Aquella chica rubia se empezó a morder las uñas con una velocidad monstruosa, mientras veía por el transparente cristal de su ventana con cierto miedo y nervios, no podía creer que un estúpido pensamiento la tenia así.

La ventana daba a la calle, la cual por ser de noche estaba en completa tinieblas, se acerco un poco más a la ventana viendo que su visión estaba muy restringida por la oscuridad, al pasar unos minutos pudo encontrar lo que estaba buscando desde hacía rato, aquel cosa o mejor dicho persona la llevaba acosando desde que había salido de la escuela, ya hace unas horas, tenía una capucha de color blanca que cubría casi toda su cabeza y unos pantalones de color negro, aun que por la falta de luz, no lo podía ver bien, estaba segura de que le estaba sonriendo sádicamente.

Un gran terror recorrió todo su cuerpo dejándola inmóvil, no sabía bien el por qué, pero de tan solo verlo le daba un gran terror, en un rápido movimiento saco su celular y empezó a teclearlo su marcando a la policía.

-hola, cual es su emergencia- le contesto al padecer una señora por el tono de su voz, el cual también dejaba deducir que era una señora algo grande de edad.

-alguien sospechoso esta deambulando por mi casa-dijo la muchacha con terror, mientras se aguantaba las ganas de llorar, tantas emociones la habían sobre cargado.

-¿estás sola?-le pregunto la señora, mientras trataba de idear una manera de ayudarla.

-sí, mis padres están de viaje-le contesto la rubia

-hay un lugar donde te puedas esconder- dijo la señora

-si-

-escóndete y dime donde vives-le dijo la señora con cierto temor, habían pasado hace meses unos asesinatos, muy parecidos entre sí, dejando en duda que fueran varios asesinos e indicando que era un asesino en serie, las características que la chica le había dado se parecían mucho a los que los pocos testigos le habían dicho a la policía.

-listo, me encuentro en la colonia san francisco, mi calle es presa tintero y el numero es 5611-le dijo la rubia

-ahora no te muevas de ahí, enviare unas patrullas entendiste-le dijo la señora.

-ho por dios, ho por dios-susurro una y otra vez la muchacha con temor, mientras tomaba con gran fuerza el celular, y su respiración se hacía entre cortada por el miedo.

-¿qué pasa?-pregunto la señora inquietada.

-ya está en la casa-dijo entre cortadamente.

El lugar se quedo en total silencio, la joven rubia no decía nada por estar atenta a los movimientos del intruso y la señora no sabía que decir o que instrucciones dar, las patrullas tardarían un poco en llegar por lo alejado de la zona y tal vez ya seria demasiado tarde como en los demás casos.

Una música lenta y relajante se empezó a escuchar por toda la casa, que en ese momento paso de ser relajante, a ser aterradora para la joven rubia que había perdido el hilo de los pasos del intruso por lo fuerte de la música, que bien ya podía estar en cualquier lugar de la casa y eso aterraba a la joven.