Me senté frente al espejo a ver fijamente el reflejo de aquella silueta oscura con unos toques carmines en la parte superior, se notaba la tensión en aquella habitación desde hace mucho tiempo, sin embargo siempre lo ignoré.
Bajé la mirada y observé con detención mis manos temblorosas y llenas de ese líquido rojo sabor metal que salía de los humanos -" ¿De verás lo hice yo?" - Me pregunté pensando y recordando cada movimiento que había vivenciado hace apenas unos breves instantes, -" ¿Cómo lo hice? "- me pregunte nuevamente sin lograr hallar respuesta para ninguna de las dos preguntas.

Alzé la mirada nuevamente al espejo y solo logré enfocar un par de manos pálidas tiradas en el piso -" Incluso después de muerta tienes esos delicados movimientos, ¿No?"- Me levanté de mi asiento y me acerqué lenta y cuidadosamente al cuerpo sin vida que yacía en el piso, levanté una de las manos y la deje caer esperando alguna reacción pero no ocurrió absolutamente nada. -" Como anhelo que te pares en este mismo instante y vuelvas a pelar como aquella noche. "- Pensé mientras me sentaba a su lado, le levanté el cuello y apoye su cabeza en mis piernas, su pelo era tan suave y olía exactamente como aquella noche. Recuerdo las discusiones cada noche, siempre me golpeabas con débilidad la nuca esperando que te pidiera perdón, también recuerdo aquellas veces que me mirabas con esa esperanza única en tus ojos y recitabas -" Yo se que tu no eres malo, yo confío en ti. "- Esas dulces palabras con esa hermosa voz que solo recordarla me ponía los pelos de punta. - ¿Ves que te equivocabas? Yo no soy bueno... - Comenté mientras acariciaba la cabellera gris platina con delicadeza, tomé uno de los pinches que tenía sujeto una pequeña trenza y lo saqué con cuidado de no hacerle daño. - ¿Este no te lo dio mi hermano? - Se notaba un leve tono de ira en mi voz, recuerdo cuando tú me gritaste - " ¿¡ Por qué eres tan celoso !?, ¡Él es solo mi amigo! "- Oh... bellos recuerdos, esos gemidos que soltaste cuando azoté tu cabeza contra el piso, una hermosa melodía sin duda.

- ¿Recuerdas la tarde que nos conocimos? ... nee... ¿Yui-chan ?- Mantenía mis ojos cerrados aún acariciando el cabello del cadáver que tenía en las piernas. - La recuerdo como si hubiese sido ayer, si... tú llegaste y me empezaste a hablar conmigo sin miedo alguno... ¿Recuerdas cuando te dije que nunca me enloquecería por una chica? ... - susurré entre dientes corriendo el cuerpo de la muchacha. - Pues... Perdí la apuesta... Yui-tan...-

Sentí un leve disparo mientras mantenía los ojos cerrados, por alguna razón mi nuca dolía como si me hubiesen enterrado algo. Abrí los ojos con cuidado y una luz me dejó parcialmente ciego por unos minutos, pestañee un par de veces tratando de quitar aquel resplandor que no me permitía analizar mis alrededores, -"¿Qué me había pasado"?- traté de articular algunas palabras pero nada salía.

- ¿Ayato-kun? ¿Vamos? - Su voz, era esa voz perfecta y delicada la que resonaba en mi memoria... esperen... ¿Mi memoria? pero si la lograba escuchar como si estuviese justo enfrente mio, -" ¿ Enloquecí aún más? ¿Ahora tengo Esquizofrenia? "- me pregunté a mis adentros. Al lograr enfocar divisé esa silueta perfecta y hermosa, ese cabello cortó y platino que me enloquecía con esos ojos lilas que resaltaban a la perfección. - Ayato-kun, ¡te vez muy mal!- La muchacha soltó una leve carcajada y me ofreció su mano vendada por completo. - Vamos... que se nos hará tarde...- Le tomé la mano y me paré a su lado, caminando con ella.

-" Pero... ¿A donde vamos? ..."- pensé y cerré los ojos. - Mientras esté a tu lado... no me importa donde ir.-

Todos mis recuerdos se hicieron espuma, la tenía a ella y eso era todo lo que necesitaba... todo lo que siempre necesité.