Disclaimer Crepúsculo no me pertenece.

Summary Los Cullen se han ido a vacacionar y sólo se han quedado en casa Emmett, Jasper y Bella. ¿Qué pasará cuando Edward les encomiende a sus hermanos cuidar y proteger a Bella? ¿Podrán sobrevivir todo ese tiempo juntos sin meterse en problemas?


Mi peor pesadilla

– ¡Vamos! ¡Anota, anota, anota! ¡Vamos! –se escuchaban los rugidos de Emmett cada cinco minutos cuando su equipo predilecto estaba a punto de anotar.

Estábamos sentados Emmett, Edward y yo en la sala de su casa mirando un partido por la televisión. El hermano de mi apuesto novio estaba demasiado concentrado mirando el juego y tratando de no golpear la mesa ratona frente a él, que no se daba cuenta de nosotros dos. De hecho, él el único que estaba prestando atención a la televisión. Edward jugaba con mechones sueltos de mi cabello mientras observaba el juego y reía por lo bajo cuando me sonrojaba y agachaba la vista cada vez que su mano fría, cuando colocaba un mechón detrás de mi oreja, me rozaba y hacía que mi corazón saltara desbocado.

–Oigan, ustedes dos enamorados, ¿Alguno sabe qué hora es? –Emmett preguntó haciéndome saltar en mi asiento. Edward estaba a punto de besar mi frente hace unos momentos y la estruendosa voz del hermano de mi novio me hizo saltar sobresaltada, no creía que nos estaba prestando atención, aunque claro, siendo un vampiro seguro estaba pendiente a todo.

Estaba más roja de lo que ya estaba hace unos minutos, haciendo a Emmett reír fuertemente. Traté de aparentar que no estaba avergonzada y le enseñe la lengua infantilmente. Cosa que lo hizo estallar en carcajadas, mientras Edward se unía a él. Perfecto. Estúpidos vampiros dotados de un sentido del humor tan simple.

Le di un golpe a Edward con mi codo y se enseguida se enderezó y se calló. Emmett seguía ahogándose de risa y le puse los ojos en blanco. ¿Qué tan infantil podía llegar a ser? Me preguntaba cómo era posible que Rosalie lo hubiera soportado por todos esos años que llevaban juntos. Era obvio que siempre había actuado así, y que con el paso de los años no hubiera mejorado, sino todo lo contrario. Aunque claro, ella también llegaba a cansarse de él, ¿no? Tal vez era por ese motivo que decidió ir con Carlisle y Esme hacia Denali a visitar al clan vecino y había insistido fervientemente en que su esposo no los acompañara, o tal vez quería unas vacaciones, o pasar un tiempo con sus padres. La verdad, no lo sabía. No conocía a Rosalie lo suficiente como para saberlo y era obvio que ella nunca me lo diría. Probablemente yo era la persona que ella más odiaba en este mundo.

Me estremecí y Edward rápidamente se quitó su chaqueta y la colocó por encima de mis hombros, pensando que lo había hecho porque tenía frío, y yo agradecía que hubiera pensado eso, ya que ahora tenía el dulce aroma que emanaba de su chaqueta a pocos centímetros de mi nariz. Después de un rato más, Emmett al fin cerró su boca. Me dijo que si pudiera, hubiera redamado una que otra lágrima entre tanta carcajada. No pude evitar reír ante su comentario, era realmente estúpido, pero mi enfado hacia él se disipó rápidamente. Un cambio emocional bastante radical, como solían suceder cuando Jasper estaba cerca.

– ¡Jasper! ¡No uses tu don sobre mí! ¡No esta vez! –grité en dirección a la escalera. Jasper se encontraba en el piso de arriba, pero estaba segura de que podía escucharme.

–Lo lamento, Bella. Tu mal humor me estaba contagiando y estaba a punto de romper una mesa –se disculpó él alzando la voz sólo para que yo lo escuchara.

–Oh –solté e inmediatamente mis mejillas se tiñeron de una tonalidad rojiza –lo siento, Jasper.

Todos rieron por lo bajo, haciéndome sentir aún más avergonzada de lo que ya me sentía. Edward besó mi coronilla y pasó su brazo por mis hombros. Seguimos viendo el partido, aunque ya nadie le daba importancia. Emmett, porque su equipo estaba a punto de perder; Edward, porque seguía jugando con mi cabello sólo que esta vez ya no simulaba interés por el juego; y yo, porque mi cabeza divagaba como siempre lo hacía cuando su fría piel rozaba con la mía. De pronto, Edward y Emmett levantaron la vista y miraron por la ventana, como si los hubieran llamado.

– ¿Alice esta cerca? –aventuré. Posó su mano sobre mi pómulo y recorrió mi rostro con las yemas de sus dedos, haciendo que el pulso se me disparara una vez más.

–Sí, acaba de doblar al camino que conduce hasta aquí. Al parecer, tiene prisa y algo importante que decirnos, o más bien, a mí –me susurró al oído. Con mi vista periférica, pude ver una mueca en su bello rostro, y me pregunté qué era lo que Alice quería decir. No tuve que adentrarme demasiado en el asunto, ya que en menos de dos minutos, Alice ya estaba danzando frente a mí, y me abrazaba con un brazo mientras que con el otro, también sujetaba a su hermano.

–Chicos, tengo algo que decirles en calidad de urgencia. Podría decirse que es una emergencia –nos dijo mientras nos soltaba y se dirigía a Emmett y le daba unas palmaditas en la cabeza. Me reí y él me enseñó su lengua. Alice apagó la televisión y se colocó frente a nosotros con un aire superior –Sé que te encantará, Edward.

Edward, sacudió su cabeza negando y me atrajo a su lado –Ni lo pienses, no voy a dejar a Bella –mi cuerpo se sacudió violentamente. ¿Alice quería convencer a Edward de que me dejara? No podía soportar la traición de Alice hacia mí y mucho menos considerar la posibilidad de que lograra lo que deseaba y Edward me dejara. Una vez más.

–Alice… ¿porqué? ¿Acaso ya no me quieres en la familia? –susurré mientras trataba de tragar el nudo que se me había formado en la garganta. Ella me miró sorprendida y negó rotundamente con la cabeza.

–No, Bella. No se trata de eso. Se trata de ti, pero no de esa forma –me abrazó fuertemente y besó mi mejilla –No se trata de que si quiero o no conservarte en la familia, que claro está, si quiero. Se trata de una oportunidad única. –Me sonrió abiertamente y se giró para ver a Edward –Y tú, apreciaría que no dijeras cosas como esas. Mírala, está más pálida de lo normal. Y por favor, no digas que no antes de tiempo.

–Lo siento, Bella –Edward ignoró lo último que ella le había dicho y se dirigió a mí con el dolor grabado en sus ojos y en sus facciones –Sabes que no volveré a hacer algo tan estúpido y egoísta. Te he hecho una promesa. –me dedicó una sonrisa, mi favorita, y besó mi cabello.

No pude hacer nada más que devolverle la sonrisa, mi cabeza me daba vueltas y no se me ocurría nada sensato que contestarle. Alice y Emmett pusieron sus ojos en blanco en cuanto Edward me recordó su promesa; a veces, ese par era realmente odioso. Alice subió las escaleras y en menos de cinco segundos, ya las estaba bajando junto con Jasper, que sujetaba su mano.

–Bueno, ¿y cuál es la noticia? –inquirió Emmett cruzando sus gigantescos brazos.

–Como ya dije, se trata de una oportunidad única en la vida. –Alice comenzó mientras paseaba de un lado al otro de la habitación y Jasper se colocaba lo más lejos posible de mí. Al fin paró de andar y se giró para poder vernos. En su rostro estaba grabada la ansiedad que tenía –Va a realizarse el más grande desfile de modas nunca antes visto por la humanidad, y yo tengo que estar ahí.

Todos rodamos los ojos y nos echamos a reír. ¿Esa era la emergencia? Bueno, viniendo de Alice seguro que si era algo urgente y serio. Alice nos dedicó una mirada asesina que nos hizo callar, entonces ella comenzó a reírse, seguramente de nuestras expresiones. Todos nos unimos a sus contagiosas carcajadas.

– ¿Pero qué tiene que ver conmigo? ¿Dónde entro yo? –pregunté sin pasar por alto lo que Alice me había dicho. Me involucraba a mí, pero no veía la forma en que lo hacía.

–Bueno, también habrá eventos en la ciudad que podrían interesarles a Edward. Una serie de conciertos. De piano, violín, y el gran concierto de la orquesta. Pero eso no es todo; te tengo una sorpresa, hermano–miró a Edward y le dedico una gran sonrisa de complicidad –Se presentarán los mejores músicos y compositores del mundo.

Los ojos de Edward se abrieron por la sorpresa y la emoción. Nada le interesaba más que la música y las artes, pero cuando Alice mencionó que tocarían los mejores del mundo, él estuvo a punto de brincar en su asiento, o algo parecido. Edward disfrutaría demasiado, probablemente más que ningún otro de los asistentes al programa; y así, podría acompañar a Alice en su viaje. Edward me miró, en sus ojos se podía leer una expresión muy inusual en él, y sujetó el puente de su nariz con los dedos crispados. ¿Qué le pasaba? ¿Qué no estaba feliz hace tan sólo unos momentos porque iba a viajar con Alice?

–Oh –solté en cuanto lo comprendí. Edward y Alice se iban a ir, más sin embargo, yo no. Yo me quedaba aquí en Forks. Edward me volvió a mirar aún con esa expresión en su rostro, probablemente, mi rostro reflejaba la suya. Iba a ser doloroso separarme de él por tanto tiempo, pero tenía que dejar que fuera con Alice. Se merecía un poco de diversión. Le di un golpe con el codo, animándolo. –Ve, diviértete. Yo me quedaré aquí. No te preocupes, trataré de no meterme en ningún problema o exponerme a una situación de peligro mortal. –bromé.

A Edward no le pareció tan graciosa mi pequeña broma como al resto, que reía por lo bajo. Cerró los ojos y volvió a sujetar el puente de su nariz. Le di unas ligeras palmadas en su brazo. Después de un largo rato, abrió los ojos y recorrió con la mirada su piano, los miembros de su familia que estaban presentes y por último a mí. Le sonreí tratando de decirle que no se preocupara por mí, yo estaría bien sin él, ¿no?

– ¿Estas totalmente segura de esto, Bella? Sabes que puedo quedarme contigo si así lo deseas.

–Estaré bien, ve y diviértete. –le dije y mordí mi labio, no podía prometer que estaría bien.

– ¡Vamos, Edward! Sólo es una semana –Alice lo animó.

–Sí, Edward. Sólo 7 días, ciento sesenta y ocho horas, diez mil ochenta minutos, seiscientos cuatro mil ochocientos segundos sin Bella. Sobrevivirás. –Emmett dijo. Lo fulminé con la mirada al igual que Alice y Jasper. ¿Qué tan estúpido podía ser?

–Bella, tú tienes la última palabra –me susurró Edward. Me mordí el labio nerviosamente. Alice me miró, en sus dorados ojos se podía leer la súplica y la ansiedad. Podría sacrificarme por ella, ¿o no? Asentí lentamente la cabeza y Alice corrió a abrazarme. Le devolví el abrazo, y Edward besó mi mejilla. Alice me soltó de repente y se quedó mirando la nada. Jasper se paró a su lado en un santiamén y el resto de nosotros nos levantamos de nuestros asientos. Después de un minuto o dos volvió a la normalidad.

–Mañana partimos. –dijo sonriente.

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N/A: He aquí un nuevo fic mío subido el 1/01/10 porque espero que asi este año este lleno de fics :D Esto es algo que pensé que sería gracioso y una locura que traigo en la cabeza y hasta apenas pude plasmar. Verán, son vacaciones y salí de viaje pero en ningún lado encontraba internet, así que hice algo más 'productivo' x) (Nótese que solo escribo cuando no hay internet)

¿Un review? x)