NOTA: Este primer capítulo fue rehecho y publicado el día 13/10/2018, el capítulo original, que ya no está disponible, fue publicado el 23/10/2016.
¡Hola! Soy German, y me congratula presentaros mi nuevo fic, al que llamaré 'Especial' por razones que lograréis ver desde el primer capítulo.
Este fic lleva muchísimo tiempo en mi cabeza, prácticamente desde que comencé a escribir en esta preciosa comunidad. Espero que disfrutéis leyéndolo como yo disfrutaré escribiéndolo.
Sin nada más que decir, disfrutad de este primer capítulo.
Capítulo 1 – El don
'No es lo que te pasa lo que determina lo lejos que llegarás en la vida; es la forma de manejar lo que te pasa.'
-Zig Ziglar
Abre los ojos y mira a su alrededor, se había dado un buen golpe. La jaula en la que iba estaba prácticamente destrozada. Se acerca para analizarla y maldice en voz baja.
"Estoy perdido..." Se dice a sí mismo, en voz baja.
Recuerda lo que había ocurrido. Se había caído del coche de Linda y sus padres porque el maletero se había abierto repentinamente.
Mira a su alrededor, no sabe dónde se encuentra, sólo escucha animales y sólo ve árboles a su alrededor. Decide seguir la carretera, esperando encontrar Moose Lake al final de esta.
"No voy a llegar..." Piensa, pesimista. "Me voy a morir de hambre, o de sed..."
En ese momento, escucha un ruido. Mira alertado hacia todos lados pero no logra ver nada. Estaba muy asustado.
Sigue caminando. A los pocos minutos síntomas de hipotermia empiezan a manifestarse en su cuerpo. Quiere dormir, tiene sueño, pero sabe que no debe hacerlo, porque entonces jamás volvería a despertar.
"Voy a morir..." Piensa, a punto de llorar.
Tras dar dos pasos cae al suelo, evitando levantarse.
"Voy a morir..." Repite en su mente, se había dado por vencido.
Vuelve a escuchar ruido, aunque esta vez venían acompañados de gruñidos y pisadas de un animal.
Se levanta y se da la vuelta sólo para ver a un hambriento lobo que estaba dispuesto a atacarlo.
"Oh, dios, no..." Suplica Blu. "Por favor, déjame en paz..."
Las súplicas de Blu son inutiles, pues el lobo continúa andando.
"Por favor, déjame vivir, no te he hecho nada..."
El lobo enseña sus afilados dientes y se relame.
Blu está aterrorizado, no puede ni moverse. Simplemente se queda en el sitio, esperando su cruel final.
El lobo deja de caminar y comienza a correr con intención de matar a Blu.
Cierra los ojos, espera su muerte.
El lobo gruñe con rabia al tiempo que salta con intención de comerse a Blu.
En el último momento, su cuerpo esquiva al lobo de forma automática, una chispa se había prendido en su interior.
Blu abre sus ojos con determinación, que ahora eran de un un brillante azul oceánico.
El lobo mira confundido al guacamayo, pues ya no era de color azul, sino de color dorado.
Escucha el despertador y se despierta, abriendo sus ojos.
"Otra vez el mismo sueño..." Piensa Blu. "Llevo unas cuantas noches soñando con eso."
A pesar de que no recuerda el sueño, sabe que ya había soñado con ello.
Se levanta del cajón al que llama cama y estira sus extremidades. Aún con sueño, y bostezando regularmente, salta a la cama y apaga el despertador.
"Bueno, otro día más." Piensa, algo más espabilado.
Mira la hora, eran las 7:32, algo más tarde de la hora normal en la que se despertaba, Linda estaría esperándolo en la planta baja.
Se baja de la cama y sale de la habitación para dirigirse a las escaleras al final del pasillo. Las baja deslizándose por el pasamanos, algo bastante divertido.
"¡Buenos días, Blu!" Saluda Linda, la madre, mejor amiga y dueña de Blu, todo a la vez.
Blu chilla en forma amistosa y se sube a la mesa de un salto, esperando su desayuno.
"Tu chocolate estará listo en dos minutos." Dice Linda, metiendo una taza al microondas.
Mientras tanto, Blu decide encender la televisión para entretenerse un poco.
Pasa los canales con rapidez sin ver nada que le interese, hasta que se encuentra con un documental sobre lobos de National Geography.
Abre los ojos en señal de sorpresa, había recordado algo de su sueño.
Flashback
El lobo no titubea y, aunque sorprendido por el repentino cambio de color de Blu, arremete contra él una vez más.
Sin embargo, Blu salta con agilidad, incorporándose sobre el lomo del lobo.
El lobo trata, desesperadamente, de quitarse al guacamayo de encima, pero Blu no se cae.
Le da un fuerte picotazo en el cogote, haciendo que el lobo se retuerza de dolor.
"¡Ahora!" Piensa, bajándose de su espalda y comenzando a correr a una gran velocidad.
El lobo no persigue al guacamayo, le había dado un fuerte picotazo.
A los pocos segundos, Blu se detiene, cansado, no se había parado a pensar sobre su nueva apariencia.
"Que demonios..." Piensa Blu, mirando su nuevo color de plumas. "¿Cómo he hecho esto?"
Se percata de que no sentía todos los efectos de antes. No estaba cansado, no tenía frío, no tenía sueño.
Cierra sus ojos, intentando concentrarse, y puede sentir como vuelve a su forma original.
"¡Bien!" Grita, en señal victoriosa, al ver como sus plumas volvían a ser de un brillante azul oscuro.
Sin embargo, su celebración dura poco, pues vuelve a sentir mucho frío, acompañado esta vez de un fuerte dolor que se reparte por todo el cuerpo, y de un mareo que lo obliga a tirarse al suelo.
Tras unos cuantos segundos de espasmos y quejas, Blu se estabiliza.
"Dios, ha dolido mucho..." Se queja, tocándose varias partes del cuerpo.
Aunque adolorido, comienza a comprender su nueva habilidad.
Decide cerrar los ojos y ver si puede activarla una vez más.
Y, efectivamente, lo consigue.
"¡Sí!" Grita alegre. "Podría acostumbrarme a esto."
No desaprovecha su tiempo, y vuelve a correr, siguiendo la carretera. En menos de un minuto llega a la ciudad de Moose Lake, localizada en Minnesota.
"¡Lo conseguí!"
Vuelve a cerrar los ojos, intentando volver a la normalidad. Al hacerlo, vuelve a sentir un dolor físico general por su cuerpo. Entendía cual era el precio a pagar por usar esa fantástica habilidad.
"Aquí tienes tu desayuno favorito." Dice Linda, dejando una taza con chocolate en la mesa.
"¡Gracias!" Dice Blu, aunque Linda sólo entendiera graznidos.
La mañana transcurre de forma usual. Vivía en una librería que Linda abría cada día a excepción de los Domingos. Los clientes entraban y salían en busca de cierto libro y Linda los ayudaba. Así se ganaba la vida y, a decir verdad, no le iba nada mal, era una de las pocas librerías en su pequeña ciudad.
"Cuando termines el desayuno ve a lavarte el pico." Ordena Linda. "Y quiero que recojas tu habitación."
Era una madre en muchos sentidos. Blu asiente con la cabeza a regañadientes.
Tras acabar el desayuno, obedece a Linda y sube a la planta superior, yendo al cuarto de baño, que se encontraba al final del pasillo a mano derecha.
Entra y sube a un pequeño mueble de un salto, en el que se encontraba su cepillo de dientes. Echa un poco de pasta de dientes y comienza a lavar su pico mirando al espejo que se encontraba en frente suyo. Comienza a reflexionar sobre su sueño.
"Así es cómo conseguí mis poderes..." Piensa, mirando su ala. "Recuerdo que al volver a Moose Lake encontré a Linda llorando por haberme perdido, y al verme me abrazó tan fuerte que casi me mata." Revivía viejos recuerdos.
Termina de cepillarse el pico y se lo enjuaga.
Tras asearse, va a su habitación, que era realmente un desastre, comprendía a Linda cuando le pedía que la organizase.
"Bien, aquí vamos." Se dice a sí mismo. "Espero conseguirlo en menos de quince segundos."
Las plumas de Blu comienzan a cambiar de color a un dorado fulgurante. Sus ojos cambian a un azul brillante y su ritmo se acelera. Con velocidad, comienza a recoger toda su habitación. Se movía a velocidades imposibles de obtener para un ave como Blu. Recoge toda la sala en menos de un minuto, sin una gota de sudor en su cara.
Desactiva su habilidad. Su plumaje cambia de vuelta a la normalidad y sus ojos vuelven a ser de un color marrón café. Todo esto es acompañado de ese característico dolor y mareo que siente.
Tras el breve sufrimiento, se levanta y admira la habitación, que había quedado completamente limpia.
Sale de la habitación con intenciones de volver a bajar, mientras reflexionaba sobre su habilidad.
"Nunca me he parado a pensarlo, pero realmente he mejorado mucho desde que la descubrí." Piensa. "Recuerdo como tenía que concentrarme al principio para usarla y mis numerosos fracasos al no lograr hacerlo. Ciertamente he pulido este don que poseo."
Baja por las escaleras de un modo más tradicional, saltando de escalón en escalón.
"Nunca se lo dije." Piensa, mirando a Linda hacer sus cosas en la cocina. "Tampoco creo que sea necesario llegados a este punto, no es cómo si estuviera en peligro o algo así."
Termina de bajar las escaleras y Linda lo recibe con una mirada maliciosa.
"¿Has recogido tu habitación?" Pregunta Linda.
Blu da un graznido en respuesta afirmativa.
"Por fin relajación." Dice en su cabeza, yendo a la gran ventana en la librería desde la que se podía ver la ciudad.
Estaba calmado, pensando en sus cosas, cuando de repente ve a un hombre tambalearse en dirección a la librería.
"Es muy torpe." Blu se ríe, observando el baile que aquel hombre con gafas estaba realizando.
Las risas se acaban cuando este hombre divisa al guacamayo azul. Su mirada cambia completamente y, como si de una bala se tratase, se estampa contra el cristal, asustando a Blu.
"¡Aah!" Blu se asusta al ver al hombre en su ventana.
"¿Qué ocurre?" Pregunta Linda, al escuchar a Blu.
Linda ve al hombre con gafas en frente de la ventana tras darse un buen golpe. Lo invita a entrar.
"¿Se encuentra bien?" Pregunta Linda.
"He estado mejor." Dice el extraño hombre, acariciándose la nariz.
"Si usted lo dice..." Dice Linda. "¿Ha venido en busca de algún libro en particular?"
"Oh, no, no me malinterprete." Dice Tulio, acercándose a Blu. "He venido a buscarlo a él." Añade, señalandolo.
"¿A mi?" Pregunta, curioso.
"¿Cómo?" Pregunta Linda, creyendo que era un loco o algo por el estilo.
"Creo que no me he presentado como debería." Dice. "Me llamo Tulio Monteiro, soy veterinario ornitólogo."
"Encantado, Tulio." Dice Linda. "Ahora, ¿puede explicarme qué es eso que tanto le llama de mi ave?"
"Parece que no lo entiende." Dice Tulio. "Su guacamayo es un ave muy especial, es el último macho de su especie."
Blu, quién se encontraba nervioso por pensar que Tulio conocía su secreto, se sobresalta aún más al escuchar que era el último macho de su especie.
"¡¿Cómo?!" Pregunta Linda, incrédula.
"Como le estoy diciendo. Su especie se llama Spix." Informa Tulio. "Y resulta que hace poco encontramos una hembra, por lo que sería interesante que se conocieran."
Blu se ruboriza notablemente, comprendiendo a qué se refería el doctor de aves.
"Por mi genial, ¿cuándo la traen?" Pregunta Linda, inocente.
"Oh, no, no..." Trata de explicar Tulio. "El problema es que la hembra se encuentra en Brasil, en Rio de Janeiro. Vosotros dos tendríais que viajar a Rio."
"¡¿Qué?!" Grita Linda, sobresaltada. "Vale, Tulio, no podemos ir a Rio de Janeiro, es peligroso, y nunca hemos viajado."
"¡Siempre hay una primera vez para todo!" Se excusa Tulio. "Yo os llevaré por lugares seguros hasta el centro de conservación en el que tenemos a la hembra, no hay peligro alguno."
Linda parecía convencida.
"Pero, aún así, Blu ni siquiera sabe volar." Menciona Linda, Blu suspira desanimado al ver como Linda revelaba su secreto. "No puede ir a esa ciudad sin saber volar."
"¡¿No sabe volar?!" Pregunta Tulio, incrédulo. "Tonterías, está en su genética, basta con un pequeño empujón." Añade, agarrando a Blu y agitándolo con intenciones de lanzarlo al vacío.
"¡¿Qué haces?!" Pregunta Blu, alterado.
"No es una buena idea." Dice Linda, calmada.
"No te preocupes, el instinto siempre gana." Dice finalmente Tulio, arrojando al guacamayo.
Blu trata de batir sus alas sin resultado, dándose un buen golpe contra el suelo.
"¡Ay!" Se queja Blu, adolorido.
"Parece que no siempre gana el instinto." Ríe tontamente Tulio.
"Te lo dije." Dice Linda. "Mira, nos pensaremos si ir o no, ¿tiene alguna tarjeta o algo para contactarle?"
"Oh, claro." Dice Tulio, rebuscando entre sus bolsillos. "Aquí tiene." Le da una pequeña tarjeta con su número de teléfono.
Linda conduce a Tulio hacia la puerta mientras Blu lo miraba con enfado.
"Pero, por favor, piense su respuesta." Dice Tulio, con seriedad. "El futuro de la especie está en sus manos."
Tras decir eso, Tulio abandona la librería, y Blu y Linda se quedan finalmente solos una vez más.
Linda volvió a sus clientes y Blu pasó el rato como pudo, viendo la televisión, jugando con sus juguetes o simplemente admirando el paisaje nevado a través de la ventana.
Tras unas cuantas horas, la librería finalmente había cerrado.
"¿Quieres ir?" Pregunta de repente Linda.
Blu mira al suelo, pensando.
"Sabes que no te preguntaría si pensara que es peligroso." Dice Linda. "Creo que una pequeña aventura nos puede venir bien. ¿Qué dices?"
Linda se sienta en el sofá y Blu la acompaña, subiéndose a su lado.
"Quiero ir." Dice Blu. Linda, que sólo entiende graznidos, lo entiende como un sí al ver la cara de determinación de Blu.
Linda sonríe. "Llamaré a Tulio para confirmarlo." Dice, cogiendo el teléfono y marcando el número que pone en la tarjeta.
Tras una pequeña charla, Linda decide todo con Tulio.
"Nos vamos mañana a primera hora de la mañana." Dice Linda.
Blu abre los ojos sorprendido.
"Lo sé, es precipitado." Dice Linda, riendo levemente. "Ese Tulio está loco, pero creo que contaba con nosotros desde el primer momento."
Blu asiente con la cabeza. Era tarde, tenía sueño.
"Venga, vamos a dormir." Sugiere Linda, viendo a Blu bostezar. "Mañana será un largo día."
Blu obedece y sube por las escaleras junto a Linda. Cada uno se va a su habitación.
Blu apaga la luz, pone la alarma y se acuesta en su cajón-cama.
"Por fin podré demostrar lo que valgo." Piensa Blu, cerrando los ojos. "Dejaré de estar sólo y demostraré que este don es genial."
Y con ese pensamiento en mente, cae dormido con una sonrisa, porque por primera vez en años estaba emocionado por algo que podría cambiar su vida.
Bueno, hasta aquí el primer capítulo de esta historia.
Como siempre digo, las reviews, observaciones, críticas, como queráis llamarlo, son bienvenidas y agradecidas.
Un saludo, nos vemos en el próximo capítulo.
