Disclaimer: Esta es una traducción/adaptación de la historia original de GreenEyedBabe, Tabby's and Snake's. Los personajes reconocibles son propiedad de JKRowling el argumento del fic, pertenece a GreenEyedBabe.
Solo la propietaria de los personajes originales, JKR, ha hecho dinero de esto.
Dicho esto, como diría Homero Simpson, 'ahora, a lo que te truje.'
De gatitas y serpientes.
Parte uno.
Ninguna de las dos había estado antes en un lugar como ese, pero allí estaban ahora, para asistir a una fiesta. La despedida de soltera de Ginny, para más precisión.
Hermione no estaba muy segura sobre quién había tenido la idea, pero el dinero de Harry era el que estaba pagando por todo el asunto, así que a nadie le importaba demasiado el porqué de la elección de aquél lugar.
En realidad, la sugerencia de una noche de ligero libertinaje, regada de alcohol, más de lo que en realidad debería haber habido. Habían estado vagando por varios clubes, ninguno del gusto de Hermione, aunque en realidad, no era una chica que supiera mucho de clubes nocturnos, así que nadie se sorprendía.
Apenas llegaron al club de desnudistas muggle, Hermione se había quedado mirando el cartel que anunciaba el nombre del local.
Gatitas y Serpientes.
Al principio, no se había dado cuenta de lo que implicaba el nombre, pero eso fue hasta que estuvo dentro del local, eso hasta que ingresó. Era un club de lujo que se llenaba de gente con más dinero que sentido. Y se llenaba de gente de hombres y mujeres. Heteros y gays.
Una sección del lugar tenía solo bailarines masculinos y otra parte del lugar, solo tenía chicas. Ambas secciones tenían cuartos privados para esos clientes que quisieran una función privada y discreta. También tenían bares muy completos, con toda clase de bebidas.
Angelina tironeó de Ginny para obligarla a entrar a la sección de los bailarines masculinos. Ginny, a su vez, tenía agarrada a Hermione con mucha fuerza, así que la castaña no tuvo mas alternativa que ir hacia donde la arrastraban o caer de bruces y ser pisoteada. Las luces estaban muy tenues, iluminando algunas mesas y a la gente sentada en ellas, pero Hermione no podía llegar a reconocer a nadie, así que se relajó tanto como pudo.
Se sentaron en una de las mesas y, pronto, tenía a dos hombres, vestido apenas con unas diminutas tangas de colores, moviendo la cadera frente a ellas. Hermione no ya no era una virgen de dieciséis años, pero todavía se avergonzaba al ver un par de bultos de esa clase, balanceándose frente a su rostro.
Ya tenía 24 años y todavía se estaba recuperando de su ruptura hacía dos meses. No habían sido la mejor de las parejas, ella y su ex – novio muggle, pero el infeliz no tenía derecho a engañarla. Maldito imbécil, pensó ella, y no era la primera vez que lo hacía desde que aquello había ocurrido.
A medida que la noche avanzaba, Hermione y el grupo de amigas consumían más alcohol, y aunque ella no estaba totalmente ebria, ciertamente estaba mareada. . Se quedó mirando el vaso vacío mientras un nuevo desnudista se balanceaba en dirección a su mesa, Hermione decidió que quería tomarse un descanso de tanto hombre musculoso, que aunque se veían bien por fuera, no eran tan atractivos más allá de los musculitos. Aunque se daba cuenta que la mayoría de las mujeres no se fijaban en nada más de lo que tenían delante.
Vio que Ginny tampoco se estaba divirtiendo como el resto del grupo lo hacía, así que tironeó de ella hasta que se puso de pie. "Vamos a buscar mas tragos." Le dijo al oído para que la pelirroja la pudiera escuchar sobre el intenso clamor de la gente y el sonido de la música.
Ginny asintió y les avisó al resto de las chicas que volverían en un rato.
Abriéndose paso en medio de la multitud, lograron llegar a la barra, y Hermione gimió de frustración al ver la enorme cantidad de gente que la rodeaba. "Nunca conseguiremos que nos atiendan con toda esa tropa gritando por atención."
La joven Weasley asintió y la tomó del brazo, arrastrándola a través de otra puerta, hacia la parte en la que bailaban las mujeres. "Tal vez podamos conseguir algo de beber en donde bailan las chicas."
Encontraron esa barra mucho menos poblada. LA mayoría de los hombres allí, se arremolinaban alrededor de la pista o se quedaban en sus mesas, mientras las bailarinas se acercaban a ellos. Esos hombres ordenaban sus tragos en lugar de ir por ellos. Mientras esperaba, la castaña se tomó un momento para observar a su alrededor, aguantándose las ganas de reírse al ver a las mujeres que allí bailaban. Tal vez tenían un buen cuerpo, pero igual que con los hombres, no había más que apariencias. Y algunas de ellas eran feas como el pecado.
Ginny le pasó el trago a su amiga y se quedaron allí por un rato, sintiéndose más cómodas y menos avergonzadas. Habiendo pasado tanto tiempo en dormitorios comunitarios repletos de chicas, el ver a una mujer casi desnuda no era tan difícil de aceptar como lo era ver a un grupo de hombres poniéndose en pelotas frente a ellas.
"Crees que soy muy puritana?" Preguntó Hermione de repente, sacando el tema de la nada.
Ginny se puso seria. "No, por qué?"
La castaña encogió los hombros. "Me he sentido incómoda desde que llegamos. Qué dice eso de mí? Que me sonroje al ver a un grupo de tipos meneando el miembro frente a mi rostro?"
Ginny se rió. "Yo también. Creo que eso significa que tememos un poco mas de clase que nuestras amigas y que no estamos habituadas a ver tipos desnudos que no conozcamos."
"Hermione se rió por lo bajo. "Tal vez tengas razón. Viste como Katie ponía dinero en la tanga de ese sujeto? Creo que estaba haciendo algo mas que asegurarse que el dinero no se cayera...creo que estaba manoseando su...ya sabes."
La pelirroja se rió con picardía. "Cómo no vi eso?"
La joven castaña encogió los hombros. "Tal vez habías ido al baño."
"Viste como Lavender puso una nota con su dirección junto con el dinero? Como si el tipo, de verdad, fuera a buscarla." Comentó Ginny riéndose a carcajadas.
Hermione tomó un largo sorbo de su bebida y su mirada fue a caer en la mesa en la que dos hombres muy familiares se encontraban. AL verlos tragó el alcohol e inhaló al mismo tiempo, cosa que causó que comenzara a toser violentamente, mientras dejaba rápidamente su trago sobre la mesa antes de derramarlo.
Ginny le palmeó la espalda. "Estás bien?"
Hermione asintió con los ojos llenos de lágrimas. Tosió un poquito más hasta que logró meter aire en sus plumones. "Mira!" Logró articular con la voz ronca y apuntando con su mano libre.
Ginny siguió la dirección que marcaba el dedo de su amiga y casi se le cae la mandíbula. "Pero qué carajos...? Acaso son...?"
"Lucius Malfoy y Severus Snape."
La pelirroja tomó otro trago. "Bueno, eran las últimas personas que esperaba encontrar en este lugar."
La castaña tomó su bebida y la termino de dos tragos. "Salgamos de aquí antes que nos vean."
La más joven de los Weasley la tomó del brazo para evitar que la otra se fuera, mientras seguía bebiendo. "Tú sabes...podríamos acercarnos y saludar..." Comentó la pelirroja como si tal cosa y con un gesto pícaro en los labios.
Los ojos de la castaña e abrieron de par en par, totalmente pasmada. "Estás loca? Qué les vas a decir como excusa del porqué estamos aquí?"
Ginny se quedó mirándola como si hubiera perdido la razón. "Acaso olvidas que ellos dos también están aquí? Estoy segura que ellos se sentirán mas avergonzados que nosotras. Nadie creería una palabra si le dijeran a alguien que nos vieron aquí. En cambio, todo el mundo creerá en nuestra palabra si decimos que los encontramos aquí. Entonces, qué tenemos para perder?"
Hermione hizo un gesto. "Nuestro orgullo?"
Ginny se rió bajito, moviendo la mano en dirección del barman para que le llevara otro trago. Pagó por las bebidas y le alcanzó uno a la castaña. "Oh, vamos! Hace un rato me preguntabas si eras una mojigata. Qué tal si probamos que, de ninguna manera, somos unas puritanas?"
Hermione se puso seria y bebió un trago. "Como?"
La joven pelirroja sonrió con malicia. "Tengo una idea."
Hermione tenía la sensación de que esa 'idea' no le iba a gustar, pero decidió darle una oportunidad y ver qué pasaba. "Y cuál es tu idea?"
"Bueno...es mi despedida de soltera y las dos sabemos que no nos estamos divirtiendo en la otra sala, así que por qué no buscar un poco de diversión aquí?" Dijo la pelirroja.
Hermione achicó los ojos, pero Ginny no le prestó atención y siguió. "Tenemos nuestras varitas, así que podemos usar un glamour y una transfiguración. Podemos vernos como bailarinas comunes e ir hasta ellos y jugar un rato. Sería divertido y ellos nunca sabrán que somos nosotras."
La castaña se quedó boquiabierta. "Quieres que bailemos para el Profesor Snape y Lucius Malfoy? Estás demente?"
La joven Weasley encogió los hombros. "Y por qué no? Quién lo sabrá? Además, sé que te gustaba Snape y que todavía te gusta y no intentes negarlo. De alguna manera, sería como algo, digamos, terapéutico para ti." Finalizó la chica moviendo las cejas de arriba hacia abajo.
Hermione revoleó los ojos. "Cómo carajos piensas hacerlo?"
Ginny le sonrió con malicia. "Ni idea, pero yo bailaré para Malfoy si tu bailas para Snape. No podemos hacer nada una en contra de la otra si las dos bailamos, no? Vamos Mione, vive un poco."
Hermione exhaló. Snape todavía le gustaba, bueno, tal vez más que gustarle, pero nunca en la vida lo admitiría. Nunca admitiría que era algo más que el tonto enamoramiento de una mocosa de escuela con su profesor. Incluso si tan solo fuera eso, ella no lo amaba ni nada parecido. Ella solo...lo deseaba un poco...bueno...más que solo un poco. Con todo, ella estaba segura que no había nada que hacer al respecto. El hombre la odiaba y la verdad era que era demasiado viejo para ella.
Ginny vio a su amiga ceder de a poco. Sin darle tiempo a pensar, la tomó del brazo y la llevó hasta un oscuro rincón del salón. Allí cambió los salvajes cabellos castaños de Hermione en una suave cascada negra y lacia, los jeans en una tanga de satén verde esmeralda y la camiseta en un sostén acorde a la tanga. Los zapatos desaparecieron al mismo tiempo.
"Colores de Slytherin para dos serpientes de Slytherin." Dijo la pelirroja con un gesto pícaro, mientras transformaba sus propias prendas en un conjunto de tanga y sostén color plateado, y su rojo cabello en largos bucles rubios. Sus botas también desaparecieron. Luego cambió sus rostros lo suficiente como para no ser reconocidas al instante, pero si alguien se fijaba con cuidado, no iba a tomar mucho tiempo para que se diera cuenta.
La joven Weasley hizo aparecer un espejo para que ambas pudieran verse.
Hermione revoleó los ojos una vez más, pero si sentirse ni una pizca avergonzada por mostrar su cuerpo. Había superado los complejos con respecto a su curvilíneo cuerpo hacía mucho tiempo. "No deberíamos hacer esto. Es estúpido y podrían atraparnos."
El espejo desapareció y Ginny la miró. "No. No nos van a atrapar. Me vas a decir que nunca tuviste la fantasía de desnudarte para Snape? O que nunca te pusiste a fantasear con el escenario de que pudiera mirarte como la mujer mas deseable del mundo? Esta es tu oportunidad. De todos modos, solo es bailar."
Hermione suspiró. "Yo...yo no sé bailar como esas chicas..."
La joven Weasley la hizo asomarse un poco para que pudiera observar los movimientos de las mujeres que allí trabajaban. "Mira, todo lo que hacen es mover el cuerpo de aquí para allá y luego se doblan al medio para que los tipos les vean el trasero. Incluso, los clientes no pueden tocarte, ves?"
Hermione se puso seria. "Por qué vas a bailar para Lucius Malfoy?"
Ginny hizo un gesto pícaro. "Estás bromeando? Es ardiente! Me gustó durante mucho tiempo. Si no fuese por Harry...quién sabe?"
La mandíbula de Hermione casi toca el piso. "Ginny!" Siseó la castaña con un poco de incomodidad.
La pelirroja se rió con picardía. "Vamos o nos arriesgamos a que nos atrapen por aquí sin hacer nada o alguna de las chicas comience a buscarnos."
La tomó de la mano y la obligó a salir a una habitación llena de hombres. Con todas las miradas que estaban atrayendo, Ginny sabía que no faltaría mucho para que alguien se les acercara, así que aceleró el paso para evitar cualquier contratiempo.
Cuando estuvieron a un par de pasos, la pelirroja bajó la velocidad de los pasos y cambió la forma de caminar, esta vez, moviendo la cadera. Codeó a su amiga para que la imitara.
Los plateados ojos de Lucius se posaron sobre las chicas que se acercaban a su mesa y una sonrisa apareció en su rostro.
"Bueno, bueno, bueno. Parece que nos hemos ganado a las mejores chicas, esta noche, Severus. Habías visto alguna vez unas damas mas deslumbrantes, viejo amigo?" Comentó Lucius, espantando a la molesta joven que estaba bailando para ellos.
Los ojos de Severus se deslizaron sobre el cuerpo de Ginny antes de pasar a posarlos sobre Hermione, en donde quedaron. "No. No creo que las haya visto más hermosas. Quisieran acompañarnos?"
Ginny les obsequió una bonita sonrisa. "Nos encantaría." Dijo ella y comenzó a moverse hacia Lucius, quien no le había quitado los ojos de encima, mientras la chica se deslizaba provocativamente sobre el sofá de terciopelo.
Hermione se aguantó las ganas de fruncir el seño al ver a su amiga moverse de esa manera. Cuándo mierdas había aprendido a moverse así?
La mirada de la joven castaña regresó a Snape. Él tendió su mano hacia ella, invitándola a sentarse a su lado. Hermione le sonrió, rogando a los dioses para que la sonrisa no se viera falsa o nerviosa, tal cual se estaba sintiendo.
"Así que, qué hacen dos hombres tan apuestos en este lugar?" Preguntó la joven Weasley, cruzando las piernas y recargándose contra el sofá.
La castaña se movió y se sentó de igual manera, sintiéndose de verdad estúpida y temiendo ser atrapada de un momento a otro. De pronto notó la mirada de su ex – profesor deslizándose sobre su apenas cubierto cuerpo y tuvo que pelear duro para tratar de ocultar el sonrojamiento que amenazaba con invadir sus mejillas.
"Salimos a divertirnos un rato, después de mucho tiempo sin vernos, y este nos pareció un lugar interesante." Respondió Lucius.
Ginny le sonrió de nuevo. "Así que a divertirse...? Entonces...eso significa que no están interesados en un baile privado?"
QUÉ? Gritó el cerebro de Hermione. Ginny nunca dijo algo con respecto a algo 'privado'!
"Qué dices amor?" Preguntó la pelirroja mirando directamente a Hermione. "Quieres darle a tu oscuro hombre una probada de tus...talentos?"
La castaña forzó una sonrisa. "Eso depende es él, verdad?" Y la chica no tenía idea de dónde había salido esa frase. No recordaba haberle dado permiso a su cerebro para decir semejante cosa.
Vio que Snape le sonreía. ''Muéstrenos el camino señoritas. '' Dijo él, poniéndose de pie y ofreciendo su mano a Hermione para que se levantara.
La castaña tragó con nerviosismo y tomó la mano ofrecida. "Claro." Dijo la chica y se puso de pie.
Le echó una mirada a Ginny quien se tomó del brazo de Lucius. Luego vio a Severus ofrecer su propio brazo. Aguantándose las ganas de correr y esconderse, se tomó del brazo del hombre y caminaron juntos hacia el área de reservados.
Vio a Ginny guiñarle un ojo antes de desaparecer dentro de una de las habitaciones con Lucius a sus espaldas. Hermione tomó una gran inspiración para tratar de calmar los nervios que la invadían, al tiempo que guiaba a Snape hacia la habitación contigua. El lugar solo tenía un sofá, un poste y una mesita en donde poner las bebidas. No había más luz que una oscura luz roja muy tenue.
Escuchó música y el sexy y bajo sonido no ayudó nada para suavizar sus nervios. Llevó a Severus hasta el sofá y le dio un ligero empujoncito para obligarlo a sentarse, todo el tiempo tratando de detener el temblor que tenía en las manos.
Severus la miró de arriba hacia abajo, con una sonrisa estirándole los labios. "Por qué tengo la impresión de que nunca hiciste esto antes?"
Hermione encogió los hombros y le sonrió con calidez. "Estaría mintiendo si dijera que soy una profesional...así que...algún pedido en especial? Quieres que baile en el poste para ti?" Deslizó una manos sobre el citado poste mientras hablaba, suplicando mentalmente, di que no, por favor, di que no! Una y otra vez. Sabía que si lo intentaba, terminaría de cara en el suelo.
Severus la miró a los ojos y sonrió todavía más. "Estaba pensando en algo mas...personal. Tal vez más cerca de mí? Como en mi regazo?"
Ay mierda! Pensó la castaña, pero asintió y dio un paso al frente.
Okay, qué mas da? Claro, vas a bailar en el regazo de un hombre, a pesar de no haberlo hecho nunca en la vida...qué tan difícil puede ser?
Una nueva canción comenzó a escucharse. Era mas sexy y lenta que la anterior.
Hermione se aferró de la supuesta valentía Gryffindor y comenzó a moverse. Lentamente, comenzó a mover la cadera, deslizando sus manos sobre su propio cuerpo al ritmo de la música, sintiéndose de verdad estúpida, pero decidida a seguir adelante.
No era como si tuviera que estar preocupada por ser despedida, pensó ella. Ni siquiera trabajo aquí, a quién le importa? Se sintió mas atrevida al ver de qué manera los ojos de él acariciaban las curvas de su cuerpo. Ni siquiera sabe quién soy...
Siguió moviéndose al ritmo de la música y apoyó un pie a un lado de él, acentuando el movimiento de la cadera y descendiendo sobre Severus. Luego levantó la otra pierna y quedó a horcajadas sobre la cadera de Snape, moviéndose contra la ingle del hombre y sin dejar de deslizar sus manos sobre su cuerpo.
Echó la cabeza hacia atrás y deslizó los dedos sobre la curva de uno de los pechos, siguiendo camino sobre el tenso abdomen y luego trazar la delgada línea de la cintura de la tanga de satén. Alzó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de él que miraban ardientemente los pechos cubiertos de satén verde.
Con una leve sonrisa pintada en el rostro, mentalmente, encogió los hombros y volvió a lo suyo y buscó a sus espaldas el broche del sostén, quitándose los breteles de los hombros. Cada movimiento era tan lento como los anteriores. Sostuvo las copas del sostén contra sus pechos y se frotó contra la ingle de él, sintiendo como el miembro de Severus se endurecía con rapidez bajo su cuerpo.
"Quieres ver mas?" Se sorprendió a sí misma, preguntándole al hombre.
Los ojos de él se posaron en los de ella, estudiándola por unos breves instantes antes de hablar. "Si." Y Hermione pensó que tal vez, había visto las manos del hombre temblar un poco, como si quisiera tocarla.
Lanzó el sostén lejos, a sus espaldas, sintiendo la fuerza del poder que le otorgaba la manera que los ojos de Severus se movían sobre sus pechos mientras ella seguía moviéndose contra el, apretando su ingle contra la de él, frotándose contra Severus.
Dejó que sus propios se deslizaran sobre su piel, apenas tocando los redondos senos, apenas rozando los pulgares sobre los pezones.
El eréctil tejido se endureció de inmediato en respuesta al suave estímulo, provocando que el resto de su piel se alzara como piel de gallina.
Mantenía la vista pegada en el oscuro hechicero mientras se movía, observando como el calor crecía en la mirada del hombre. Y Hermione vio que las manos de Snape temblaban cada vez más.
Una idea comenzó a formarse en la mente de la castaña. Se alejó de él y Severus estrechó los ojos hasta que ella se puso de espaldas a él, dejándolo ver su perfecto trasero antes de volver a sentarse en la falda del hombre, pecho contra espalda.
Ella tomó las manos de Severus y colocó las enormes palmas sobre el dorso de sus propias manos, para después comenzar a deslizarlas sobre su cuerpo nuevamente.
Lo estimulaba con ese simulacro de caricia, pero todavía no lo dejaba tocarla de verdad.
Hermione se encontró, con sorpresa, excitándose más y más con cada suave roce de los masculinos dedos aquí y allá.
Había deseado a ese hombre por un muy largo tiempo, pero nunca imaginó que terminaría tan excitada por el mero hecho de sentir apenas un casi imperceptible roce de su piel contra la de ella y por lo que le estaba haciendo, frotándose contra su ingle.
"Puedo tocarte?" Preguntó él, al fin, mientras la música seguía sonando en el ambiente.
Los labios de la castaña se curvaron en una sonrisa. Los nervios habían desaparecido y habían dejado lugar al abandono.
Se echó hacia atrás, pegando su espalda completamente contra el pecho de él, y dejó que su cabeza descansara sobre el hombro de Severus, quitando sus propias manos de su piel y permitiendo que las viriles manos de Snape se posaran sobre su cuerpo desnudo.
La caricia de las ásperas manos deslizándose sobre su tierna piel, la dejaron sin aliento.
Lo había imaginado tocándola tantas veces! Y ahora, aquí estaba y a Hermione le parecía un poco irreal.
Era casi como estar en medio de una ensoñación. Esos largos y pálidos dedos se deslizaban hábilmente sobre la palpitante piel y dejaban una estela de fuego por donde pasaban.
No pasó mucho hasta que Severus alzó una mano para correr con suavidad el cabello del cuello, exponiéndolo para él, para luego volver a llevar esa misma mano, de regreso al cuerpo de la mujer, acariciándola con cuidado como las propias manos de ella lo habían hecho antes.
Hermione tragó un poco de saliva con dificultad al sentir el calor de su cuerpo elevarse con cada movimiento que su cadera hacía contra la ingle de él, solo que ahora se movía con mas tranquilidad que antes.
La canción terminó y e mezcló con el inicio de otra sin que alguno de los dos lo notara.
Con el primer contacto de los labios de Severus sobre su hombro, Hermione supo que iba a necesitar llegar hasta el final. Solo había tenido la intención de bailar para él. Y ni siquiera había sido ella misma la de la idea. Sin embargo, mientras los dientes de él arañaban suavemente la dorada piel, a medida que esas masculinas manos descendían más y mas sobre su cuerpo, jugueteando con la orilla de sus bragas, Hermione sentía que su cuerpo se arqueaba en respuesta.
Severus descendió su mano hasta bien abajo, hasta quedar sobre la tela verde que cubría la entrepierna de Hermione y esperó allí, casi como si esperara que ella lo detuviera de un momento a otro, pero ella no podía poner a funcionar ni su garganta ni sus piernas o brazos. Una de las manos estimulaba los pechos, con el pulgar endurecía más y más el pezón. La otra, se deslizaba sobre la vulva, todavía resguardad por las bragas.
"Tan suave..." Dijo él, acariciándola con la voz, excitándola como lo hacían sus manos. "Creo que te gusta que te toque." Los dedos de Severus encontraron el camino y delinearon los labios mayores, sintiendo el calor que emanaba de allí.
La abrió un poco y deslizó la yema del dedo sobre la empapada entrada, todo el camino hasta llegar a la pequeña gema escondida allí. "Tan mojada..." Comenzó a estimular en pequeños círculos el clítoris, haciéndola gemir cada vez más fuerte. "Quieres que me detenga, preciosa?"
"No." Fue la gemida respuesta de Hermione al sentir que Severus presionaba un poco más.
Severus metió un dedo dentro de ella y emitió un gruñido al sentir lo muy apretado y caliente que quedaba un solo dígito dentro de su cuerpo. De inmediato, metió un segundo dedo y comenzó a estimular el clítoris con el pulgar.
Ella gemía a todo volumen mientras él movía sus dedos dentro de su vagina, arqueando el cuerpo cuando Severus encontró el punto sensible y lo rozó repetidas veces.
"Tan responsiva, preciosa. No creo que hayas tenido muchos hombres tocándote así." Comentó él con suavidad, hablándole al oído a propósito, sabiendo de lo muy estimulante y seductora que sonaba su voz para las mujeres.
Hermione sintió la otra mano moverse sobre su abdomen y presionar un poco la musculatura. Cuando él mordisqueó su hombro, casi le pasa desapercibida la extraña sensación que sintió en los confines de la cavidad abdominal. De no haber sido una bruja, de no haber utilizado ella misma ese mismo hechizo, nunca hubiera sabido que Severus acababa de ponerle un encantamiento anticonceptivo.
Este hombre era tan suave! Y aún sabiendo eso, ella no podía decir las palabras que terminaran con esto. Nunca se le hubiera pasado por la cabeza la remota posibilidad de tenerlo para ella, así, de esta manera. Pero lo tenía justo en su mano. Lo tenía para ella. Por una vez en su vida, no quería ser la nena buenita que siempre había sido y que todo el mundo seguía diciendo que era.
No llevó mucho tiempo para que Hermione se encontrara gritando y gimiendo, disfrutando de ola tras ola de puro placer que rompían en su tembloroso cuerpo.
Jadeando, sintió que Snape retiraba los dedos y comenzaba a acercarlos a ella. Con un gesto serio y frunciendo el ceño y los labios, casi le pregunta qué iba a hacer, hasta que lo vio llevarse los dedos a la boca y lo escuchó succionarlos y lamerlos hasta limpiarlos.
"Mmmmmm...Tienes un sabor deliciosos, preciosa." Dijo él, en el mismo tono de voz suave y seductor que había empleado anteriormente.
Ella se puso de pie con rapidez, con la mente abrumada por la lujuria que la poseía. Vio que las cejas de él se alzaban mientras la miraba directamente a los ojos y una sonrisita le estiraba los labios.
"Vas a algún lado, preciosa?" Preguntó Severus, sin moverse ni una micra para intentar detenerla.
Esto es una locura! Qué estás haciendo? Pensó ella, sin despegarle los ojos de encima. De verdad te vas a acostar con él? Cree que eres una desnudista, por el amor de dios!
Pero aún cuando ese hecho la golpeó de lleno, sabía que todavía lo deseaba. No me importa lo que crea que soy. Lo deseo y lo voy a tener. A la mierda con las consecuencias, por una vez en la vida! Además, no es como si el supiera quién soy en realidad.
Una vez que logró hacer las paces con su propia mente, regresó a la falda de Severus. "Solo se me ocurrió que podría ponerme un poco mas cómoda." Dijo ella antes de acercarse y besarlo.
Las lenguas de ambos combatieron una contra otra, mientras ella laboraba por desabotonar la camisa. Una vez abierta, deslizó los dedos sobre el pecho de él, arrastrando las uñas con suavidad sobre la pálida piel y provocando un grave gemido en Severus.
Las manos de él, mientras tanto, encontraban las bragas y las destrozaba para poder quitarlas de la cadera de la chica, dejándola completamente desnuda mientras ella bregaba por desabrocharle los pantalones. Podría haber usado magia para desnudarlo, pero eso hubiera generado preguntas que no quería responder en ese preciso momento.
Su varita estaba bien escondida. La llevaba en un arnés sujeto al muslo, cubierto por un hechizo que lo hacía invisible. Podía fácilmente tomarla, pero no quería que Severus supiera que era una bruja. Después de todo, estaban en un establecimiento muggle, así que pensó que sería más fácil salirse con la suya si él creía que de verdad estaba con una muggle.
Una vez que logró abrirle los pantalones y liberarlo, lo acarició algunas veces y luego se posicionó para hundirlo profundamente dentro de su cuerpo. Al sentirla envolviéndolo, Severus rompió el beso para poder gemir a puro placer mientras ella gemía debido al impresionante tamaño del miembro que la expandía.
"Carajo, mujer! Estás tan apretada!" El Maestro Pocionista gruñó mientras ella se tomaba unos momentos para acostumbrarse a él. "No hay forma de hacerme pensar que tuviste un montón de amantes antes!"
Hermione lo miró a los ojos. "No los he tenido, pero te he deseado a ti mas que a ninguno. Te he deseado a ti nada mas."
Acto seguido, comenzó a moverse arriba y abajo, cada vez mas rápido.
La cadera de ella se movía contra la de él, mientras deslizaba los dedos a través del negro cabello, obligándolo a besarla otra vez. Si esta era la única oportunidad que tendría alguna vez con él, entonces le sacaría provecho.
Severus no esta seguro de cuanto tiempo aguantaría la tortura. Esta chica era increíble, pero no le estaba dando ni la profundidad ni la velocidad que necesitaba. No le gustaba entregar el control, pero una parte de él no estaba segura de cómo habían pasado de un baile en su regazo a que esta bellísima criatura le permitiera cogerla.
Normalmente, si quería que alguna de las desnudistas le prestaran esta clase de atenciones, tenía que poner muchos billetes, y aún así, ninguna de ellas se sentía tan deliciosa como esta hermosa mujer, ni respondían con tanta dulzura hacia él, o se excitaban con tanta facilidad como esta joven, que solo había necesitado algunas suaves caricias nada mas.
Pero esta adorable mujer no había hablado de dinero, y si no estaba equivocado, y rara vez se equivocaba, nunca había hecho algo así en el pasado. Esta chica no bailaba por dinero ni tenía sexo por dinero. De hecho, Severus podría apostar su varita con toda seguridad, a que esta joven había tenido apenas un par de amantes y nada mas. Y eso lo llevaba a pensar en lo muy extraño que resultaba que se acostase tan fácilmente con un desconocido, aunque eso último le importaba muy poco en aquel preciso momento.
Las manos de Severus fueron a posarse en la cadera de ella y la hizo descender con más fuerza, haciéndola gritar, y en ese momento se sintió más que agradecido de haber puesto un hechizo silenciador en la habitación. Volvió a levantarla y a bajarla de la misma manera una y otra vez, mientras los gemidos se escapaban sin descanso de esos carnosos labios y el cuerpo de la chica se arqueaba mientras el cuerpo era invadido por unos deliciosos espasmos que se trasladaban desde ella hacia él.
La boca de él buscó febrilmente la de ella, y sin mas dilaciones, la puso de espaldas sobre el sofá sin siquiera salirse de su interior. Siguió embistiendo sin detenerse, usando magia sin varita para quedar tan desnudo como ella, sin preocuparse de que si ella se preguntaría mas tarde cómo se las había arreglado. Todo lo que le importaba en ese momento era coger a esta pequeña mujer de fuego hasta el cansancio, que era mas estrecha que cualquier mujer que jamás hubiera encontrado.
Tenía las piernas de esta joven alrededor de la cadera mientras seguía penetrando y los gemidos llenaban la habitación con cada embestida.
Severus no tenía idea de lo que pasaría después, pero esta belleza no se le iba a escapar con tanta facilidad. No importaba lo que tuviera que hacer. Era tan perfecta que no dejaría que se alejara de él.
Hermione gritó al sentir que su orgasmo se aproximaba y la invadía. Los músculos vaginales se contrajeron apretando el miembro de Severus con fuerza, tanto que él no sabía cómo podía seguir moviéndose dentro y fuera de ella. Tenía los dientes apretados en respuesta al intenso placer que le causaba el sentir las pulsaciones de la vagina de ella en su miembro. Levantó una de las piernas de la castaña y la puso sobre su propio hombro para poder penetrar con más profundidad.
Hermione emitió un intenso gemido cuando Severus cambió de posición y ahora sentía la cabeza del enorme miembro de él golpeando en el punto G.
Los músculos interiores vibraban y apretaban el grueso pene con cada penetración que llegaba hasta ese lugar especial que la estaba llevando al borde del delirio. Severus jadeaba con cada acometida, sintiendo la caliente lubricación de ella mojándolo a él también con cada nueva y más fuerte embestida.
"Oh...dios...! Siii!" Gimoteó ella al sentir que se formaba un nuevo orgasmo. Las uñas de la castaña se abrieron paso en la desnuda espalda de Snape. Sabía que él había usado magia para desnudarse, pero no podía concentrase mas que en el pecaminoso placer que este hombre le estaba haciendo sentir.
"Mierda, preciosa...se siente tan bien!" Dijo él entre jadeos y con el cuerpo tensó como un arco al sentir su orgasmo también aproximándose. "Eres mía ahora, hermosa...y no voy a...dejar...que te alejes de mi..."
Hermione emitió un agudo grito al sentir que alcanzaba el borde del precipicio nuevamente, sin darse cuenta que había gritado el nombre de su amante al venirse. El cuerpo le temblaba debido a la fuerza de su orgasmo, y las paredes de su vagina convulsionaron alrededor del miembro de él, apretándolo como un cepo, con más fuerza que antes.
Sin poder tomar más de ese dulce tormento del cuerpo de ella, Severus rugió y se vino dentro del cuerpo de Hermione después de una fuerte y agónica embestida final.
Colapsó sobre el cuerpo de la chica mientras ambos respiraban agitadamente y sus corazones galopaban con furia en sus pechos. No había mucho espacio en el sofá y Severus sabía que si intentaba echarse a un lado de la joven, terminaría en el suelo.
Lo único que podía arruinar esta paz post-coito era lo que en ese exacto momento pasaba por el cerebro de él.
En lugar de moverse solo alzó la cabeza para mirar el rostro de la increíble mujer que yacía bajo su cuerpo.
Tenía los ojos cerrados y sus manos apenas pendían de los anchos y pálidos hombros de él. Tenía las mejillas encendidas y una expresión de pura paz que hacía que se viera todavía más hermosa que antes. Podía jurar que su rostro le resultaba familiar, pero no podía ubicar quién era.
Finalmente, esos cálidos ojos marrones se abrieron y se enfocaron en él y los labios de la mujer comenzaron a curvarse. "No tengo ni idea de cómo llegamos a esto exactamente," comenzó a decir la chica, todavía agitada, "pero tampoco puedo encontrar el motivo para quejarme."
Severus sintió sus propios labios estirándose. "Eso mismo pienso yo."
Ella se acercó y le dio un suave beso antes de salirse de debajo del cuerpo de él, cosa que a Snape le causó una gran decepción. Se sentó, pero atrapó la muñeca de la mujer antes que pudiera escapar y la obligó a sentarse a su lado.
"Tus bragas están hechas añicos...dime exactamente cómo planeas salir de esta habitación?" Preguntó él con un brazo alrededor del cuerpo de ella, acariciándole el abdomen mientras ella se reclinaba contra Severus.
Ella se rió. "Puedo pedir tu camisa prestada? Supongo que no tendrás problema en cambiar tu camisa por mis bragas."
Las cejas de él se alzaron, aunque ella no lo notara. "Prestada? O sea que eso significa que planeas volver a verme para poder devolvérmela?"
La sonrisa de ella se desvaneció en el acto. No podía. Él se pondría furioso si se llegara a enterar quién era ella en realidad. "Tal vez..." Dijo ella vagamente, esperando que Severus no preguntara nada más, aunque dudaba que pudiera escapar con tanta facilidad.
Severus hizo un ruido pero no dijo nada más. No estaba preocupado por la dichosa camisa. Solo tenía que conjurar una nueva con su varita o podía transfigurar un calcetín en una. Fin de la historia. Lo que él quería, era volver a verla.
"Te puedo preguntar algo?" Preguntó al cabo de algunos minutos.
Hermione se puso seria por un momento pero asintió de todos modos. "Claro, pero me reservo el derecho de no contestar si no quiero."
Severus se rió por lo bajo y el sonido la sorprendió ya que nunca lo había oído reírse.
"Habías bailado así antes de esta noche?"
Ella emitió una carcajada suave. "Por qué preguntas cosas de las que ya sabes las respuestas?"
Él volvió a reírse. "Y quién dice que ya sé las respuestas?"
Hermione encogió los hombros levemente. "Tú...no pareces el tipo de hombre que dejaría pasar los detalles. Dudo que cualquiera de las otras desnudistas te hubiera preguntado lo que querías o hubiera tenido sexo contigo tan fácilmente."
Severus se puso serio por un segundo. "Entonces es tu primera noche trabajando aquí?"
Los labios de ella volvieron a estirarse en una sonrisa. "Algo así. La verdad es que, antes de esta noche, nunca había estado aquí. De hecho, no creo haber estado en ningún club de desnudistas antes de esta noche."
Y Snape se puso todavía mas serio. "Y entonces cómo es que terminaste trabajando aquí?"
Ella giró entre los brazos de él, sabiendo que cuanto mas tiempo se quedara, mas chances de ser descubierta habían. "No puedo revelar todos mis secretos, o si?" Se acercó a él y lo besó suavemente. "Gracias...por esta noche...me divertí."
Las cejas de Severus se dispararon hacia arriba en una franca mueca de sorpresa al escuchar lo que dijo. "No te estabas divirtiendo antes que tú y tu amiga se acercaran a nosotros?" Preguntó él, viéndola ponerse de pie una vez más.
Hermione tomó el sostén y la camisa de Severus que estaba cuidadosamente doblada y acomodada en el suelo junto al poste. Se puso ambas prendas y se volvió para mirarlo otra vez. "Ni un poco. Tengo que ir a ver a mi amiga."
Él no pudo evitar notar que la joven no parecía para nada sorprendida al encontrar la ropa perfectamente acomodada y su curiosidad aumentó sobremanera. "Me dirás tu nombre al menos? Por lo general, me gusta saber aunque sea el nombre de las mujeres con las que me acuesto."
Ella debatió internamente por unos instantes hasta que sus labios volvieron a curvarse hacia arriba. "Jean."
Las cejas se alzaron por vigésima vez. "Jean? Es tu nombre verdadero?" Le parecía que era un nombre demasiado común y corriente para ser su verdadero nombre.
Hermione se rió con suavidad. Si. Jean es mi verdadero nombre." O al menos, lo era en parte, pensaba ella.
Severus intentó ponerse de pie pero ella lo besó una vez más antes de empujarlo contra el sofá. Le sonrió.
"Nos vemos Profesor."
Y luego, se había ido. Se había ido y la mandíbula de Severus Snape estaba en el suelo y sus ojos se abrieron como platos al escuchar cómo lo había llamado la mujer.
N/T: Solo dos capítulos, pero bastante interesantes. Espero que también les guste esta historia.
Ahora, a contestar los reviews del último capítulo de Soluciones Prácticas:
Araceli: Gracias por todos los halagos que me mandas...se me va a inflar la cabeza! Bueno...tal vez eso no sea una mala idea...necesito un poco de espacio en este pequeño cráneo mío...
Creo que muchas de nosotras estamos de acuerdo en que la muerte de Severus fue totalmente indigna...después de la vida que tuvo, al menos podría haberle dado una muerte digna y menos traumática...
aaaa: No sé si leas este fic, pero por si acaso, te contesto. Conozco ese fic y es muy, pero muy bueno. El asunto es que alguien más comenzó a traducirlo y lo dejó por la mitad. A la autora no le hizo ninguna gracias y quedó muy enojada...una lástima, ese fic está muy bueno y tiene mucho contenido...
Diosa Luna: Five Winters! Me encanta ese fic, pero es larguísimo! Tal vez en el futuro me anime a comenzar a traducirlo. Hay varias historias que me gustaría traducir, pero todavía no me atreví por la extensión de las mismas. Otra que me gusta mucho es Pet Project de Caeria. Es excelente pero todavía no está terminada.
Amia Snape: Jajajajja la conversación con la rubia esa, Parker, fue genial. Lo del tic, maravilloso! Solo Severus puede decir algo así sin pestañear siquiera! A mi también me pareció que Hermione medio se hacía la boba y se aprovechó para quedarse con él...jejejejejeee
Ah! Y espero que es esta historia también te guste!
Bien. Por ahora, eso es todo. Que disfruten la historia!
Hasta la próxima!
