Capítulo 1: Confusión.

• Creo que fui mejorando en mi escritura, se me vinieron más ideas a la cabeza, el ver mucho yaoi y ese tipo de cosas es bueno ¿verdad? Aún no sé cuantos capítulos tendrá

• Recuerden que es un Frerard, léanlo bajo su propia voluntad y también le haré la vida imposible a Lyn-z, así que si son muy fans de ella, les dolerá un poco.

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Mi nombre es Frank Iero, soy un estudiante de preparatoria, como todos, tengo metas por cumplir; una de ellas es aprender a tocar la guitarra, siempre ha sido mi sueño. Tengo calificaciones muy buenas, no es por presumir, pero destaco entre mis compañeros del salón de clases, hasta los de generación, aunque eso signifique que debo renunciar a las cosas que me apasionan, por ejemplo: La música. Siempre iba vestido "fuera de lo normal" o eso decían mis amigos, a mí me parecía que mi vestimenta y mis peinados eran de lo más normal, pero no quiero adentrarme mucho al tema de mi estilo, porque empezaré a molestarme. En fin, extrañamente mis amigos me insistían que entrara al taller de música, hasta decidí meterme, no sé cómo ni cuándo lo decidí, pero aquí empieza mi historia.

Mis clases normales habían terminado pero, como en todos los talleres de preparatoria, tenía que quedarme para poder ir al taller de música, eso me desagradó un poco ya que no tendría tiempo para estudiar y cosas por el estilo. Era mi primer día de aquellas clases, pero estúpidamente se me hizo tarde, corrí por los pasillos como pude, buscando el salón. Cuando lo vi, rápidamente acerqué mi mano a la perilla de la puerta y la abrí bruscamente, entrando sin pensarlo.

Dentro del salón de clases estaban todos los alumnos sentados, los cuales eran muy pocos, había muchísimo silencio y orden, y me sentí algo avergonzado, lo que provocó que mis mejillas comenzarán a tener un tono rojizo. El profesor, tenía una apariencia muy joven, la piel blanca como la nieve, vestía con una camisa y pantalón negro y una corbata roja, sus ojos eran de color verde aceituna, tenían un brillo especial, algo que podía cautivar a cualquiera que los viera. Estaba sentado en el escritorio, con una guitarra en brazos, me miró e hizo una expresión de cierto disgusto, se levantó, dejó delicadamente la guitarra encima del escritorio y dio unos pasos hasta acercarse lo suficiente a mí. Yo me quedé tieso, sinceramente no tenía ninguna excusa para haber entrado de esa forma tan salvaje, simplemente no pensé en lo que hacía, aunque bueno, ya sabía lo que me esperaba, un merecido regaño por parte de él.

-Después de que llegas tarde, ¿Tienes el descaro de entrar a mí clase de esta manera?- Me dijo con una voz muy enojada mientras me miraba fijamente. Yo no sabía ni que decirle, no tenía palabras, nada.

-Mire... profesor, yo...- Comencé a balbucear estúpidamente, pero a los pocos segundos fui interrumpido.

-Lo que menos me interesa es escuchar las excusas de un alumno irrespetuoso e impuntual como tú, sólo ve a sentarte-.

Tomé mi guitarra y fui a sentarme junto a mis otros compañeros que se aguantaban la risa al ver la escena de mi regaño, me sentía muy apenado, no podía creer que las cosas sucedieran así, todo pasó muy rápido, me sentí culpable por lo que hice, pero él no quiso escucharme, ni siquiera sabía su nombre y ya nos comenzábamos a llevar mal. De repente reaccioné, ya que estaba hundido en mis pensamientos, y escuché su voz de nuevo.

-Creo que tendré que presentarme otra vez, para todos aquellos irresponsables que llegaron tarde-. Era más que obvio que se refería a mí, yo era el único que había llegado tarde ese día. -Mi nombre es Gerard Way y como ya sabrán seré su maestro de música-.

Gerard Way, ese nombre retumbó en mi cabeza varias veces, muy bonito nombre ¿no creen?, aunque su carácter no le ayuda mucho. Y bueno, el profesor me regañaba por todo, siempre tenía los ojos encima de mí y me corregía, ya lo único que quería era que esa horrible clase terminara, sólo recibía burlas por parte de él y mis compañeros, fue una pesadilla. Cuando por fin terminó la clase, tomé mi guitarra y estaba a punto de salir del salón de clases, cuando escuché que el profesor me llamaba.

-Todos pueden retirarse, excepto tú-. Sentí como un escalofrío recorría toda mi espalda mientras me apuntaba, ya sabía el regaño que me esperaba, aún así me armé de valor y me acerque a él.

-¿Sí, profesor?-. Lo miré fijamente hacía arriba, ya que él es más alto que yo, pero me sorprendió al ver su actitud, sólo soltó una sonrisa y acarició mi cabeza juguetonamente.

-Disculpa si fui muy duro contigo, creo que debo mantener mi título de maestro regañón-. Me dijo, acompañado de una risa, su expresión había cambiado totalmente, al igual que el concepto que tenía de él. No era amargado, no era agrio, no era frío, no era nada de eso, en cambio era un hombre muy dulce, su cara reflejaba ternura y tenía una sonrisa inigualable, en ese momento me sentí feliz al ver que de verdad no me odiaba.

-No se preocupe, creo que sí tuve algo de culpa-.

-Sí, tienes razón, por lo tanto tendré que castigarte, así que mañana te quedarás una hora conmigo después de clases-. Yo asentí con la cabeza varias veces, sin poner ningún pero, ninguna excusa, no quería hacerlo enojar y que volviera a insultarme. Después de eso, tomé mi guitarra de nuevo y me dirigí a la puerta para poder salir de ahí.

Salí de la escuela y tomé el autobús, me senté en la esquina de atrás, mientras miraba la ventana y me hundía en mis pensamientos. Había sido un día muy raro para mí, no entendía porque me sentía así, él es sólo un maestro, mi maestro, pero él era diferente a todos, es tan lindo, tiene algo que lo hace especial. Aunque suene extraño, creo que fue su carácter lo que me volvió loco. Me había prometido no volver a mis ondas homosexuales, aparte, él es tan delicado, dudaba que quisiera con alguien como yo, no tenía esperanzas, lo único que me quedaba es ser un chico normal.

Cuando llegué a mi casa, no podía concentrarme en mis tareas, anhelaba la hora de volverlo a ver, pero lo único que no quería era volverme a enamorar, más burlas, más de todo, mi cabeza explotaba con preguntas sin respuestas, por lo que preferí irme a dormir. Me recosté en la cama mientras miraba al techo, imaginándome la cara de Gerard en el momento que me regañó y solté una pequeña risa, hasta que me quedé dormido.

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-Continuará-.

• Bueno, aquí llega el fin del primer capítulo. Después subiré el segundo, gracias por leerlo y sobre todo, espero que les haya gustado y que dejen Review :).

¡Adiós!