Los personajes de Naruto no me pertenecen.


Serena. Dulce. Pacífica. Hermosa. Aquellas características eran captadas por la lente de su cámara. La forma en la cual aquella joven sonreía dulcemente agradeciendo al mesero de ese restaurante. La delicada manera en la cual consumía con deleite aquel trozo de pastel. Su cámara captaba caprichosa cual si tuviera vida propia a aquella mujer. Aun a pesar de saber que quizás no debería hacerlo. No debería fotografiarla de tal manera sin permiso. Pero le era inevitable.

Sasuke se sentía atraído por todo lo que despertara su inspiración como fotógrafo. Y para su ridículo infortunio aquella joven lo hacía de una forma tan intensa que no podía evitar fotografiarla. Cómo se veía tan felizmente serena. Cómo llevaba hacia aquellos rosáceos labios cada trozo de pastel. No recordaba cuándo fue la última vez alguien despertó su inspiración de tal manera. ¿Por qué entre todo era justo aquella joven quien lo hacía? Ciertamente era hermosa pero existían mujeres más hermosas que ella. Entonces, ¿por qué era? ¿Era porque además de todo su forma de ser también le atraía cual Musa? Hyûga Hinata no solo era hermosa, era dulcemente bondadosa, siempre preocupándose por los demás. Una bondad y una dulzura a veces tan estúpidamente inocente que ya casi no veía en el mundo actual, y a pesar de esto poseía una fortaleza que pocos creerían. Así era aquella mujer. Y por esas razones además de tener la certeza de que esta había nacido para ser fotografiada, asimismo tuvo la certeza de que debía dejar de hacerlo. Más nunca debería fotografiar de tal manera a la hija de su jefe.

Sin embargo para cuando se dio cuenta se hallaba enfocando la cámara de nuevo captando nuevamente a Hinata, y por un instante deseo acercarse a aquella musa. Un deseo tan simple y a la vez tan intenso.

Aferró sus dedos con cierta tensión a la cámara resoplando molesto consigo mismo. La dejaría de fotografiar inmediatamente. Aquello no podía seguir así. ¿Qué estaba haciendo? ¿«Acosando» en cierta forma a la hija de su jefe? ¿Para qué la fotografiaba en realidad? ¿Qué se suponía que haría con semejantes fotos luego?

Estaba actuando de una manera tan absurda, tan ridículamente patética. ¡Cuán risiblemente absurdo era todo esto! Él, Uchiha Sasuke, «el hombre de gélido corazón» como muchas mujeres solían llamarle actuando así por una simple mujer. Esto terminaría, e indudablemente destruiría cada fotografía.

Mas, cuando los ojos de ella se desviaron hacia las mesas del exterior del restaurante donde él se encontraba, posándose en su dirección para finalmente darse cuenta de su presencia, y mostrar un ápice de sorpresa y timidez al inicio aunque esbozando luego una suave sonrisa de saludo al reconocerle, tras eso Uchiha Sasuke sintió su férrea voluntad, su reciente decisión tambalearse ligeramente.

Quizás podría seguir fotografiándola un poco más, ahora y en un futuro. Quizás no era necesario destruir aquellas fotos. E incluso quizá algún día osara pedirle a aquella joven musa que posara solo para él.