Tarde de aburrimiento + escribirle un fic a una amiga de DenxNoru + historia que se te ocurre= Esta paranoia de oneshot de miedo.

He, espero que os guste 3

Este oneshot está dedicado a mi queridísima Khyria(númerosquenomesalensilopongocomoesporqueestacosaesunamierda) que gracias a ella (porque le tuve que escribir el fic) se me ocurrió esta gran paranoia de oneshot de miedo ^___^.

Bueno, tampoco viene tan mal, pues la semana que viene es Halloween ;)

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Era el baile de fin de curso. Odiaba que todas las chicas se le acercaran para pedirle a bailar. Y siempre obtendrían la misma respuesta. No. Pero ellas, al cabo de un rato le volvían a preguntar. Sonaba la canción más horrible que había escuchado en su vida. El gimnasio estaba decorado con calabazas, telas de araña, insectos por aquí y por allá, y con una luz muy tenue. Casi a oscuras. Todo el mundo iba disfrazado de lo mítico de las películas de miedo. Parecían que se habían puesto de acuerdo. Especialmente, con los vampiros. Odiaba a los vampiros. Les resultaba asquerosamente vomitivo. Estaba sentado en una silla, lo más apartado que pudo de la puerta de los lavabos, de la música y de la pista de baile. Quería estar solo, ya que le obligaban a venir, que no le molestaran. Iba vestido con un traje de lo más simple. Con un traje de esmoquin, y una flecha le atravesaba la cabeza, no literalmente. Su pelo rubio, iba peinado como siempre, con el flequillo para el lado y con un pasador en forma de cruz en el otro lado sujetándole el pelo. Se había dibujado un poco la raya del ojo, para adornar. Cruzó las piernas y los brazos simultáneamente. Vaya mierda de fiesta. Era peor que la del año pasado. Por lo menos, pensó, el año pasado, fue una fiesta ambientada en la "robótica". Este año, era de Halloween. Demasiado típico. Ahora sonaba una canción de Marilyn Manson que era perfecta para la ocasión. Pues, eso mismo pensaba el noruego que era un truño de baile.

Babble babble bitch bitch
Rebel rebel party party
Sex sex sex and don't forget the "violence"
Blah blah blah got your lovey-dovey sad-and-lonely
Stick your STUPID SLOGAN in:
Everybody sing along.

Para colmo, la gente empezó a corear la canción y bailarla. Le entraron unas ganas locas de arrancarse el pelo de cuajo. No lo soportaba más, así que se levantó dispuesto a irse. Chocó contra algo que le hizo volverse a sentar. Mientras se tocaba la cabeza, en la parte con la que se había chocado, miró hacía arriba para ver a un joven vestido de vampiro. Oh, no. Era Den, un chico de intercambio de Dinamarca. Iba a un curso superior al suyo. Le sonrió y el joven apartó la mirada. Solo faltaba él, para esta ensalada podrida de baile. Den se inclinó y le cogió la mano y la besó. El noruego sintió un leve rubor en sus mejillas y apartó su pálida mano de la manaza de Den.

- Bueno, solo venía a pedirte un baile.

"No", pensó pero por algún motivo que el noruego desconocía asintió con la cabeza.

Aturdido por su propia respuesta, el danés le arrastró hacía la pista de baile. La gente les miró raro, pues nunca se había visto que dos chicos bailaran juntos. A Noru se le revolvió el estómago. Estaba bailando con un tío, danés, disfrazado de vampiro (cosa que no podía odiar más en el mundo de los disfraces), pero de pronto, empezó a pensar en otras cosas. Estaba bailando con un tío, danés, rubio con el pelo de punta, disfrazado de vampiro y unos ojos azules clavándole la mirada… todo junto, le hacía verle más atractivo. Entonces se dio cuenta, porque la gente los miraba. Eran la mayoría, chicas, celosas de que dos chicos, de los más guapos bailaran juntos. La mayoría, sonrojadas y soltando risitas nerviosas. No sabía porque, pero a Noru eso le satisfacía. Sonrió, tampoco parecía tan malo. Den colocó su mano, que llevaban guantes, en el trasero del noruego. Éste pegó un respingo y se separó del danés.

- ¿Q-qué pretendes? – preguntó.

- Nada, solo… te tocaba el culo, ¿puedo? – sonrió, y el noruego pudo apreciar que sus colmillos sobresalían un poco más de lo normal, cosa que le puso muchísimo sin saber el motivo.

El noruego, sintiendo de nuevo esa atracción, se acercó de nuevo al danés y colocó su delicada mano en la manaza del chico disfrazado de vampiro. La mano del danés, volvió a su trasero, pero esta vez, Noru hizo como que su mano no estaba ahí. Se pegaron aún más. El danés, dejó que el noruego posara su cabeza en su pecho musculoso que podía notarse a través de la camisa blanca y el traje negro del disfraz. La capa de vampiro del traje ondeaba con sus pasos. El noruego empezó a sentirse aturdido.

- ¿P-podemos salir afuera? Me siento algo mareado.

El danés asintió, y le arrastró pero esta vez a la parte de atrás al jardín, saliendo del gimnasio. Allí también estaba algo decorado pero menos ornamentado que en el interior. La música, más débil, sonaba de fondo. Se apoyaron en la barandilla de la escalera. Una brisa de aire fresco le dio en la cara. Eso le ayudó bastante. Notó las manos del danés rodeándole la cintura.

- Odio a los vampiros.

- ¿Ah, sí? Te recuerdo que estás bailando con uno. – le respondió Den.- ¿Sabes? Voy a hacer que ames a los vampiros. Si me dejas, claro.

El noruego asintió y la mano del danés le obligó a darse la vuelta, quedando uno enfrente del otro. El danés seguía con la mano asediada en su muñeca. Noru hizo una mueca del dolor. Den aflojó un poco, pero siguió agarrándole de la muñeca. Le hizo inclinarse hacía la barandilla, y el noruego sintió el borde en su espalda. El joven rubio con el pelo en punta, clavó sus ojos azules en los de él, y con la otra mano le apartó el flequillo al noruego de los ojos. El noruego desvió la mirada. Sabía lo que iba a pasar, y en parte tenía miedo. Nunca había besado a nadie, porque nunca le había interesado. Pero esta vez, era la primera que alguien le atraía tan fuertemente. ¿Y si lo hacía mal? Pero estos pensamientos se esfumaron al sentir los carnosos labios del joven en los suyos. Sus bocas, sus labios, se fusionaban siendo uno. Notó la presión de los del danés oprimiendo los suyos, con fuerza. Su lengua entró en contacto con la suya. El danés, ferozmente, movía los labios con agilidad en los del noruego. Con intensidad. Cada vez, le besaba más fuerte, incluso haciéndole daño. El noruego, decidió arriesgarse y mordió el labio inferior del danés. El danés se apartó, y los dos aprovecharon para tomar aire. Pero cuando volvieron a besarse fue más intenso todavía. El danés agarró los pelos de la nuca del noruego, obligándole a estirar el cuello del dolor, aproximándose más al rubio pelo pincho. Colocó una mano en la barandilla para tener algo que le impidiera caerse por ella, porque cada vez se notaba que su cuerpo estaba afuera de ella y que se caería en un momento a otro. El danés colocó una mano en su cadera y lo atrajo hacía él con fuerza, separándole de la barandilla. El noruego con el impulso, sus manos volaron gráciles hacía el cuello del danés rodeándolo. Den siguió besando al noruego. Se sentía uno los dos juntos. El noruego se separó del joven, y se quitó la chaqueta negra del esmoquin y la dejó en la barandilla. El danés lo volvió a agarrar de la muñeca y lo atrajo de nuevo hacía él. Con una mano le desabrochó el botón del cuello de la camisa, y luego el siguiente, hasta que se pudo apreciar la delicada clavícula del joven noruego. El danés acarició su cuello, y se relamió. El noruego sonrió y agarrándole del extremo del cuello de la capa lo aproximó a él y plantó un beso en sus labios.

- Me atraes. – le susurró al oído.

- Eso es lo que quería oír… -le contestó el danés con una voz algo más grave de lo normal.

El noruego clavó sus ojos en los de él. El danés lo balanceó en sus brazos, agarrando con una mano el costado del joven y con otra el cuello. Lo acercó a sus labios y olió el perfume del noruego. La fragancia entró por sus fosas nasales y le hizo sentir nuevo. Como otra persona. Se fijó en el cuello del joven. Pálido, delicado, frágil… pasó un dedo por el y acercó sus labios.

- Desde hoy amarás a los vampiros, como ellos aman la sangre. – susurró con esa voz grave, y Noru pudo ver como el iris de sus ojos se tornaban en rojo.

Y esas fueron las últimas palabras que el noruego pudo escuchar, antes de que los colmillos del danés se introdujeran en su cuello, chupándole la sangre. Agarró la muñeca del danés intentado zafarse de él en un desesperado intento, pero sus manos empezaron a flaquear hasta que cayeron, sin fuerza, rozando el suelo con la yema de los dedos.