Nota de misu: No va a
haber otro capítulo, por más que lo pidan. ¿Porqué? Es muy simple... porque
así es más bonito. Esperemos que no se enojen o se lo tomen a mal, si no que
entiendan que mientras más chiquito, mejor (además que dará más tiempo de
escribir más fics diferentes )
Que lo disfruten!
- - - EL PRIMER CHOCOLATE - - -
Primero, solo habían sido unas cuantas palabras, para ponerse de acuerdo con la
poción. Luego vino la plática, y ahora reían como viejos amigos. Un asco.
Sirius los veía con recelo desde el fondo del aula. No soportaba verlos
sonreirse. Se sentía traisionado, nunca pensó que Remus podría amigarse con
uno de ellos... y menos con Severus. Sintió un nudo en la garganta.
La clase terminó. Sirius fue a reunirse con Moony para ir a la cocina a pedir
postres, como de costumbre. Pero se paró en seco, atónito, cuando vio que
Remus y Severus salían de las masmorras juntos, conversando animádamente rumbo
al Gran Hall.
Hacía tanto tiempo que eran amigos (cinco años, para ser más exactos), y
nunca se habían peleado, nunca se habían dejado solos, nunca se habían hecho
llorar. Y ahora... ahora Remus lo abandonaba, sin importarle en lo más mínimo.
" - Hola - me saludó un
chico - ¿me puedo sentar aquí?
- Si quieres... - de todos modos, el chico ya estaba sentado.
- ¿Que haces? - preguntó asomándose a mi cuaderno - Ah, la tarea. ¿Necesitas
ayuda?
- No gracias - respondí con desgana. No soportaba que la gente me hiciera
pláticas forzadas, cuando sabían perfectamente que prefería estar solo.
- Bueno. ¿Seguro que no te molesto?
En ese punto, solté la pluma con brusquedad y levanté a mirada.
- ¿Que quieres? - le pregunté"
Era luna llena. Remus
había abandonado la sala común hace algún tiempo.
- Ya es hora - dijo James, después de consultar su reloj.
- No iré - anunció Sirius, sin tomarse la molestia de levantarse de su cómodo
sillón.
- ¿Porqué? - preguntó Peter - ¿te sientes mal?
- Estoy cansado - mintió Sirius
James sacó la capa invisible, y se cubrió con Peter.
- Como quieras - dijo Prongs, antes de salir por el retrato.
Sirius se dirigió al dormitorio, y se dejó caer en la cama. Hace una semana que Remus y Severus se llevaban
bien, y ahora pasaban el día prácticamente juntos.
Las pocas horas que Moony le dedicaba a sus amigos eran las lunas llenas. Sirius
sintió una punsada en el estómago, de solo pensar en ello. Odiaba a Severus.
Lo odiaba por robarle a su mejor amigo, y se vengaría de él a cualquier
precio.
"Lo había visto alguna vez cuando entraba con sus dos amigos haciendo un
escándalo en la sala común, pero era la primera vez que me fijaba realmente en
él.
Tenía el cabello negro, largo y brillante como un animal. Sonreía ligeramente.
Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos. Eran azules - índigo,
me atrevería a decir - penetrantes, y, al mirarlos, sentí que podría
navegar en ellos por el resto de mi vida.
Hesité un momento, pero la timidez me venció y volví a mi cuaderno."
Allí estaban, juntos,
como siempre, riendo en el Gran Hall. Sirius hizo un esfuerso por contener su ira,
y trató de escuchar lo que decían.
- Tengo que irme - dijo Lupin, mirando inquieto al cielorazo
- En ese caso, nos vemos mañana - le respondió Severus, y lo acompañó
a la puerta del castillo
Remus se alejó, y Padfoot aprovechó para acercarse a Snape.
- Siempre se va temprano, ¿verdad? - dijo, sonriendo en la oscuridad, se le
acababa de ocurrir una exelente idea - ¿sabes por qué?
-No, y no me interesa, Black - respondió Severus cortante - no me quiero
meter en su vida privada.
- ¿De veras? Yo siempre pensé que uno tiene que conocer a sus amigos, sobre
todo a ese tipo de amigos.
- ¿ Que quieres decir, Black?
- Nada... mejor me voy, no quiero quitarte tu precioso tiempo.
Se alejó unos cuantos pasos.
- Black, vuelve acá!
- No, ven tú.
Snape gruñó.
- ¿ Me vas a decir porfin que te traes? - dijo Severus
- Ya que insistes... - dijo Padfoot con una sonrisa maliciosa ...
"El silencio nunca me
había molestado antes, pero ahora me parecía demaciado incómodo. El chico se
inclinó, metió una mano en su mochila, y sacó una tableta de chocoloate,
envuelta en papel de estaño.
- ¿Quieres? - dijo, tendiéndome un pedazo.
- No gracias - le respondí - no me gusta el chocolate.
Recordé la última vez que lo había probado. Fué justo antes de enterarme de
que nunca más podría disfrutar de una luna llena. "
- ¿Porqué lo hiciste? -
Remus entró furioso a la sala común (donde estaban Sirius y Lili conversando
tranquilamente).
- ¿Que cosa? - preguntó Sirius inocentemente
- ¡Como si no lo supieras! Casi lo mato, casi cometo un homicidio por tu culpa.
- ¿Sabes qué? No me importa - Sirius cerró su libro con un golpe, y subió la escalera que daba a los dormitorios.
- ¿Que le pasa? - preguntó Moony
- No sé... - respondió Lili - pero quizás si estuvieras más tiempo con
él lo sabrías.
¡Claro! Era tan obvio que Remus se preguntó cómo no lo había pensado antes.
Subió las escaleras con paso seguro, pero toda su seguridad se desvaneció
cuando tocó la perilla de la puerta. La abrió, y caminó indeciso entre
las camas, hasta llegar a la ventana en la que Sirius se apoyaba.
" - Nadie puede decir eso - me regañó con un tono bromista - al
menos cuando estoy yo. Vamos, pruébalo.
Me metí un pedazo a la boca. Amargos recuerdos regresaron, formandome un nudo
en la garganta.
Me forcé a tragarlo. Al pasarlo por mi garganta, desizo el nudo, y me sentí
reconfortado.
Me sonrió, y le devolví el gesto. "
- ¿ Porqué lo hiciste?
- le preguntó suavemente Remus
Sirius no respondió.
- Es por Severus?
Sirius gruñó.
- No pensé que te afectaría... no tanto.
Remus se acercó y se sentó al lado de Padfoot. Este fijó su vista en su estrella.
- Si te molesta, puedo dejar de verlo, pero no te vayas... - su voz se
quebrantó - porque realmente te necesito.
Una lágrima silenciosa rodó por la mejilla de Remus.
- Y yo a ti...
Moony rompió a llorar. Padfoot lo abrazó tiernamente.
- No te preocupes, jamás me iría sin ti.
Moony se soltó de los brazos de Sirius, y lo vio a los ojos, como la primera
vez.
Sirius contempló sus labios que temblaban aún. Sus ojos dorados brillaban a la
luz de la luna y un mechón blanco caía sobre su frente.
Se acercó lentamente, y lo besó. Sabía a chocolate.
