¡Hola! Después de mucho tiempo de no escribir ni publicar nada vengo a compartir esta historia, hecha en conjunto con Eli-chan y basada en un rol que hicimos.

Pairing: RusiaXAmérica

Rated: M

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es autoría de Hidekaz Himaruya - sensei, esta historia es sin fines de lucro y es meramente por entretenimiento y ocio.

Advertencias: R18 por futuros capítulos, sex, gore, angst, magia. Puede que haya referencias de cosas conocidas.

Summary : Ivan Braginski, el Rey de trébol, y Alfred F Jones, el rey de Espadas, han entrado en guerra, ninguno se detendrá hasta que no haya un ganador. Rol basado en la versión "Hetalia Poker", RusXAme, Rated M por capítulos futuros-


La rosa de los vientos

Capítulo 1

Alfred se encontraba en su despacho, un papel arrugado más que caía a la cesta de basura,puso los pies encima del escritorio y perdió su mirada en su ventana, que tenía forma de espada. Resopló con fastidio, él ni había pedido ser rey y ahora estaba inmerso en una guerra en contra del reino del trébol, civiles morían de ambos bandos y le daba mucha rabia no poder terminar con el conflicto de una vez por todas. Dio un fuerte puñetazo al escritorio, en ese momento estaba pensando en una estrategia para derrotar a sus contrincantes de uniforme verde, pero no se le ocurría nada bueno, siempre su plan tenía alguna falla, y era la razón de que el estudio estuviera lleno de papeles en el piso, sin decidirse por ninguna.

Tocaron su puerta y se incorporó lo más rápido que pudo para parecer bien sentado

- Adelante-

Dos de sus hombres entraron con un saludo militar, se acercaron mucho a él y lo noquearon con un rápido golpe, cayendo al piso, al rey de espadas se le nubló la vista perdiendo el conocimiento en el acto.

-Le dolía mucho la cabeza, cuando poco a poco abrió los ojos, mientras que sentía que estaba atado de manos en un lugar oscuro el cual parecía una mazmorra, no había recordado lo que había pasado en un momento estaba en su cuarto, planeando la nueva estrategia para acabar con el reino de trébol y en otro momento estaba en una mazmorra atado, en eso ve que la ventana tenia forma de trébol y supo lo que había pasado, desviando la mirada buscando cualquier cosa que podría utilizar para poder zafarse y salir pero vio que se acercaba una sombra, por lo oscuro del lugar no la pudo diferenciar bien así que tomo aire para articular unas pocas palabras

-¿Quién eres? muéstrate ya!

La silueta se hizo visible por la escasa luz que se filtraba por la ventana en forma de trébol, sonrió como un niño y alzó la mejilla del prisionero con su mano derecha, ladeando la cabeza a un lado - Cuánto tiempo sin verte, Alfred... ¿O debería decir, Rey de espadas? hehe -

Alfred identificó la silueta poco a poco, al hombre alto de cabello gris y ojos violetas con su clásica sonrisa alocada, haciendo puños con las manos, mientras que el mayor le tomaba la mejilla, escuchando lo que este decía plantándole una sonrisa retadora

- Vaya, vaya pero si eres tú, no sabía que un rey se rebajaría para secuestrar al rey de cuya nación está en guerra con la tuya, dime ¿planeas amenazar mi reino conmigo aquí?

- Bien debes saber que uno nunca debe revelar sus estrategias a su enemigo - Le habló firme - Tú tienes otros propósitos que cumplir - le soltó y dio una vuelta por el calabozo con las manos detrás de la espalda, dando pasitos infantiles - Es una verdadera lástima que no haya podido ir a darte la bienvenida en tu propio reino, pero aquí estoy. Bienvenido al reino del Trébol, ahora eres mi prisionero Alfred. En el amor todo se vale, y en la guerra, también -

La sonrisa del menor se había borrado mientras escuchaba al mayor, cuando se vio libre estaba a punto de pelear con él, noquearlo y salir de ahí, pero desistió de su idea al darse cuenta de la cantidad de soldados en los alrededores. Sólo se le quedo mirando como caminaba y sonreía a medida que seguía hablándole con desprecio

- Tsk ¿A qué te refieres con otro propósito, que quieres de mí?

- Uhm, es triste saber que todo terminó de esta manera, antes era todo tan diferente - Ivan se volvió para verle de frente una vez más - Pero como es de tu conocimiento, ahora estamos en guerra, y esto es como un juego de ajedrez, si acorralas al rey, el juego se acaba - lo último lo dijo en voz más grave, dedicándole una malévola mirada, mientras le golpeaba en la cara con su cetro

Alfred desvió la mirada a otro lado, enojado

- Era diferente ya que nosotros éramos solo unos niños -vio directo al ruso con una mirada de odio. Cuando recibió el golpe se levantó, corriendo hacia él para luego sacar su reloj que tenía en el bolsillo, enlazando el cuello del ruso, mirándolo con mucha rabia

- Dime, y si yo mato al rey, entonces gano, ¿no?

Ivan le sonrió retándolo, sin moverse de su lugar sintiendo la cuerda en su cuello.

- Cuatro minutos y cuarenta segundos, jm. Pierdes rápido la paciencia. Estás equivocado. No ganas cuando matas al rey, ganas cuando lo acorralas, si te fijas en una sola pieza, perderás - en ese momento hizo un rápido movimiento de su mano derecha alcanzando el cuello de Alfred, apretándolo sin presión con sus manos frías.

Alfred sintió cómo el ruso alcanzo su cuello y soltó el reloj por el movimiento tan brusco, cayendo al suelo mientras el tacto helado de las manos del más alto profanaba su cuello.

- Entonces dime ¿de qué forma me vas a acorralar? ¿Viviré en esta celda para siempre como un prisionero hasta que mi cuerpo se pudra? sabes que mi nación lo más seguro es que me estén buscando y cuando lo hagan no tendré piedad contigo Rey de trébol.

Ivan le soltó, indiferente, lanzándolo al piso con brusquedad recogiendo el reloj con mucha cautela guardándoselo en su abrigo

- Eso suena demasiado aburrido, ¿no te parece? Más bien - le rodeó, dedicándole una mirada desafiante - Desde hoy serás mi esclavo, Rey de Espadas. No le temo a tu gente, a decir verdad, la espero con ansias, no puedo esperar a darles la bienvenida a mi reino. Y si me dices que no tendrás piedad, está bien. Yo tampoco. Si te niegas…

Dio una orden levantando la mano derecha y los soldados que estaban fuera de la mazmorra iluminaron la celda contigua, en donde estaba un hombre vestido con el uniforme militar del reino de las espadas, amarrado a una silla y con un hacha gigante y filosa apuntando a su cuello, inmóvil. Se prendieron las luces blancas de las otras celdas, dejando ver una fila de militares que correspondían al primer ministro y la división principal del ejército del reino de espadas

- Tu gente, pagará las consecuencias. Tú eliges, "rey", o accedes a mi hospitalidad y te conviertes en mi súbdito o me dejas hacer lo que yo quiera con ellos. Así que Alfred, cuéntame ¿Qué eliges?

El rubio chasqueó los dientes con ira antes de abrir la boca y decir su elección.


¡Gracias por leer!

Hasta aquí el primer capítulo de esta historia, ¿qué opinan? Hágannoslo saber con el botoncito de abajo :D