Regalo
Capítulo I
El día es mañana. Estuve toda la semana diciéndome a mí mismo que no iba a dejar esto para el último momento, que iría a comprarle un regalo a Annita lo más pronto posible, y todavía no fui. Lo peor es que no estoy muy seguro de qué regalarle. También me juega en contra que ella esté todo el día en casa, porque no puedo irme sin que se de cuenta. Y hablando de eso, ¿dónde podrá estar, que no está aquí regañándome por no estar haciendo nada?
La busco en la cocina (qué demonios haría ahí de todos modos?), en el comedor, en las aguas termales... no está en ningún lado. Caminando por uno de los pasillos, el que conduce a su habitación, me encuentro a Tamao.
-Hola, Tamao.- La saludo y ella se sonroja, para variar. ¿Cuándo dejará de hacer eso? No es que me moleste, pero es un poco incómodo.
-Hola, jove Yoh.
-¿Has visto a Anna? Creo que se me perdió, jiji.
-La señorita Anna está en su habitación. Duerme.
¿Duerme? Pero si son las 11 de la mañana! (N/A: Igual yo a esa hora recién me levanto, eh), ya casi es hora de almorzar... Al menos así no notará mi ausencia.
-Bien, si despierta, dile que estoy... ehm.. entrenando! sí!- "Gran idea, Yoh... nunca dudará de eso" dice mi cerebro sarcásticamente cuando me escucha terminar de decir lo que dije. -Diablos, no, jamás me creerá! Mejor dile.. que fui a ver a Manta. Y si Manta llega a venir, pues, le dices que se vaya.
-Está bien, pero no puedo echar al joven Manta así como a...
-Claro que puedes echar a Manta!- No es momento para la amabilidad de Tamao, es un caso de extrema emergencia. Luego, podré hablar con mi amigo y explicarle.
-Como diga. Iré a preparar la comida, si me disculpa...
-Claro, Tamao, gracias!
Me dirijo rápido a la parte más comercial de Tokio. Hay tantas cosas, pero ninguna que Anna realmente quiera o necesite. A ver, ¿qué podría darle? Y de repente, lo recuerdo:
"Nos estamos volviendo cada vez más viejos..." Había dicho Anna hacía un tiempo. "...y no tenemos ninguna foto juntos! No puede ser que a medio año de nuestro casamiento, no tenga fotos con mi prometido!"
Claro! Eso era! El mejor regalo que podía hacerle a Anna era una cámara de fotos. Por supuesto que era un poco caro, pero había juntado bastante dinero para esta ocasión. Al llegar al local, compruebo que el dinero me alcanzaba justo, hasta sobraba algo.
Llego a casa y corro hacia mi cuarto para poder esconder el regalo, saludando al pasar a las chicas con las que vivo. Había comprado además, una tarjeta, pero no de esas que ya tienen cosas escritas. Esta era bien simple, solo tenía un corazón y unos renglones para que quien la compre pudiese escribir su dedicatoria propia (nada más cliché que regalar algo ya escrito). También le compré un chocolate, hubiese comprado una caja de bombones pero ya no había dinero. Es que a Annita le gusta mucho el chocolate, tanto como a mí las naranjas. Y no hay nada mejor que empacharte con lo que más te gusta en tu cumpleaños. Ahora que lo pienso, quizás lo mejor hubiese sido comprar sólo chocolate, miles de chocolates, con el dinero de la cámara... Okay, quizá no.
Escribo unas palabras en la tarjeta, ya lo tenía pensado, pero sin embargo en el momento de escribirlo, me siento un completo idiota. Termino y escucho a las chicas llamándome. Me habían estado esperando para almorzar.
Continuará.
