Disclaimer: Ni la serie ni los cómics me pertenecen. Si fueran de mi propiedad, algunas cosas serían diferentes y ahora mismo estaría fumándome un habano envuelto en un billete de cien dólares (No fumo y no creo que me convirtiera en alguien tan snob, pero bueno)
Esta idea me ha venido "full force" gracias a la intervención de Andrew J West (Gareth) en el programa Talking Dead, y obviamente, gracias a ese grupo de cabezas locas con las que comparto desbarres sobre la serie (Gato, Acui, Cass, Hota…). No sé si va a ser un OS o algo multicapitular… De ser lo segundo, no sé cuándo actualizaré… No quiero engañaros.
Si me lo permitís, quisiera dedicárselo en especial a Cass por hacer que me encariñase con Gareth antes de que empezara esta temporada.
Este fic es un AU así que no hay zombis. Perdonad las erratillas...
Meet me at...
Bajó las escaleras del portal de dos en dos y echó a correr como alma que lleva el diablo calle abajo. Miró por encima de su hombro sorteando la mierda de un perro en mitad de la acera y vio su autobús acercarse a gran velocidad.
- ¡Mierda!- Masculló el chico aligerando más aún el paso intentando aflojarse la bufanda que se había puesto, regalo de su madre. - ¡Mierda!- Repitió lanzándose a la carretera a la par que el autobús comenzaba a acercarse a la parada. Alzó su mano derecha con intención de llamar la atención del conductor del vehículo.
Vio los cuatro intermitentes parpadear varias veces y cuando sus dedos ya tocaban la parte trasera del autobús, el conductor aceleró y se tragó una inmensa bocanada de humo del tubo de escape.
Se dobló sobre sí mismo, tosiendo como si la vida le fuera en ello, haciendo lo imposible para no devolver el desayuno allí mismo. Apoyó ambas manos en sus rodillas y cerró los ojos recuperando el aliento.
Un gran bocinazo le sobresaltó y se echó a tiempo a la acera librándose de ser atropellado, pero no de ser duchado por una ola de agua que el coche en cuestión había levantado al pasar a su lado.
Logró cerrar la boca a tiempo sintiendo el agua sucia recorrer su cara, descender por sus mejillas y colarse por el interior de su camiseta. Se apartó el agua sobrante con su mano, y la sacudió con energía.
- Mierda de día…- Dijo sin moverse del suelo, un brazo sobre sus ojos.
- Te podía haber dejado que durmieras en mi sofá…- Le dijo una voz suave.
Apartó el brazo de su cara y ladeó el rostro para ver a quien le hablaba. Frente a él con una expresión entre divertida y preocupada, una chica de cabello rojizo, le miraba.
- Anda, vamos.- Le tendió la mano que Gareth tomó para ayudarse a poner en pie.- Seguro que alguien puede dejarte una camiseta de repuesto.- Le dijo quitándole el flequillo de la cara para tras pensarlo unos segundos, revolvérselo entre risas.
- ¡Hey, estate quieta!- Refunfuñó él escurriéndose el cuello de la camiseta.
- Solo quería ayudarte, gruñón.- Le dijo la pelirroja alejándose de él.- Todavía estamos a lunes, no puedes estar ya cabreado.- Le guiñó un ojo y le indicó con un gesto de la mano que caminara a su lado.
No sin cierta reticencia teatral, Gareth echó a andar colocándose a su lado, cagándose internamente en la familia del conductor, del hombre del tiempo que no había dicho nada de la lluvia que en ese momento le daba algo de tregua y en sí mismo.
La chica le quitó varias gotas que se mantenían sobre la chaqueta en su hombro.
- El autobús está sobrevalorado.- Le dijo ella sin borrar la sonrisa de su cara.- Además, la cafetería está aquí al lado.
- Ando con el tiempo justo.- Le dijo Gareth con el ceño aún fruncido.
- Pues aligera el paso, chico.- Un codazo amistoso aterrizó en sus costillas y la pelirroja echó a correr siendo seguida poco después por un Gareth aún cabreado con el mundo.
Sortearon charcos, esquivaron gente que también como ellos se dirigía a su puesto de trabajo, cruzaron varios semáforos en rojo ganándose bocinazos e insultos de los conductores, y se salvaron la vida mutuamente en algún punto del trayecto.
Con el aliento entrecortado, Audrey se subió la manga de su chaqueta y examinó su reloj.
- Nos quedan 3 minutos.- Le dio una palmada amistosa en el estómago a Gareth y abrió la puerta de servicio por la que los empleados entraban cada día. - ¿Y mira lo que he encontrado?
Gareth entró tras ella y nada más girar el recodo del pasillo vio algo blanco volar contra su cara que cazó en sus manos. Cuando lo miró, vio que se trataba de una camiseta.
- Ya puedes dejar de poner esos morros.
Audrey le dirigió una nueva sonrisa y se acercó a su taquilla donde se deshizo de la chaqueta y sus zapatillas, calzándose unos zapatos más cómodos que le ayudaran a sobrellevar la larga jornada de pie sobre sus pies.
Gareth se quitó su chaqueta, la bufanda y la camiseta mojada metiéndolas todas en su taquilla. Un silbido a su espalda le hizo darse la vuelta, la camiseta seca pegada contra su pecho.
- Definitivamente te podría haber hecho un hueco en mi cama anoche en vez del sofá...- Audrey agitó las cejas de forma sugerente soltando una carcajada al ver al chico ruborizarse ligeramente.
- Déjame tranquilo, Audrey.- Se puso la camiseta con rapidez y cerró la taquilla.
- Una pena que pienses así, Gareth.- Dijo ella haciendo un mohín, cruzándose de brazos apoyada contra la puerta de su taquilla.- Estoy segura de que nos lo podríamos pasar bien. Peeero…- Exhaló un suspiro.- Supongo que hoy no estás lo suficientemente receptivo.- Dio una palmada enérgica.- ¡Se acabó el tiempo!
La chica se coló por la puerta que llevaba al local, tras la barra se encontraba la encargada quien miró al reloj y luego a ellos.
La culpa es de él que decidió echarse a dormir en la acera.- Se excusó Audrey colocándose el delantal verde en torno a su cintura y la plaquita con su nombre en la camiseta.
- Sí claro, todo es culpa mía.- Masculló Gareth entre dientes colocándose su delantal y la placa con su nombre a falta de una H.- ¿Aún no ha llegado la nueva?- Le preguntó a la encargada con ganas de que ese día terminara de una jodida vez.
- Todavía no.- Se disculpó ella con una sonrisa cordial recolocándose varios mechones rubios tras la oreja.- Llamaré para saber por qué el retraso.
Gareth asintió agradeciendo su gesto. Exhaló un suspiro y echó un vistazo a la puerta cuando esta se abrió anunciando la llegada de su primer cliente del día con el tintineo de la campanilla sobre la puerta. Haciendo gala de esa amabilidad y don de gentes que ese día parecía haberse esfumado de su ser, Gareth esbozó una amplia sonrisa y se acercó a la caja registradora.
- Bienvenido a Starbucks, ¿qué puedo ponerle, señor?
La verdad es que si me encontrara a Gareth al otro lado del mostrador del Starbucks no sé cómo reaccionaría exactamente… Aunque de seguro le pediría un buen cafelito y una muffin, ¿no venden hamburguesas en el Starbucks, no? Jojojojo
Espero que os haya entretenido/gustado esta… escena.
¡Nos leemos!
