Este fic iba a ser un one-shoot en el que participaría en el reto de Halloween: "Las Pesadillas de Moriah" de foro: Bajo la misma bandera, pero no me dio tiempo a terminarlo a tiempo, además de que quería hacerle un giro a lo que tenía planeado.

Por lo que he pensado en subirlo no como one-shoot sino como varios capítulos, no creo que sean más de 8, pero quien sabe jaajjaj si llegá la inspiración llega. Además debería ser un fic de terror, pero por ahora lo veo más bien suspense que terror, por lo que ahora lo pongo como género suspense, pero más adelante puede que cambie según lo que se me ocurra.

Disclaimer: One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda.

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La mujer de la habitación 23

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Como todas las noches, Law comenzó a hacer su guardia en el hospital. Aunque su vocación era salvar vidas, aquel día no le apetecía en absoluto trabajar. ¿La razón? Muchos pensaran que es porque los médicos tienen largas horas de trabajo y largas guardias nocturnas, pero en el caso del doctor Trafalgar, no se trataba de nada de eso. Él estaba más que acostumbrado a dormir pocas horas. Siempre tenía extraños sueños en los cuales se despertaba empapado de sudor y con la respiración agitada. Siempre tenía extrañas pesadillas, pero una vez despierto nunca las llegaba a recordar. Aquello era algo que le ocurría desde pequeño, tan pequeño que ni siquiera es capaz de llegar a recordar una noche que no le pasara eso.

Aquel día no le apetecía en absoluto trabajar. ¿La razón? Tras descartar la primera, algunos podrían decir pereza o algo parecido. Pero no se trata de nada de eso. Law no podía explicar el por qué, pero aquel día tenía un extraño presentimiento. Sentía como si algo le fuera a ocurrir de un momento a otro. Podía sentir como si alguien le estuviera vigilando desde cualquier sitio. ¿Por qué sentía eso? Ni siquiera el mismo lo sabía. De vez en cuando echaba la mirada hacia los lados, "debo estar volviéndome loco" pensaba y negaba con la cabeza cada vez que lo hacía.

Salió del vestidor con su bata de médico tras dejar sus pertenencias en su taquilla. Ni siquiera le dio tiempo a pasar de la secretaría cuando lo llamarón.

-Law- le llamó una enfermera de pelo rubio y corto- te necesitan en la habitación 23.- le comentó entregándole una ficha.

-Ahora voy Margaret.- contestó cogiendo lo que le entregaba.

Mientras caminaba a aquella habitación, el hombre comenzó a leer todo el informe médico que le habían entregado. Al parecer se trataba de una mujer que se había intentado suicidar.

Mientras iba subiendo hasta la habitación de la mujer, no paraba de preguntarse una y otra vez el por qué le habían llamado a él, Law era cirujano, y lo que aquella mujer necesitaba sería un psiquiatra.

El médico tocó la puerta antes de entrar. Cuando pasó pudo ver a una mujer de cabellos morenos dormida. Junto a ella se encontraba otra de pelo naranja con ojos llorosos, y a su lado estaba otra mujer de pelo verde que vestía una bata idéntica a la que llevaba él.

Law carraspeó la garganta llamando así la atención de ambas, ya que no se habían percatado de su llegada. Las dos lo miraron y la que llevaba la bata le dijo algo a la pelinaranja y le hizo unas señas a Law para que salieran al pasillo.

-¿Por qué me has llamado Monet?

-Esto se me está haciendo difícil Law. Sé que tu campo no es la psiquiatría, pero eres el mejor médico que conozco.

-¿Qué es lo que ha ocurrido?

-Según me dijo su compañera de piso, Robin nunca ha mostrado signos de querer suicidarse. No ha tenido ningún síntoma de estar deprimida o de tener alguna otra psicopatología y cuando se ha despertado no sabía que era lo que le había pasado. Es como si su mente intentara retener sus recuerdos.- Law la escuchaba mientras asentía de vez cuando- me gustaría preguntarte algo- hizo una pequeña pausa mirando al hombre.- ¿Alguna vez has tratado de entrar en la mente de alguien?

-Eso es imposible Monet.

-Pero ¿y si fuera posible? Sería lo que necesitamos para descubrir porque razón se ha hecho esto. ¿No te parece?- Law giró su cabeza para mirar la puerta de la habitación- Tratar de entrar a la mente humana, tratar de comprender desde dentro todo lo que ha ocurrido.

-Dime la verdad Monet- le contesto volviendo a observarla.- ¿Por qué has recorrido a mí?

-Porque sé que eres él único con la suficiente curiosidad médica y las suficientes agallas como para participar en esto. Yo no puedo hacerlo, tengo que supervisarlo todo desde fuera.

Law lo pensó detenidamente. Aquello era una completa locura, no sabía hasta qué punto podría llegar su compañera, pero eso era demasiado. Aunque por otra parte, el también sentía aquel deseo de indagar de esa manera. Nunca antes nadie lo había hecho, aquello era algo realmente nuevo.

-Me gustaría que antes me dejaras hablar con la paciente. Quiero saber hasta qué punto está diciendo la verdad y hasta cuál nos está mintiendo, si es que lo hace.- Monet asintió- déjame solo con ella.

Espero fuera unos segundos mientras que la médico sacaba a la acompañante de la habitación. Una vez haber hecho eso, Law entró para ver a su paciente y sonrió levemente comprobando que estaba despierta. Miro el nombre que traía en su ficha y después a ella.

-Nico Robin.- la llamó como si de ese modo le preguntara si aquel era su verdadero nombre- me gustaría hacerte unas preguntas, si no tienes ningún inconveniente, claro.

-Está bien, hágalas doctor.

-Me han dicho que no te acuerdas de nada de lo sucedido. ¿Podrías explicármelo con más detalle?- preguntó yendo directamente al grano.

-Yo, sinceramente no recuerdo nada. Tan solo me fui a la cama, como todas las noches, y me he despertado aquí.

-¿Dónde estuvo en las últimas horas?

-Estuve todo el día en la universidad donde trabajo en un laboratorio arqueológico. Después del trabajo, fui a la biblioteca a por unos libros y luego me fui a casa. Cene y vi una película con Nami y después me acosté.

-¿Ha tomado algún tipo de sustancias para conciliar el sueño, para estar más concentrado, o algo de ese modo?

-No. Nada.

-¿Ha cogido algo de comida o bebida que le vendieran?

-Solo en la cafetería de mi facultad. Pero soy la única que le ha pasado esto.- contesto mostrando su muñeca tapada con unas vendas.

Law se quedó pensativo sin saber que más preguntas podría hacerle a la mujer. Después pensó en lo que le había dicho su compañera. Tras una larga pausa, se decidió a hablar.

-Nico Robin, la doctora me ha dicho que quiere intentar con usted una medida que no está del todo probada, por no decir que se trata de un experimento en toda regla.

-¿De qué se trata doctor?

-De analizar su actitud desde el subconsciente. Pero en lugar de usar algún tipo de hipnosis, yo me introduciría dentro de sus sueños.- hizo una pausa observando a la morena para ver que reacción había tenido, pero ella tan solo lo seguía viendo seriamente- Para ello debemos inducirle en un estado casi de coma. Puede llegar a ser peligroso, pero creo que de ese modo podríamos averiguar lo que le ocurrió.

Robin lo miro a los ojos mientras escuchaba atentamente todo lo que el doctor le había dicho.

-Está bien. Estaré en sus manos.

-¿Está segura? Puede ser peligroso.

-Quiero saber qué es lo que me ha pasado.- le respondió con firmeza.

El médico asintió al escuchar aquellas palabras y se alegró de que fueran esas. Aunque no quisiera admitirlo, indagar dentro del subconsciente de alguien era algo que le excitaba. Nunca antes se había puesto las teorías del subconsciente en práctica de aquella manera.

Law salió de la habitación y se acercó a Monet.

-Quiere intentarlo.

-¿Y tú?- le pregunto la peliverde.

-Por supuesto.

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Horas más tarde, la peliverde le dio el alta a Robin. La llevaron a su casa dónde se quedaron los dos médicos con la paciente. Inducir a alguien en el coma, para mostrar una teoría casi descabellada, era algo que nunca se aprobaría en el hospital. Por eso mismo tuvieron que coger algunos aparatos médicos y llevarlos a casa de la morena.

Robin los guio hasta su habitación y esperó de brazos cruzados a que la peliverde terminara de colocar todo.

-¿Nerviosa?- le preguntó Law.

-Un poco.

Cuando terminaron de preparar todo, la morena se tumbó en la cama. Monet cogió una jeringa y le inyecto un líquido transparente. Robin observaba todo lo que estaba haciendo la mujer. Tras unos segundos, comenzó a sentir sus ojos cada vez más pesados.

-No te preocupes, yo estaré contigo- dijo Law comprendiendo el posible terror que podría tener la mujer de revivir lo sucedido anteriormente.

La mujer emitió un pequeño sonido para quedarse completamente inconsciente.

-Tu turno, Law.- le dijo Monet. Ella sacó un extraño aparato, puso unos electrodos en la cabeza de la mujer y luego otros al hombre.- te inyectare lo mismo que a ella. Yo vigilare todo desde aquí.

El médico asintió, se tumbó al lado de la mujer y cerró los ojos mientras esperaba a que la mujer hiciera todo.

-¿Estás listo?

-Sí.- tras aquello sintió un pinchazo en el brazo.

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Law abrió los ojos. Aquel había sido un extraño y aturdido viaje. Sintió algo de mareo, aunque sabía perfectamente que seguía estando dentro de la habitación de la mujer, parecía como si todo lo hubiera dado mil vueltas.

Miro a su alrededor, todo parecía estar oscuro, pero en un lado había una luz, pensó que probablemente se encontraba en alguna especie de túnel. Buscó a la mujer, pero al ver que no estaba en ninguna parte, comenzó a andar hacia la luz.

Una vez fuera, los ojos le escocieron ante el contacto con el día. Le parecía realmente extraño que estando tan poco tiempo en aquel túnel, sus ojos se hubieran acostumbrado a la oscuridad.

El paisaje que se encontró fuera era un bosque, pero le resultaba extraño ya que nunca había estado en aquel sitio. Los árboles eran muy frondosos, las piedras, árboles caídos y demás que estaban en el suelo se encontraban llenos de musgo y se podía notar que había una gran de humedad en aquel lugar. Miro al cielo y pudo ver cómo había una gran cantidad de nubes cargadas de agua que parecían querer descargar su lluvia en cualquier momento.

-Nico Robin- llamó a la mujer al no encontrarla por ninguna parte.- Robin ¿Dónde estás?- pero no obtuvo respuesta alguna.

El médico suspiro y siguió caminando (resbalándose de vez en cuando) y todo el rato estuvo llamando a su paciente. Tenía que encontrarla, aquel era un lugar fruto del subconsciente de la mujer, no podía perderse en él, sería demasiado peligroso estar solo en aquel lugar. Además, no tenía que olvidar que en aquel lugar era donde probablemente la mujer se había intentado suicidar, o eso era lo que trataban de averiguar, y le prometió que él estaría con ella.

De repente resbalo con el barro y cayó al suelo. O eso era lo que él esperaba. En lugar del suelo, para su desgracia, se encontró en un enorme precipicio. El médico, al percatarse de su situación, intento agarrarse a algo, pero nada funcionaba.

-Mierda- fue lo único que llegó a decir.

Law comenzó a caer en el vacío, un vacío que parecía que no iba a tener fin.

Law caía y caía en la oscuridad. "¿Cuándo acabará?" se preguntó atemorizado. No sabía que temía más, si lo que se encontraría en el fondo o que aquel tormento parecía no querer terminarse.

"¿Es este el fin? ¿Así voy a morir?" pensó con ironía.