El Potterverso es de Jotaká.

Este fic pertenece al Intercambio de regalos 2014 del foro La Sala de los Menesteres.


{ Este fic corresponde a una de las peticiones de jessyriddle, en la cuál solicitaba un Draco/Lily Luna, con características que no voy a comentar por aquí para no develar parte de la trama a lectores desprevenidos. Será subido en varios capítulos, cada uno separado en tres drabbles o viñetas.

Jessy, te quiero comentar que me divertí mucho escribiendo esta petición, porque apenas la leí fue la última que pensé que podría hacer y, sin embargo, fue la que más me inspiró. No sé si es tal como la querías, pero exprimí al máximo mi imaginación para poder traer algo que te gustase :) ¡Que lo disfrutes! }


«LIRIOS PARA UN DRAGÓN»

Por Victoire Black.

I. El comienzo.

En su vida Lily Potter jamás hubiera pensado que iba a terminar de aquella forma. Todo había comenzado como cualquier otro día… Si aquel no hubiera sido el día previo a su casamiento. Con veintitrés años, trabajando en una de las revistas más populares de todo el mundo mágico europeo, con un novio extranjero al pie de un casamiento digno de una princesa, jamás hubiera hecho lo que hizo.

Y hasta años después seguía preguntándose por qué.

¿Cómo había llegado hasta aquel punto? ¿Qué la había motivado a moverse de esa forma por el mundo, por un mundo que hasta aquel día no había explorado demasiado? En el fondo de su ser lo sabía, aunque nunca había querido admitirlo. Era un pequeño pájaro molesto que picoteaba su cabeza y corazón repitiendo siempre la misma palabra: "despecho".

—Es increíble —comentó con ironía Amelia, su mejor amiga, al enterarse del artículo estrella de la última edición de Corazón de Bruja.

—¿Será verdad?

—¿Eres idiota, Lily? ¡Claro que es verdad! ¿No ves las fotos? ¿No ves las cartas enviadas con su propia letra? ¿No coincide todo eso con las cosas extrañas que le venían sucediendo? —Se notaba a leguas que Amelia no se tomaba el tema a la ligera.

—Es que… —No podía ni quería creerlo—. No sé, no veo en Mason alguien que podría hacerme eso.

—Lily, hablemos en serio y seamos claras —se quejó Amelia—. ¿Te das cuenta que te casas mañana con un chico que te metió los cuernos durante años?

La menor de los Potter se quedó sin respiración. Sí, se daba cuenta, pero hasta ese momento no le había puesto tal etiqueta a lo que había visto, y eso le partía el alma. Hizo silencio durante un buen rato, hasta que finalmente levantó la cabeza y miró a su amiga a los ojos.

—Sigo queriendo mi despedida de soltera.

Acto seguido, se levantó y, sin siquiera despedirse, salió del lugar.


II. La noche de Londres.

El cerebro de Lily estaba completamente embotado, y parecía estar viviendo su presente a ojos de alguien más. A decir verdad, jamás había tomado tanto como aquella noche en la que el mundo parecía estar del revés.

Ella. Un hombre desconocido. Una cama que no era la suya. Gritos y risas. Desde su lugar de espectadora, todo le parecía divertido. Como protagonista, aún no terminaba de entender lo que estaba haciendo. Ya lo entendería más tarde… O al menos si lo recordaba.

Veía al hombre un poco desdibujado, aunque estaba segura de no conocerlo para nada. Aún así, ¿por qué le resultaba un poco familiar? El cabello, la voz…

—¿Cómo te llamas? —preguntó en un momento, a pesar que de su garganta saliera una frase no demasiado clara.

—Soy Malfoy —se presentó el hombre, separándose un poco de ella y comenzando a arreglarse la ropa—. Draco Malfoy.


III. Habitación de hotel.

Lily Potter despertó en un lugar desconocido. Apenas abrió los ojos, algo dentro de sí le dijo que las cosas andaban mal. Se había acostumbrado tanto a levantarse antes del amanecer para ir a trabajar, que la luz que entraba por la ventana se le antojaba totalmente fuera de lugar.

Miró el reloj en su muñeca, intentando enfocar la vista. Ambas agujas estaban en el punto más alto. ¿De qué le sonaba eso? Estaba mareada, con un dolor de cabeza que apenas la dejaba ver, y un recuerdo intentando asomar… ¿Qué día era? ¿Qué hacía allí?

El corazón se le detuvo por unos instantes.

No, no era posible. Miró alternativamente el reloj y la ventana, una y otra vez. Las doce, las doce… ¡Debería haber estado casándose hacía ya media hora! Sacó los pies de la cama con velocidad, aunque rápidamente vió como el suelo se le acercaba; logró agarrarse a tiempo antes de caer. Rió despreocupada, aunque sentía que el pulso se le aceleraba cada vez más.

Aquello no le podía estar pasando. ¿Cómo era que nadie la había despertado? ¿Por qué no se habían preocupado al no verla llegar al altar? Su vestido estaba descansando en el armario… «Aunque no en el de esta habitación», le señaló una voz dentro de su cabeza. En ese momento, todo tuvo sentido, aunque no de la forma que Lily hubiera deseado.

Recordó de golpe el artículo en Corazón de Bruja, la charla con Amelia, su despedida de soltera en aquel bar, la cantidad de tragos que había tomado, aquel hombre desapareciendo con ella hacia un hotel… Hacia ese hotel. Todo le dió vueltas. Jamás había tenido tan pocas ganas de casarse como en ese momento, cuando el horario de su boda ya había pasado.

Y, extrañamente, no le importaba.

Encontró su capa sobre una silla, y su varita sobre la mesita de luz. Intentando que la cabeza no le explotara, pensó en su vieja habitación de la casa de sus padres… Y desapareció.