Disclaimer: Los personajes son de Shungiku Nakamura, sólo hago esto por diversión y pasatiempo. La historia es completamente mía.
Advertencia: Yaoi. OoC en la mayoría de los personajes. T por el momento. Humor barato, oh sí. UA(Universo Alterno).
Summary: ¡Misaki interrumpió la boda equivocada! sin embargo, a raiz de eso, un trato cambiará su vida, para más mal que bien, al menos eso pensaba él. Porque, viniendo de los Usami y especialmente de Akihiko, nada bueno podría salir de eso.
Aclaraciones: Misaki, Shinobu y Hiroki tienen la misma edad; 20 años. Mizuki y Kaoruko son dos años más grandes que Misaki. Haruhiko y Akihiko tienen 30/28 respectivamente.
¡No te cases!
By: Maka Kagamine.
Capítulo uno.
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El día había estado bastante bonito. El sol brillaba en todo su esplendor, el viento soplaba ráfagas constantemente y los pajarillos cantaban a todo lo que daban sus pulmones. Sí, era un día bonito. Pero, para Misaki Takahashi, era el peor día de su toda vida.
—Entonces, ¿De quién dices que era la boda? —Preguntó Shinobu, mientras miraba fijamente a su mejor amigo. El aura de Misaki se oscureció aun más, deseoso que la tierra se abriese y se lo engullese completo.
—Usami Akihiko. —Contestó, casi sin voz y fundiéndose con su asiento.
Shinobu apretó los labios tratando de esconder la sonrisa y las carcajadas que amenazaban con salir de su boca. Eso sí, estaba sorprendido. No podía creer que su mejor amigo conociese a la familia Usami, quién lo diría. Misaki no parecía ser del tipo amistoso, quizás por eso ellos dos se llevaban tan bien.
—Realmente tienes mala suerte, Misaki.
—Lo sé.
—Es decir, interrumpir la boda equivocada, pensé que eso sólo sucedía en películas de comedia barata, como las que suele ver Miyagi... —El rubio se pausó a sí mismo y se mordió la lengua, había hablado demás. Sólo esperaba que Misaki estuviera tan hundido en su miseria como para darse cuenta de lo que había dicho. —Digo, ¿Nadie te dijo que esa no era la boda de ella?
El castaño volteó a mirar a su amigo con un aura negra, Shinobu tragó en seco y sorbió un poco de su jugo de uva. Misaki enojado daba más miedo que el mismísimo Hiroki Kamijou.
—Te digo que Mizuki me dijo que ahí sería la boda de Kaoruko. —Misaki apretó ambos puños frente a él. —¡Voy a matar a Mizuki! Lo voy a colgar del árbol más alto que encuentre y lo dejaré ahí para que se lo coman los cuervos.
La risa macabra del castaño oscuro comenzó a resonar, planear la venganza contra Mizuki ocupaba el número uno de su lista de cosas por hacer antes de morir. Shinobu dejó su jugo a un lado y tomó comida del bento de Misaki; su amigo siempre preparaba comida deliciosa. Le envidiaba por eso.
—Juro que es la última vez que le hago un favor a ese tipo. —Suspiró Misaki.
—Bueno, no debe ser tan malo... tal vez si intentas hablar con su familia las cosas se arreglen. —Propuso Shinobu, realmente quería ayudar a su amigo, pero no sabía de qué forma hacerlo. Nunca, pero nunca había pasado por una situación similar.
—¡Ya lo intenté! —Chilló, mientras recordaba la plática que había tenido con Usami-chichi, al mismo tiempo que un escalofrío de incómodidad recorría su espalda. —¿Y sabes qué mierda me dijeron?
Shinobu negó lentamente con la cabeza.
—¡Que no debo de avergonzarme por ser gay! ¡Que no importa porque soy un buen niño y seguramente haré muy feliz a Usami-san! —Misaki gruñó, revolviéndose sus mechones cafés. —Dime, ¿Qué clase de padre dice eso? ¿Qué clase?
Misaki masticó con rabia la zanahoria que momentos antes había metido dentro de su boca. Debía desquitarse con algo, y sí, ese algo era la pobre verdura que no tenía culpa alguna.
—Un padre que ama mucho a su hijo y sólo quiere verlo feliz. —Comentó el rubio, mientras metía un trozo de carne en su boca.
—Shinobu, realmente no estás ayudándome.
—Lo siento.
El de ojos verdes lanzó un suspiro frustrado. Definitivamente iba a matar a ese que se hacía llamar su "amigo de infancia", oh sí, disfrutaría mucho su venganza contra Mizuki. Quizás si invitaba a Kaoruko a una cita frente a Mizuki, sí eso podría funcionar, pero, entonces ella se haría ilusiones con él... Y eso era algo que Misaki no quería.
—Sólo respóndeme algo. —Habló el rubio luego de un par de minutos en silencio. Misaki murmuró algo que sonó como un "¿Hmm?" —¿Realmente entraste a la iglesia gritando "¡Usami-san no te cases, recuerda todo lo que vivimos juntos!"?
Misaki asintió y entonces Shinobu no lo soportó más. Su risa resonó en los oídos del de cabello chocolate haciéndolo sentir aun más mierda.
—Es bueno contar con un amigo como tú. —Ironizó, mientras rodaba los ojos.
Shinobu dejó de reír al instante tratando de recomponerse. Sabía que no debía burlarse de su mejor amigo, tenía que apoyarlo. Ese era su deber, no burlarse de la desgracia ajena. Pero simplemente no podía hacerlo, la situación le resultaba por demás inverosímil y bastante graciosa.
Misaki se encogió de la vergüenza y lanzó un suspiro. Era horrible, se dijo. ¡Jodida situación! ¿Cómo era posible que esas cosas le pasaran a él? El mundo lo ponía a prueba, estaba cien por ciento seguro de eso. Volteó a mirar a su mejor amigo, que aun seguía riendo (algo bastante raro en Shinobu, casi siempre estaba serio), al menos a él la situación le daba risa.
Bonito consuelo.
"Papá, mamá que están en el cielo, si he hecho algo malo en esta vida les pido una disculpa. Pero, por favor, ayúdenme con esto" Rogó, mirando al cielo y casi llorando.
Pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó pasos cerca. Su mirada se dirigió hacia al frente, donde se encontró con los ojos de su otro amigo. Hiroki Kamijou lo miraba fijamente. Entonces, verdes y cafés hicieron clic y, de alguna forma, Hiro supo que algo no andaba bien con Misaki. Además las carcajadas de Shinobu no eran normales.
—¿Qué pasa? —Le preguntó, mientras tomaba asiento a su lado. Shinobu dejó de reír y miró a Hiroki. Tenía el pelo café desordenado, sus mejillas estaban un poco sonrojadas y la ropa un tanto fuera de su lugar. El rubio podía apostar que Hiroki había estado con cierto estudiante de medicina.
—Mi vida es una mierda. —Murmuró Misaki, oscuramente. Hiroki alzó una ceja, su mirada estaba fija en su amigo.
—Eso puedo notarlo. —Admitió, para luego tomar un par de chopsticks y escoger un trozo de carne de la comida de Misaki. Debía aceptarlo, su amigo cocinaba bastante bien. —Pero, ¿por qué?
Hubo silencio por algunos minutos, Hiroki, al ver que su amigo no iba a hablar, dirigió su mirada a Shinobu —quien ya se había recuperado de su ataque de risa—. El de ojos grises suspiró y se encogió de hombros.
—Ah, resulta que nuestro amigo interrumpió la boda equivocada. —Explicó como si fuera lo más natural del mundo.
Kamijou puso cara de póquer, mientras intentaba analizar las palabras antes dichas.
—¿Có-cómo? —Tartamudeó.
Shinobu suspiró y Misaki quiso desaparecer. ¡Perfecto, lo que le faltaba! Que Hiroki se enterase también. El rubio le explicó la situación al castaño claro, tal cual Misaki le había contado, sin olvidar ningún detalle.
Misaki esperaba, como cualquier otra persona cuerda haría, escuchar las risas de Hiroki también, pero estas nunca aparecieron. Extrañado, volvió su mirada hasta su compañero y le encontró con una cara bastante extraña, difícil de describir con palabras.
—No sé qué decirte. —Dijo luego de algunos segundos. —Es decir, ni yo mismo sabría qué hacer en esa situación. Sólo puedo darte mi más sentido pésame.
Shinobu sonrió, ante la mala broma de Hiroki.
—¿Gracias…? —Realmente no sabía si agradecerle, reírse o golpearlo.
—No agradezcas. Soy tu amigo, estaré para apoyarte incluso en este tiempo de extrañas situaciones. —Tomó más comida del bento de Misaki, al mismo tiempo que Shinobu hacia lo mismo. Él suspiró. Par de amigos tan gorrones que se había conseguido.
—Yo también. —Secundó Shinobu.
Misaki sonrió levemente. Bueno, sus amigos no eran de todo malos.
Al terminar las clases, Misaki caminaba a un lado de Hiroki, puesto que Shinobu había "desaparecido" de un momento a otro. Hiroki podía apostar que estaba con cierto maestro de literatura, haciendo quien sabe qué cosas. Así que ahora, sólo ellos dos, caminaban directo a casa. No vivían juntos, pero sus hogares quedaban relativamente cerca, por lo tanto se hacían compañía al ir hacia allá.
—Entonces… ¿Qué piensas hacer? —Preguntó, con curiosidad, al tiempo que pasaba sus brazos tras su cabeza y bostezaba.
El castaño oscuro supo inmediatamente a que se refería. No sabía que responder, ni él mismo tenía idea de lo qué debía hacer. Es decir, ya lo había intentado casi todo, pero los Usami parecían estar sordos, porque no escuchaban nada de lo que decía.
—No sé. —Respondió con sinceridad, rascando la parte trasera de su cuello. —Prefiero no seguir pensando en el asunto, al menos por hoy.
—Está bien, te entiendo.
Sin embargo, y antes de que Misaki pudiera relajarse, una voz le hizo estremecer.
—¡Mi-sa-ki!~
Ambos detuvieron su caminata y miraron hacia al frente. Hiroki alzó una ceja ante los curiosos personajes que estaban ahí. No los conocía, pero por la reacción de su compañero(se puso tan blanco como la sal, y casi podía sentirlo sudando frío) bien podrían ser parte del clan "Usami", como solía llamarles Misaki.
Misaki, por su parte, estuvo a punto de dar la vuelta para salir corriendo cual alma perseguida por el mismísimo Satanás, pero un par de manos sobre sus hombros lo detuvieron.
—¡Oh, vamos, Misaki! Al menos dame un abrazo de bienvenida. —Exclamó el que parecía ser el menor de todos. Más o menos, tendría su edad.
Por el aura negra que rodeó a Takahashi, Hiroki supo que lo mejor era alejarse al menos unos cuantos pasos, así que lo hizo.
Cuando Mizuki lo rodeó con sus brazos, el castaño estuvo a punto de separarse y cachetearlo ahí mismo. ¿Cómo se le ocurría abrazarlo como si nada, cuando bien sabía que él era el culpable de su lamentable situación?
—¡Mizuki, bastardo! —Estalló luego de unos minutos. El otro se separó rápidamente, temeroso por su joven vida. —¡Voy a matarte! ¡Por tu culpa estoy en un problema del cual aun no encuentro la salida!
—Pero Misaki, —chilló, pareciendo ofendido— no es mi culpa. En todo caso sería culpa de Haruhiko-nii. ¡Él me dijo de la boda!
La mirada verde de Misaki se dirigió hacia el auto último modelo, del cual había bajado Mizuki, esperando encontrarse con su próxima víctima. Y lo encontró. Haruhiko Usami estaba ahí, observándolo fijamente con sus anteojos brillando en amenazante anticipación. Sin embargo, el estudiante conocía perfectamente al Usami mayor y sabía que era incapaz de dañarlo.
De grandes zancadas se acercó hasta el pelinegro, lo tomó por la corbata y acercó su rostro hacia el suyo. Los ojos de Misaki centellaban peligro, mientras que los de Haruhiko seguían impasibles, como él.
—Fue sólo una broma. —Se excusó Usami-mayor, sosteniéndole la mirada a Takahashi-menor. —No pensé que Mizuki te metería en todo esto.
—¡Y un carajo! ¡Ustedes tendrán que ayudarme a salir de este embrollo! —Gruñó histéricamente.
—Para eso estoy yo aquí. —La puerta del auto se abrió revelando al último Usami. Las mejillas de Misaki se sonrojaron, y volteó la cara evitando a toda costa la mirada de Akihiko. No era bueno, se dijo, nada bueno encontrarse con él. Aun no se sentía del todo listo para verse con Usagi-san. —Vengo a proponerte un trato, Misaki.
El castaño soltó la corbata de Haruhiko, para poner toda su atención en el Usami-menor.
—¿Qué clase de trato? —murmuró con desconfianza, entrecerrando los ojos. Estuvo a punto de declinar la oferta porque sabía que nada bueno podía salir de eso, pero su curiosidad al final pudo más.
Akihiko sonrió. Misaki tembló, esa sonrisa no le daba buena espina. Es más, ninguno de los Usami lo hacía, cada vez que estaba con ellos terminaba en alguna situación ridículamente inverosímil(parecía como si fueran algún tipo de imán para eso). Por eso mismo evitaba quedarse mucho tiempo junto a esa familia.
—¿Por qué no mejor vamos a un lugar que sea más apropiado para hablar? —Preguntó, abriendo más la puerta del auto, invitando a Misaki a entrar.
Misaki desconfió; ir o no ir, he ahí el dilema, pensó. Frunció el ceño y volteó a mirar a su amigo, Hiroki(que había estado escuchando la conversación) se encogió de hombros. Suspiró indeciso, y luego de pensarlo durante unos minutos decidió ir, pero primero se acercó a Kamijou para hablar en privado con él.
—Disculpa por no acompañarte a casa. —Hizo una pequeña reverencia, suspirando. Hiroki no le tomó mucha importancia al asunto. —Debo ver que clase de trato quieren proponerme.
—No te preocupes, ve y arregla tus asuntos. Nos veremos mañana, de todos modos.
Misaki asintió. Se despidió de su amigo y caminó hasta el auto de Haruhiko, pero antes de subir, la voz de Hiroki le hizo detenerse.
—¡Habláme cuando llegues a casa! —Gritó, algo preocupado.
Y el castaño sonrió, ante la mirada sorprendida del clan Usami. Era la primera vez, en varios años, que veían ese tipo de sonrisa en Misaki, se miraba tan... lindo. Tan normal. Tan, tan él.
—¿Y bien? ¿De qué clase de trato estamos hablando? —Preguntó una vez que estubieron dentro de aquel restaurante que él conocía a la perfección. Solía ir a comer ahí cuando quedaba de verse con Usagi-san. Oh bueno, Usami-san.
Hubo silencio alrededor de unos minutos, Mizuki se dedicaba a desviar la mirada cada vez que Misaki dirigía sus orbes verdes hacia él. Haruhiko seguía con su típica máscara de frialdad, y Akihiko, pues él, le miraba de una manera que le producía escalofríos por completo.
"No esperes nada bueno de esto, Misaki", se autoadvirtió.
—Bien, lo diré sin dar tantos rodeos. —Habló Usami-menor. Misaki observó como Haruhiko apretaba los puños y su ceño se fruncía levemente... algo, definitivamente, andaba mal. Que Haru-san actuara de esa manera no era normal. Para nada. Con los ojos entrecerrados, ante la expectativa, sujetó su vaso de jugo y tomó un poco, esperando que Usagi-san hablara. —Sé mi novio, Misaki.
Haruhiko apretó más los puños, hasta el punto de dejarlos blancos por la fuerza utilizada. Mizuki desvió la mirada, ligeramente incómodo ante la situación (que él había causado) de su amigo. Y, por último, Misaki escupió el jugo.
—¿Eh? ¿Co-cómo? ¿De qué hablas? —Tartamudeó, aun sin poder sopesar las palabras del menor de los Usami.
—Eso mismo, sé mi novio.
Lo próximo que Misaki escuchó fue el eco de su propio cuerpo chocando contra el suelo. Oh, mierda. Se había desmayado. Akihiko levantó una ceja, mirando el cuerpo inerte de Takahashi-menor, mientras su hermano se dedicaba a regañarlo por soltarle la noticia así como así.
Mizuki sólo pudo suspirar, ante la irreverente escena. Realmente no quería estar en los zapatos de su amigo, e internamente se preguntó el por qué siempre Misaki terminaba en ese tipo de problemas. Se encogió de hombros y su mirada volvió hacia el cuerpo del castaño. Pobre, pobre Misaki.
N/A: Ahh, realmente no sé que hago en este fandom. Nunca me imaginé escribiendo para Junjou Romantica, pero aquí me tienen. ¿Qué les digo? Esta es mi primera historia larga yaoi, no tenía pensado subirla, pero luego de varias semanas en mi cabeza me decidí. Aviso que esto no será más que una historia llena de comedia(según yo, porque no soy buena en eso) y romance. En los siguientes capítulos la historia comenzará a tomar sentido, y verán el porqué del sufrimiento de Misaki xD. Espero que no les moleste el cambio de personalidades y que les guste el fic :).
Bueno, tengo que decir, que, probablemente me tarde un poco con la continuación puesto que tengo algunos asuntos pendientes (un cosplay por hacer, familia que viene de visita, entre otras cosas), pero bueno, intentaré no tardar eternidades, ¿vale?
¡Muchísimas gracias por pasar a leer, si les gusto dejen un review!
Review? *-*!
