Los personajes pertenecen a la señora Stepanie Meyer. La historia es idea mía.

Mi vaquero: Estar en tu mundo


Prólogo

El pequeño Edward, hijo del capataz de la hacienda caminaba cerca de la casa grande, su papi lo había llevado a su trabajo porque su mami tenia cita en el doctor y no podia llevar niños.

Su papi le dio una vuelta por su lugar de trabajo, hasta que lo dejó sólo junto al establo jugando con sus caballitos de juguetes, pero el aburrido desobedeció la orden de su padre y se puso a caminar en ese jardín taaaan grande siguiendo un pequeño conejo blanco cuando escuchó a alguien sollozar, curioso como todo niño se acercó y detrás de un gran árbol encontró a una linda niña llorando.

La observó por un rato inquietó, sintiendo un dolor extraño en su pecho al ver a la niña llorar.

—Porque lloras?—Le preguntó curioso.

La pequeña niña levantó la mirada de sus piernas y lo vio con unos hermosos ojos grises rojos y húmedos por el llanto, pero no asi menos profundos y hermosos.

—Porque mi papi me va a enviar lejos y yo no quiero dejar mis animalitos.

El pequeño Edward abrió grande sus hermoso ojitos azules.—Tienes animales?

Ella asintió con su pequeña cabeza.—Mi papi me regaló un caballo y mi mami un lindo conejito

Edward abrió su boquita sorprendido, el amaba los caballos—Yo tengo un perro llamado Stan

Bella lo miro sorprendida — A mi no me dejan tener un perrito, mami dice que muerden y papi que tienen muchas pulgas —susurro arrugando su nariz confundida, los perros le parecían bonitos.

Él niño bufo.—Stan no tiene pulgas, ni muerde

La niña volvió a llorar al recordar sus "mascotas"—Mis animalitos se quedaran solitos—sollozo hipando y tomando su conejo en sus brazos.

El pequeño no soportó verla llorar.

—Te prometo que yo cuidare tu caballo—dijo solemne.

La niña lo miro sorprendida.—Pero... Pero tu no sabés cuál es mi caballo

—Pero tu me lo puedes enseñar

A Bella se le iluminaron los ojos. —Si!

—Entonces vamos—Apremió ansioso por conocer el caballo de la niña bonita.

—Oh espera! No me has dicho como te llamas

—Edward. Me llamó Edward

—Mucho gusto Edward, me llamó Bella, este es tete, gracias por cuidar mi caballito.—agradecio tomando la mano del niño y dando un besó rápido en su mejilla.

—El que llegue último es un sapo—chillo echando a correr con las mejillas sonrosadas.

—EH tramposa —grito el pequeño Edward avergonzado, acelerando el paso para alcanzar a la niña bonita.

Un pequeño encuentro que marco sus vidas para siempre.

Desde ese día el pequeño Edward tomó el compromiso de cuidar el caballo de su nueva amiga, siempre buscando oportunidad para acompañar a su padre al rancho asta ser lo suficiente grande para poder ir a trabajar ahí y cumplir su promesa, porque un hombre siempre debe cumplir sus promesas, sobre todo si es un Cullen como decia su abuelita Eve.

De "tete" el conejo de Bella no pudo hacerse cargo, pues los padres de la niña cedieron a que ella lo llevará consigo.

Bella no volvió al rancho en mucho tiempo.

Edward cumplió su promesa y se hizo cargó de "muñeca" la yegua de Bella, de hecho de todos los caballos de la hacienda, primero cómo un peón, después siento el capataz y ginete de Swan.

Ambos olvidando con el tiempo que un día se conocieron.

Ambos viviendo y tomando caminos diferentes.

Soñando con unos ojos grises y verdes respectivamente.

Volverán a encontrarse un día? Recordarán la amistad que un día los unió? Llegaran a ser algo más?

Y este es el inició de una gran aventura... Si hay alguien ahí, gracias por acompañarme.


Perdonen las faltas de ortografía.