Semi conjunto de One shots
Disclaimer. Nada me pertenece, nombres, nombres, relaciones, lugares y demás, propiedad del autor: Masashi Kishimoto
Un agregado. Título del fic, tomado del libro de José Saramago el contenido y desarrollo muy levemente basado en la idea general del libro.
Advertencias: En general. Lenguaje zoes, referencia a violencia... violencia.
En este capítulo. De hecho lo mismo, todo gracias a Hidan.
-+-+-+-Las intermitencias de la muerte -+-+-+-
:::: No somos el amanecer de un mundo mejor, somos los que buscan apagar su luz. No los héroes, ni los compasivos, los piadosos o los benévolos... ¿pero qué importa? Ven, siéntate un momento y cuéntanos tu historia. Al final, verás que estar aquí, no es tan malo. ::::
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1. Catarsis
O la estética bizarra de la belleza efímera
Ni siquiera ha caído el sol y ellos han llegado ya a la cita. Desde lo alto se puede ver a la perfección el tranquilo lugar que el Líder ha elegido para su reunión, lo aislado de su localización, sólo dos caminos llevando a él, un terreno amplio y abierto para cualquier clase de posible combate en una potencial emboscada… el Líder siempre pensaba en todo.
Sin embargo no termina de satisfacer a uno de los recién llegados.
-Es simple, muy simple. —Dice Deidara mientras escudriña cada sección del poblado bajo él con su mira amplificada.
-¿Y qué querías? —Sasori pregunta, intuyendo ya una respuesta pero haciéndolo casi por cortesía.
-Algo más… más imponente. Es un simple pueblo con baños termales, ni siquiera su casa principal es sobresaliente, todo es tan común. Si.
-Supongo que a nadie le molestará que hagas algunos arreglos una vez que hayamos acabado.
-¿Tu crees?
Sasori ya no contesta, están por tocar tierra y necesita compañía distinta, su subordinado no es uno que quiera estar matando cada cinco minutos como se ha dado cuenta pasa con Kakuzu y Hidan, y suele ser bastante tolerable para él, pero un viaje de tantas horas sobre una de las creaciones de Deidara sin otra plática que la de éste, ocasionalmente va más allá de su punto de tolerancia.
El ave aterriza y desaparece en una nube de humo, no esperan que alguien salga a recibirlos, ya saben cómo van a ser las cosas. Entran al edificio más amplio y a ninguno de los dos le sorprende sólo encontrarse con Konan y Zetsu, el Líder debe estar en alguna habitación.
El marionetista deja a un lado el ropaje de Akatsuki y deja ver el cuerpo completo de Hiruko, necesita revisar el completo mecanismo y no hay peligro alrededor, al menos no por el momento. —Debo suponer que será como siempre.
Konan asiente sin verlo, —Kakuzu y Hidan llegarán durante la noche, Kisame e Itachi están muy lejos, les llevará más tiempo.
-Como siempre, —Deidara comenta mientras recorre el salón de reuniones, —siempre pasa lo mismo con esos dos inútiles. Ahora hay que esperar, y esperar.
-¿Qué sugieres que hagamos? —pregunta la kunoichi tratando de hacer plática, tampoco le agrada la idea de esperar, — ¿aparejarlos de distintos modos? ¿quieres quedar como par con Hidan o Kisame quizá?
-No es lo que quería decir, —el rubio masculla, —esos dos son unos completos ignorantes, si; estoy bien con el Maestro, pero siempre, si no es por ese par, podríamos acabar pronto y tendría oportunidad de hacer de este lugar una verdadera obra de arte, si.
Zetsu desaparece antes de que Deidara empiece a divagar en ese tema, Konan da una larga mirada a la puerta por donde espera salga pronto Pain, no le agrada eso de quedarse sola con esos dos y estar en riesgo de quedar en medio de una más de sus eternas batallas de perspectivas. Mira de reojo a Sasori que se entretiene revisando todas las articulaciones de su marioneta-disfraz, se da cuenta que Deidara está moviendo las manos insistentemente entrelazando sus dedos mientras ve las paredes y el techo.
-¿Qué es eso que tanto te molesta? —pregunta entretenida.
-Le decía al Maestro que este lugar tiene un pésimo gusto, la gente aquí es muy simple.
-Lástima que no puedas tener esa discusión con ellos, todos los pobladores fueron muertos.
-No me interesa hablar con un grupo de ignorantes, si pudiera hacer algunos cambios, sería una bella obra, si. —Deidara dice ansioso, sus dedos moviéndose denotan su inquietud.
-¿Qué es para ti una bella obra? —Ella pregunta casi sin pensarlo.
El rubio la mira unos momentos, la cuestión de la discusión de belleza y no belleza no suele ser compartida con alguno otro de los miembros, pero nunca se cansa de expresar su visión del arte y ensalzar su propia obra. —El momento único donde algo que es ya de por si bello, se vuelve más hermoso por un mero instante.
La compañera de Nagato tiene cierta visión de la belleza, suele esforzarse en crear cada vez mejores piezas de papel, aunque el hacerlos sólo hermosos jamás ha sido su objetivo más importante, —¿Cómo es eso?
Deidara sonríe mostrando la boca de su mano derecha, la lengua de la mano izquierda se agita entusiasta, —Ese instante cuando lo que es, deja de ser.
Konan parpadea y Sasori voltea unos momentos, a ella le sorprende escucharle hablar tan filosóficamente. Se sienta, sus manos son veloces y en instantes cuatro grullas salen volando y rodeando al rubio, éste no las mira pero casi con la misma velocidad que la chica pero con más movimientos, crea cuatro bichitos que se colocan sobre las grullas.
Las aves desaparecen en festivas explosiones.
Hay silencio, Deidara se gira a ver a los otros dos akatsukis, —Lo ves, ahí está.
Konan y Sasori quedan en silencio, el ninja de la roca sale de la construcción, la kunoichi y el ninja de Suna voltean a verse, — ¿Siempre es así?
-Si lo dices por las tonterías de las que habla, sí casi siempre. Si, por otro lado, te refieres a su forma de hablar, no, debe estar volviéndose loco por la espera. —Sasori contesta minimizando la demostración.
Deidara camina alrededor con algo de frustración, como toda persona precipitada e impaciente, detesta esperar y el hecho de que la persona por la que ha acumulado demasiado odio sea la razón de dicha espera, como bien predijo Sasori, lo tiene al borde de la histeria. Las grullas destruidas de Konan no han calmado en nada su malestar, quizá si pudiera hacer explotar algunos edificios… ¡ah sí! Si pudiera… aún mejor, si hubiera edificios bellos y pudiera hacerlos explotar, sin duda conseguiría olvidarse de la lentitud de Itachi y Kisame.
Se detiene en uno de los tantos puentes que conectan las casas entre sí por encima de las múltiples pozas que dan la vista al pueblo de baños termales, todo es tan común, tan… —Utilitario. —Se dice sin hallar alguna clase de estética en el conjunto, —sólo para ser usado, no para ser admirado.
…
Nunca le gustó ir a ese lugar, podía contar las veces que había estado ahí con los dedos de una mano y aún así, siempre le era igual de molesto. Ver que una persona como el Líder había elegido un lugar así para vivir era lo más confuso que pudiera imaginar, de ser tan poderoso como se suponía era, ¿no debería buscar algo mejor para vivir? Pensaba malhumorado. Sasori le había dicho que habían pasado décadas de guerra y lo último que les importaba era tener una arquitectura digna de ser admirada, y eso se notaba a leguas decía el escultor, en su opinión, lo funcionalista de sus edificios y lo gris de todo palidecía incluso ante las chozas deformes de Suna.
Y lo peor para él, como si no bastara lo terrible del lugar, parecía que el Líder había elegido el peor de todos los ya de por sí deplorables edificios en el lugar. Y no costaba adivinarlo con esa anómala construcción en la parte superior simulando una cara con la lengua de fuera, Deidara no pudo contener la mueca de desagrado cuando lo vio por primera vez, y no había terminado de agradarle pero sabía que era imposible levantar un solo dedo contra ese horrendo edificio.
Y no porque fuera respetuoso de la aldea de origen de Konan y Pain, sino que tenía un proyecto personal y no quería ojos indiscretos mirándolo en espera de que hiciera explotar cualquier cosa una vez que hubiera acabado con la casa del Líder. Así que mejor se contuvo de hacerlo ahí.
-Te lo dije, venían ya. —La voz de Zetsu se dejó escuchar, —pero claro que lo sabía, notamos su presencia desde mucho atrás.
El rubio lo miró extrañado, aún le sonaba extraño el modo de hablar de Zetsu. — ¿Quiénes están? —preguntó de mala gana, tratando de esperar que un nombre no figurara en la lista.
-Tenemos casa llena, Kakuzu y Hidan; Konan y el Líder regresarán pronto.
-Claro, no sea que no haya espacio para todos, —replicó sarcásticamente Deidara aludiendo a las palabras del otro, — ¿dónde están el par de imbéciles?
-Ya dijimos, Kakuzu y Hidan están allá arriba. —Parpadeó Zetsu.
-No esos imbéciles, si no los otros.
-Kisame e Itachi aún viajan, no estarán aquí en muchos días.
-Perfecto, —Deidara entró seguido de Sasori que ya no podía aguantar un segundo más estar bajo esa lluvia incesante arruinando su preciada pieza Hiruko.
Subieron las casi interminables escaleras hasta que llegaron a la sala de reuniones que jamás había visto a toda la organización completa, el único presente era Kakuzu que ni siquiera se molestó en verlos.
-¿El monto pactado fue cubierto por completo?—se escuchó su murmullo sin ofrecer siquiera saludo antes.
-Sí, lo fue, y sigue enviando a tu gente a recoger el dinero, es molesto estar cargando esto todo el camino. —Sasori gruñó lanzando al piso una maleta.
Kakuzu no tenía nada más que decir, y Sasori no esperaba que lo hiciera, se acomodó en una esquina quitándose la capa de la organización y extendiendo todas las articulaciones de Hiruko, el agua no le estropeaba pero creaba ciertas complicaciones con los mecanismos. Deidara sólo dio un largo suspiro denotando su aburrimiento, no que a alguien fuera a importarle, sacó su arcilla y se puso a hacer lo único que podía hacer en ese momento.
-¡Así que era verdad! el grupo de putos perdedores, seudo artistas que no pueden ocupar su vida en algo mejor. En vez de perder el tiempo en pendejadas banales contemplando la vida, dedíquenla a algo bueno, la verdadera belleza es la de la sangre y la muerte cuando se ofrecen a Jashin, no jodidas obras de mortales. —Hidan apareció exclamando y apuntando al rubio y al otro con su guadaña.
-¿Qué le pasa? —Sasori preguntó.
-Ignóralo, difícilmente entiende la mitad de lo que dice. —Kakuzu contestó sin separar la vista de las cuentas que repasaba.
Hidan reaccionó histérico a las palabras de su compañero, pero nadie le prestó suficiente atención, y cansado de maldecir sin ofender a nadie se dio medía vuelta perdiéndose entre las penumbras del lugar. Konan apareció poco después y dijo a Deidara y Sasori que estarían estacionados ahí al menos cuatro días hasta que la confirmación de una misión llegara.
-Bien, si así será. —Sasori murmuró y salió del salón dirigiéndose a la habitación que raramente llegaba a ocupar ahí y donde tenía lugar su taller principal.
Deidara bufó y se cruzó de brazos, —Cuatro días son una eternidad.
-¿No hay nada que quieras hacer en este tiempo, Deidara? —Konan preguntó.
El rubio torció la cabeza pensando, tenía respeto por el arte de la mujer, era casi tan efímero como el suyo y estaba lo suficientemente desinteresada en él como para meterse en su vida y sus decisiones.
-Hay un pequeño proyecto personal, me entretendrá lo suficiente. Si.
Un par de horas después, salió del edificio para caminar por las calles, de nuevo con el sombrero puesto y bien envuelto con la capa de Akatsuki, parecería una decisión ridícula siendo que odiaba la lluvia, detestaba ese lugar y, definitivamente no parecía haber alguna clase de atractivo alrededor. Sin embargo lo había.
Varias cuadras más allá del horrendo albergue de Akatsuki, se hallaba la única cosa que (en opinión del Ninja de Iwa) valía la pena en ese deprimente sitio: era un edificio casi en ruinas, de similar altura a todos los demás a su alrededor, sin embargo algo lo hacía sobresalir de los demás. Era una construcción de aquellos tiempos viejos donde parecía que sí podían darse el lujo de invertir su tiempo en buena arquitectura.
Sus líneas eran curvas perfectas y rectas bien delineadas, arcos que parecían imposibles y una selección de materiales que contrastaban a la perfección con la solidez de la estructura, una armonía ideal entre los espacios vacíos y los ocupados, texturas que creaban ritmos en la composición… una obra de arte.
Deidara lo admiró de nuevo, con la misma sensación con que lo hizo la primera vez que lo descubrió, vagando sin sentido maldiciendo su suerte por quedar atorado en ese lugar y con esa gente. Ahora ya no estaba tan abatido, de hecho, podía decirse que estaba eufórico. Las pocas veces que había estado delante de él, lo había rondado casi obsesivamente, buscando un método ideal, un modo de hacer de esa obra de arte, algo aún más impresionante.
Intentó varias cosas, incluso tuvo el detestable descubrimiento que su material de trabajo era inútil bajo la insistente agua de Ame; le tomó semanas perfeccionar una clase de arcilla que fuera útil aún con el líquido encima y que mantuviera su capacidad explosiva. Ya los tenía…
El material y la técnica.
Obsesionado como era y perfeccionista rayando en la manía, consiguió tener lo que necesitaba para obtener esa estremecedora experiencia visual que imaginaba; y ahora, sería el día en que sus sentidos se embriagarían con la cosa más bella que había en ese lugar gris. Que sería por su mano de artista que existiría… y desaparecía.
Liberó versiones modificadas de C1 que fueron cubriendo poco a poco la fachada de la construcción. Los cafés, grises y negros de los materiales usados fueron siendo cubiertos por el blanco de su arcilla, suspiró excitado cuando la última parte quedó cubierta. Entonces, unió sus manos, hizo el sello y gritó al tope de sus pulmones, — ¡Katsu!
Fue un mero instante, el sonido de la explosión fue acallado por la misma masa que le había hecho explotar y le cubría por completo, como alguna clase de implosión la estructura se sacudió desde adentro, y en un segundo, la destrucción fue de adentro hacia fuera cuando la fuerza expansiva llegó a la cubierta de arcilla. Los gruesos muros y los anchos pilares, aquellas líneas rectas y curvas, los arcos y todas las fachadas con texturas desaparecieron en una explosión controlada.
Deidara sólo pudo contener la respiración.
Sobrecogido por la catarsis.
Aquella belleza estática y aparentemente eterna, había cobrado vida y movimiento, y había dejado de ser. Había alcanzado su belleza perfecta cuando desapareció por acción de la explosión, la casi divinidad de su apariencia quedó fijada en los ojos azul pálido del rubio.
Deidara se quedó ahí, viendo cómo la lluvia terminaba de aplacar el polvo del producto de su obra, el sentimiento nacido de la explosión le tomó algunos momentos todavía, entonces pudo exhalar y sonreír ante el estremecimiento de lo que acababa de contemplar. Asintió y dio media vuelta.
-Eso es arte, si. —Se dijo y fue de regreso al grotesco edificio donde tendría que esperar cuatro días.
Cosa que ahora ya no parecía la gran cosa.
…
-¡Katsu! —se escucha la voz rompiendo la paz de la zona ahora deshabitada.
La única cosa que ha encontrado más o menos placentera, es una escultura de mediano tamaño y hecha en granito colocada en una de las múltiples pozas. No la clase de material que le guste pero en ocasiones no es bueno ser exigente.
La explosión destroza por completo la pieza, pedazos de piedra salen volando por doquier y una lluvia leve lo baña, cierra los ojos disfrutando la sensación de la destrucción. Al abrirlos se da cuenta que puede esperar, que ha conseguido contener su impaciencia, quizá no hasta que lleguen los dos retrasados, pero al menos por un buen rato.
Regresa a la casa principal, ni Konan, Zetsu o Sasori son vistos cerca, sólo el Líder está ahí mirando algo en el horizonte.
-¿Ya estás contento? —pregunta, aunque es una clase de reproche, no se oye molestia en su voz.
-Ya, ya lo estoy, si. ¿Alguna noticia de los demás?
-Hidan y Kakuzu estarán aquí antes de la media noche, Kisame e Itachi tardarán. Habrá que esperar.
-Si, esperar. ¿Por qué aquí? ¿por qué todos? ¿por qué no solo una invocación? —Masculla molesto, el hecho de que pueda manejar la ansiedad de la espera aunque por un momento, no significa que la acepte tan tranquilamente.
-Hay cosas que tienen ser dichas en persona, hay muchos detalles por explicar y, es bueno para la unión del grupo.
Deidara ya no replica, aunque en el fondo no puede evitar preguntarse a qué se refiere con unión del grupo si jamás ha visto reunidos a todos. El solemne tono de Pain es tal que hasta mantiene calmada la explosividad del rubio, además, Deidara jamás ha querido averiguar por qué es considerado el Líder, si es una cuestión de poder, sabe que lo más listo es no crearle conflicto y mantenerse a un lado. Después de todo, aunque técnicamente es él el causante de su anexión a Akatsuki, unirse a ella ha resultado una constante fuente experiencias potencialmente satisfactorias y la oportunidad de perfeccionar su arte y probarla en multitud de condiciones. Si no fuera por lo patético de su experiencia de ingreso gracias a Itachi, diría que es lo mejor que pudo haberle pasado.
-Busca otra cosa con qué distraerte, Kisame e Itachi llegaran mañana por la noche. —Pain murmura saliendo de la edificación.
Deidara no pregunta cómo es que sabe, decide conformarse con la información y aceptar la sugerencia de Pain, por lo visto lo que resta de ese día y el siguiente van a ser momentos muy largos, al menos ya tiene una especie de permiso para aprovechar el área como campo de prácticas, eso sí, él mismo tiene la precaución de quedarse lejos de la zona elegida para la reunión, y ésta es fácilmente definible por la barrera de chakra que ha sido puesta alrededor.
Se la pasa modelando con su arcilla y haciéndola explotar con lo que tiene cerca hasta que el sol se ha puesto, con la oscuridad de la noche impidiéndole apreciar sus obras decide regresar a ver qué es lo que ha pasado, si acaso han llegado ya los otros dos, y quizá, si hay mejores noticias y Pain decidirá que ya no esperarán por Itachi y Kisame, realizarán la reunión y se largarán de ahí.
Aunque ya sabe que no hay que tener las esperanzas muy altas.
Caminando a la casa principal, una voz gritando le dice que ya llegó el siguiente par. Quizá el más conflictivo, y sin embargo, el que detesta menos en escala de preferencias después de Konan y Pain: Kakuzu y Hidan.
-¡Tú, maldito artesano! —espeta Hidan apenas lo ve.
-¿Con quién crees que estás hablando? —Claro, Deidara no puede dejar que Hidan le hable así.
-¿Por qué tenían que matarlos a todos? ¡pudieron haber esperado! ¿tienes idea de la gran ofrenda que pudo haber sido?
-No, no me interesan esas tonterías. Así que muévete tengo mejores cosas que hacer.
-¡Escúchame bien infeliz! Oféndeme una vez más y…
-Hazte a un lado Hidan, ¿crees que es grato escuchar todos los días la basura que sale de tu boca? —Viene la serena pero grave voz de Kakuzu.
A Hidan se le mezclan las respuestas, una para su compañero, la otra para el rubio y no pudiendo coordinar su lengua como quisiera es hecho a un lado por el fuerte brazo de Kakuzu. Deidara camina detrás del caza recompensas y le muestra una mano y la respectiva lengua que se agita de forma desdeñosa hacia el de cabello platinado que sólo puede estallar en maldiciones y palabras non-santas.
-Alguno puede estar vivo, podemos ayudarte a buscar, los cuerpos están en la orilla del pueblo. —Zetsu, inesperado como siempre, dice a Hidan.
El fanático se calla y apunta con su guadaña al otro, — ¿Es verdad imbécil? ¿habrá alguno vivo?
Zetsu entrecierra los ojos, —Ese no es modo de dirigirte al que quiere ayudarte.
-Me importan un bledo tus sentimientos, ¡vamos! —Hidan empieza a caminar sin saber siquiera a donde va.
Kakuzu ni se molesta a voltear, Deidara extiende nuevamente la mano a los dos que se alejan, y la ofensiva lengua agitándose al religioso que voltea y vuelve a maldecir gritando que lo matará pronto, pero cada uno sigue caminando en las direcciones opuestas.
El rubio sigue a Kakuzu que no le dirige ni una palabra, llegan al salón donde habrán de reunirse y están Pain y Konan. Después de una ronda de palabras que sirven sólo para confirmar el estado de las cosas, el caza recompensas ocupa una mesa en el extremo izquierdo y empieza a hacer lo único que Deidara le ha visto hacer cada que han llegado a toparse: revisar papeles.
Pasan las horas, el artista-escultor ha sido asaltado de nuevo por la desesperación de la espera, y decide buscar algo de comer para ver si puede deshacerse de un poco de estrés, tiene todavía un día por delante para aguardar la llegada del ninja de Kiri y su compañero.
Ya sabe donde están las cocinas, ya sabe qué es lo que quiere, ya sabe dónde encontrarlo. Come hasta sentirse medianamente satisfecho y vuelve a su vagabundear en búsqueda de entretenimiento, es casi la madrugada pero no puede dormir, la naturaleza contemplativa de Sasori definitivamente no va con él y sentarse a esperar por los otros no está en sus planes. Decide ir a ver lo que Hidan y Zetsu están haciendo, desde que el segundo ofreció llevarlo a los cadáveres, no se les ha vuelto a ver.
Quizá la compañía de Hidan sea tan despreciable como la de Itachi, pero al menos, incluso Deidara lo puede ver, es más estimulante que la del aburrido Kakuzu, la solemne de Pain y la sombría de Konan.
Pregunta a la kunoichi de la ubicación del repentino cementerio del poblado, y se dirige a éste con los sentidos bien alerta por la presente oscuridad, su mirilla en el ojo izquierdo tiene un poco de visión nocturna y aprovecha los movimientos de chakra que es capaz de percibir así como la luz de la luna en lo alto.
-¿Podemos saber a dónde te diriges? —Zetsu pregunta inesperadamente.
Deidara no brinca asustado, pero poco falta para que le haga explotar por esas súbitas apariciones, —Nada importante, busco algo que hacer explotar, ¿te interesa? —pregunta con media sonrisa.
Zetsu vuelve a entrecerrar los ojos con ese gesto de descrédito ante lo poco valorado que es para todos a excepción de Pain y Konan, —No nos interesa, quizá si le preguntas a Hidan. —Sonríe mientras se escurre en el suelo.
Al rubio le toma unos cuantos pasos para encontrarse con una escena repugnante pero perturbadoramente estimulante. En una pequeña hondonada rodeada de altos árboles que tienen ensartados algunos cadáveres, sobre un montículo de cuerpos y sentado, con el pálido reflejo de la luna sobre él, Hidan reza con esa particular coloración adquirida en su ritual.
Deidara lo contempla en silencio, es la primera vez que ve hacer eso que Kakuzu tacha de pérdida de tiempo, y aunque para el rubio no tiene ninguna clase de valor esa religión, pero no puede evitar darse cuenta que, esa escena sangrienta con cuerpos empalados a su alrededor, el maniático con esa apariencia de esqueleto vivo y derramando sangre propia sobre otros muertos… es, es bella.
Las lenguas de sus manos se agitan excitadas ante la repentina idea brotando en su mente, Deidara se muerde un labio para tratar de contenerse de actuar intempestivamente y arruinar todo ganándose el acoso asesino de un loco masoquista. Necesita planeación, orden y disciplina, sólo así el artista puede llamarse artista, vaya que lo sabe bien.
Rodea la hondonada mirando aprehensivo los cuerpos recién sacrificados en los árboles, puede darse cuenta que Hidan debe estar en alguna clase de trance porque no se ha percatado de él, y aún si lo ha hecho, definitivamente no le interesa hacerlo ver.
El ninja de Iwa se detiene una vez que ha regresado al punto donde comenzó su recorrido en redondo y ha depositado figuras suficientes de arcilla en puntos estratégicos, se inclina levemente para alcanzar un punto seguro pero desde no pierda nada de vista. Acomoda los dedos, las manos apenas pueden ser unidas por las lenguas insistentes que se agitan emocionadas.
Todo listo.
Respira hondo.
-¡Katsu!
Nuevamente, esa catarsis y el estremecimiento que le sigue dejándole completamente sacudido. Respirando hondo ante semejante despliegue de belleza provocado por la explosión que ha desaparecido la escena hasta hace unos momentos bella, como en cámara lenta contempla los cuerpos siendo levantandos por la onda expansiva y a Hidan reaccionando ante ésta. Y lo que queda, quizá ya no es tan estético pero ha valido la pena cada segundo de admiración. Cuerpos destazados, entrañas regadas y sangre desparramada en un radio bastante amplio, en medio de eso, un único hombre se pone de pie y camina tambaleantemente entre la nube de polvo que se ha levantado.
-Bastardo infeliz, ¿qué crees que estás haciendo? ¡arruinaste mi ritual! —Hidan grita al tope de sus pulmones (o pulmón, porque uno ha sido atravesado por un trozo de madera), no sabe dónde está, pero sabe que Deidara estuvo detrás de eso.
El rubio se gira de inmediato, despectivo ante el aspecto de su colega akatsuki, ahora con el cuerpo semidesgarrado y un pedazo largo de madera atravesándole el pecho, Hidan ha perdido toda clase de estética con ese semblante. Así que a Deidara ya no le interesa estar ahí, ha terminado de hacer de aquella bella escena algo rayando en lo sublime.
Mientras se aleja piensa en lo desagradable que es hacer explotar el cuerpo humano sin la suficiente fuerza, dejando sólo pedazos. Apunta en su mente que para que un humano pueda alcanzar ese grado de belleza efímera, se requiere desaparecerle por completo, casi vaporizarlo, quizá cuando perfeccione la técnica se la ofrecerá a Itachi.
Por que ha quedado demostrado una vez más que, sin duda.
-El arte es una explosión. Si. —Se dice y va de regreso al salón.
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Y ahí está este intento de acercamiento a ese grupo de maniacos llamado Akatsuki. Desde hace rato quería hacer algo con ellos pero el primer intento resultó vergonzosamente inviable. No he hallado muchas (aunque no he hecho la súper búsqueda) historias donde no los pinten de locos en fics crack excesivamente de humor-parodia, o como sujetos demasiado angustiados y a un paso del suicidio, de hecho en unos están mucho más sentimentales que la misma Sakura... jejeje.
Aquí son unos malditos sí, pero también tienen su corazoncito (XD) y no todo es negro con ellos, digamos que una perspectiva más centrada en ellos como personas, no me meto en sus razones y demás (no con todos), así que sólo es un acercamiento.
Me decidí por hacerlo one-shots, aunque siguen dos líneas de tiempo, la 'presente' es la que une la historia por ser igual para todos, y la 'pasada' ya más individual. Definitivamente trabajar historias largas de Naruto (o cualquier otra serie) ya no son lo mío.
No tengo un orden para ellos, así que irán saliendo como pueda hallarle un sentido al carácter individual de cada uno... no hallé beta y espero quede bien. Deidara es relativamente simple en su personalidad, pero esa visión de artista le da algo de complejidad y le quita todo lo simple que pude creer. Por suerte, aún tengo frescos los conocimientos de perspectiva y composición, jejeje.
Gracias por la lectura.
¡Nos leemos!
