza para que el al final solo los destrozara. Sin un camino que seguir y sin un deseo de seguir permaneciendo en ese lugar, realice un acto precipitado.

En cierta forma me alegro, ese hecho me abrió los ojos a la realidad. Yo no podía seguir viviendo como lo hacía y tenía que hacer algo por mí misma. Ya no depender de ellos era el primer paso a realizar.

En realidad me había estancado hasta que un día sin querer observe entre todos mis recuerdos una hoja en donde estaba escrito un deseo que había tenido de pequeña mucho antes de empezar a vivir con los Fuwa.

Sin darme cuenta empecé a hacer lo necesario para que ese deseo se hiciera realidad, era complicado pero eso no lo hacía imposible. Estudiando día tras noche sin descansar al final todos los esfuerzos se vieron recompensados.

Me habían aceptado y mejor dicha no había tenido mi alma, por fin podía mirar hacia adelante y nuevas esperanzas empezaron a recorrer mi interior.

Había realizado a medio año un examen de acceso a una de las escuelas más prestigiosas de todo Tokio, la academia Majestic. Con su afamado director Lory Takarada.

El examen que había realizado era también para una beca y al haberla obtenido no lo pensé más. Agradecí todos los cuidados que se me brindaron, hice mis maletas y bajo la mirada estupefacta de Shotaro me marche para no volver a mirar atrás.

Así fue como empecé mi nueva vida.

En cuanto llegue a Tokio por fin pude relajarme y mi aspecto me sorprendió. No lo había notado pero mis ojos mostraban más luz y mi rostro se mostraba sonriente. Mis cabellos negros y largos volaban libremente con el aire.

Me sentía realmente feliz. Una felicidad que por primera vez experimentaba.

Sabía que sería complicado, no era normal que chicos nuevos llegaran a medio curso y mucho menos por medio de una beca. Todos los chicos de esa escuela indudablemente eran ricos al poder permitirse asistir a una escuela tan cara.

Sin duda alguna fue suerte que me dieran la beca sino ni en mis sueños hubiera podido asistir en ella. Junto a mis otros 200 alumnos realizaron el examen de ingreso y a través del periódico en donde salieron los resultados con gran sorpresa descubrí que solo habían aceptado a 5 de todos ellos y entre esos 5 me encontraba yo.

Realmente era una nueva oportunidad. Una oportunidad que no desperdiciaría.

Caminando sin darme cuenta había llegado al lugar. Las puertas de la academia Majestic. Para ingresar mostré mis papeles de acceso y me dirigieron al lugar adecuado. Me dieron informes y también me dieron las llaves de mi nueva habitación pues la escuela era también internado y yo me había ganado todos los derechos que tenía la escuela. Mientras obtuviera puntuaciones perfectas y también servicio estudiantil lo cual aún no sabía a qué se refería.

Había llegado un domingo por la tarde, la escuela estaba tranquila y no me encontré con ningún problema hasta llegar a mi habitación, me habían otorgado una habitación individual que se encontraba hasta el último piso y justamente en medio de la línea divisora del edificio de los hicos con el de las chicas. Claro había una puerta para acceder a la parte de los chicos la cual se encontraba cerrada.

Al igual que era una escuela elite tenia bastantes reglas que debían ser seguidas al pie de la letra. Sabía por rumores que había festivales muy seguidos a causa de su director quien se decía un hombre bastante extrovertido.

En fin, no había más que hacer. Termine de acomodar mis pocas pertenecías en un pequeño closet y prepare el uniforme escolar que se me había entregado unos días antes el cual consistía en una falda azul marino con dos blusas blancas, una para invierno y otra para verano. Un chaleco más oscuro y un suéter del mismo color que la falda. También llevaba una corbata de color roja, que correspondía al año que asistiría. El primer curso llevaba las corbatas rojas, el segundo las llevaban color carne y los de último año negras.

Esa era la forma de distinguirnos, además de que habían clases elite entre cada año. Eran salones de chicos preferenciales, sé que era una escuela para ricos pero hasta su estatus lo remarcaban. En los salones elite solo iban hijos de familia muy importantes y eran salones de grupos muy pequeños y se distinguían por llevar bordado una insignia en sus uniformes en sus brazos derechos.

Era un tanto perturbador.

Sin más que hacer me acosté temprano poniendo mis esperanzas en un nuevo mañana.

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Un día más. Un aburrido día más.

Todo era tan monótono y sistemático que en realidad ya no hacia ningún esfuerzo para cambiar. Mis padres esperaban mucho de mí, todos lo hacían y yo no podía más que responderles como querían.

Me termine de bajar y cambiar, ya era hora de que bajara al comedor como todas las mañanas. Aún era temprano pero la caminata y el aire fresco me dejo una sensación agradable.

-Kotonami-san, ¿Cómo se encuentran sus padres?

-Ah, bien. Ocupados como siempre.

-Me alegra, te veo luego.

Una simple pregunta era suficiente para amargar mi mañana. Pero era lo usual dentro de una institución como esta. Todas eran relaciones por intereses. Pero nada se podía hacer más que fingir y hacer lo mismo pues al final no había opción.

Cuando algo es así ¿qué amor le pones a todo? Realmente no tiene sentido dar tu corazón en un fin como este, creo que ese es uno de los motivos por los cuales he cerrado mi propio corazón, lamentablemente demasiado tarde me di cuenta de que lo había cerrado tan profundo que cuando lo había querido usar simplemente ya no había podido.

No puedo dar amor a nadie.

Para que dar si no lo recibes. Así de fácil eran las cosas por aquí, solo fingir y seguir caminando. Cada uno inmerso en su propio destino colectivo con sus deseos individuales.

Sin esperar a más como usualmente asistí a clases preparada un día con anticipación a cualquier pregunta que pudiese hacérseme, memorizando todo de memoria. Eso era lo único de lo que estaba realmente orgullosa. Podía memorizar cualquier cosa de cualquier extensión en cuestión de minutos y sin fallas.

Como siempre tome asiento a un lado de la ventana mirándola distraídamente a la espera de que el profesor ingresara al aula.

Literatura inglesa.

Mi clase favorita con mi profesor favorito. Satsuki Ryu, puede ser que no fuera exactamente a lo que se podría llamarse un profesor selecto, pero la forma en que se expresaba era más que maravillosa. Le gustaba el orden y la puntualidad.

El profesor ingreso y me prepare para recibir una lección más de Macbeth pues este mes sería el mes de Shakespeare pero la clase fue abruptamente interrumpida por una chica de largos cabellos negros que fácilmente le llegaban al codo ¿Quién demonios era esa chica?

-L…Lo siento.

A modo clásico se había disculpado y acercándose al profesor le entrego una hoja de papel.

-Oh, ya veo. Chicos por favor denle la bienvenida a Mogami Kyoko que estará en este salón a partir de ahora.

Como era costumbre todos saludamos "alegremente" al nuevo integrante del salón. Pero esa chica se veía diferente, a su alrededor no existía ningún aura de superioridad como la gran mayoría.

-Bien, Mogami-san toma el asiento libre atrás de Kotonami-san. Y aunque sea tu primera clase espero que tomes más seriedad a tu puntualidad, la próxima no te permitiré el acceso al aula.

-Sí, gracias.

La chica tímidamente camino entre las hileras de bancas hasta situarse en la única banca vacía.

Valla día.

AL finalizar las clases quería tirarme de los pelos, la chica había resultado demasiado ruidosa. Eso o no estaba acostumbrada a no tener nadie atrás mío. Pero a lo largo del día me había sacado de mis casillas. ¿Quién se creía? Respondía a las preguntas mucho antes de que yo si quiera hubiera encontrado la respuesta.

Ella era demasiado lista, ¿pero no se supone que no se aceptaban estudiantes a medio ciclo escolar? Como sea, trate de alejarme lo más posible de ella pero para la hora de la comida la tenía pegada a mí como una sanguijuela.

-Hola, ¿disculpa me puedes mostrar el camino hasta la cafetería?

-Es el mismo lugar en donde desayunaste.

-Yo… no me levante temprano y ya no pude desayunar…por favor, muero de hambre.

Sin decir más le dije con la mirada que me siguiera, en fin yo también iba al mismo lugar. No perdía nada. Como siempre estaba abarrotado de gente y solo había unas cuantas mesas libres. Debía apresurarme, los deberes se habían acumulado en mi mochila generando un peso que me recordaba constantemente su existencia.

-Bien ahora si me dis…

-Wow, esto es demasiado lujoso. ¿Qué es lo que más te gusta comer? ¿Puedo comer contigo?

-No, yo debo…

-Por favor, me siento muy sola. ¿Es muy cara la comida de aquí?

-Aún no he respondido a tus anteriores cuestiones al menos…

Esta chica.

Era bastante molestosa. Se movía de un lado para el otro observando todos los platos de comida. En serio ni siquiera me había escuchado. Me acerque y pedí lo que usualmente comía, en cuanto me lo entregaron fui a una mesa que había sido mi objetivo desde que había llegado. Siempre a lado de una ventana.

Pero sin poder evitarlo la chica se había sentado en la silla de enfrente mío impidiéndome por completo la visión hacia los patios. Era en verdad molestosa.

-Cierto, no me he presentado como es debido. Lo siento, mi nombre es Mogami Kyoko. ¿Cómo te llamas?

-No quiero darle mi nombre a personas tan molestosas.

La chica se vio herida con mi comentario, en verdad parecía como si alguien cercano a ella hubiera fallecido. Suspire tratando de encomendarme a algún dios que me diera las fuerzas para soportarlo.

-Soy Kotonami Kanae.

-¿Puedo llamarte Mouko-san? Es más corto y es lindo…

-No.

La chica sin decir más se puso a comer, a pesar de que sus palabras no fueran como las de todos tenía reamente clase, se paraba correctamente y comía más correctamente de muchas de las personas que había visto.

Parecía no interesarle nada más pues no había preguntado por mis padres o su empresa, mientras las cosas siguieran así creo que podía soportar su compañía.

-¿Quiénes son las personas que llevan trajes?

-Son mayordomos.

-¿mayordomos?

-Sí, nuestros mayordomos pueden estar con nosotros después de clases para atender nuestras necesidades.

Así es como era la vida para todos aquí. Levantar un dedo y recibir lo que deseabas.

-¿Por qué tú no tienes uno?

-No lo necesito. ¿Y los tuyos?

-No tengo ninguno.

En serio esta chica era bastante extraña. Yo no tenía a nadie cuidándome, era suficiente con que los fines de semana mis padres insistieran en que fuera a casa únicamente para estar sola acompañada todo el día de mis mayordomos.

En serio, que vida.

En el fondo había una televisión mostrando las últimas noticias. Una actriz lastimada en un estudio de grabación, un cantante que había perdido la voz, un teatro que iba a ser demolido, el retiro de un actor primerizo, el retiro temporal de un cantante. En serio nada novedoso. Cosas sin importancia pero parecía que con la última noticia la chica de mi mesa había perdido las casillas.

Sus ojos se veían furiosos y expedía de su cuerpo una sensación de ira.

En el fondo unas chicas gritando emocionadamente que su cantante favorito asistiría a esta escuela no ayudaban para nada.

La chica de un repentino salto se levantó y estrello los puños en la mesa mostrando su molestia.

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-¿En serio tengo que hacerlo?

-Si Sho. La agencia lo está demandando.

-¿Pero por qué? Yo debo cantar no responder preguntas de historia.

-Venga ya, sabes que no podemos contradecirlos, hay que escoger una escuela.

Mientras observaban los folletos escolares el chico comía y se quejaba de lo inútil de la situación, que en verdad no veía productiva. Solo volverían más lento su ascenso a la fama, aunque ya era famoso el chico seguía deseando ser el mejor.

Desde que Kyoko los había dejado sus padres se habían vuelto más estrictos con él y le habían técnicamente prohibido seguir con su deseo de ser cantante que ya iba por la mitad.

Sin pensarlo los dejo como lo había hecho Kyoko pero el sin mostrar debilidad ni una pisca de amor. Simplemente se había marchado y para variar su agencia le pedía que detuviera su ascenso a la fama solo para asistir a una escuela.

Entre los folletos asomo uno que llamo su atención y fue ahí cuando lo decidió.

-Está bien, si me van a obligar a hacerlo al menos quiero que sea en esta.

Levanto el folleto de la escuela y se lo entrego a su manager.

-¿Estás seguro?

-Si lo estoy, además sé que será divertido.

-Bueno so. Ahora mismo le digo al presidente que has elegido ir a la academia Majestic.

Ahora sí, podía que le obligaran a hacer cosas que no deseaba. Pero nadie le quitaría la diversión.

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No podía creerlo, Sho iba a asistir a su escuela. Todo tenía un orden tan siniestro que le helaba la sangre de solo pensar que el destino podría jugarle malas pasadas en cualquier momento.

Peor no podía ser ya.

Habían salido de la cafetería demasiado pensativa y deprimida y Kanae la había seguido un poco preocupada de su estado, eso la hacía realmente feliz. Creía que había encontrado a la persona correcta para entablar una amistad y justo cuando lo había hecho esa noticia lo arruinaba todo por completo.

No era agradable.

Aún era temprano pero ya estaba a un paso del amanecer. La escuela le gustaba mucho y no iba a permitir que por una persona sus deseos se vieran arruinados.

Kanae se despidió de ella y ella también decidió marchar a su propia habitación, no se podía permitir fallar académicamente. Así que era momento de ponerse realmente seria.

Paso el resto del día y parte de la noche estudiando al grado en que había olvidado cenar y bañarse, ya lo haría mañana.

Se fue a dormir rogando que las noticias que había visto solo hubieran sido un sueño.

Por la mañana se despertó por su alarma que en esta ocasión no olvido poner. Se apresuró a bañarse y cuando estuvo lista salió al comedor. Se la pasó buscando a Kanae entre las mesas pero no la encontró así que tristemente tomo su desayuno solo.

Mientras caminaba para la salida del comedor una chica se cruzó en su camino y sin evitarlo chocaron haciendo que los platos de esta salieran volando enviando todos los restos de comida a una adolorida Kyoko.

-Fíjate por donde caminas.¡ Para eso tienes ojos!

-Amamiya, ¿Te encuentras bien? Vámonos.

Esa chica se había marchado sin disculparse con la chica que molesta trato de quitarse toda la suciedad. Y sin darle tiempo a cambiarse así tuvo que ir a sus clases.

Que horrible día.

Pero se alegró cuando llego al salón y vio sentada a su amiga.

-No te encontré en el comedor, no me dijiste que no ibas a ir a desayunar.

-No tenía por qué avisarte ¿cierto? , ¿Qué rayos te paso?

-Choque con una chica y su comida decidió volar hasta mí.

-Clásico, eres una despistada. Venga siéntate que el profesor está por llegar y le molesta el desorden.

La chica asintió y feliz se sentó. Ella se había preocupado y eso la hacía feliz. Las clases pasaron rápido y cuando menos se dio cuenta ya habían finalizado.

-Mouko-san ¿Vamos a comer?

-No lo siento, tengo que arreglar unos asuntos con mis padres.

La chica se despidió mientras se alejaba. Sin más la chica empezó a avanzar pero se detuvo al escuchar unos gritos. Volteo a ver de donde provenían y no pudo más que maldecir a su suerte. Su peor pesadilla se hacía realidad.

Valla día.

Trato de alejarse pero fue demasiado tarde.

-Eh, ¡Kyoko! Espera.

La chica empezó a caminar más rápido pero escuchaba los pasos más y más cerca de ella y cuando se vio acorralada con una pared dos brazos la encerraron con está impidiéndole echar a correr.

-Sho, déjame ir.

-¿En verdad creíste que podrías escapar de mí?

-Yo nunca escape de ti, este era uno de mis sueños. Aléjate tú no tienes por qué estar aquí, este sueño es solo mío.

-Sí, pero la agencia me obligo a hacerlo y que mejor que con mi ami…

-Tú y yo no nos conocemos, no quiero que la historia de siempre se repita.

-¿Cuál historia? Venga ya, di que te hace feliz verme cerca.

-¿Por qué haría feliz verte cerca?

-Pues porque te gusto…

-Tu no me gustas, ya no más. Además tú ya me rechazaste. Venga ya suelta que todos nos están viendo.

Muchas chicas empezaron a gritar en medio del patio, por un momento pensé que habían visto al cantante en asenso que me bloqueaba la salida pero nosotros habíamos dejado de ser el punto de atención de todos.

Sho me soltó y jalándome del suéter me hizo acompañarlo para calmar su curiosidad. Su orgullo empezaba a salir en flote. Murmullos se escuchaban por todas partes. "lo ves lo ves, es demasiado guapo" "oye pero da miedo" "¿Quién será ese chico?" "wow, ese chico es mi tipo". Sho molesto al escuchar que ya no era el centro de atención le demando a una chica respuestas.

-No..no sé. Creo que es un chico nuevo y viene de otro país.

Como lo dijo la chica un joven alto de cabellos negros y una mirada que fácilmente te decía que no te acercaras caminaba tranquilamente por el patio ignorando a todos por igual. El chico, caminaba con las manos en los bolsillos y sin duda llevaba el uniforme de la escuela.

Era un estudiante un año mayor que ella pues su corbata era color carne. El chico termino de recorrer el patio y se adentró a los edificios de la escuela. La chica aprovechando que el joven a su lado estaba distraído de un movimiento rápido jalo su mano soltando su agarre y se echó a correr todo lo más rápido que podía en dirección a su habitación. Alegremente vio que no era seguida.

En serio, valla día. Creo que las cosas no serán tan sencillas como parece.

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-Sebastián, ¿está listo todo lo que pedí?

-Así es señor, todos los materiales han sido traídos y se encuentran en la segunda bodega al igual que el permiso de todos.

-Entiendo, si todo marcha como debería de ser muy pronto haremos algo para cambiar. Sin duda alguna todos deben hacerlo.

Lory Takarada escucho como su puerta era tocada con calma, muy clásica de él.

-Sebastián, por favor ve a abrir. Nuestro invitado de honor ya llego.

Sin duda alguna sus acciones nadie las olvidaría.

Nunca.


chan chan chan, que dicen? quien es el chico nuevo?

Cerebro-chan