1-Recuerdos recuperados

Hoy mi familia se comporta de manera extraña. Carlisle y Esme aun no han vuelto con Renesmee de cazar. Jasper y Emmett están más contentos que de costumbre. Alice esta más pesada con la ropa. Rosalie esta en su coche escuchando música y Edward….digamos que el pobre ha tenido que recluirse en nuestra habitación, pero lo raro no es eso si no que cada vez que le pregunto el por qué todos se comportan de manera extraña, me abraza y me dice: "Lo sabrás en su momento" luego me da un beso y se va antes de que consiga hacerle hablar. Así que ya veis, estoy sentada en el sofá sola viendo le televisión.

Ya me he adaptado a vivir con ellos, aunque sigo siendo reacia con el dinero y los regalos de cumpleaños. Si, habéis oído bien, regalos de cumpleaños. Veréis, nosotros siempre hemos celebrado el cumpleaños de Renesmee, pero un día Renesmee le preguntó a Alice cuándo era mi cumpleaños porque me quería hacer un regalo, entonces Alice le dijo que sólo celebrábamos el suyo, así que Alice decidió que celebraríamos los cumpleaños de todos. Así que solo Alice me hace regalos, aparte de Renesmee, ya que les hice prometer a los demás que no me regalarían nada. Cuando es mi cumpleaños tengo que irme de casa para no romper nada y tengo que esperar tres días para regresar. Seguro que os preguntaréis por que esperar tres días, pues fácil, durante esos tres días Alice es insoportable y la verdad, Edward no ayuda mucho.

Seguía en el sofá, viendo la televisión, cuando los fuertes brazos de Edward me agarraron y me estrecharon contra su cuerpo.

-¿Que haces aquí tú sola?

-Ver la televisión.

Estuvimos así abrazados durante unos minutos, que a mí me parecieron horas, hasta que decidió hablar.

-Es hora de irnos Bella.

-Pero Carlisle y Esme aún no han vuelto.

-Ellos ya están en la casa nueva.

Nos levantamos del sofá y nos dirigimos hacia la puerta del garaje cogidos de la mano. Antes de que Edward encendiera el motor del Volvo me miró con esos hermosos ojos suyos intentando leer lo que pasaba por mi cabeza y antes de que me dijera que apartara mi escudo para que pudiera leer mis pensamientos le dije:

-Voy a extrañar la casa- Dije mirando hacia el lado contrario de donde se encontraba Edward.

Puso su mano debajo de mi barbilla obligándome a mirarle, me miró con sus ojos dorados, y con un movimiento ya me tenía entre sus brazos. Yo estaba muy a gusto entre sus brazos, tanto que si no tuviera un oído de vampiro no hubiera podido oír lo que me dijo.

-No te preocupes, recuerda que volveremos, además creo que te olvidarás de este lugar cuando estemos en la nueva casa.

-Edward, sabes que no me gustan las sorpresas. ¿Por qué no me dices a dónde vamos de una vez?

-No, ya lo verás cuando lleguemos.

-Edward, por favor ¿si?

Sin contestarme encendió el motor y salimos de la casa, En cuanto salimos, empecé a mirar por la ventana, como siempre hacía cada vez que no conducía. Cuando me aburrí de mirar por la ventana, me volví hacia Edward, que seguía conduciendo. No hice ningún comentario sobre la velocidad a la que iba y apoyé mi cabeza en su regazo. Esta acción no le molestó, es más, parecía encantado, tanto que mientras conducía con una mano, con la otra me acariciaba el pelo y a la vez cantaba mi nana. No se cuanto tiempo estuvimos en la carretera pero cuando paramos me levanté del regazo de Edward para mirar por la ventana, pero lo único que vi fue muchos árboles. Me di la vuelta y le miré con una cara de ingenuidad y el me devolvió una mirada tranquila.

-Quiero que veas un lugar antes de ir a la casa.

Salimos del coche y observé el lugar. En frente del coche había una senda que se adentraba en el bosque y a los lados de la senda solo había árboles. Me fui andando hacia la senda, cuando Edward me cogió de la cintura y como no me soltaba me di la vuelta para mirarle.

-Bella ¿A dónde vas?- Me preguntó con una sonrisa.

-A ver ese lugar que querías que viera.

-Y ¿Quién te dijo que era por allí?

-Es el único camino- Edward ignoró mi comentario y me hizo señas para que subiera a su espalda.

-Súbete, así iremos más deprisa y podremos ir antes a la casa.

-Edward, sabes que no me gusta pero haré una excepción por esta vez.

-Cuando eras humana bien que te gustaba que te llevara, sobre todo los primeros días-me dijo mientras empezaba a correr por el bosque.

-Eso es mentira Edward y lo sabes.

-Pensaba que no lo recordabas.

-Lo acabo de recordar. Me acuerdo que me mareaba y me caí una vez y encima te reíste de mi.

En unos minutos llegamos a un claro, estaba oscuro, así que no pude distinguir todos los tipos de flores que había pero me imaginaba que a la luz del sol el claro sería hermoso, ya que en la oscuridad era bonito. Edward avanzó hasta la mitad del claro, mientras yo aún estaba en la entrada. Yo seguía expectante, mirando a Edward, que se sentó en la oscura hierba, me miró y me volvió a hacer señas para que me acercara a él. Fui titubeando hacia donde él estaba.

Cuando llegué me senté y le mire, me miraba con seriedad, como si estuviera esperando alguna reacción por mi parte. Mire a mí alrededor, ya que me parecía conocer este lugar. Me quede quieta, buscando entre mis recuerdos algo de aquel bonito lugar pero no encontré nada. Cuando me iba a rendir, vino a mi mente un recuerdo de cuando era humana. Era borroso pero pude verme a mí junto a Edward tumbados en la hierba de día.

Cuando termine de acordarme, mire a Edward, que estaba expectante y antes de que se diera cuenta, mis labios impactaron suavemente contra los suyos. Cuando nos separamos me miro con una sonrisa picara.

-¿Y esto por qué ha sido?

-Por ayudarme a recordar este lugar.

-Recuérdame hacerlo más a menudo.

-Entonces ¿vamos a vivir en Forks?

-Si -me respondió con una sonrisa.

-Y ¿Por qué dijiste lo de la casa nueva?

-Bueno, Esme ha remodelado la casa, sobre todo nuestra habitación y cuando Alice se dio cuenta empezó a ayudar a Esme.

-Oh, no Edward, ¡vámonos rápido!

-Y ¿Por qué tanta prisa?- Dijo con voz burlona.

-No quiero que Alice me haga un guardarropa nuevo- Dije mientras me levantaba de la mullida hierba.

-Vale, total tenemos que dormir pronto para ir mañana al instituto.

-¡Que gracioso!- Murmuré.

Llegamos al coche, nos montamos y emprendimos el camino de regreso a nuestro nuevo hogar.