ANTES DE EMPEZAR quiero, a pesar de ya haberlo hecho, alertar de que esto es un SHOTA. Relación adulto -niño, o como deseen llamarlo.

Están aquí bajo su propio riesgo, y no me haré responsable de algún tipo de negación o acto de repulsión.

Repito: Ustedes están leyendo esto bajo su PROPIO RIESGO.

~OMEGAVERSE~

Pareja principal: Ereri (Eren seme - Levi uke) Leve Eremika

Continua leyendo si has tenido en cuenta la advertencia


Pov. Eren

Era nuestro quinto aniversario, ni yo ni Mikasa podíamos estar más felices; cinco años desde que habíamos estado juntos, y ya no como hermanos, sino como pareja.

Me había costado mucho aceptarla de esa manera, era mi "hermana" después de todo, aquella que debía proteger y querer (a pesar de que ella me protegiera más de lo que yo podía con ella), y luego de nuestros amigos insistieran tanto, decidí aceptarla; y podría decir que me siento feliz con ella.

La empresa en la que trabajábamos fue heredada de mis padres para ella, ya que yo no estaba interesado para nada en ese tipo de negocios; por eso, me estaba encaminando al área médica, ya estando en mi cuarto año en la universidad. A pesar de eso, Mikasa me propuso trabajar allí, para ganar dinero mientras estudiaba; y no puedo estar más agradecido por eso.

Vivíamos juntos en Alemana, mi país natal, ella vivía aquí, pero su sangre mestiza, mas sus rasgos asiáticos, indicaban perfectamente que ella no había nacido aquí, sino en Japón. Luego de ser adoptada por mis padres cuando era una niña, nos habíamos vuelto muy cercanos, y a pesar de las peleas y momentos de irritación entre ambos; éramos hermanos inseparables. Y aun, a pesar de tener este tipo de relación con ella, nuestro lazo de hermandad seguía intacto; aun teníamos esa confianza el uno con el otro.

Claro que también, estábamos pensando en nuestro futuro; cada cierto tiempo planeábamos viajes alrededor del mundo, por decirlo de algún modo. Ya habíamos visitado las heladas montañas de Noruega y las sofocantes arenas de Egipto; las otoñales y lluviosas calles de Londres hasta las primaverales y coloridos parques de Japón, donde por cierto, conocí a sus padres; dejándoles un gran ramo de flores a ambos donde descansan eternamente y contándoles como había crecido pequeña retoña.

Todo es perfecto en nuestro mundo.

O al menos no era, hasta que la escena que siempre nos atormenta aparece en ese fantástico lugar.

Por el frente nuestro pasan caminando tres personas; una tierna y cariñosa mujer, un afectuoso y divertido hombre, y una pequeña y adorable niña que iba en brazos de su progenitor, chillando de alegría ante las cosquillas que estele esta propinando. Esa imagen siempre terminaba amargándonos un poco el momento feliz que estábamos pasando.

Nosotros no podemos tener hijos.

Nosotros, los humanos, estamos divididos en tres grupos;

Alfas, o los "dominantes", son los únicos capases de "donar" vida. En su ciclo vital, les es obligatorio ser los dominantes en la relación, así sean mujeres u hombres, en el caso de las primeras; su cuerpo se adapta en el momento de la copula para ser las que den la semilla de la vida.

Los omegas, o los "sumisos", son los únicos capases de engendrar vida. Existen mujeres y hombres omegas, y estos últimos, también se adaptan a las circunstancias de la copula; al nacer, ya poseen cierta matriz que les hace fértiles que, si bien no presentan un ciclo menstrual como las mujeres; ambos sexos entran en cierta etapa donde atraen a los Alfas con la utilización de hormonas lo suficientemente fuertes como para "cegar" a estos y dejarlos con solo su instinto primitivo; el querer reproducirse de inmediato con ese individuo.

Ya esa etapa se le llama Celo, y dura unos cinco días; una vez cada dos meses.

Se conoce que solo los Omegas pueden entrar en esta etapa, pero se ha averiguado que los Alfas también entran en algún tipo de lapso donde la fertilidad de su semilla es aún mayor, causando embarazos múltiples en algunos casos.

Y por último, y no menos importante, los Betas. Estos son como una mescla de ambas especies predominantes (Alfas y Omegas) si bien pueden donar la semilla y engendrar vida (ambas cosas juntas) su secreción no es lo suficientemente fuerte como para dejar en estado de gestación a otro; y en caso de hacerlo, el niño casi siempre podría salir débil. En el caso de ser los gestantes, los embarazos serán complicados y mucho más dolorosos.

No tienen la suficiente "calidad" para engendrar o gestar vida.

Además de no tener que pasar por el Celo que comúnmente debes superar los Omegas.

Pero a pesar de todo, sumado a las nuevas tecnologías de hoy en día, un beta embarazado no es tan riesgoso; aunque posee sus dificultades, estos son llevaderos.

Nuestro problema era mucho más sencillo, y a su vez complicado, de lo que creíamos alguna vez.

Ambos éramos Alfas.

Y si bien yo era el dominante en el momento de las relaciones con Mikasa, ella no estaba "capacitada" para llevar una vida en su interior. Su falta de matriz y de óvulos le hacía imposible el poder embarazarse.

Al inicio no nos importó tanto el tema de tener hijos, al pasar el tiempo y pensar en nuestro futuro, la idea nos bajaba fuertemente el ánimo a ambos, a tal grado de que no volvíamos a hablar entre nosotros, y esperábamos la llegada del nuevo día para intentar apaciguar ese ardor en el pecho. La falta de ese pequeño retoño nos entristecía. Pero luego de girar tanto en el tema, un día ella y yo nos pusimos de acuerdo, sonriendo ante la grandiosa idea que cruzo por mi mente al pasar por un refugio de paso para llegar a mi universidad.

Adoptar

¿No sonaba maravilloso?

Darle una oportunidad a un pequeño niño o a una hermosa niña de tener el amor una familia que le quisiera, el calor de un hogar propio.

Y Mikasa estaba totalmente de acuerdo.

Aun así sufrimos aún más; debíamos esperar cierta cantidad de tiempo para poder tener a nuestro hijo, y ese proceso podía durar meses, incluso años, ya que el sistema estaba saturado por tantas personas que también querían adoptar a los niños. Y de tanta pesadumbre, fue donde se me ocurrió irnos; tomar unas pequeñas vacaciones para tratar de olvidar el dolor de un lugar vacío en nuestras vidas.

Lo que nunca pudimos, o por lo menos, no pude imaginar, fue que nuestro pequeño rayo de esperanza estaba justo allí, en las antiguas y románticas calles de Francia; vestido simplemente por un pequeño camisón, su piel tan blanca como la porcelana, ahora manchada de suciedad, con su cabello largo y enmarañado, descansando profundamente sobre algún tipo de tela vieja como "colchón".

¿Nosotros sufriendo por la idea de esperar por un niño en nuestro núcleo familiar mientras que este pequeño sufría por el frio y la indiferencia social?

Ni siquiera lo pensé cuando lo tome en brazos y lo llevamos con nosotros al hotel, para darle las atenciones necesarias.

Y luego de taparlo hasta la nariz de cobertores sobre el sofá de la sala, el pequeño cuerpo dejo de temblar. Tan débil como un pajarillo que ha caído del nido y ha podido sobrevivir a la caída, pero teniendo que sufrir la adversidad.

Decidimos hacerle algo caliente de beber y darle algunas cosas de las que teníamos allí para comer, como una gran rebanada del pastel que habíamos comprado hace varios minutos; que dicha compra nos llevó a verlo del callejón poco iluminado.

El ruido en la sala nos alertó a ambos; nuestro pequeño invitado había despertado.

De pocas zancadas ya habíamos llegado al lugar, viendo como el niño estaba sentado en el sillón de color oscuro, inspeccionado todo su entorno con rapidez; y al vernos a nosotros, él se quedó estático, analizando la situación en la que se encontraba.

El tiempo se congelo súbitamente, incluso para mí.

Ver sus ojos, tan afilados como navajas, observándome de forma asombrada y asustada, para pasar drásticamente a una clara amenaza, al fruncir su entrecejo y afilar aún más sus ojos, tensando su mandíbula notoriamente. Y en el momento en que inflo su tórax y entreabrió su boca, repase rápidamente aquellos tres años de francés básico que había aprendido en secundaria, ya que sabía lo que podría esperarnos.

_ ¿Dónde estoy?_ pregunto, rezumbando en mis oídos el perfecto idioma natal del chiquillo.

_ Bueno…_ mi francés era tan oxidado como pensé que lo seria, hace años que había dado aquel curso de francés básico, al igual que aquellos dos años de italiano y cinco de inglés; lo admito; yo amo los idiomas. Pero ese no era el tema principal en este momento.

Acababa de darme cuente que, prácticamente; acababa de "secuestrar" a un niño y llevarlo a el hotel donde resida con mi novia. Y no era el único en darse cuenta, ya que Mikasa estaba apretando sus labios, en claro signo de incomodidad.

Debía ser directo, o posiblemente, el niño se levantaría y se iría, posiblemente indignado, a pesar de la posibilidad de volver a las calles en soledad.

El chico sobre el sofá dio un pequeño salto en su lugar al ver como me acercado, dando un par de pasos hacia él; no sabía dónde estaba, y lo último que recordaba era estar en aquel lugar tan frio y oscuro, y el verse en un lugar cómodo y con calefacción, sumado al cómodo sofá y los cobertores, obviamente, lo habían desconcertado.

Tome aire, y simplemente, dispare.

_ Quiero que estés conmigo partir de ahora_ la expresión que estaba esperando ver, apareció; sus ojos se abrieron y su boca quedo entre abierta, sin saber que decir, al igual que vi como sus pequeños dedos se aferraron a los cobertores_ Bueno_ dije, riendo_ Con nosotros en realidad_ y con eso, Mikasa tuvo la valentía de acercarse, agitando su mano de forma tímida como saludo al pequeño que estaba allí en nuestra sala, pero este aun no salía de su estado de asombro_ Queremos… Que seas nuestro hijo…_ y al ver como se había alertado, decidí apresurarme_ Y que vayas con nosotros a Alemania_ yo seguía lanzando "bombas" cada vez más potentes, logrando simplemente helado al francés, incluso Mikasa puso una mano en mi hombro, como si me pidiera detenerme.

¿Pero cómo podía yo calmarme en un momento así?

Nuestro posible hijo podría ser ese niño, y al imaginarme a mí mismo con él en mis brazos, dándole el amor que había perdido, o que nunca había tenido, jugando con él, ayudándole con las tareas, o con el simplemente que me diga "Papá", mi corazón estaba a punto de estalla, bombeando sangre rápidamente por mi cabeza; tratando de adivinar las posibles cosas que podría decir para poder contraatacar, y ganar la batalla de llevar a este pequeño a casa.

_ Eren_ me llamo Mikasa_ Debes tranquilizarte, por favor, lo estas asustando_

_ Mikasa_ le regañe, aun sabiendo que ella tenía razón. Pero la idea de que él se negara, estaba tan latente como la posibilidad de que ahora mismo se parara de allí y huyera, para volver a las calles.

Pero tan concentrado estaba pensando en las posibles negativas de la criatura frágil frente a mí, que no note el brillo extraño en su mirada, ni el temor que le había atacado de repente; asustándonos a Mikasa y a mí.

_ ¿Q-Que pasa?_ pregunte, viendo como escondía su rostro del mío_ ¿Te sientes mal? ¿Acaso dije demasiado?_ le cuestione preocupado, arrodillándome a su lado para tratar de ver su rostro, pero nada; el no quiso ceder.

_ Tal vez tenga hambre_ indago Mikasa, haciéndome verla por un segundo, para volver a dirigirme a el niño frente a mí.

_ ¿Tienes hambre?_ el leve asentimiento de su parte me hizo volver a mirar a mi novia.

_ Mikasa, por favor, calienta nuevamente el chocolate caliente y trae la rebanada de pastel_ le pedí, viéndole asentir y dirigirse hacia la cocina. Le volví a ver, y al estar solos, lentamente, comenzó a girar su rostro, en dirección a mí, y no pude ocultar mi asombro al verle de tan cerca.

Era un ángel.

Su rostro era delicado, a pesar de las manchas que le adornaban las mejillas, nariz mentón y frente. Su nariz era pequeña, al igual que su boca, donde sus labios eran finos y estaban resecos, haciéndome remojar los míos propios. Y sus ojos, antes llenos de temor e incertidumbre, ahora brillaban, como dos pozos de plata liquida, mesclada con un color azulado suave, realmente hermosos; brillando de… ¿Felicidad? Eso me había desconcertado.

_ ¿Cómo te llamas?_ pregunto de repente, mirándome de forma atenta, pasando esos hermosos pozos por todo mi rostro. Sonreí al ver su curiosidad por saber quién era.

_ Me llamo Eren_ su rostro se endureció_ Eren Jaeger_ complete, acercando mi mano hacia su cabello, acariciándolo suavemente; sintiendo como este estaba algo enredado y maltratado.

Cuando volví a prestarle atención, me sobresalte totalmente; su labio inferior estaba temblando, mientras que sus ojos comenzaron a...

¿Qué estaba pasando?

Parpadeo varias veces de forma apresurada, antes de sorprenderme, saltando literalmente hacia mí para enredar sus delgados brazos sobre mi cuello, mientras escondía su rostro en mi hombro. Y no lo dude, lo apreté contra mí, sonriendo tanto que sabría que dolería la quijada por varios minutos, a pesar de asustarme al empezar a sentir mi hombro húmedo.

_ Tranquilo_ le murmure, meciéndonos lentamente para intentar calmarlo_ Ya estás en buenas manos… Prometo cuidarte y darte el amor que mereces si vienes conmigo… Con nosotros_ no necesite escucharlo, el apretó más el agarre y asintió presuroso, haciéndome soltar una lagrima incluso a mí.

Allí lo tenía; el pequeño retoño que tanto había buscado, y lo había encontrado de la forma más indicada.


_ Bien, este será tu hogar_

_..._

Así es, ya habíamos llegado a casa; de hecho, decidimos venirnos mucho antes de lo planeado a Alemania, a nuestra casa, solo para comenzar a trazar nuestra vida en familia, conmigo, Mikasa, y el pequeño ángel que apretaba fuertemente mi mano.

Agradecía al estado de Francia el no complicar toda la documentación de adopción, hasta podría decir que estaban ansiosos de tener listos los papeles para que no solo tuviera el pasaporte, sino también; figurarlo como nuestro hijo.

Nos sorprendió el hecho de que tuviera el mismo apellido que Mikasa, y de hecho, decidimos dejarlo así, además de no cambiar su nombre, ya que este, me parecía hermoso y adecuado.

Y apenas habíamos tocado tierras alemanas, nos dirigimos de inmediato hacia la alcaldía para poder obtener la ciudadanía de nuestro retoño, el cual, fue más rápido de lo que habíamos previsto, ya que este era menor de edad.

Levi Ackerman, el nuevo integrante de la familia, ahora estaba ingresando hacia su hogar tomando mi mano de forma temerosa, mientras que yo, con mi mano libre, llevaba una valija nueva y más grande delo que habíamos pensado; ya que decidí comprar su ropa en Francia, solo porque la ansiedad me estaba matando.

¿Y a quien no lo haría si no habíamos comprado absolutamente nada para nuestro hijo antes del viaje a Francia? Y si bien teníamos un par de habitaciones para invitados, las cuales estaban siempre listas; ninguna estaba equipada ni preparada para nuestro pequeño omega.

Porque así era, nuestro ángel era un omega, y o podíamos estar más felices por eso.

A pesar de los posible celos que tendríamos al pasar los años y que algún alfa venga a quitárnoslo de los brazos.

Pero es era algo que podría pensar luego de varios años, ya que Levi solo tenía ocho años.

_ ¿Qué te parece?_ le pregunte emocionado luego de abrir la puerta de la casa, dejando todo el equipaje allí mismo y soltando su mano para que pudiera analizar todo a gusto, pero no me lo permitió, agarrando ahora mi mano con sus dos manitos_ Tranquilo, puedes ir a ver lo que quieras, y si te pierdes, puedes llamarme_ le indique divertido, pero este se puso reacio a esa idea, haciéndome soltar una risa enternecida. Intente calmarlo acariciando su largo cabello, el cual luego le preguntaría si querría cortárselo o simplemente dejarlo así_ Mikasa_ le llame, llamando la atención de mi novia y de nuestro hijo_ ¿Podrías mostrarle la casa a Levi? Yo me encargare del equipaje_ una sonrisa adorno su rostro, confundiéndome.

_ Eren, creo que quiere que tú le muestres la casa_ esa declaración me hizo voltear a ver al más pequeño, viendo como me miraba insistentemente desde abajo, enterneciéndome y haciéndome tomarlo por debajo de los brazos, alzándolo mientras el enredaba sus bracitos en mi cuello.

_ Muy bien, bienvenido al expreso Jaeger; Soy el conductor Eren Jaeger y voy a llevarlo en un recorrido emocionante por toda la estancia, ¿Le parece correcto?_ indague de forma graciosa, viéndole levantar levemente las esquinas de sus labios, en una sonrisa casi nula, mientras que Mikasa me veía alejarme junto con Levi, viéndola feliz.

Ese día sería solo en inicio de muchos otros junto a nuestro retoño.


"Eren, lo estas consintiendo mucho; vas a volverlo un caprichoso"

Todos me lo habían dicho, incluso Mikasa, y no podían estar más acertados en sus palabras.

Vivía consintiéndolo, no solo comprándole cosas como ropa, o juguetes; sino que también lo mimaba como solo yo podía hacerlo, acariciando su cabello (recortado en un estilo militar, pero elegante, el cual él mismo había elegido ), teniéndolo en mi regazo todo el tiempo, y atacándolo con una lluvia de besos cuando salía de casa, cuando volvía a ella, al despertar en las mañanas y volver a dormir en las noches, o simplemente sin razón alguna, acompañándolo con cosquillas que, en los lugares exactos; lo hacían lagrimear de la risa.

Ya había cumplido los nueve años hace unos dos meses, cumpliéndose el primer año de la llegada de Levi a casa, y por favor, él era simplemente adorable.

Ya tenía un peso ideal, y aunque la altura era un poco más baja de lo que pensábamos, la pediatra lo había asimilado a la idea de haber permanecido mucho tiempo en su infancia son las vitaminas que necesitaba. Ahora su piel se veía más sana, y su cabello, tan negro como la noche, tenía un brillo y una suavidad inigualables.

El me dejaba aprender muchas cosas sobre si mismo, y yo las atesoraba mentalmente como si de un gran tesoro se tratase:

Efectivamente, el había nacido de Francia, pero no en Paris, donde lo habíamos encontrado. Él estuvo desde que nació hasta los cinco años en Lyon, Rhone Alpes, una región que limitaba con Italia, por lo que me explico, que sabía hablar el idioma de ese país también solo porque era normal para el tener vecinos de dicho país.

A veces Mikasa se molestaba con nosotros, porque teníamos ese lenguaje como un "código secreto", ya que Mikasa no había aprendido el idioma, y "aprovechábamos" para soltar algunos comentarios cuando, por ejemplo, estábamos todos juntos en la sala viendo una película. Pero conociendo a Mikasa, no tardaría en aprenderlo solo para saber de qué estábamos hablando, aunque solo fueran tonterías.

El había llegado a Paris gracias al hermano de su madre, luego de que esta sufriera de una grave enfermedad que te quitara la vida. El tío de Levi lo había llevado a la capital de Francia, para luego de un par de años, lo abandonara a su suerte. En ocasiones me preguntaba si quería matarlo por haber abandonado a un pequeño niño así como así, o estarle agradecido, por haberlo conocido y tenerlo aquí, en mi regazo, tomando una pequeña siesta que había acostumbrado a tomar. Y eso era algo que también había aprendido.

Él era muy dormilón.

Era como un pequeño gatito que solo con tener un lugar cómodo, o utilizaría para dormir. Y había descubierto que él estaba más que cómodo sobre mis piernas, mientras recargaba su pequeña espalda en mi pecho y abdomen, dejando su nuca sobre mi hombro.

Él es muy ordenado, le encantaba limpiar. La encargada de la limpieza no estaba contenta, ya que su horario disminuyo dramáticamente desde la llegada de Levi, disminuyendo así su salario, y aunque le hemos dicho que no se molestara en limpiar; él lo hacía de todas formas.

Tiene pequeñas manías, como cantar cuando nadie lo está viendo, insultar en francés cuando algo no le salía bien, jugar con sus dedos cuando estaba nervioso, chasquear la lengua cuando algo o alguien le molestaba o cuando se avergonzaba, acompañando eso ultimo con un sutil sonrojo y desviando la mirada; incluso tomaba una taza por los bordes y no por el "brazo" que se había diseñado para eso.

Cuando había una persona nueva en la casa, él era una persona bastante fría; solo saludaba a las visitas y se quedaba cerca de mí, interrogando con su fiera mirada al recién llegado hasta la hora de partir. Pero cuando estábamos solos, él era mas amable; llegando hasta a mí de forma rápida y se subirá para sentarse sobre mis piernas, esperando a que le abrazara confortadoramente, demostrándole que yo lo protegería de todo mal.

Aunque ciertamente, no tenía una relación tan estrecha con Mikasa como la tenía conmigo, y al inicio nos habíamos preocupado mucho por eso. Pero luego nos tranquilizamos un poco, ya que sabía que Mikasa no era muy estrecha con los niños, y a pesar de la frialdad con la que trataba a Levi, ella demostraba quererlo mucho; ayudándole con las tarea de la escuela (la cual había ingresado recién este año), corrigiéndolo en sus intentos de hablar alemán, o enseñándole a cocinar, cosa en la que él estaba sumamente interesado.

Él era un niño realmente obediente y educado, a pesar de que si algo le molestaba, mostraba un carácter totalmente contradictorio a su apariencia, soltando amenazas fuertes y golpes realmente duros, como me había advertido la directora de la escuela de Levi; la cual un día llamo totalmente alarmada para avisarme que mi niño había peleado con otros alumnos de su clase, unos Alfas brabucones los cuales muchos de los niños se quejaban de el por las insufribles bromas que hacían. Pero no me llamaban para decirme que Levi estaba herido, todo lo contrario;

Levi había molido a goles al molesto grupo de alumnos luego de un par de provocaciones por parte del "líder", dejándole con una nariz fracturada y un ojo morado a cada uno de ellos. Tuve que cambiar a mi hijo de institución para que los resentidos chicos no le hicieran nada. Aunque probablemente sufrieran un destino igual o peor que el que acababa de suceder.

Pero mejor prevenir que lamentar.

_ Sabes que eso no estuvo bien… ¿Verdad?_ él se encogió en su lugar, haciéndose más pequeño delo que era_ Me habías dicho que ese grupo de chicos te estaba molestando, si, tome medidas al respecto, hablando con sus padres, también. Pero sabes que la violencia no es una solución_ me miro desde abajo, mostrando un rostro apenado y un tanto desafiante, pero al verme cruzando los brazos y frunciendo el entrecejo se volvió una mirada llena de arrepentimiento_ Si, esos niños pudieron habérselo merecido, pero eso no justifica lo que hiciste_

_ Ellos gritaron que mi mamá era una ramera_ soltó en un susurro, disolviendo mi entrecejo fruncido por un segundo antes de arrugarlo aún más fuerte.

_ ¿Dijeron eso de Mikasa?_ gruñí molesto, pero lo vi ladear su cabeza.

_ No… Ellos saben que soy adoptado…_ su mano viajo a una velocidad asombrosa a su rostro, sacándole rápidamente el rastro de humedad que bajaron por sus ojos, contrayéndome dolorosamente el pecho_ Si soy una carga, puedes dejarme donde me encontraste, o mejor, no te molestes; intentare volver yo solo a Francia para no molestarte más_ su voz quebrándose fue lo peor que pude haber escuchado en mi vida, y cuando se apresuró a ir hacia la puerta principal, yo ya lo había derribado en la alfombra de la sala, dando a un forcejeo por parte de ambos; el intentando alejarse, y yo intentando retenerlo_ ¡S-Suéltame Eren!_ chillo molesto, tratando de apartarme con sus manos en mi pecho, siendo totalmente inútil_ … S-Suéltame… D-Déjame solo…_ y al escucharlo quebrarse más, solo lo abrace lo más fuerte que pude, haciendo que se quejara en un gruñido.

_ Escúchame, y quiero que me escuches bien_ le tome de los brazos y en un movimiento, quede sentado en flor de loto, mientras retenía a mi enfurecido ángel, sentándolo en mi regazo _ ¿Quién dijo que eras una carga?_ él se quedó quieto, mirándome por debajo de su flequillo, el cual guardaba esos dolidos orbes color plomo líquido, ahora más brillantes ante las lágrimas que intentaba retener_ Levi… Mi pequeño y lindo omega_ se sobresaltó al sentir mi mano sobre su mejilla_ No eres una molestia… Nunca lo serias, ¿Cómo puedes pensar que yo te dejare de nuevo en Francia, sabiendo que volverás a las calles frías y oscuras?... ¿Quieres volver a estar solo allá?_ él se mordió el labio, aguantando las lágrimas lo más que pudo_ Acaso… ¿No puedo hacerte feliz? ¿No soy alguien digno para ti?_ de forma rápida empezó a ladear su cabecita, revoloteando sus negros cabellos mientras apretaba sus pequeñas manos en mi ropa, haciéndome sonreír internamente, como último, decidí usar mi última carta_ Quieres dejarme solito, sin il mio bambino (mi pequeño niño)¿Tu realmente no quieres que sea tu padre?... ¿No quieres ser mi beau petit ange (pequeño y hermoso ángel)nunca más?_ esto, junto a un puchero, fueron suficientes.

Levi soltó un gemido herido, dejando libres esas cristalinas lágrimas de sus cuencas.

_ ¡No! ¡N-No!, ¡Si lo eres, si lo eres!_ balbuceo soltando un quejido lastimero, tomándome de las manos con una desesperación, besando reiterada y rápidamente los dedos de estas, para abrazarme fuertemente por mi cuello y llenarme de besos en las mejillas. Lo abrace tan fuerte como pude, tratando de no aplastarle del todo.

Aunque nadie supiera apreciarle.

Levi realmente era mimoso.

Y yo estaba mas que dispuesto en volverlo mas cariñoso de lo que ya era.

Porque yo amaba a ese pequeño ángel francés.


No serán mas de 4 capítulos, o eso espero yo