Hola, la verdad es que es la primera vez que escribo un fic (o mejor dicho que subo uno), sé que no hay muchos fic de Buscando a Nemo en español, solo he visto como cuatro así que he querido contribuir con uno, quizás no sea una obra de otro mundo y tenga una que otra falta ortográfica pero espero que los pocos que la lean pasen un buen rato.
Advertencia: Humanizado y semi Au
Disclaimer: "BUSCANDO A NEMO" pertenece a Disney Pixar.
Marlín fue a recoger a Nemo a la escuela, algo no muy común ya que generalmente era Doris quien se encargaba, pero aprovechando que la oficina estaba de fiesta por el cumpleaños de su jefe, salió más temprano de lo normal. Sin embargo de camino a casa Marlín noto algo extraño en Nemo. Estaba inquieto, Nemo se lo quedaba viendo cuando creía que estaba distraído, como si quisiera preguntarle algo.
-¿Cómo estuvo la escuela?- pregunto Marlín en un intento por averiguar lo que le sucedía.
- Bien- respondió cortante Nemo. Marlín espero a que continuara, pero Nemo no dijo nada más.
Marlín se preocupó un poco, Nemo era muy parlanchín, todas las noches le contaba cada detalle de su día y ahora daba respuestas de no más de dos palabras. Luego de unos minutos reinados por un incómodo silencio, Marlín quiso volver a preguntar pero fue interrumpido por Nemo.
-¿Sabes papá? Ayer el maestro Raya por ser el día de la madre nos dio un tiempo para crear regalos para ellas, mis amigos recortaban tarjetas con dibujos animales y escribían algún mensajes dentro, yo elegí el pez payaso porque me parecía gracioso el nombre-Nemo sonrió al recordar los rostros emocionados de sus amigos, al terminar sus creaciones las mostraban orgullosos ante todos como si fueran la octava maravilla del mundo, y aunque a Nemo también le gustaba la actividad, no entendía el entusiasmo de sus compañeros, ¿Qué tenía de especial? Quizás era porque no nunca sabía a quién dársela, siempre las escondía de su padre y la guardabas en algún cajón, ya tenía uno lleno de ellas.
Martin solo trago en seco, ya presentía hacia donde se dirigía la conversación. Sin embargo Nemo aun no terminaba.
- Hoy en el recreo en cambio se dedicaron a relatar como reaccionaron sus mamas al ver sus tarjetas, el que más me gusto fue el de Sheldon , nos contó que la escondió en el baño de visitas y llamo a su mamá diciendo que una visita le dejo un regalito en el retrete, su madre se puso histérica y corrió con un cepillo de baño refunfuñando, cuando llego todo lo que encontró fue una tarjeta en la tapa del retrete diciendo "feliz día Madre" , dijo que su cara de sorpresa nunca la olvidaría - termino Nemo con una leve risa. Marlín solo lo escuchaba.
Nemo volvió a ponerse serio y mirándolo fijamente soltó la bomba.
-Papa, ¿Por qué no tengo mamá?- Fue la inocente pregunta de Nemo que dejo entumecido a Marlín. Su rostro perdió su color natural dejando un blanco casi cadavérico, no sabía que responder.
Nemo frunció el ceño con preocupación, su padre no se veía bien, parecía que en cualquier momento se desmayaría. Nemo ya estaba creciendo, ya empezaba a familiarizarse con cosas como la amor, la muerte, cosas de los adultos, el chico ya notaba que ese tema incomodaba a su padre, cada vez que alguien le preguntaba por su madre él se excusaba y se alejaba.
Nemo no quería incomodarlo. Pero esa duda le había estado molestando por largo tiempo.
-¿papá?- dijo Nemo zarandéalo un poco al no verlo moverse y con la mirada ida. Su padre por fin pareció despertarse de su letargo.
-Eh..Ne-mo, ¿porr-que n-oo dejaa-mos eso paa-ra.. otro mo-mento?- tartamudeó Martin sudando a mares.
-….Está bien papa-Nemo no quiso seguir presionando a su padre, tal vez no fue buena idea preguntarle.
Continuaron en total silencio. Ya en casa Doris los recibía con su habitual entusiasmo, solo Nemo devolvía el saludo, Marlín se excusó con que tenía mucho trabajo y se encerró en su habitación. Doris se extrañó de su comportamiento pero lo olvido rápidamente, se fue a preparar la cena para Nemo.
Marlín se encontraba sentado al borde de su cama con las manos en su cabeza pensando a mil por hora, sabía que ese momento llegaría pero nunca creyó que sería tan pronto. Se había estado preparando psicológicamente por años para hablar sobre ese suceso, pero apenas podía dar respuestas coherentes a desconocidos que le hacían al no verlo con pareja. Ahora su hijo se la hacía…
¿Cómo iba a hacerlo?, no lograba superarlo y dudaba que algún día pudiera. Sabía que lo mejor sería contarlo, pero simplemente no podía, con solo recordarlo un dolor inmenso le inundaba el pecho, como un aguijón clavado en el corazón, heridas que sangraban lentamente sin descanso y el miedo…no lo dejaba, su miedo al mundo disminuyo con la ayuda de Doris y los demás pero seguía ahí, débil pero no muerto, sus raíces aún estaban impregnadas en él, el temor de volver a perderlo todo, de que esa felicidad que tanto ansiaba vuelva a ser arrancada en un solo día. Como lo fue con sus hijos, su esposa…
Coral…
Marlín se giró hacia una pequeña cómoda al costado de su cama, abrió el ultimo cajón y revolviendo sus ropas saco del fondo una arrugada foto, en ella aparecía la imagen de una Coral sonriente abrazada por un Marlín más joven, lleno de vida, con ojos brillando de ilusión y alegría, recordaba a la perfección ese día, tenían una cita en el parque, ahí es donde le propuso matrimonio. Sus lágrimas de alegría lo conmovieron tanto que la lleno de besos con tal de que parara. Ella avergonzada lo empujaba riendo mientras se secaba las lágrimas.
No había día en que no pensara en ella, en su memoria estaba grabada su risa, sus gestos, cada detalle de ella que lo atraía. Cuando la conoció, no se imaginaba que le traería tanta felicidad a su vida, de una forma tan imprevista entro en ella, había sido nuevo en el pueblo, un universitario recién graduado empezando a conocer la vida, vivir solo no le fue fácil, peor cocinar para sí mismo, en el mercado nunca encontraba las verduras que decía la receta, todas le parecían iguales, ya casi dándose por vencido, ella viene a socorrerlo, le explico con paciencia todo los alimentos y sus vitaminas pero el solo la observaba embobado.
Después de algunas veces de estar encontrándose en el centro comercial, algunas casuales y otras no tanto se volvieron amigos, ella todos los días lo ayudaba a escoger las verduras, él la escuchaba atento aunque aquellas nunca fueron de su gusto. Un día la misma Coral lo invito a salir al cine, él se convirtió en el vivo retrato de un tomate mientras intentaba decir algo coherente, Coral en medio de muchos sonidos sin sentido logro distinguir el sí.
Ella feliz de que acepto lo abrazo y salió corriendo despavorida a la salida gritando que no llegara tarde. La dichosa cita no salió como lo planeo, quedo como un tonto, se tropezaba con todo, sin querer hizo que los sacaran de la sala y se metió en una pelea callejera cuando uno de los gamberros insulto a Coral, terminando todo ensangrentado y vomitando sobre el gamberro todo el contenido de su estómago.
A pesar de todo eso, Coral le dijo que había sido la mejor cita de su vida y que le encantaría tener otra con él. Marlín creyó que había perdido la cabeza.
Si, era un recuerdo muy atesorado, pero no le llegaba a la altura a los malos.
Como deseaba volver a verla, hablar con ella, besarla, decirle cuanto la amaba, como quisiera estar con ella, aunque sea solo un segundo, quería disculparse por no poder protegerla. Oh, si tan solo hubiera sido más fuerte, si tan solo hubiera sabido que eso pasaría nunca hubiese comprado esa casa en ese barrio de alto renombre. Pero ya no servía de nada seguir en él hubiera, Ella jamás volvería, no importa cuánto deseara, nada podría revivirla.
Un auto recorría por un vecindario de esos que aparecen en los folletos publicitarios, los niños jugaban con total libertad, las madres hablaban de los últimos chismes, las familias servían parrilladas en sus jardines, era un ambiente tranquilo.
El auto se estaciono frente a una casa de dos pisos pintada de crema con garaje, terraza, era la casa perfecta, del auto bajo apresurado un hombre de cabello anaranjado a abrirle la puerta a su esposa embarazada, por el tamaño de su barriga era más de uno, la mujer se bajó con dificultad pero con una sonrisa estampada en la cara, el hombre fue a la parte trasera a sacar a sus dos hijos bebes de la sillas especiales y los dejo en un coche para gemelos, a su esposa la ayudo a llegar a la entrada.
A los bebes los dejaron en la sala y el esposo mostraba emocionado la casa, se habían casado hace un año pero por falta de fondos vivían en un apartamento alquilado, cuando los gemelos nacieron había sido un verdadero martirio y cuando volvió a quedar embarazada Marlín supo que ese apartamento era muy pequeño para su familia en crecimiento. Trabajo día y noche, horas extras, se rompió el lomo para comprar una casa que le costó una fortuna. Pero ella lo valía.
Los dos se dirigieron a la sala y llevaron el coche a la entrada para que los bebes tomaran aire fresco. La pareja los veía con amor mientras discutían los nombres para los que estaban por venir.
-Coral si son niña se llamaran Coral Junior, si son niños Marlín Junior, y ya está- decía Marlín quien no se le daba muy bien eso de los nombres, a los gemelos los nombro igual que sus padres con el junior incluido. Coral solo rodó los ojos ante la pobre originalidad de su marido.
-Me gusta Nemo- dijo Coral tocando su barriga con gentileza.
-Nemo- repitió Marlín pensando en el nombre, que no se le hizo mucho problema- Esta bien, pero que los otros se llamen Marlín Junior.
Los dos continuaron conversando, empezó a surgir algunos recuerdos, Marlín con aire juguetón empezó a perseguir a su esposa que dio la vuelta entera a la sala con tal que no la cogiera, claro que todo a paso lento, con esa barriga apenas podía caminar. Ella termino saliendo de la casa, Marlín la siguió pensando que ya la tenía.
Se sorprendió de que el vecindario estuviera en silencio, los niños, las familias, todos habían desaparecido, había escuchado el rumor sobre una hora muerta en ese vecindario pero nunca le hizo caso, al parecer si tenían razón, no había ni una sola alma, su expresión de desconcierto se convirtió en una de horror al ver a su esposa parada en el portal con una mirada asustada. De pie en la vereda estaba un gamberro vestido de ropa sucias y harapientas, estas dando la apariencia de no haber sido lavadas desde que la compro, sostenía en su mano de forma amenazadora un cuchillo, no hablaba, pero no hacía falta, el atisbo de locura en sus ojos les revelo que esto no era un simple robo.
-Coral entra en la casa- le ordeno Marlín. Coral no respondió solo se quedó viendo a los gemelos que dormían plácidamente en el coche, inconscientes del peligro.
-Coral yo iré por ellos, estarán bien, pero tú debes entrar en la casa YA- le exigió ya casi gritando. Estaba desesperado, temía por su esposa. Coral parecía haberse quedado sorda.
De la nada Coral se acercó a toda velocidad al coche de los gemelos, el gamberro casi al mismo tiempo se acercó a ella apuntando con el cuchillo. Marlín evito el choque y logro desarmarlo con un buen empujón tomándolo desprevenido. Pero eso no lo hizo menos peligroso, el gamberro tenía el triple de músculos que él, llevó sus enormes manos a su cuello y comenzó a estrangularlo, Marlín sostuvo sus manos intentando que el aire llegara a sus pulmones, escucho a su esposa gritando con desesperación, ella no sabiendo que más hacer le tiro una piedra de tamaño de su puño dándole en la espalda, el gamberro aflojo el agarre para mirar a la responsable , Marlín aprovecho su distracción para propinarle con todas sus fuerzas un golpe en la nariz.
El gamberro finalmente lo soltó mientras se agarraba su nariz llena de sangre, después de parpársela, soltó un gruñido salvaje y del suelo volvió a recoger a Marlín quien todavía no se recuperaba del intento de estrangulamiento, lo arrojó con furia al cemento de cabeza dando directo con una roca al azar, la inconciencia lo recibió.
Despertó con un dolor de cabeza tremendo, su visión estaba nublada, se palpo la coronilla y sintió sangre seca con algunos chorritos que nacían de su herida, poniéndose de pie se tambaleo al pórtico, por la poca claridad del cielo, diría que estaba a punto de anochecer. De pronto un pensamiento lo hizo reaccionar.
-Coral- pronunció su nombre en un susurro para luego llamarla con más fuerza, en la entrada unas cuantas gotas de sangre le dieron la bienvenida. Eso alarmo en gran manera a Marlín quien sintió claramente como el pánico lo envolvía, una parte de él no quería entrar, no quería ver…lo que sea que este ahí dentro. Pero debía encontrar a su esposa. Con respiraciones forzadas ingreso a la casa.
-Coral- volvió a llamar entrando en la sala, luego la cocina, después el comedor, a los cuartos siempre a paso lento, abría cada puerta con pavor temiendo encontrarse con algo espantoso pero no había nada, estaba limpia y vacía como toda casa comprada hace poco. Una rayo de esperanza cruzo por su mente, quizás Coral había podido huir, puede que haya ido a la policía que no se tardaran en llegar. Marlín siguió creando explicaciones optimistas sobre la ausencia de su esposa, pero muy dentro de sí, sabía que solo eran eso. Pero todo cambio cuando llego al baño.
La puerta que daba muestras de había sido forzada estaba manchada de sangre en el intermedio, en la parte baja un charco de sangre ya algo seca venía desde adentro. Eso hizo desfallecer a Marlín, su corazón parecía a punto de estallar, le costaba respirar, pero siguió armando falsas esperanzas. Solo tuvo que dar un ligero empujón para abrirla pues la chapa estaba completamente destruida, lo hizo con una dolorosa lentitud al compás del rechinar de la puerta de madera. Cuando ya casi la abría totalmente cerro los ojos con fuerza, no quería ver, no quería confirmar lo que ya sabía.
Se quedó en esa misma posición un rato sin atreverse a respirar, sus pulmones reclamaron oxígeno, en una larga exhalación se obligó a relajarse un poco. Abrió por fin sus ojos y deseo nunca haberlo hecho.
Ahí frente a él se hallaba el cuerpo de su esposa, estaba llena de cortaduras pero la del cuello rebelaba que aquella fue la causa de su muerte. Sus ojos miraban al vacío aun llenos terror con la boca abierta, al parecer murió gritando.
Se acercó más y vio el cuerpo de sus hijos mutilados, a los dos le faltaba alguna parte de su cuerpo. La sangre estaba por todos lados, sus zapatos se embarraban de ella, Marlín no pudo aguantar el choque, cayo de rodilla mientras daba sollozos atronadores. A lo lejos sirenas se escuchaban.
Marlín despertó de golpe todo sudoroso, no recordaba cuando haberse quedado dormido. Pero deseaba no haberlo hecho, ese día que le había atormentado por años seguía martillando en el con fuerza, pero hacía ya un tiempo que no tenía esa pesadilla, como hace un año fue la su ultima vez. Tuvo que ser por la pregunta de Nemo.
Si escuchar una simple pregunto lo puso tan nervioso no quiere imaginarse como actuara cuando le cuente la historia completa a Nemo.
Continuara.
