You call it Madness, I call it Love

You call it Madness, I call it Love.

Disclaimer: Twilight no me pertenece, al igual que sus personajes. Todo pertenece a Stephenie Meyer.

N/A: Espero que este fic tenga más popularidad que mis otros fics de Harry Potter. Pero si los quieren leer, estos son los id. Dirty Sexy James: 4081501. Y Gifts & Curses: 4094420. Los dos son de Harry Potter. Y si a alguien le interesa leerlos y dejarme un Review, le agradecería. Este fic está situado después de Eclipse. Se trata sobre todas las preparaciones para el matrimonio de Bella y Edward. Cada capítulo es visto desde el punto de vista de un personaje de la saga. Espero que les guste y que me dejen un review.

Importante: las cursivas son pensamientos.

R&R!!

º0º0º0º0º

Capítulo Uno: Amenazas.

Bella POV.

Tenía los ojos vendados y estaba en un lugar desconocido para mí. Alice me había pedido que la viera, ya que tenía que hablar algo sobre la boda conmigo. Y obviamente, era muy importante. Así que no podía esperar un par de días u horas. Suspiré.

-¿Ya puedo ver?

-Eres la persona más impaciente que conozco, Bella.

-No es mi culpa. Charlie y Renée me hicieron así.

-Entonces me quejaré con Charlie la próxima vez que lo vea.

-Como quieras. ¿Puedo ver ahora?

-Todavía no. Esme, ¿puedes cuidar de que no haga trampa?

-Será un gusto.

Esme puso con suavidad sus dedos sobre la venda que tapaba mis ojos. Alice había llamado a Esme y a Rosalie para que la ayudaran. Volví a suspirar.

-No es necesario, Alice.

-Sí, lo es.-dijo Alice.- Pude ver que querías hacer trampa.

-¿Esto va aquí?-preguntó Rosalie.

-No, va allá-le respondió Alice.

La curiosidad me mataba. Tenía muchas ganas de saber que estaban haciendo. Escuché mucho ruido de papel a mí alrededor. Quería saber lo que estaba pasando y lo quería saber AHORA.

-Alice…-dije perdiendo la paciencia.

-Ya va.

-No. ¡Quiero saber que está pasando ahora!

-¡Eres tan…!-comenzó a decir Rosalie.- ¡No sé como Edward tiene tanta paciencia!

-Es porque la ama.-le respondió Esme.

-Así es, es porque me ama.-me crucé de brazos.

-Eso no lo dudo.-dijo Rosalie. Alice soltó una risita tonta.

-Chicas, Bella se está aburriendo.

-Ya terminamos, Esme. ¿Estás lista para ver lo que tengo preparado?

-Obvio Alice, o sino no estaría aquí.

-No sabes lo que te espera…

-¡Rosalie!-la regañó Esme.

-Lo siento.

-Quítale la venda, Esme.

-Yo puedo hacerlo sola, Alice. Si es que Esme me quitara sus manos…

Esme quitó sus manos y pude quitarme la venda. Mis ojos se demoraron en adaptarse a la luz de lugar. Recorrí el lugar lentamente, fijándome en cada detalle de la habitación.

-Ejem, ejem.-carraspeó Alice. Volteé para mirarla y quedé boquiabierta.

-¿Qué es eso?-le pregunté apuntando a lo que estaba usando.

-Duh, tontita.-Alice sonrió, junto con Esme y Rosalie.- ¡Es mi vestido de dama de honor!

Alice llevaba puesto un corsé y una falda larga. Ambos de color dorado claro. El corsé tenía encajes y hacía que la perfecta figura de Alice, se viera aún más perfecta.

-¡Wow!-dije sorprendida. El vestido era hermoso y me había quedado sin palabras.

-¿Te gusta?

-¡Es hermoso!

-Que bueno que te guste. ¡Me demoré años en pensar el diseño!

-¿Cómo…cómo te decidiste?

-Rosalie.

-¿Rosalie?-pregunté.

-Ella me ayudó a decidir el color, el diseño, el encaje. ¡Todo! Fue de gran ayuda.

-Está hermoso, Rose.-dije mirando a la aludida.

-No es nada…

-Oh, vamos, Rose.-dijo Esme.- Cuéntale.

-¿Qué me cuente que?

-El vestido que está usando Alice…

Se detuvo. Al parecer, estaba dudando si me contaba o no.

-Es su vestido de matrimonio.-dijo Alice. La miré sorprendida.- El que iba a usar con ese tipo, King.

-¿Así era?-pregunté curiosa. Rosalie dudó.

-Exactamente igual, sólo que en marfil.

-¡Es precioso!

-Gracias, Bella.

-La verdad, es que me sorprendió cuando me lo diste a mí.-dijo Alice mientras bailaba por la habitación. Esme guardaba silencio, mientras sonreía al vernos conversar.

-Como estaba destinado a mi boda con Royce, nunca quise usarlo para mis bodas con Emmett. Por eso le propuse a Alice el diseño.

Rose detuvo a Alice y, con una mano, acarició el encaje del corsé.

-Hubiese sido una lástima que se perdiera.-susurró Rose.

-Así es.-dijo Esme.- Me encantó el encaje.

-Es hermoso, ¿cierto?

-Así es, Rose-dije.- ¿Dónde lo encontraste?

-Lo tenía guardado.

-Pero… ¿tu vestido no era marfil?

-Así es, pero mis damas de honor iban a usar el mismo encaje que yo en dorado claro.

-Entonces…-dudé en decir lo que tenía pensado decir.

-Alice estará vestida al igual que mis damas de honor, pero en otro modelo de vestido.

-Muchas gracias, Rose.-dije.

-No hay de que.

-¿Me lo puedo sacar o vamos a seguir agradeciéndole a Rose por su maravillosa idea?-ironizó Alice.

Rose, Esme y yo, pusimos los ojos en blanco.

-Sácatelo, Alice.-dijo Esme.

-Gracias, Esme.

Rose ayudó a Alice a sacarse el vestido. Mientras que Esme recogía todo el papel que había salido de la caja del vestido. Cuando todo estuvo ordenado, nos marchamos. Me subí al asiento del copiloto del Porsche de Alice. Esme se iría con Rose en su BMW.

Llegamos a la casa de los Cullen a los pocos minutos. Antes de marcharnos, Alice le había encargado a Edward que ayudara a Jasper a elegir el traje que usaría como el padrino de la boda. Alice apagó su Porsche y frunció el ceño.

-¿Qué hicieron ahora?-le pregunté.

Alice no me respondió. Salió del auto y se dirigió al auto de Rosalie. Abrió la puerta del conductor y miró enfadada a Rosalie. Esme salió tranquilamente del lado del copiloto, al igual que yo.

-¿Qué pasa, Alice?-preguntó dulcemente Esme.

-Lo mismo le pregunté yo, Esme.

Alice estaba enfadada, muy enfadada. Rosalie trató de leerle la mirada, para tratar de entender que era lo que estaba pasando. Rosalie suspiró.

-¿Qué hizo Emmett ahora?

-¡El estúpido de tu esposo entretuvo a los chicos!

-¿Qué tiene de malo eso?-le susurré a Esme, pero Alice me escuchó y volteó. Clavó sus ojos de vampiro en mí. Tragué saliva ruidosamente. Maldito súper oído de vampiro. Pensé.

-¡Que Jasper no tiene traje para tu boda!

-Esas cosas se arreglan, Alice.-Esme trató de calmarla, pero Alice estaba muy enfadada. Como era ella quien estaba planeando la boda, odiaba cuando la desobedecían.

-¡No!-gritó.

-Yo me encargaré de Emmett.

-No, Rosalie. Yo lo haré.

Alice salió disparada del garaje de la casa de los Cullen. Rosalie, Esme y yo intercambiamos miradas de preocupación. Alice era capaz de hacer cualquier cosa. Corrimos para cerciorarnos de que Alice no hubiese matado a los chicos. Obviamente, Esme y Rosalie llegaron antes que yo.

Los tres hermanos Cullen estaban en el jardín trasero de la casa. Como había llegado después, no sabía lo que habían estado haciendo. Pero me hice una idea al ver que Emmett sostenía un balón de fútbol americano en sus manos. Alice miraba a sus hermanos con una mirada asesina. Rosalie y Esme estaban a su lado para tratar de calmarla.

-Alice…-dijo Emmett.

-¡No me hables Emmett Cullen!-chilló Alice. Emmett retrocedió unos pasos.

-No te exasperes.-dijo tranquilamente Edward.- Sé lo que estás pensando y no fue culpa de…

-Sé muy bien que estás leyendo mi mente, Edward.-dijo con ira.- La próxima vez que me desobedezcan esto es lo que te pasará.

El rostro de Edward se tornó serio. Lo que Alice estuviese pensando, hizo enfadar mucho a Edward. Éste frunció el ceño y emitió un leve gruñido.

-No te atreverías…-susurró Edward.

-Oh, sí que me atrevería.

-¿Qué está pasando?-pregunté, pero nadie me hizo caso. Típico. Suspiré. Escuché las llantas de un automóvil detenerse sobre la gravilla de la entrada de la casa de los Cullen. Volteé para ver de qué auto se trataba. Era el Mercedes de Carlisle.

-Chicos.-dijo Esme.- Carlisle acaba de llegar.

-Ya saben…-comenzó a decir Alice.- Para la próxima vez que me desobedezcan, Edward sufrirá las consecuencias.

-Alice…-dijo dulcemente Jasper, pero Alice lo detuvo con la mirada.

-No ahora, Jasper. ¿No ves lo que causaron?

-¿Qué está pasando acá?-preguntó Carlisle.

-Nada.-se apresuró a decir Rosalie.- Emmett, a la habitación, ahora.

-Cómo digas, Rose.

Rosalie comenzó a caminar hacia la casa y Emmett la siguió. Como el obediente esposo que era. Carlisle observó a Alice y arqueó una ceja. Alice dio media vuelta y se marchó hacia la casa. Como Rosalie y Emmett lo habían hecho. Jasper salió corriendo detrás de ella.

-¿Esme?

-Te cuento todo en tu oficina, amor.

-Bella, Edward, si nos disculpan.

Carlisle y Esme se marcharon, dejándonos a Edward y a mí solos. Miré a Edward tratando de pedirle una explicación. Mi prometido suspiró y me miró dulcemente.

-No debes preocuparte por nada.

-Edward…

-Lo digo enserio. No pasa nada.

-¿Qué te mostró Alice?

-Nada.

-No te creo, Edward.

-Nada… importante.-agregó.

-Mentiroso.

Me crucé de brazos y le demostré que no me iba a mover de ahí sin una explicación.

-Eres muy testaruda, ¿lo sabes?

-Sí, lo sé. Pero no quiero hablar de eso, Edward. Cuéntame que fue lo que viste en la mente de Alice.

-Ya te dije, Bella…

-¡Detente, Edward!-le dije enfadada. Me miró seriamente, ya que sabía que yo estaba enojada. Inhalé y exhalé varias veces para contener mi enfado.- Nos vamos a casar en poco tiempo y yo no quiero que hayan secretos entre nosotros. Necesito que confíes en mí por una vez en tu vida y…

No pude continuar. Edward estaba presionando sus labios contra los míos. Maldito seas Edward, siempre tratas de zafarse de las conversaciones serias con un beso. No es que me moleste… ¡Concéntrate, Bella! Me aparté de mi prometido con dificultad.

-¿Qué pasa?-preguntó- ¿Es que ya no te gustan mis besos?

-El día que pase eso, será el día del juicio final.

Sonrió. Y eso hizo que todo el enfado que tenía, desapareciera.

-Ponte serio, Edward.

-Lo siento. ¿Qué me estabas diciendo?

-¡Como odio cuando haces eso!

-¿Hacer que?-preguntó inocentemente. Puse los ojos en blanco.

-Tú sabes que, Edward.

-Te juro que no sé de qué me estás hablando, Bella.

-¿Confías en mí?

-Obvio que sí.-con su mano derecha acarició mi mejilla.

-Entonces, ¿Por qué no me cuentas lo que te mostró Alice?

-Es que…

Lo miré suplicante.

-Ok.-dijo.- Alice me mostró en su cabeza lo que haría si volvíamos a desobedecerla.

-¿Y eso era…?

-Lo que iba a hacer para tu despedida de soltera.

-¿Qué tiene en mente?

-No lo querrás saber.

-Edward.-dije autoritariamente. Él suspiró.

-Si no le volvemos a hacer caso, te raptará y te llevará a Las Vegas. Donde buscará un club de strippers y te llevará allá. Al parecer, Rosalie también irá…ella se conoce Las Vegas al derecho y al revés.

-¿Las vegas?-pregunté con un hilo de voz. Edward se preocupó de mi reacción y me abrazó.

-No permitiré que eso pase, así que no te asustes.

Comencé a reír a carcajadas. Edward me alejó de su pecho y me miró extrañado.

-¿Las Vegas?-volví a preguntar.- ¡Que excelente idea! Nunca he ido a Las Vegas.

-¡No lo permitiré!

-No seas aguafiestas, Edward.

-Bella…

-No lo haré. No te preocupes.

-¿Estás segura?

-No voy a dejar que tus hermanas me rapten. Además, quiero tener mi despedida de soltera aquí, en Forks. Para que mis amigas y Renée vengan.

Me observó por un par de minutos. Y luego sonrió.

-Confío en ti, Bella.

-Más te vale.

Le devolví la sonrisa. Había comenzado a inclinarme hacia él para darle un beso, cuando escuché a Emmett gritar. Los dos volteamos para ver a Emmett saltar desde la ventana de su habitación en el segundo piso. Corrió hacia nosotros y se escondió detrás de Edward. Al principio no me había fijado en lo que llevaba puesto Emmett, pero luego, lo miré escandalizada. Emmett tenía puesto sólo su ropa interior. Edward iba a regañarlo, cuando escuchamos a Rosalie gritar.

-¡¡Emmett Cullen!!-chilló desde la ventana.- ¡¡Vuelve acá, cobarde!!

-¡¡Que no me agarre!!-nos dijo Emmett.

-¿Qué le hiciste ahora?-preguntó Edward.

-¿YO? nada, como siempre.

-No te creo.-le dijo Edward.

-¡¡Emmett!! Esta es tu última oportunidad…voy a contar hasta diez.

-Pídele perdón, Emmett.-dijo Edward. Pude notar en su tono de voz que le había leído la mente.

-¡Pero si yo no le hice nada!

-Diez, nueve… Vuelve, cobarde.

-¿Le dices nada a lo que le dijiste?

-¡Ella lo tomó mal!

-Ocho, siete…

-¿Qué le dijiste, Emmett?-intervine por primera vez en la conversación.

-Le dije que…bueno, que quizás…

-Le dijo que quizás podría teñirse de pelirroja.

Me llevé las manos a la boca para esconder mi asombro.

-¡Ella se lo tomó mal!

-Seis, cinco…

Emmett chilló. Edward negó con la cabeza.

-Heriste sus sentimientos, Emmett. Tú sabes que ella está orgullosa de su cabello rubio. Además, no entiendo para que le pediste eso.

-Cuatro, tres…

-Es que siempre fue mi sueño…

-¡Basta!-chilló Edward.- Bastante tengo con soportar tus asquerosos pensamientos. Anda y pídele perdón, ahora.

-¿Qué me va a hacer?

-Tiene pensado varios tipos de tortura. Pero creo que usará la abstinencia por un par de siglos.

Emmett ahogó un gritito.

-Hazte hombre, Emmett Cullen.-le dije.

-Dos, dos y medio… esta es tu última oportunidad, Emmett Cullen.

Antes de que Rosalie pronunciara el número uno, Emmett corrió hacia la ventana. Miró hacia arriba y comenzó a tartamudear.

-R-r-r-r-rose…amor…

-Di lo que tengas que decir.

-Lo siento, amor. No quise ofender tu orgullo de rubia. Me arrepiento de haber pensado eso. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida… Lo siento, Rose.

-Te perdono.

Emmett sonrió. A él no le costaba mucho convencer a Rosalie.

-Ahora sube que tenemos que terminar lo que estábamos haciendo.

Una sonrisa picarona apareció en el rostro de Rosalie. Emmett arqueó una ceja y ronroneó. De un salto, subió hasta la ventana de su habitación y entró. Rosalie cerró la ventana y corrió las cortinas.

-Ok, no quiero saber lo que estaban haciendo.-dije.

Edward rió a carcajadas.

-No es chistoso, Edward.

-Para mí sí lo es.

-Ríete mientras puedas. Yo todavía puedo aceptar la proposición de Alice.

Se quedó en silencio inmediatamente. Desvió la mirada hacia la puerta de la casa. En ese instante salió corriendo Alice. Llevaba una gran sonrisa en su rostro.

-¿Por qué presiento que me arrepentiré de haberla elegido como la planificadora de nuestra boda?

Edward rió.

-Demasiado tarde, Bella.

Me dio un corto beso en los labios. En ese instante llegó Alice. Me miró y puso una sonrisa boba en su rostro.

-¿Si, Alice?

-¿Estarás ocupada mañana en la mañana?

-No lo sé, ¿lo estaré?-pregunté mirando a Edward.

-No.-dijo.- Es toda tuya, Alice.

-¡Yupi!-exclamó Alice con felicidad.- Estaba pensando que podríamos hacer un "break" de todo esto de la boda e ir de compras. Sé que Rosalie nos va a acompañar.

-¿Compras?

-Así es.

-¿Para que necesito más ropa? Ya te encargaste de renovar todo mi closet.

-¡La ropa nunca es suficiente!

Suspiré. Sabía que Edward no me ayudaría a salir de ésta. Sólo porque lo había amenazado. Ja, miedoso.

-Como quieras, Alice.

-¡Yupi! Le iré a avisar a Rosalie enseguida.

-¡NO!-chillamos Edward y yo al unísono. Alice se detuvo en seco.

-¿Hay algo que debiera saber?

-Rosalie y Emmett…-dijo Edward.

-Oh.-comprendió Alice- Esos dos… ¡Su apetito carnal por el otro nunca se acabará! ¿Qué haremos con esos dos? Esto no puede ser normal, iré a hablar con…

Alice entró a la casa, haciendo que yo no la pudiera escuchar más. Edward sonrió. Él sí era capaz de escucharla quejarse contra el "apetito carnal" de Rosalie y Emmett. Suspiré.

-¿Te llevo a casa?-me preguntó Edward.

-Vamos. Charlie debe estar bastante preocupado.

Él rió. Me tomó de la mano y nos dirigimos hacia su volvo. Me abrió la puerta del copiloto y me senté en el cómodo asiento. Edward se subió dos segundos después. El viaje hasta mi casa fue rápido y silencioso. Antes de bajarme, le pedí a Edward que volviera.

-No lo sé, Bella.

-¿Cómo que no lo sabes? Siempre vienes después de dejarme.

-Es que Carlisle me pidió que no lo hiciera más hasta la boda.

-Oh.-dije apenada.- Me voy a sentir muy sola esta noche. Ya estaba acostumbrada a dormir entre tus brazos…

Hice pucheros para tratar de convencer a Edward. Me tomó la barbilla y me dio un suave beso en la frente.

-Estaré ahí si tú quieres.

-¿Aún cuando Carlisle se enfade?

-Aún cuando Carlisle se enfade.

-Genial, dejaré la ventana abierta.

Me bajé del volvo y le sonreí antes de cerrar la puerta.

-No te tardes-susurré mientras veía al volvo alejarse.

Entré a casa y tuve que explicarle a Charlie porque me había demorado tanto. Le expliqué lo del vestido, lo de los chicos y las amenazas de Alice y le conté que mañana tendía que acompañar a mi adicta hermana de compras. Él comenzó a reír. Después de un rato, subí a mi habitación. Me sobresalté al ver a Edward tirado sobre mi cama.

-Charlie está pensando en lo de la amenaza de Alice.-dijo suavemente. Me acosté a su lado y me acomodé dentro de la cuna de sus brazos.- Quedó muy intrigando. Mañana te preguntará con qué nos amenazó Alice.

-Ya le inventaré algo.

Me dio un beso en la cabeza.

-¿No quieres cambiarte?

-No, estoy muy cómoda.

-Como quieras.

-Buenas noches, Edward.

-Buenas noches, Bella.

Cerré los ojos y Edward comenzó a tararear mi nana. Me quedé dormida en pocos segundos con una gran sonrisa en mi rostro. Amaba dormir entre los brazos de Edward.

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Surfer Babe 69