Titulo: Mar de Pasiones
Epoca: Universo Alterno. Año 1799.
Shipper: Harry y Hermione.
Clasificacion: Para mayores de 17 años.
Genero: Romance y Misterio.

Resumen: ¿Qué hacer cuando una confusión, trae una consecuencia? HHr se ven obligados a contraer matrimonio. Ella conoció al hombre mas insensible del mundo. El conoció a la chica mas linda del , asesinatos y mucho más.

Disclaimer: Inspiradas en una novela de la autora K.E. Woodiwiss, los personajes de JK Rowling y la Warner.

Mar de Pasiones.

Junio de 1799.

Para las personas el tiempo puede transcurrir lento o deprisa, pero al final, pasa. Hermione, pensaba que el tiempo, junto con el destino, habían predecido para ella, una desdicha total. Cuando su madre falleció, al dar a luz a la pequeña castaña, había dado el primer indicio de que la vida no es justa. Pasaron los años, y la situación económica de los Granger se desmoronó, su padre, John, perdió su fortuna en juegos de asar y poco después falleció, dejándola totalmente desamparada, hasta que sus tíos, su única familia, decidieron hacerse cargo de ella.

Por su parte, su tía Marge, se encargaba de recordar la gratitud que les debía por haberla recogido en aquella choza. La pequeña construcción, apenas prestaba alivio durante las tormentas. Hermione tenia que dormir en una cama de paja cubierta con sabanas rotas, que habían perdido el color blanco original. Ella siempre vestía los viejos trapos de su tía, que le venían unas diez tallas más grandes. Durante su estancia, era obligada a realizar la limpieza de aquel lugar entre otras cosas. Como esta ocasión, pelando papas, con cuchillo en mano, mientras Marge, descansaba su gran cuerpo sobre la paja, y él tío Paul, trataba de ganar unos peniques para sobrevivir.

Paso su mano derecha sobre su frente, para deslizar el sudor que empapaba su cuerpo. Recordaba los momentos gratos que pasaba a lado de su padre, que fueron disminuyendo. Se volvió una costumbre de John permanecer en los juegos de asar, perdiendo cada penique que tenia y recurriendo a pagar las deudas con los vestidos de su hija, heredados por Jane, su madre, al igual que las pinturas, único recuerdo de la pequeña Hermione. Volviendo a su tía, esta no era una persona fácil, no tenia amistades, y daba por seguro que apenas su esposo la soportaba. Marge Dursley, no fue una chica atractiva, comparada con su hermana Jane Dursley que poseía un encanto maravilloso, digno de la admiración masculina, algo que Hermione había heredado con orgullo. El único recuerdo que la castaña tenia de su madre era un vestido de noche color verde oscuro, que tenia prohibido ponerse. Una vez más Marge era la causante.

-¡Hermione Granger! Deja de pensar en caballeros nobles y ponte a trabajar jovencita holgazana.- Su tía caminó lentamente por el piso de tierra.- Pierdes el tiempo en tontas historias de amor, tu sabes que nunca encontraras quien te despose niña tonta. Si al menos tu miserable padre, hubiese dejado algo de herencia, tendrías la oportunidad de encontrar algo digno. Que es lo que te enseñan en el colegio, tienes ya 20 años, busca como ganarte la vida!

La castaña solo atinó a escuchar, sabia perfectamente que si respondía a las palabras de su tía, su cuerpo frágil, terminaría por pagar las consecuencias. Tomo una papa del viejo costal y empezó a pelarla con calma.

-No soy un retrato pintado, mocosa. Si sigues así, morirás siendo una solterona y una virgen.- Marge regreso a la única habitación de la casa.

Estaba despierta desde los primeros rayos del sol, preparando y aseando la casa para la tan ansiosa llegada de hermano de Tía Marge. Hermione se enteró a través de su tío Paul, que Vernon Dursley era el único hermano, dueño de una tienda de modas y alta costura en New York, era una persona de dinero y que compartía su trabajo con un solo empleado.

Total perfección se estaba exigiendo en el arreglo de toda la estancia, a punto no poder aguantar más, a Hermione le fue ordenado ir a cambiarse y por fin, ponerse el tan ansiado vestido de su madre. – Hace cinco años que no veo a mi hermano-dijo- y quiero que se sienta cómodo.

Una vez aseada, colocó una camiseta desgastada como fondo bajo su vestido verde, que le venia un tanto pequeño. Le apretaba el busto, y su escote se pronunciaba demasiado, pero al ser el único, no tenia alternativas de solución para el problema presente. Cepillo su cabello con paciencia absoluta, los rizos castaños desprendían un extraño brillo, capaz de hechizar a cualquier hombre existente en la faz de la tierra. Coloco su cabello en un moño, dejando algunos rizos sobre su cara. Pudo observarse en un pedazo de cristal, dándose unos pellizcones sobre sus mejillas para darle mas color.

Dejo de admirarse al escuchar pasos en el "comedor", se acerco un poco, sin darse a notar, pero su tío Paul, la observaba – Estás encantadora, Hermione. Tu tío Vernon estará muy complacido – se trazó una mueca sobre su rostro cansado. Hermione recordaba a Vernon como una persona de un físico parecido a Marge, obeso, lo describía perfectamente y al verlo sentado, no tenia la menor duda respecto a sus recuerdos.

Había llegado a través de un cochero que esperaba a las afueras de la choza. Tía Marge, parecía tan cariñosa con su hermano, que le resulto extraño a Hermione que alguien como su tía, que le pegaba a menudo y que su tono de voz fuese tan alto en cada palabra que emitía, ahora se comportara como una niña frente a sus papas, para poder pedirles algo y que la complacieran. La noche transcurría en una platica sobre Ingleses e Irlandeses, siendo insultados de la manera menos apropiada por los parientes de la chica. Ella no conocía a ningún extranjero, añoraba conocerlos, añoraba salir de ese lugar, y ser feliz, ser libre.

-Hermione – llamo el tío Vernon- Me preguntaba si te gustaría impartir clases en una escuela privada, podría conseguirte un buen empleo. Después de algunos meses de trabajo podrías encontrar un buen prospecto para esposo – movía sus manos para proyectar sus palabras, la castaña meditaba - ¿aceptas?

Su alegría era tal, que no evito trazar una sonrisa en su rostro- es una invitación muy buena señor, y si no aceptara estaría desperdiciando una oportunidad de la vida-

-Excelente linda, mañana partiremos a New York.- frotó sus manos, ansioso por la inocencia de la joven. Una vez acordados todos los preparativos para el viaje del siguiente día, Hermione recogió y limpio la mesa, sonriendo como nunca antes recordaba haberlo hecho.

-

Al día siguiente, dijo adiós a sus tíos. El viaje hasta su destino lo hicieron a bordo del carruaje de Vernon, que resulto ser muy amable y comprensivo. Platicaban de variados temas, reían y estudiaban cada una de sus palabras para responder lo más suspicaz posible. Llegaron por la noche a una tienda de ropa ya en su destino. Dentro de ella había telas, vestidos y pedrería que destellaba. Al final se encontraba un escritorio y unas escaleras que conducían al segundo piso del establecimiento. En el escritorio se dibujaba la silueta de una persona en la oscuridad de la noche.

-Él es mi asistente, Tom Riddle. Tom ella es mi sobrina, Hermione.-

El aspecto de Riddle, era de una estatura media, sus ojos no se distinguían entre la oscuridad y su cara un tanto alargada pero, Hermione constato que no era digno de confianza, al menos no para ella. –Ahora querida, por aquí, creo que te gustaría cenar y descansar cuanto antes.- la condujo a trabes de la escalera, hasta una puerta de madera, donde aguardaba un apartamento de lo más lujoso en esos años. Pinturas de óleo, cortinas de la tela más fina y los muebles de caoba exportado de otros países americanos. Candelabros, tapices y artículos de plata adornaban la sala y comedor. Vernon le enseño la habitación, que contenía una gran cama con dosel, una cómoda y sobre esta una bandeja con frutas y un cuchillo con el mango de plata. Un espejo enorme (a comparación del pedazo que la castaña poseía) mostraba a Hermione maravillada con la buena suerte de poder contar con eso – Es tan elegante, señor.- Vernon la observó con deseo de poseerla, sin la menor discreción. – Te lo mereces querida, eres digna de algo como esto. Debes de tener hambre, así que pasemos al comedor- quito sus ojos de encima, la chica se sintió incomoda ante tal mirada.- Pero antes, me gustaría que- camino en dirección del armario- te pusieras un vestido de estos- había muchas prendas de noche, realmente costosas, busco entre ellos uno color carne con encajes, y piedras.- Este, lo confeccionamos para un jovencita como tu. Es uno de lo más bellos que eh diseñado. Toma te lo regalo. Y si necesitas cualquier otra prenda no dudes en tomarla. Apresúrate.

Hermione tomo el vestido entre sus manos y se observo ansiosa en el espejo. Se aseo y buscó una camisola dentro del armario, era tan suave y no dejaba nada a la imaginación, muy emocionada se la colocó -¿Quién me va a ver? Pensó. Se arreglo el largo cabello, lo ató en forma de un elegante moño de moda, y por ultimo la cara prenda. Le quedaba tan ceñido que apenas cubría parte de su busto, toda una mujer seductora.

Cuando salió hacia el comedor, Vernon la observo petrificado- Eres magnifica Hermione, encantadora, nunca había visto a una chica como tú.- La castaña agradeció el cumplido, tomo asiento a un costado de su tío, mientras se deleitaba con los olores de la comida ya servida en la mesa.

-Cuando empieces a trabajar en "Lady Cabot" Tendrás la oportunidad de conocer a los hombres más ricos y serás de las chicas mas deseas por todos.

-Muchas gracias.- dijo tímida mientras probaba el estofado.

-Espero ser recompensado Hermione.- sorbió un poco de vino tinto de su copa, la miró con lujuria.- En "Lady Cabot" la directora y yo nos encargamos de elegir a las más distinguidas profesoras, debes estar orgullosa- Hermione no pudo contener un bostezo, del cual se percató su tío.

-Bien, será mejor que vayas a dormir- la acompaño hasta su habitación, la chica se sentía tan afortunada que no pudo evitar bailar frente al espejo, probándose cada uno de los vestidos del armario por enzima de su vestimenta de noche. Estaba tan absorta en su reflejo que no se dio cuenta de que se abría la puerta.

Ante ella estaba Vernon en bata, y fue cuando lo comprendió todo. Había caído en la trampa, su ingenuidad la hacían presa fácil. El señor cerró la puerta con llave, que guardo en un bolsillo de su pantalón y sonrió al mismo tiempo que sus ojos tomaban un brillo extraño.

-¿Qué es lo que hace!- inquirió Hermione atónica.

-Vengo a cobrar lo que me debes por sacarte de casa de Marge- se acercó a ella- Es difícil resistir a tus encantos, ya después de que me arte de ti, podrás trabajar en "Lady Cabot". Tu esposo talvez se decepcione un poquito cuando te lleve a la cama.

-¡No! ¡Nunca seré suya!

Vernon rió mientras Hermione buscaba por donde salir de ese martirio. Miró a la chica e instintivamente esta se cubrió el pecho con sus manos. Trató de escapar pero él la atrapó entre la cómoda y su corpulento cuerpo. Sus labios se colocaron sobre su cuello, dándole la sensación de asco, luchó para liberarse pero no tenia resultados, al contrario, Vernon la sujetaba mas fuerte y más pegaba su cuerpo contra el de ella. Bajó su sucia boca hacia el pecho de Hermione. Esta miró en busca de otra salida, y observó el cuchillo... estiró su mano hacia el mango de plata, el modista estaba tan absorto en besar sus senos que no se percataba de los movimientos de la chica Granger.

Una pulsada en las costillas, hizo que dejará a la chica para observar su costado, el cuchillo se encontraba ahí, retorció la muñeca de Hermione para despojarla del arma, Hermione quería llorar, gritar y volver a su triste y aburrida vida con tu tía, quería regresar el pasado y evitar eso que estaba por ocurrir. Entre los empujones la chica cayó con el cuchillo en mano, seguida de Vernon.

Momentos después, cuando trató de salir, se dio cuanta de que una mancha roja se esparcía por él estomago del hombre.-Sácalo, ya, ayúdame-pidió en un hilo de voz. Hermione no sabia que hacer, se llevo las manos a la boca, mientras el otro gemía de dolor... ¿Y si moría? Pensó.

-Por favor ayúdame- Esta se inclinó y tomo el mango y lo extrajo con toda su fuerza, Vernon quedó inconsciente y la sangre se hizo más abundante. Asustada, trató de encontrarle algún signo de vida, pero no tuvo éxito.

-¿Qué hice? Maté a un hombre- Saldría en busca de ayuda, pero ¿Quién le creería? Era una extraña en esa ciudad, no tenia elección, tendría que escapar antes de que la policía la encontrase en la escena del crimen. Buscó las llaves en el bolsillo del herido. Envolvió su ropa y la apretó contra su pecho, corrió por la habitación, la sala y el comedor, bajo las escaleras y el miedo la paralizó, detrás de las telas había alguien. Corrió, salió de la tienda sintiéndose perseguida.

No sabia a donde ir. No escuchaba mas que sus latidos. Corrió por las calles de New York, las mansiones y no se detuvo cuando la gente la observaba. Cuando volvió a pensar claramente, se dio cuenta que se encontraba en el puerto, olía a sal. Se recargo en un árbol, recuperando la respiración, sus piernas estaban por derrumbarla. Escuchaba el oleaje, voces, solo una antorcha iluminaba el muelle. ¿Por donde seguir?

-¡Allí está, es ella George!

Hermione se sobresalto y no pudo correr.

-Hola señorita- dijo un marinero idéntico al otro, de cabello rojo y cara pecosa- de seguro esta le gusta ¿No crees Fred?

-Si está perfectamente.- Hermione se estremeció, ella tenia que aceptar su castigo, no pondría resistencia.

-¿Dónde me llevan?- fue lo único que logró preguntar, mientras los dos hombres la conducían sobre la acera.

-¿Muy Recatada no? Al capitán le va a encantar. Un poco más adelante, al borde de "La llama".

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