UNA NUEVA AMENAZA

Introducción

El eco de sus pasos y el leve murmullo del viento azotando las lejanas puertas del Palacio Imperial era lo único que se podía escuchar aquella noche en el frío Coruscant. Era su noche de entrenamiento, una que esperaba con ansias cada semana desde hacía ya más de un año. Recorrió los pasillos de su ahora hogar, con el fantasma de un antiguo palacio, uno más luminoso, acechando aún en un diminuto rincón de su mente. Ajustó por inercia el sable láser que descansaba en su costado, bajo la negra capa. Recordaba vagamente los días en los que aquellos extraños se dirigían a ella como Princesa de Alderaan. Ella nunca les perteneció. Ellos nunca vieron su verdadero potencial. Lo que allí hacía no era vivir. Su vida, tal y como ahora la conocía, empezó a bordo de la Estrella de la muerte.

/ Mos Eisley

La Cantina estaba tan abarrotada esa noche que casi era imposible avanzar sin chocar. Y chocar con alguien en aquel lugar solo significaba problemas. Afortunadamente para él, la compañía de un wookie siempre obligaba a la gente a pensarlo dos veces antes de atacar.

‒¿Han Solo?

El aludido levantó la vista de su bebida para observar al desconocido frente a él. De todas las especies que se encontraban allí esa noche, era probablemente quien más destacaba por su formal vestimenta. El hombre tomó asiento sin necesidad de invitación.

‒Me han dicho que tienes una nave bastante hábil y que estás buscando trabajo. Casualmente yo estoy buscando buenos pilotos.

Han miró a su peludo copiloto antes de responder.

‒¿Una nave bastante hábil?¿Nunca ha oído hablar del Halcón Milenario?

‒Unos buenos amigos míos te contrataron hace un tiempo para que los transportaras al Sistema Alderaan. ¿Por qué no me hablas de esa nave mientras llegamos a un acuerdo?

Han recordaba a esos amigos. El viejo, el muchacho y esos dos androides. No era un grupo fácil de olvidar. Presenció con ellos la destrucción del planeta y después fueron atrapados por el Imperio. Resultó que dichos pasajeros tenían amigos en la Alianza Rebelde que no tardaron en aparecer para su rescate. Han no dudó en aprovechar la confusión de los imperiales para coger el Halcón y olvidarse del cheque. Chewbacca todavía se lo reprochaba a veces, pero mejor regresar con vida y sin dinero que no regresar.

‒No quiero nada que tenga que ver con la Rebelión.

‒Podría pagarte una buena recompensa. También lo que mis amigos te deben.

‒¿Cree que voy a fiarme de alguien que ni siquiera se ha presentado?

‒Soy senador y virrey de Alderaan. Mi nombre es Bail Organa.

/ Dagobah

Yoda observó a su último padawan mientras este hacía levitar su Ala-X sobre la laguna. El entrenamiento estaba casi llegando a su fin y debía alertar al chico de todas las amenazas que sufriría antes de volver con la Alianza. A él no le quedaba mucho tiempo, podía sentirlo a través de la Fuerza.

Eran demasiadas pruebas las que Luke Skywalker debería superar para ser un verdadero Jedi. La más difícil, sin duda, la de enfrentarse a su propia familia sin dejarse arrastrar por ella al lado oscuro.