Mentiras

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Hola volví con otro drabble.


—Realmente crees que me importas si quiera.

—¡Claro que sí! —Mu con lágrimas en los ojos veía al que alguna vez fue un amable y honorable caballero de Athena—. Conozco tu corazón Saga.

—Tú no conoces nada de mí Aries —exclamó con dureza el falso patriarca.

—Te equivocas, tú no eres así, nunca has sido así, tú...

—Solo fuiste una distracción, solo una entretención.

—No me mientas Saga, no puedo creer tus palabras —Mu en su interior sabía que lo que Saga le decía no era verdad, al menos su corazón no podía creerlo.

Una sonrisa malvada adorno el rostro del geminiano, sus ojos indiferentes y algo sádicos miraron al carnero, este retrocedió instintivamente, algo no estaba bien, él no era Saga, su Saga.

—Tú ya no eres de mi interés Aries, por lo que te voy a ordenar que no vengas más ante mí, ya he vivido demasiado con esta farsa, no me complace tu compañía. No cuando tengo de tanto de donde elegir.

—No me hagas esto, por favor... —Mu suplicaba que su Saga lo escuchase, ese que estaba a un al interior de su alma, aquel a quien ama.

—Márchate.

—No

La negativa de Mu comenzaba a fastidiar a Saga, debía hacer que el ariano se fuera de cualquier forma, aunque significara herirlo en lo más profundo, si él estaba lejos del santuario, estaría a salvo de todo, estaría a salvo de él.

—Mu ya no me satisfaces en la cama, y tu presencia me hastía, no quiero verte más —El lemuriano abrió grande los ojos por las duras palabras de Saga, este le devolvió una mirada sumamente fría.—Eres una molestia, no significas nada para mí, nunca te amé como creíste, como ya te dije solo fuiste un pasatiempo.

Mu sintió como su corazón se hizo trizas, no podía aceptar con facilidad las palabras, sin embargo su mente le decía que todo era verdad, que Saga nunca lo quizo, y que solo fue un juguete, el deseaba con todas sus fuerzas alejarse.

—Ahora que ya sabes todo lo que pienso Aries vete, no quiero que estés aquí cuando llegue el caballero de escorpio.

Mu aunque ya bastante herido no pudo reprimir la pregunta que se formulaba en su interior.

—¿Milo?, ¿Por qué...?

—¿Realmente deseas seguir hiriéndote Aries?, nunca te creí tan masoquista. Pero por si quieres saberlo sí, Milo es tu reemplazo, el a diferencia de ti me complace en un grado mucho mayor, y no solo eso su belleza también es superior, es todo lo que necesito y más.

Mu estaba demasiado lastimado, su corazón fue hecho añicos, y no solo eso, sino que fue humillado por la persona que más ha amado. Sin pensárselo dos veces salió huyendo del salón patriarcal y del mismo santuario, no volvería más a ese lugar, no al menos hasta que su deber se lo dictará.

Saga había sido el asesino de su maestro, y ahora era el asesino de su corazón y del amor que sentía.