Vida
Sinopsis: a veces la muerte no es el final, a veces es solo el principio.
Disclaimer: ningún personaje me pertenece, y mucho menos la serie, si me pertenecieran nunca habría terminado.
Advertencias: posible escena sexual en el segundo capítulo.
Composición: fanfic únicamente compuesto por dos capítulos.
1. Muerte
— Ahora mismo voy de camino al siguiente caso —le decía la detective a Godai a través de su teléfono móvil.
Yako cruzó la calle avanzando sobre el paso de peatones junto a los habitantes de la ciudad a la vez que escuchaba aquel sonido que indicaba el color verde del semáforo.
— ¿Estás con el monstruo? —preguntó Godai con su usual tono de voz mientras garabateaba en el papel.
— No —respondió esquivando a una anciana que avanzaba a paso lento —, dijo que tenía cosas que hacer y que nos veríamos en la escena del crimen, y sabes que no me gusta que lo llames así.
— Lo que tú digas —suspiró.
Observó de un lado a otro la calle por la que debía cruzar.
— Hablamos en otro momento, voy a llegar tarde si no me doy prisa.
— Nos vemos después —finalizó.
La detective guardó su teléfono y se apresuró a cruzar la calle.
Neuro se pondrá furioso si llego tarde —pensó para sí misma.
Tan absorta se encontraba en sus pensamientos que la chica no se percato del coche que se acercaba a ella a gran velocidad hasta que lo tuvo enfrente.
Godai encendió la televisión una media hora más tarde de hablar con la chica. En momentos como aquel se podía permitir el lujo de hacerlo. Sin el monstruo o la detective rondando por los alrededores podía relajarse por un fragmento limitado de tiempo.
Sin embargo, lo que vería en las noticias aquel día no lo relajaría.
Se acomodó en el sofá encendiendo uno de sus cigarros mientras escuchaba el teclear de Akane. Aunque no le agradara aquel demonio, debía aceptar que agradecía que este la hubiera dotado de un nuevo cuerpo. Podía disfrutar de su compañía sin llegar a sentirse como un loco por hablar con una trenza de pelo.
Aumentó el volumen de la televisión inhalando el humo de su cigarro.
— Noticia de última hora —gritaba la reportera—, hemos sido testigos del brutal accidente en el que se haya implicada la famosa detective Yako Katsuragi.
Akane paró de teclear.
— Hoy, a las diecisiete horas, un vehículo desconocido ha atropellado a la detective dándose a la fuga —continuó—, se desconoce el estado actual de la celebridad. Seguiremos informando.
Godai recogió su chaqueta y abandonó la oficina de detectives con paso apresurado seguido de Akane.
— ¡¿Qué coño ha pasado? — le gritó Godai a la recepcionista.
— Señor tranquilícese, por favor —pidió la chica.
— Buscamos a Yako Katsuragi —prosiguió Akane con calma.
— Lo sé —continuó—, lo sé. Pero ahora mismo les va a ser imposible verla, está en quirófano.
Godai respiró entrecortadamente.
— ¿Qué podemos hacer? —preguntó la morena.
— Esperen en la sala de espera, su madre está allí.
— No se preocupe, todo saldrá bien —tranquilizó Akane a la mujer minutos más tarde.
— ¡Joder! —gritó Godai pateando su asiento— ¡¿Dónde está ese maldito monstruo?
Akane le observó con furia.
— ¡Cállate! —le dijo— ¡Todos estamos muy nerviosos y así lo que haces es ponernos más nerviosos aún! ¡Cierra la boca!
Y Godai calló.
— Debéis estar preparados para lo peor —dijo el médico horas más tarde cuando la luz de quirófano cesó.
— ¿Puedo verla? —preguntó su madre sollozando.
El doctor aguardó pensativo.
— Dada la situación —suspiró—, puede pasar.
La mujer avanzó hasta la habitación en la que se encontraba su hija. Habitación ciento uno.
Akane lloraba en silencio cuando observó al demonio a su lado.
— ¿Va a morir? —preguntó con su rostro imparcial.
— ¡Eres un hijo de puta! —le gritó Godai abandonando su asiento— ¡Ella está así por tu culpa!
— ¡Basta por favor! —gritó Akane sujetándolo de su camisa.
Neuro aguardó.
— ¿Quién está dentro? —preguntó.
— Su madre —respondió Akane intentando calmar al antiguo yakuza.
— Voy a entrar —dijo el demonio.
Y nadie lo paró.
La habitación era blanca. Los muebles eran blancos, y la cama en la que se encontraba la chica también era blanca. El demonio mantuvo su mirada en el aparato al que estaba conectada Yako, escuchando el incesante pip, pip que emitía.
— Me llamo Neuro Nôgami —se presentó mostrando de nuevo su rostro carente de sentimiento.
— Lo sé —dijo sujetando la mano de su hija—, es el ayudante de Yako.
El silencio inundó la sala, en ella solo se oía el respirar turbado de la chica contra la mascarilla de oxígeno.
— En realidad nunca lo he sido.
— ¿Qué quiere decir? —preguntó confusa observando al hombre directamente a los ojos.
La mujer tembló ante el brillo verdoso de sus ojos.
— ¿De verdad quiere saberlo? —preguntó el demonio.
Silencio de nuevo.
— ¿Qué diría si le dijera —continuó— que su hija, con dieciséis años, conoció a un poderoso demonio? ¿Qué diría si le dijera que este la llevó a la fama con la intención de devorar aquellos misterios que ella ayudaba a resolver?
La mujer tembló de nuevo.
— Y sobretodo… ¿Qué diría si le dijera que puedo salvarla a costa de que sufra el dolor más grande que haya vivido en toda su vida?
Segundo fic que publico en este fandom. Este capítulo es solo una pequeña introducción a la historia original, que es el capítulo dos.
Sé que no recibire muchos reviews porque no hay mucha gente que lea sobre esta serie, pero aun así espero que quien lo lea opine sobre la historia.
¡Muchas gracias por leer!
