Noventa y siete, noventa y ocho, noventa y nueve y cien.

No importa hasta que número contará, parecía que el sueño nunca llegaría a él. Dio vueltas en la cama intentado otras posiciones para dormir pero tampoco sirvió.

Al final se dio por vencido y Garen decidió que lo mejor que podía hacer era era hostil.

Se colocó su armadura y se puso calzado. Bajo las escaleras con sumo cuidado, Luxana estaba durmiendo en la habitación de un lado y no quería perturbar su sueño.

Hacía unas semanas en las que no podía dormir, el recuerdo de todos era compañeros que habían muerto por Demacia, los muertos a manos de noxianos era una carga pesada. Había sido en las semanas en donde recordaba todas las cosas que había pasado con sus compañeros diferentes, con sus amigos y seres queridos que había caído en batalla. Sus fantasmas han ocurrido por el hecho de que podrían haberlo evitado, pero ya era tarde para comprobarlo.

Abrió la puerta de su hogar y salió.

Era la madrugada y por eso no se sorprendió que hiciera tanto frío, aún así no se pudo evitar que fuera una repentina corriente de aire frío que hace que las hojas de los árboles temblaran.

A pesar de que era de noche, Garenita escucha los grillos y los animales del bosque que estaba cerca de su casa.

Se dirigió con firmeza al área de entrenamiento que había instalado cuando era niño pero que aún era como si fuera nuevo.

Justo cuando estaba por llegar, una luz iluminó su camino y tuvo que entrecerrar los ojos por el resplandor. Corrió los pocos metros que quedaban solo para encontrarse con Lux que blandía su báculo.

Ella detuvo toda acción en el momento en que sus miradas se encontraron. Y Garen suponía que ella se preguntaba por lo mismo que él.

¿Que hace ahí?

Lux colocó un mechón de cabello dorado detrás de su oreja y le sonrió. La luz de la luna le permite ver un Lux con ropa deportiva de color azul.

-Hermano- dijo ella con timidez-, lo siento ¿Te despertó?

El negó con la cabeza con el ceño fruncido, había estado despierto y aún así no había escuchado un Lux bajar por las escaleras ni había escuchado cuando abrío la puerta.

-¿Desde cuándo estás aquí? - pregunto finalmente con uno de sus brazos en la cadera y la otra sosteniendo su espada.

-Probablemente hace tres horas- Fue la respuesta de su hermana menor y siguió con su entrenamiento.

Garen no dijo otra cosa y se envió a un tronco que servía como banco.

Empezó a sacar un filo a su gran espada con una piedra de amolar. Apesar de que la desconfianza de la magia puede ser desconfiar de su querida hermana. Le has costado aceptar que hermanita fuera de una maga pero al final, que no importaba si ella era maga, guerrera y otra, Lux nunca dejaría de ser Lux.

El sonido de la piedra y los hechizos de Luxana era el único que llenaba el vacío. Ninguno de los hermanos tenía dicho la palabra, concentrados en lo que ya no lo sabía.

-¿No puedes dormir? - al final fue el que hizo, el resto entre los dos, Garen siguió en su propio pero también así contestó:

-No.

También puede dormir.

Garen dejo lo que hacía para mirar, Lux le sonrió y siguió con sus hechizos.

Para Garen era extraño que Lux no fuera a despertarlo como cuando eran niños. Cuando Lux se colaba en su habitación diciéndole que no podía dormir.

Si Garen debía admitir la debilidad, esa era Lux. No se puede negar nada a esa niña con cabello tan dorado como el sol, con sus grandes y brillantes ojos azules. No podía negarle nada cuando sonreía y le decía que era su héroe, cuando ella lloraba y sus ojitos brillaban con más intensidad por causa de las lágrimas.

A pesar de sus diferencias, ella siempre acudía a él para cualquier problema que tuviera y él la ayudaba con gusto.

Quizá no había acudido a él por que ella ya no era una niña, así que no había podido evitarlo si tenía algo malo con su relación.

Probablemente Lux noto que Garen tenía una mirada extraña en su rostro siempre serio.

Ella se acercó a él, su rostro estaba perlado de sudor a causa del entrenamiento. Le tocó el hombro con suavidad.

Garen no podía evitar que la confianza de Luxana era algo de las tantas cosas valiosas que había perdido.

-Hermano? - la suave voz de su hermana lo sacó de sus pensamientos y volvió al rostro hacia ella.

Lux lo rodeó con sus brazos y beso su mejilla.

-Si, no te dije que fue por lo que no quería despertarte- dijo ella aún abrazando a su hermano.

-Ya veo- Garen suspiro con alivio y regreso el abrazo con cuidado, era consciente de la diferencia de tamaños y de la memoria.

Garen tenía amigos realmente fieles y sabían que querían y también los tenían. Y a pesar de que también fueron su familia, perdieron a los amigos a su hermanita.

-Sabes que siempre confiaré en ti.

Fue lo que dijo Lux.

Y Garen se siente realmente estúpido, Lux le conocía tan bien que sabía en qué pensaba.

Supo que a pesar de sus problemas y de todo lo que había perdido, la confianza y el amor de su hermana era algo que tenía por siempre.

Jamás olvidaría a sus compañeros y familia, el recuerdo de todos ellos ayudaría a seguir adelante, a esforzarse por su nación, por él y por su hermana.

Garen no entreno esa noche por no poder dormir, después de hablar con Lux, los dos se adentraron a su hogar y fueron a dormir.

Esta vez Garen no tuvo tiempo para contestar, en cuánto tiempo se quedó su camada como un tronco.

Era una lástima que tenía que levantarse temprano.

FIN.

Si llegaron hasta acá:

Felicidades, por soportar lo que acabo de escribir. Disculpen si hay falta de ortografía y espero, de verdad que hayan disfrutado la lectura :)