Mejor amiga
Harry estaba mirando hacia afuera, ahora era un hombre adulto, Voldemort había sido destruido hacía meses y ahora podían vivir en "paz" porque los reporteros no paraban de seguirlos a todas partes preguntando sobre los horrocruxes y demás aunque ya hubieran hablado de ello un millón de veces ¡Incluso hacían encuestas para ver con quién se casaba! Suspiró ¿Realmente nadie comprendía que lo que quería era descansar? ¿Ser un chico normal? Claro que sí, había una persona… Hermione Granger, su mejor amiga, su hermanita…
Pero no podía hablar con ella, ya era tarde. Ella estaba con Ron y él no haría nada por cambiarlo porque ella era feliz y a él gustaba ver su hermosa sonrisa, como unos pequeños y graciosos hoyuelos adornaban sus mejillas, como sus ojos avellana de repente tenían un brillo especial… Aunque no fuera por él.
Alguien tocó la puerta. Lentamente se paró y fue hacia la puerta.
-Ya voy, ya voy – dijo mientras abría, sus ojos se abrieron al ver a la persona frente a él – ¿Qué te ocurre?
Hermione estaba en el umbral de su puerta llorando, lágrimas cristalinas corrían por sus mejillas, sus ojos y nariz estaban rojos, estaba hecha un desastre: su pelo, que desde que comenzó a salir con Ron se esforzaba tanto por controlar, de nuevo estaba enmarañado y más salvaje que nunca, su ropa estaba manchada de lodo y tenía unos cuantos moretones y rasguños.
Ella se abalanzó a sus brazos, sin pensarlo la estrechó, acarició su pelo, le dio unas palmaditas en la espalda, la condujo adentro de la casa y cerró la puerta. Estaba llorando incontrolablemente e incluso daba hipidos de vez en cuando. La guio hasta el sofá y la dejó ahí mientras iba a buscar algo que ofrecerle.
-Mione – dijo preocupado - ¿qué pasó?
Le tendió un pañuelo y ella se limpió la nariz haciendo mucho ruido y Harry lo supo entonces: Estaba peor de lo que había imaginado.
-Voy por unas cobijas, tranquilízate, no me tardo – y, pese a que le dolía, la dejó en la sala.
Volvió lo más rápido que pudo y la encontró un poco más calmada. Dejó que se tranquilizara y que ella comenzara a hablar, tenía que darle su tiempo, eso lo había aprendido por experiencia propia pero más que nada por observar a Ron.
Después de unos minutos Hermione inhaló profundamente y dijo con voz ronca por el llanto: Ron… - se sonó la nariz una vez más aunque Harry estaba seguro de que era para poder tranquilizarse y que la voz no le fallara-estábamos jugando quidditch y perdimos, Ron se puso a gritarme, yo le grité, discutimos y cuando no lo soporté me fui volando pero me caí de la escoba y aterricé en unos arbustos. No lo soporto Harry, yo lo amo pero él… ¡No lo sé! Siento que él… se está distanciando… Harry ¿podrías hablar con él? Eres su mejor amigo, tal vez te diga lo que pasa.
Guardaron silencio. Por supuesto que hablaría con Ron, le recordaría lo afortunado que es por tener a Hermione como su novia.
-Hablaré con él Mione, pero debes descansar por mientras – le dijo – Se está haciendo tarde, creo que deberías quedarte aquí.
Ella simplemente asintió desganada, Harry trató de controlarse al verla tan desolada y triste. Ron se las pagaría.
-Te voy a curar esos rasguños ¿de acuerdo? – Le dijo al tiempo que sacaba la varita y comenzaba a recitar hechizos, Hermione no dijo nada mientras tanto. – Ya está, creo que deberías bañarte, puedes usar una pijama mía cuando acabes.
-Gracias Harry, no sé qué haría sin ti – exclamó ella con una débil sonrisa.
Ahora él asintió y la vio dirigirse hacia el baño, con un suspiro puso sus manos en la cabeza apenas ella cerró la puerta. ¿Por qué Ron tenía que ser tan insensible con ella? ¿No veía que la lastimaba? ¿O es que acaso no le importaba? Decidió que en esos momentos no importaba en lo más mínimo y comenzó a preparar la cena al estilo muggle, eso le daría en qué pensar.
Después de un rato oyó que alguien entraba en la habitación, se volteó y vio a Hermione vestida con un pijama suyo blanco con rayas azules que le quedaba grande, su pelo estaba mojado pero aun así se marcaban sus salvajes rizos. No pudo evitar pensar que se veía increíblemente tierna, aunque para ser honesto desde que se había enamorado de su mejor amiga no podía controlar sus pensamientos.
Cenaron en total silencio, luego se pusieron a ver películas en la televisión. Hermione comenzó a quedarse dormida lentamente y se recargó en el hombro de Harry. Al estar seguro de que su mejor amiga estaba dormida arriesgó una mirada, sus ojos estaban cerrados y relajados, su boca estaba curvada en una ligera sonrisa. Parecía un ángel.
"Un ángel que no es tuyo" se recordó mentalmente.
Olvidó el televisor encendido y todo lo demás a su alrededor, simplemente se limitó a observar su bello rostro, se contentaba con eso. Sin saber cómo se inclinó hacia ella y depositó un tierno beso en la mejilla de la castaña. Se acomodó y entró al mundo de los sueños.
Al día siguiente Ron vino pidiendo perdón y Hermione cedió como siempre, Harry los observó desde la distancia, imaginándose que era a él a quien la castaña abrazaba y besaba.
¿Por qué lo que más quería nunca era suyo? Primero sus padres, Sirius, Lupin y ahora… Hermione. Ella nunca sería suya, porque eran hermanos, hermanos del alma para ella y eso no lo iba a perder por nada del mundo tanto mágico como muggle.
No podía arruinar esto.
