¡Hola otra vez!
Cabe recordar que los personajes de esta historia no me pertenecen, ya que son de Masashi Kishimoto. Así mismo, que a esta historia sólo le falta el final, así que iré subiendo los capítulos más seguido. Aprovecho para mencionar que actualizaré todos los fics, y que terminaré algunos.
Sobre esta pareja, diré que es una de mis favoritas, y que si pueden recomendarme fics de ellos, estaré muy contenta de recibirlos. Ya saben, cualquier pregunta, comentario, o lo que tengan, no duden en escribirlo. Sin más, a leer.
-Namba64.
-Honorable jefe- Profirió después de que su tío terminó de hablar.- No creo entender lo que me ha dicho.
Sus ojos perlados miraron sin comprender a su tío, y en ellos, había cierto brillo de turbación. Las últimas palabras se repetían en su mente, pero sentía que estaba siendo preso de algún Genjutsu, porque era imposible que el honorable jefe de la casa Hyuga le hubiera citado aquella mañana en su salón principal para discutir un asunto importante.
El hombre mayor continuo sereno en su posición. Los años le habían vuelto más sabio, más paciente e interesado en su familia. Su cuerpo no revelaba la edad que tenía, pero su mente, aquella mente fría, calculadora e indulgente parecía tener más de cien años.
Sin sentir la intimidación que muchos otros sentirían al saberse bajo el escrutinio de uno de los ninjas más fuertes e impresionantes del mundo, contestó impasible.- Hinata ha declinado su herencia, además, ha decidido casarse con el Hokage. Como comprenderás, no la obligaremos a asumir la jefatura, después de todo, no es algo que debamos forzar.
Su rostro impertérrito evaluaba sus palabras. Reconocía que después de todo el daño la familia le había hecho a Hinata, forzarla a algo más, era inconcebible. Sin embargo, existían muchos otros miembros de la familia con más edad, habilidades o conocimientos que él; específicamente una miembro, que pese a su edad, había sido entrenada durante toda su vida.- Comprendo. Pero, su segunda hija, Hinata-sama también se encuentra en la línea de sucesión y he sido partícipe del entrenamiento que ha recibido desde su nacimiento.-Contraatacó, haciendosele difícil seguir los pensamientos de su propio tío. Sin buscar admitirlo, sus palabras mostraban lo desconcertado que se sentía. Ese mismo día, todo había comenzado con normalidad; había entrenado temprano, le había ayudado a su prima, de quien justamente hablaba, con un ninjutsu familiar, y después había acudido al cuarto sabio a petición de su tío, como lo hacía todos los jueves. Pero parecía que su rutina iba a cambiar, y aquello le molestó.
Detallando a su tío frente a él, comprendió que no podía tratarse de una broma; Hiashi-Sama sabía que le disgustaban, y él no era un hombre que participara en ese tipo de actividades. Pero…
No podía ser lo que le pedía…. era imposible.
-Conoces tan bien como los otros sabios y yo, que mi hija será una excelente Shinobi. Sin embargo, pese a que la entrenemos toda la vida nunca será capaz de ser la jefe de esta familia. No solo no posee las habilidades, la sabiduría, o el conocimiento para serlo, sino que no posee el entendimiento que alguien como tu conoces Neji. Ella no comprende el peso de las tradiciones, las implicaciones de las decisiones, o mucho menos, lo que significa cada miembro de esta familia.
Neji Hesitó. Examino con seriedad a su superior, recibiendo cada palabra con una profundidad que nunca pensó sentir. Claro que él conocía todo eso, y más sobre ser un Hyuga; sobre ser de la familia secundaria, sobre haber adquirido conocimientos, ninjutsus e inclusive genjutsus que le eran prohibidos por ser quien era. Endureció sus facciones; si, él conocía perfectamente el peso de una vida, de una decisión, él comprendía lo que significaba ser un líder, proteger y direccionar a la familia desde la tierna edad en la que fue despojado de una infancia cuando su padre murió, pero ser el líder de la familia secundaria no era nada, comparado a ser el jefe de toda la familia.
-No es mi intención ofenderle honorable Tío, pero usted también tuvo la misma educación que Hanabi. Ambos fueron hijos de la familia principal- acotó, no sin sentir cierta ira nostálgica al mencionar ello. Su tío lo notó con rapidez- Y pese a que Hanabi-Sama no esté lista aun, lo estará, de la misma manera que lo estuvo usted.
-Creo que no has comprendido sobrino- afirmo él, habiendo notado con pesar, lo que aun significaba hablar de eso para el hijo de su hermano. - No me interesa que Hanabi sea mi sucesora.- Pausó, regodeándose de haber percibido cierto asombro en su inexpresivo sobrino- No tengo duda de que podría llegar a ser la cabecilla de la familia. Pero como mencionas, tomaría mi mismo camino, y Neji, esta familia necesita a alguien que haya transitado por otro camino. Conoces otras perspectivas, otras respuestas y te has hecho amigo de personas como el séptimo, así que comprendo que además de ser hijo de tu generación, y de alguien tan brillante y excepcional como lo fue mi hermano, eres alguien que puede hacer a esta familia mejor de lo que nuestros antecesores lo han hecho.
Aquello captó por completo su atención.
Nuevamente su sobrino analizaba sus palabras a una rapidez excepcional; se mostraba paciente frente a sus palabras de viejo, y respetuoso frente a su trato. Hiashi Hyuga, observó con orgullo el hombre fuerte, varonil e inteligente en el que se había convertido el hijo principal de la segunda rama. Consintió que su hermano debía sentirse lleno de orgullo por haber traído al mundo a alguien como él, a alguien que sabía, cambiaría el rumbo de la familia entera.
-¿Por qué ahora?
Ahí estaba, parecía que estaba comprendiendo.
Abrió los ojos, sin ocultar la satisfacción y cariño que sentía por su sobrino, y le respondió con sinceridad:
-Han pasado muchas décadas desde que mi amado hermano murió- relató, notando como el rostro de su sobrino reflejaba en cortos segundos, la tristeza y el vacío de alguien que perdió no solo a un ser amado, sino a un guía, a un maestro, a un padre.- Con su situación, con su propia vida mi hermano me demostró que habían leyes, tradiciones y costumbres que debíamos transformar- Pausó. Esta vez, su cuerpo le exigía detenerse. Espero que los dolores en su corazón cesarán, pero Neji ya había visto su dolor.- Lastimosamente, mi tiempo se acaba Neji, aunque eso ya lo sabes- suscitó con una sonrisa de medio lado. Su sobrino era uno de los hombres más jóvenes en dirigir un escuadrón ANBU, pero además de ser inteligente, fuerte y audaz, Neji era un hombre sabio que sin quererlo, se había convertido en el mejor Hyuga que hubiera conocido su apellido, ni siquiera sus antecesores, los fundadores del clan, refutarían lo que pensaba. Por esto, que se enterase de su situación, sin siquiera ser un médico, no le sorprendía.-Tengo que ser honesto contigo Neji- Continuó, llamándole la atención- No podré seguir siendo el jefe de este clan, mi salud me lo prohíbe y Hirobi se molesta cada día que ocupo este asiento- exclamó apenado, destensando el ambiente al recordarle a Neji, su amorosa y temperamental tía. - Los sabios están de acuerdo.
Y con eso último Neji terminó de escuchar la propuesta de su señor, el jefe Hiashi Hyuga. No había querido notar que el imponente y poderoso patriarca del clan se encontraba mayor, tanto, como lo era alguien que había participado en cuatro guerras de la aldea escondida entre las hojas. Él tenía veintisiete años, había luchado en dos de esas guerras, y no cuestionaba que era alguien capacitado. Pero ser el jefe de una de las familias más antiguas del mundo, era algo que lo consternó a niveles que no podía controlar.
-Tiene que haber alguien más calificado- se excusó, con su impersonal voz y un rictus en su frente que expresaba su opinión. Sentado como estaba, se enderezó más, notando lo jorobado que se encontraba el hombre de sesenta años frente a él.
-No lo hay, y me temo que comprendes la grave situación que está enfrentando la aldea en estos instantes- continúo, no dándose por vencido con su propuesta, porque lo era. Neji había sido desprovisto de la cárcel que lo encerraba por ser de la familia secundaria desde el momento en el que le reveló la carta que su hermano le había dejado, muchos años atrás. Por esto, no tenía el poder, ni el deseo, de obligar a su sobrino a nada. - Me temo que no seré capaz de defender a la familia en esta nueva guerra, y pese a que sé que sigues sintiendo rencor hacia tu apellido, aunque no quieras verlo, también sientes cariño y respeto por cada persona en nuestra familia; los conoces y comprendes a niveles superiores lo que significa ser un Hyuga, inclusive, mucho más que yo. Por eso Neji, respondo negativamente, no hay nadie más calificado que tu.
El silencio inundó la lujosa y monumental habitación pertenecientes a la casa principal. Ambos Hyuga se miraron con atención. El menor de ellos, discutía consigo mismo todo lo dicho, recordando la sonrisa astuta de su prima cuando le comunicó, días antes, que una sorpresa lo esperaba en casa ese día. Pese al caos mental en el que se veía envuelto, comprendió que frente a él tenía la oportunidad que nunca se le había ofrecido a alguien de su sangre, y además, la situación en la que se encontraba el jefe del clan. Pese a eso, recordando unos hermosos ojos jade, recompuso su rostro y observó con determinación a su maestro.
-Parece que ha tomado una decisión.-Pensó el mayor.
- La decisión que tomaré es importante a niveles que quizá no comprenda, honorable jefe, por eso, tengo que imponer algunas condiciones.-Informó, esperando alguna interrupción, pero su tío parecía estar esperando aquella reacción. -Se las informaré a usted y a los sabios de inmediato. Si las aceptan, entonces no tendré ninguna objeción en asumir la jefatura. Si esto es así, si son consideradas mis peticiones, pediré discreción sobre mi título, hasta que se haya vuelto oficial.
Su tío relajó sus facciones escuchando aquello. El peso que tenía en sus hombros parecía comenzar a diluir, y se regocijo, al advertir que frente a él, se encontraba el futuro líder del clan Hyuga. Asintió, con un sentimiento desbordante, las palabras de su sobrino y sin más, estableció con él que seguiría reuniéndose con los sabios y con él mismo para terminar de hacer lo que, desde los doce años, habían comenzado cuando le propuso convertirse en su alumno. Establecieron lo que harían, y la reunión se postergó hasta entrada la noche cuando los cinco sabios hicieron acto de presencia.
Neji Hyuga se asombró y admiró al escuchar los planes, proyectos e influencias que habían construido y proyectado; lo único que espero esa noche, en la que toda su vida acababa de cambiar por completo, fue que cierta persona pudiera comprender esa situación, y se decidiera a estar junto a él en ese camino tan difícil.
