Capítulo 1
LOVE PARADE
Beta: Rukia Snape. Mil gracias.
Un punto para el alcohol y el mal juicio.
Es de público conocimiento que el alcohol tiene un efecto liberador, nos desprende de nuestros prejuicios y libera hasta lo más reprimido en nuestro ser.
O al menos, eso es lo que dicen.
Llevaba ya su décimo quinto trago, cargada en un vaso con forma de mini barril, con espumeante cerveza que se escapaba por los costados. Él descansaba una mano sobre sus espadas. Tres, para ser más precisos, mientras que la otra mano sujetaba con fuerza el contenedor del líquido.
No estaba borracho. De hecho, ni siquiera estaba entonado.
Y eso es lo que más confuso lo ponía.
Roronoa Zoro no sabía a qué o a quién culpar por su actual estado: sudoroso, agitado, con un calor irradiando desde la parte baja del abdomen. Lo único de lo que estaba seguro, era de que ya no podía verla, bailando de una manera descontrolada, aparentemente borracha entre unos desconocidos que de vez en cuando la manoseaban.
Definitivamente, algo andaba mal con aquella cerveza que estaba bebiendo.
¿Por qué demonios le molestaría que aquella mujer hiciera eso? No es la primera vez que aquella se comportaba de esa manera...
Hace unas horas habían llegando a una nueva isla en el Grand Line y deberían esperar a que el Log Pose fije el curso de nuevo. Para eso faltaban unas 8 horas aún. Tiempo suficiente para descansar y recargar municiones.
Cada uno por su lado, exploro la isla. Él, por supuesto, eligió la taberna.
Le sorprendió bastante verla ingresar minutos después, sin siquiera dirigirle la palabra, como si fuera un extraño.
Bueno, eso realmente no le importaba. Nami siempre sería Nami.
Al cabo de unos 40 minutos, notó que el ambiente de la taberna había cambiado. Los hombres silbaban y daban hurras desenfrenadamente.
Ella era el motivo de tal regocijo, bailando como una gata ante una pequeña multitud masculina.
Realmente no podría importarle menos lo que ella hiciera. Nami es una chica grande, sabe lo que hace. Pero esta vez, por algún motivo, ese razonamiento no funcionó.
No soportaba verla así, tan descontrolada. Frente a varios hombres.
Había estado observándola por un buen rato, entre trago y trago, hasta llegar al número 15. Su mirada sombría estaba fijada en la navegante del Thousand Sunny.
Zoro no resistió más. Aquel ardor en su abdomen, definitivamente, lo estaba causando ella. Pero en vez de aceptarlo, decidió culpar al alcohol.
Con las manos sujetando las katanas, se abre paso entre una multitud de hombres que rodeaban a la chica. La tomó del brazo y la arrastró hacia la calle con fuerza.
Ella no asumía por completo el orden de los actos.
Primero, la estaba pasando de lo mejor bebiendo y bailando en compañía de unos caballeros, que constantemente le recordaban que era una bella mujer, y ¡Dios! Que le hacía falta escuchar halagos por parte de alguien que no fuera Sanji-kun. No es que le molestara la atención dada por el rubio, era sólo que le parecía falsa. Cualquier mujer despertaba el amor y la pasión al cocinero.
Bailando. Tomando. Bailando. Coqueteando. Bailando.
Sí, eso fue lo que estaba haciendo... hasta que fue arrastrada por el ex-cazarrecompensas. Con cero de delicadeza a la calle.
Ex – cazarrecompensas = Zoro
¿Zoro?
La chica de inmediato reaccionó, se zafó de su agarre y lo miró con pura ira.
"¿Cuál es tu problema? ¿Quién te crees que eres para arrastrarme de esa manera, y humillarme frente a aquellas personas?"
Zoro la miraba confundido.
Era cierto. No era su problema que ella se comportara como una cualquiera.
Sin embargo, jamás admitiría que le molestaba verla de esa manera. Así que su orgullo dio lo mejor de él.
"¿Humillarte? Mujer, ¿te estás escuchando? ¡Te estabas prácticamente regalando a aquellos bastardos!"
Nami lo miro con disgusto y le dio la espalda. Decidida a volver a entrar a la taberna.
Su sorpresa fue tal al encontrarse presionada, contra una pared, en un callejón abandonado, con la falda levantada, sin bragas y con las piernas encaramadas alrededor de la cintura del ex – cazarrecompensas Roronoa Zoro.
Ella gritaba con cada embestida, sujetándose al cuello de su amante. Gimiendo descontroladamente como no lo había hecho en mucho tiempo.
Él, por su parte, dejaba escapar leves gruñidos, aumentando la fuerza y velocidad de sus empujes.
Las manos de la chica acariciaban su cuello, su lengua succionaba la oreja con pendientes. Eso lo motivó a devorarla con más fuerza.
Parecían dos animales copulando en la oscuridad.
La presión llego a su punto límite, cuando los fluidos y la fricción, dieron lo mejor de sí, liberando su semilla dentro de ella.
Ella por su parte, no había acabo aún, lo cual le hizo sentir superior. Quería que aquel hombre sucumbiera ante ella.
En realidad, no estaba particularmente interesada en aquel hombre, sólo quería un hombre esa noche. Alguien a quien someter ante sus encantos. Alguien que le recordara, que todavía era mujer. Nami se prometió nunca involucrarse sexualmente, y mucho menos, sentimentalmente, con alguno de sus nakamas. Pero Zoro la obligó a romper aquella regla.
Tras sentir el poder del orgasmo recorrer su cuerpo, la chica recordaba como fue que terminó en aquella situación.
Como Zoro no la dejó retornar, ella decidió darle a él el papel, que bien pudo haber cumplido cualquier hombre en aquella taberna.
Recordó como la giró hacia él y la besó con fuerza. Como la llevó hacia la oscuridad. Como la penetró sin gentileza. Como la hizo gemir con locura.
Ella misma se había impuesto *no cagar donde comía pero aquel maldito le había frustrado los planes, así que decidió ser su juez y su verduga.
Recuperando el aire, el muchacho lentamente sale de ella, permitiendo que se separen.
Se sube los pantalones y vuelve a colocar su faja con sus espadas.
Ella lo mira con los ojos entreabiertos, bajando y subiendo la cabeza debido a las grandes dosis de oxigeno que le hacía falta.
Zoro por su parte, le había dado la espalda, avergonzado de sí mismo, no podía asumir lo que acababa de hacer a su nakama.
"Nami, yo…"
Comenzó con inseguridad.
La chica por su parte, no deseaba escuchar ningún lamento post-coital, así que con toda la normalidad del mundo, tomó sus bragas del piso, se las puso de nuevo, acomodó su falda y lo interrumpió.
"Zoro, no pasa nada, nunca pasó nada"
Le acarició la mejilla y se alejó de él, dejándolo confundido.
No sabía si todo aquello fue culpa del alcohol o del exceso de testosterona que llevaba acumulado, lo único que sabía era que, aquella mujer, le había utilizado. Entonces para salvar su honor ante sí mismo, se convenció que todo fue a causa del alcohol. Aunque no estuviera borracho, todo fue culpa del maldito alcohol que lo obligó a tocar a esa mujer.
Se prometió a si mismo que nunca, volvería a suceder.
Glosario
*no cagar donde comía: Se refiere a la popular expresión no cames donde comes; la cual se refiere a no mezclar los negocios y el placer, ya que es los enredos laborales casi nunca terminan bien.
Notas del Autor: Bueno, ¿que le pareció? ¿Se entiende como van sucediendo los hechos?
Este es un estilo nuevo que estoy probando con mi nueva pareja favorita.
Tengo intenciones de hacer de Love Parade una serie de one-shots explicando el proceso entre Nami y Zoro, desde lo carnal hasta el amor.
Espero que les guste, quiero oír opiniones.
